31 diciembre 2008

Pagano, que no laico

Santiago González

Parecía que el asunto de la financiación autonómica se le presentaba cuesta arriba a Zapatero, en su roce con Montilla, pero le bastó recibir a algunos presidentes de Comunidad, regalarles la oreja como sólo él sabe hacer con las visitas y zas, en menos que se tarda decirlo, la crisis había pasado a aumentar la brecha que ya había de por sí entre Mariano Rajoy y Esperanza Aguirre. Un artista, ya digo.

Una vez aceptada la primera premisa (la crisis es del PP) vayamos a la segunda: la única manera de que todas las Comunidades se queden satisfechas con la nueva financiación es que todas reciban más dinero. Ni una sola puede quedarse como está, so pena de que su presidente caiga en depresión profunda y se queme a lo bonzo en lo alto de un edificio emblemático de su Comunidad: si es el de Castilla-León en el Acueducto de Segovia; si el de Extremadura, en el Teatro Romano de Mérida y si fuera el gallego, en lo alto del pórtico de la Gloria.

Esto es lo que comúnmente se entiende por un juego de suma cero. Si alguien gana, alguien tiene que perder. El presidente dijo el viernes que todas las comunidades ganarán porque "van a tener más recursos que compromete el Estado…” Esa es la cuestión. Sólo hay una manera de que la suma de las partes pase del 100% al 140%: que alguien ponga el 40 que falta, y ese alguien es, naturalmente, el Estado, que, si bien no es todavía en puridad un estado laico, sí puede ser considerado pagano con toda justicia.

Va a aumentar la transferencia de los principales impuestos a las autonomías (IVA, IRPF hasta el 50%, Impuestos especiales hasta el 58%). No hay riesgo alguno de que las CCAA hagan uso de la capacidad normativa de que disponen para poner impuestos nuevos o elevar los que gestionan, con el fin de aumentar sus recursos y mejorar su financiación. Nuestras autonomías están especializadas en el gasto, no en recaudación, con la salvedad expresa de las dos forales, que no son precisamente un modelo en la observancia del principio de equidad invocado ayer por Pedro Solbes.
No es un asunto de menor importancia que la cesión de impuestos en las proporciones señaladas pueda convertir algunas comunidades en superavitarias. Esto no es en sí mismo un problema. Pueden pedir consejo a Euskadi y Navarra sobre qué hacer con el dinero cuando nos sobra, aunque este periódico publicaba el domingo pasado algunos ejemplos notables de lo que la inventiva autonómica puede llegar a idear para gastar hasta el último céntimo del contribuyente. Pero sí resultaría un curioso concepto de la solidaridad y la cohesión territorial que, mientras a algunas autonomías les sobra el dinero, el Estado tenga que incurrir en déficit para cubrir las necesidades básicas de las otras. Contra lo que parece pensar el Gobierno, los ciudadanos no somos sólo beneficiarios de servicios autonómicos, sino también los paganos de ese Estado dimisionario y de las embajadas y los gastos suntuarios de algunos representantes autonómicos.

La cesión de impuestos tiene un problema añadido, que reduce las herramientas del Estado frente a las crisis. De los instrumentos clásicos: política monetaria y política fiscal, la primera se la hemos cedido a la UE y la segunda la estamos repartiendo entre las Autonomías. Es en época de crisis cuando cobra especial sentido la definición de Economía que explican los manuales clásicos: ciencia que trata de la asignación de recursos escasos y susceptibles de usos alternativos. En una de sus dos legendarias tardes, Jordi Sevilla debió leerle la primera página del Basil J. Moore o del Paul A. Samuelson.


27 diciembre 2008

Variaciones sobre el empate

Santiago González

El Euskobarómetro venía ayer a plantear el necesario intríngulis para que las próximas elecciones autonómicas tengan el aliciente de lo inesperado. La encuesta es interesante, queridos y queridas, aunque luego está lo que votan los ciudadanos y eso es lo que cuenta.

Destaca sobre todos los datos la espectacular ganancia en escaños del PSE, que está en disposición de empatar con el PNV. También el partido-guía aumenta su representación parlamentaria, aunque sólo aparentemente. Si bien es verdad que ve aumentar su grupo de 22 a 26-28 escaños, debe tenerse en cuenta que había concurrido a los últimos comicios autonómicos en una extraña coalición con Eusko Alkartasuna, en la que el PNV ponía los votos y EA se llevaba los escaños. Todo el mundo sabía y todas las encuestas decían que los siete puestos que el partido de Garaikoetxea ocupaba en las listas conjuntas con posibilidades de pillar, aumentaban en tres o cuatro los que obtendrían por sus propios méritos y con sus propios votos.

