23 septiembre 2009

Una familia discreta

Santiago González

En ‘Johnny Palillo’, una divertida comedia de Benigni, el protagonista viaja a Palermo. En el aeropuerto lo recoge un chófer de aspecto patibulario, el vivo retrato de Luca Brasi, que le va explicando las peculiaridades locales: “lo peor de todo, la más terrible de todas las plagas, que desacredita a Sicilia a los ojos del mundo, que enfrenta a familias con familias y hermanos con hermanos ¡es el tráfico!”

En Benidorm, la plaga siciliana son las mociones de censura: madres contra hijas y viceversa. Al consumarse la de ayer no pude evitar un sentimiento de piedad hacia la familia Pajín, cruelmente atravesada por la pasión política de la madre y el sentido del deber de la hija. ¿Y el pobre señor Pajín? Su papel entre su mujer y su hija es un drama como el que reflejaba el título de una obra que Arthur Kopit escribió en los dorados años 60: ‘Oh, papá, pobre papá, mamá te ha encerrado en el armario y a mí me da tanta pena’.

Víctor Márquez Reviriego escribió una serie de brillantes crónicas en los primeros años del Congreso, en las que bautizaba a las familias políticas como especies. Las clásicas, los ‘solanáceos’ y los ‘bustélidos’, repartían a sus individuos por diferentes nidos políticos, lo que no les impedía celebrar armoniosas comidas de familia los domingos. Ellos inventaron la transversalidad.

El modelo de familia en la España de Belén Esteban son los ‘pajínidos’, actores de un melodrama de pasiones políticas e intereses urbanísticos con acompañamiento de all i oli. Ellos son una de las cinco familias que cortan el bacalao en Benidorm desde hace 20 años. A pesar de las graves divergencias que han llevado a esa madre a desobedecer al partido y a su propia hija que encarnaba la ortodoxia, no se ha oído una palabra más alta que otra, no hemos visto lo que Arcadi Espada llamó con acierto el “aire suburbial” que Leire Pajín pone en sus reyertas. Qué discreción.

Es una rareza del lío de Benidorm. Al PSOE se le van doce concejales como doce apóstoles y nadie les hace el más leve reproche. Ni una leve incomodidad porque los tránsfugas usen el apellido socialista. Todos consideran que para tránsfugas, los del PP. Lean como lo dice la hija desobedecida: “Mi partido cumple sus compromisos en todas las ocasiones, a diferencia del Partido Popular, que no los cumple nunca”.

Pajín se expresa a menudo de forma categórica, que es la que mejor transmite sus verdades apodícticas. Otra cosa es la relación de éstas con los hechos: Desde la aprobación del pacto contra los tránsfugas en 1998, se ha vulnerado en 138 ocasiones, 80 veces el PSOE y 58 el PP.

Otra particularidad es la querencia socialdemócrata por las analogías tontas. Que un vicepresidente del Gobierno y el portavoz del Grupo Parlamentario coincidan en que lo más relevante del golpe de mano pajínido en Benidorm es la moción de censura que llevó a Zaplana a la alcaldía en 1991 es admirable. Éste es un juego de trileros, pero el asalto de Zaplana a la alcaldía a lomos de tránsfuga se produjo siete años antes de que se firmara el Pacto Antitransfuguismo. Es un matiz. ¿Se unirá la familia –socialista-en coalición para las elecciones de 2.011? Es un suponer.

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