La pérdida de cinco escaños alkartasunos hace que la suma PNV-EA repita en la práctica los resultados de los últimos comicios: los 29 que obtuvieron se quedarían en 28 o subirían a 30. Saber por qué la dirección de EA ha puesto tanto ahínco en concurrir en solitario es uno de los misterios más insondables de la política contemporánea. Puede ser que entre las virtudes de la nueva dirección alkartasuna no figure en lugar destacado el instinto electoral, puede que la pulsión suicida no sea sólo un arrebato individual, sino un impulso colectivo; ahí tienen el ejemplo de la secta Heaven’s Gate en el rancho Santa Fe, permítanme que no ponga más ejemplos. Los populares resisten con ligera tendencia a la baja, a pesar de la crisis que supuso la retirada de María San Gil, mientras Madrazo repite resultados con sus tres escaños, sin que la moderna politología acierte a explicarse el por qué.

Una de las grandes conclusiones que nos ofrece este sondeo es el fiasco del tripartito. Ibarretxe no puede repetir ni ampliándolo a cuatro. El genio de Madrazo, un abrazo, sugirió una solución brillante: que los socialistas vascos sumen sus escaños a los del actual tripartito para forjar una mayoría potente. Ingenioso, ya digo, pero improbable. Hago un repaso por los menos dotados de la dirección socialista y no encuentro a nadie tan estúpido como para tomarla en serio.

La cuestión quedaría pes, reducida a las siguientes combinaciones posibles de Gobierno: PNV+PSE, PNV+PP; PSE+PNV; PSE+PP. En estas cuatro posibilidades de coalición hay una que parece repetida, pero no lo está. Aquí no vale la propiedad conmutativa; el orden de los factores sí importa y uno de los más importantes es a quién le van a conferir los votantes la responsabilidad de abrir el baile. Si la primera minoría es del PNV, sus dos posibilidades quedan reducidas a una: gobernar con el PSE. No es imaginable que Juanjo Ibarretxe pacte con el PP. Es algo más verosímil la idea de que el PSE acepte ser el socio de Gobierno del partido-guía. Es cierto que Patxi López ha negado hasta enronquecer la posibilidad de ser vicelehendakari de Ibarretxe, pero eso podría arreglarse si lo es Rodolfo Ares, un suponer.

Si los socialistas obtienen una representación parlamentaria mayor que la del PNV, serán otros López los encargados de abrir el baile. Por lo dicho hasta ahora, cabe imaginar que su opción preferida es pactar con el PNV, apartando a Juan Josué Ibarretxe del acuerdo. Sería una condición dura para el partido-guía, pero más cornás da el hambre, ya lo dijo el Espartero. Y más humilla la intemperie, después de casi 30 años de estar en el machito. Patxi tiene también el recurso del PP, aunque se ve que no le gusta: el gobierno le iba a quedar algo maketo y a él le tira la transversalidad, salvo que los nacionalistas se le pongan alkartasunos y los populares se lo hagan muy barato.

De aquí a las elecciones falta aún el trámite judicial al que han de enfrentarse los dos principales candidatos a partir del 8 de enero. Este dato debería situarles en posición de empate, pero los nacionalistas se mueven mejor en el ambiente de Semana Santa. Van a explotar sus capacidades victimistas hasta donde puedan. ¿Tiene razón López al decir que nadie se cree ya ese papel de víctima que utiliza Ibarretxe? No debería confiarse. Hay gente a la que le gusta oír siempre el mismo cuento y mucho me temo que están en mayor medida entre los que van a votar a Ibarretxe que entre los que piensan votarle a él. Otra incógnita es si esta vez colará alguna lista blanca, según denuncia Urkullu, tan contrario a la Ley de Partidos, tan temeroso de que se incumpla.

26 diciembre 2008



El medio es el mensaje (real)

Santiago González

En fechas como éstas, la televisión vasca repite un clásico que lleva ya 25 años en antena con gran éxito de público: se sienten las réplicas sin que se haya producido terremoto. El día 24, por la noche, ETB nunca retransmite el mensaje del Rey. A la hora en que el resto de las televisiones empezaban a emitir las palabras del Jefe del Estado, ETB ofrecía la cabalgata del Olentzero, un carbonero borrachín que es el encargado de llevar los juguetes a los niños vascos. ¿Hay algo más radicalmente republicano que sustituir a tres reyes magos de Oriente por un carbonero euskaldun y algo dipsómano?

Esto sería un acto muy coherente: los españoles tienen Rey y los vascos, Olentzero, si no fuese porque el ‘Teleberri’ de Navidad cuenta siempre, (ayer también, claro) entre sus noticias de apertura, con las reacciones de los políticos locales a las palabras del discurso real que los televidentes no pudieron seguir en Euskal Telebista. El resultado ha sido más o menos el de siempre: el PNV ha lamentado la ausencia del derecho a decidir, el PSE y el PP se han mostrado muy conformes con los amables lugares comunes del mensaje, incluida esa metáfora semoviente de “tirar del carro”, tan emparentada conceptualmente con la de “arrimar el hombro”. Luego, los portavoces menores –que ya es decir- de Eusko Alkartasuna, Ezker Batua y Aralar han hecho profesión de fe republicana. El portavoz de Madrazo ha estado especialmente sembrado, al decir que él no tiene interés en el mensaje hasta que se anuncie la disolución de la monarquía y quede inaugurada la Tercera República Española.

La televisión autonómica catalana sí emite el mensaje y ésta es probablemente la causa de que los vascos les lleven varios cuerpos de ventaja en la cosa reivindicativa. Otro gallo les cantaría si suprimieran el discurso real y al día siguiente saliera Tardá a gritar “mori el Borbó!”

En la última secuencia de ‘Annie Hall’, Alvy Singer, el personaje de Woody Allen, cuenta su último encuentro con Annie, y reflexiona sobre lo irracionales, absurdas y disparatadas que son las relaciones humanas y la razón para mantenerlas: “Y me acordé de aquel viejo chiste, ya saben, el del tipo que va al psiquiatra y le dice: “doctor, mi hermano se ha vuelto loco. Se cree que es una gallina”. Y el médico le contesta: “bueno, ¿y por qué no hace que lo encierren?” Y el tipo le replica: “lo haría, pero es que necesito los huevos”.”

Algo así me pasa a mí con la monarquía. Creo en la meritocracia y no en los derechos dinásticos, soy partidario de que los cargos sean electivos, pero… creo que necesitamos los huevos. La culpa de esto mío es de Carrillo, que conste. Él convenció a una generación de españoles, de la que formo parte, de que era mucho mejor la monarquía sueca que una república bananera y algunos, una vez persuadidos, no creímos que se trataba de una martingala para salir del paso. Después nos hizo perseverar en el error el hecho de que el candidato permanente a presidir la Tercera República Española era siempre Antonio García Trevijano, patrocinador de la dictadura guineana de Francisco Macías Nguema, tal como denunció en su día Enrique Múgica.

Echen una mirada al panorama electoral y calculen que, tal como está el patio, las últimas elecciones presidenciales las podría haber ganado un José Blanco, pongamos por caso. Lo decía el discapacitado que había viajado a Lourdes para impetrar un milagro y sintió que la silla de ruedas se le arrancaba ladera abajo y sin frenos: “Virgencita, virgencita, haz que me quede como estoy”.



24 diciembre 2008

Lengua de cobro/a

Santiago González

Maragall sostuvo el criterio de “pagar por renta y recibir por población”, que parecía un espacio posible para la cohesión y la solidaridad. ¡Y pensar que Montilla se lo cargó por nacionalista! El catalán de Iznájar matizó en la cena de Zapatero con los lendakaris socialistas, (21-5-2008) que éste sería también su esquema, siempre que se reciba lo mismo que se haya pagado: "Defiendo la solidaridad pero no es razonable que los que dan más reciban menos...”

A falta de saber qué entiende Montilla por ‘solidaridad’, y qué le gusta más a Esperanza Aguirre, si una financiación cumplida o mosquear a Génova, parece que lo de recibir por renta no se va a llevar. Ya se agotó en Cataluña con la inversión de 7.000 millones en infraestructuras, “equivalente a su participación en el PIB del conjunto del país”, según dijo Zapatero en 2.006.

Tenemos el criterio de la población, que goza de aceptación entre las autonomías de primera. Luego están las comunidades exportadoras de mano de obra, que aducen el envejecimiento de su personal. Las clases pasivas, es lo que tienen, no gastan en escuelas, pero van mucho más al médico. Habría que ponderar la extensión del territorio y la dispersión de la población, pero también el factor de la insularidad y, aún dentro de ésta, el alejamiento, como en el caso de los presos etarras. No es lo mismo vivir en la comunidad balear que en la canaria.

Otro concepto manejado es el de kilómetros de costa, aunque todavía puede perfeccionarse. A igualdad de litoral, habría que tener en cuenta el criterio de la escabrosidad: las comunidades de costas escarpadas están en desventaja frente a las que ofrecen al turismo playas de fina arena. “Costas las de Levante, playas las de Lloret”, cantaba el tenor en la ópera ‘Marina’. A la contra, las comunidades playeras podrían alegar la necesidad de ser compensadas porque en las playas no se pueden coger percebes. ¿No han de tener, en fin, una financiación privilegiada las comunidades más afectadas por el cambio climático?

El mejor criterio, con todo, es el de Pérez Touriño: en su turno de visita, ha pedido a Zapatero que en el reparto de la financiación se incluya el "coste que supone el hecho diferencial de tener una lengua propia". Impresionante. ¿Será que algunas comunidades sólo tienen lengua ajena? Los castellanos podrían argumentar que el castellano o español es también su lengua propia. ¿Deberían Castilla-León y Castilla-La Mancha cobrar derechos al resto de las comunidades por cederles su lengua en plan koiné, con el fin de que Montilla se pueda entender con Ibarretxe, y ambos con Zapatero, en la única lengua que los tres dominan aceptablemente? Vistas así las cosas, los comisarios lingüísticos de la Esquerra se convertirían en teddies bautistas de las haciendas castellanas, poniendo la oreja en las bodas mixtas (y en las otras) para oír en qué se hablan los novios y poder cobrar su canon.

Y cuando el maestro Zapatero, un pedazo de artista, haya terminado la ronda de la música, faltará conocer la letra, vale decir el número, y ver si esa cantidad, que así, a ojo, va a ser muy alta, es compatible con un déficit que se disputan encarnizadamente necesidades muy alternativas. Y si los más desasistidos de criterios, los que no tienen renta, ni población, ni lengua propia; comunidades que por no tener, ni siquiera tengan cambio climático, se dan por satisfechas, empezará a crecer la disconformidad de las autonomías de primera, por falta de respeto al hecho diferencial o por no guardar la debida asimetría confederal. Y vuelta a empezar.

22 diciembre 2008

¿Multi es más de uno?

Santiago González

El presidente del Gobierno tiene una extraña manera de confiar en las virtudes del diálogo. ¿Recuerdan la constitución de la Conferencia de Presidentes de Comunidades Autónomas? Según la web del ministerio de Administraciones Públicas: “es el órgano de máximo nivel político de cooperación entre el Estado y las Comunidades Autónomas y ocupa la cúspide del conjunto de órganos de cooperación multilateral.”

Tuvo su primera reunión el 28 de octubre de 2004. La segunda se celebró el 10 de septiembre de 2005. La tercera, el 11 de enero de 2007. “Todos han venido esta mañana” decía un comunicado de la Secretaría de Estado de Comunicación que exudaba el optimismo indesmayable de Fernando Moraleda.

Las reuniones tenían lugar en el Senado, terminaban a las tantas y luego se iban todos a comer a la Zarzuela, donde los Reyes les aguardaban con paciencia profesional y la sopa fría. Eso fue mientras duró. La IV reunión fue desconvocada por Zapatero mediante carta y ya nunca más se supo. Bueno, lo que sí hubo fue una cena en La Moncloa con los presidentes autonómicos, pero sólo los socialistas y sus dos vicpresidentes, el 21 de mayo de 2008. Allí les dijo: “El Estado tendrá que hacer un esfuerzo especial, ¿verdad, Pedro (Solbes)? Os pido que todos confiemos en Pedro. Habrá justicia y solidaridad para todas las comunidades”. Este verano, el diputado de ICV, Joan Herrera, lo salvó de comparecer por obligación, con la promesa de resolver la cuestión antes del 20 de noviembre. Naturalmente, quien ha demostrado tanta capacidad para malear el diccionario, ¿qué no será capaz de hacer con el calendario?

Lástima, porque la Conferencia de Presidentes habría sido de extraordinaria utilidad en esta legislatura. Por ejemplo, con el fin de que las autonomías coordinasen sus planes y sus esfuerzos (si los tuvieren) para hacer frente a la crisis. Muy especialmente en el asunto que nos ocupa: la financiación de las comunidades autónomas. Dos asuntos de tanta importancia exigían la convocatoria de la “cúspide multilateral”, qué menos.

Ahora bien, si por ‘multi’ entendemos más de uno, no hay nada que impida llamar al encuentro de Zapatero con Montilla, “cúspide multilateral”. ¿No es acaso la bilateralidad la forma menos compleja de multilateralidad? Es verdad que Montilla no es nadie para codecidir la financiación de Asturias, pero lo importante es que se arreglen en la cúspide. Como sea. Los demás no tienen más que copiar la fórmula, como sabe muy bien el presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, autor de la cláusula que lleva su nombre y que constituye la definición más acabada de la España de las Autonomías: cualquier ampliación de competencias de cualquier comunidad será inmediatamente reclamada por las demás. Para que luego reprochen al PP falta de sensibilidad autonómica.

El caso es que Cataluña, al igual que Madrid, Murcia y Baleares no pueden atender sus necesidades con la actual financiación, mientras Euskadi y Navarra las cubren muy largamente gracias al cupo y esto hace resentirse el principio de equidad. El problema es que se pueda imponer el criterio de la población y el perjuicio que ese sistema supondría para comunidades con la población muy dispersa, como Extremadura, las dos Castillas y Galicia. ¿Se pueden financiar las CCAA con criterios distintos? Siempre que reducidas a común denominador, las partes del todo no den más del 100%. Lástima que ahora no confíen en Pedro ni los presidentes socialistas y que el 100 de aquella cena de mayo se nos haya quedado en 78, mayormente por la crisis.

20 diciembre 2008

Bromas parlamentarias

Santiago González

Las sesiones de los viernes en el Parlamento vasco acabarán en la guía del ocio de Vitoria-Gasteiz, junto a los bares de ‘pintxos’ y los excelentes restaurantes de la capital administrativa de Euskadi. No hay mejor manera de comenzar un fin de semana que ver las extravagancias antropológicas de sus señorías antes de probar la cocina alavesa en miniatura que alegra las barras de los bares. Si el turista acierta en la temporada puede hacer un pleno: primero, una buena intervención de Egibar y ya con el alma reconfortada, media ración de caracoles con perretxikos.

Con suerte, puede que el plato alavés por antonomasia se lo cocinen en la propia cámara. Ustedes ya conocen la raigambre de la cuadrilla como alma mater de los concursos gastronómicos. A Egibar le ha bastado encontrarse con sus ‘tronkos’ de la Junta de Portavoces para secundar la petición de EA, a saber: que la Mesa reconsidere el acatamiento a la sentencia del TS que obliga a colocar la bandera española en el exterior del edificio y someta el asunto a debate del pleno.

No ve en ello contraindicación alguna. Ni siquiera contradicción con su camarada Izaskun Bilbao que, a pesar de no tener las compañías adecuadas, se esfuerza por ser una buena presidenta de la Cámara. “Hay que dar cauce al debate con independencia de la cuestión de fondo”, ha dicho nuestro hombre envuelto en su mandil.

Depende de lo que este mocetón entienda por debate parlamentario. Si se trata de establecer una discusión entre los partidarios y adversarios de una sentencia del Tribunal Supremo, con el fin de votar posteriormente su acatamiento o su rechazo, no se puede.

Si se molestara en leer los artículos 117 y 118 de la C. E. descubriría que: “el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, corresponde exclusivamente a los Juzgados y Tribunales determinados por las Leyes…” (Art. 117.3) y que “es obligado cumplir las sentencias y demás resoluciones firmes de los Jueces y Tribunales, así como prestar la colaboración requerida por éstos en el curso del proceso y en la ejecución de lo resuelto.” (Art. 118).

O sea, que las sentencias del Supremo se acatan, no se debaten. La Mesa de la Cámara y el propio Pleno pueden debatir (y votar, naturalmente) las cuestiones que son de su competencia. ¿Y si sólo desean organizar un seminario sobre los diferentes aspectos de las leyes y el acatamiento de las sentencias, sin llegar a cuestionar dicho acatamiento mediante una votación? Me temo que tampoco. No cobran sus sueldos para organizar tertulias.

Pondré un ejemplo. Esta mañana he recibido una notificación de Tráfico, una multa. Puedo recurrirla o pagarla con descuento. Lo que no puedo es decirle al señor Pere Navarro que quiero organizar una asamblea familiar para decidir si la pagamos o no. Otro tanto digo si se me ocurriera plantear análoga objeción al diputado de Hacienda cuando me toque hacer la liquidación trimestral del IVA. El Parlamento vasco tiene tanta competencia para negarse a acatar la sentencia como mi familia para no pagar, incluso en el caso de que hubiera unanimidad. Por mucha vocación asamblearia que tengan nuestros parlamentarios, no podrían organizar un debate sobre la conveniencia de aplicar la pena de muerte a pederastas asesinos. No está dentro de sus competencias, no sé si me explico.

También ayer conocimos la decisión de Ezker Batua, la tonta excrecencia de la izquierda capitaneada con su característico gracejo por el gran Madrazo, que va a presentar a Kontxi Bilbao como cabeza de lista por Álava. ‘Cabeza’ y ‘de lista’, dicen, impresionante paradoja por partida doble. La exdiputada alavesa, condenada por la Sala 2ª del Supremo a un año de inhabilitación tras negarse a acatar su orden de disolver el grupo parlamentario Sozialista Abertzaleak, no parece la más lista de su clase, pero debería advertir los riesgos que corre. Su inhabilitación es pública y notoria y la Junta Electoral rechazará de oficio una candidatura encabezada por su nombre, salvo que se extienda el estilo Garzón y todo el mundo solicite el certificado de la defunción de Franco.

Hay más. Kontxi Bilbao es funcionaria y se ha salvado por los pelos de perder su condición de tal, pero no debería tentar a tan alto tribunal por segunda vez. La Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público, define en su artículo 63 las causas de pérdida de la condición de funcionario de carrera. El apartado e) describe la siguiente: “La pena principal o accesoria de inhabilitación absoluta o especial para cargo público que tuviere carácter firme.” No diré más.


19 diciembre 2008

Oído cocina. Más escaparate

Santiago González

El presidente del Gobierno ha conseguido convencerse a sí mismo y a una parte muy importante de sus adeptos de que él tiene en sus manos la mejor herramienta para hacer frente a la crisis. Su secreto es él mismo, la sonrisa institucional, que se encarga de prodigar con el menor pretexto. “¿Les he contado alguna vez que cuando sea grande voy a tener hijitos?”, preguntaba Susanita a Mafalda y Felipe. “¡Nos lo has dicho mil veces!”, gritaban estos. “¡Me encanta hablar del asunto con gente tan bien informada!”, replicaba la primera.

Ayer le tocaba explicar al pleno del Congreso la reunión del Consejo Europeo de la semana pasada, y le pareció una gran ocasión para contar sus planes de futuro. Ahora va a emplear 33.000 millones en inversión pública para provocar “un ritmo intenso de actuaciones de obras públicas” en el primer trimestre de 2009, de manera que ya en "marzo o abril" se "generará un volumen muy estimable de empleo".

Él trata de contagiar su optimismo a los agentes sociales por la vía de la fe. Es curiosa tanta creatividad en planes especiales y tanta desidia con el instrumento más eficaz que los Gobiernos razonables emplean para hacer frente a las crisis, que son los presupuestos. En el libro amarillo que los acompaña se hacen unas previsiones extraordinarias para 2009: un crecimiento del 1% cuando ya estamos en recesión, un paro que llegaría al 10,4% a finales de 2008 y al 12,5% en 2009. La tasa de 2009 ya la habíamos superado con cierta holgura (12,8%) el pasado mes de octubre, un mes más tarde de su elaboración. También augura que “a partir del 2º semestre de 2009 se espera que comience la recuperación de la economía española, de marea que en 2010 volverá a crecer a tasas cercanas a su potencial”. Las cuentas aprobadas ayer no parecen hechas por la varita del mago Solbes, sino por el reputado ojo del señor Buen Cubero.

¿Por qué tantos planes y tanta resistencia a enmendar previsiones tan descabelladas? En parte para conjurar el miedo y en parte porque es así su carácter. El presidente había asistido el miércoles a la inauguración del IX Congreso de CCOO que termina hoy. Buena ocasión para pedir templanza a los sindicalistas, se dirán los más prudentes de ustedes, que no está el horno para según qué bollos. Error. A la hora del saludo, José Luis fue el primer sindicalista. Sólo le faltaba el pañuelito rojo de Rodiezmo. En justa compensación, el secretario general de Comisiones tuvo que hablar como estadista y criticó al presidente que sus medidas contra la crisis han sido más fruto de la compulsión que de la reflexión, para pedirle “más cocina y menos escaparate”.

¿Cree Fidalgo que Zapatero es Winston Churchill? No se pueden comparar. Éste era un político de la derecha que pidió a sus compatriotas “sangre, sudor y lágrimas” para meter a su país en la misma guerra que aquel llamó “la guerra de la locura” en el 60º aniversario de la liberación de Mauthausen. No hemos venido a este mundo a sufrir, ni siquiera los británicos que beben la cerveza tibia. La prueba es que cambiaron a Churchill por una nulidad como Clement Attlee nada más terminar la guerra, en las elecciones de julio de 1945.

¿Se van a crear muchos empleos? Ojalá. Los 8.000 millones que van a ir a los Ayuntamientos son una cantidad considerable de millones, aunque depende de con qué se les compare. Sólo es un 21% más de los 6.600 millones que el Gobierno se ha gastado entre la ocurrencia de los 400 euros y los 2.500 de las parturientas y estos no han creado un solo puesto de trabajo. A ver si nos contagia la ‘baraka’.

17 diciembre 2008

Solbes se va. O no

Santiago González

Compareció Solbes ayer en el Foro Cinco Días con su ronroneo y su retranca para dar a entender que no concurrirá a más elecciones y que ya va teniendo una edad para pensar en actividades alternativas. Preguntado por el asunto el presidente, recomendó a los periodistas que “no pierdan mucho el tiempo” hablando de estas cosas. No parece que Zapatero vaya a apartarse mucho en esto de la tradición presidencial española: basta que en los medios se hable de la crisis (de Gobierno) para mantener un equipo que ocho meses después de su nombramiento ha quedado visiblemente amortizado.

Nuestros presidentes tratan de hacernos comprender la tragedia del poder. “El mío es siempre el último teléfono que suena”, declara Zapatero a propios y extraños, con una metáfora que heredó de Aznar, que a su vez se la había copiado a Felipe González. Pocos asuntos hacen tan visible la soledad del mando como las crisis de Gobierno. Mi admirado Edward Gibbon dejó escrita una sentencia que describía en una frase simple las fuerzas contradictorias que luchan en el interior del presidente: las bondades intrínsecas del diálogo frente a la superioridad intelectual del monólogo: “La conversación enriquece la comprensión, pero la soledad es la escuela del genio”.

Quizá por eso, aún los hombres más poderosos han afrontado con incomodidad el trance de quitar y poner ministros. Franco se inventó la figura del motorista para no tener que mirar a los ojos al ministro cesante en el momento de darle la mala nueva. Cuando uno de sus destituidos que gozaba de cierta privacidad con él fue al Pardo para pedir explicaciones, se encontró con un Franco afable que le decía solidariamente: “desengáñese, amigo mío. ¡Es que vienen a por nosotros!”

Felipe González también lo pasaba mal, pero llamaba personalmente a los destituyentes, aunque una vez en presencia de ellos cantinfleaba hasta el punto de que algún saliente se fue creyendo que había sido confirmado como entrante.

Nadie sabe si las crisis de gobierno son para Zapatero misterios dolorosos o gozosos, pero es de suponer que hay más de lo segundo. Al fin y al cabo, los ministros no son lo importante en su Gobierno y su banquillo de reserva es inmenso, tal como confesó a Millás: “todas las noches le digo a mi mujer: ‘No sabes, Sonsoles, la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar’”. Predicar con el ejemplo se llama esta figura. Ministros como Moratinos, Bermejo o Sebastián y ministras como Carmen Calvo, Magdalena Alvarez o Bibiana Aído, por citar media docena de ejemplos, constituyen una expresión flagrante del desdén del mando por el juego en equipo.

Solbes es un ministro amortizado. Fue la garantía del juego de niños y gallifantes que se desarrolló en el Consejo de Ministros y Ministras durante la primera legislatura. El fracaso del proceso de paz y la voladura del gran pacto constitucional de la transición no importaban. La economía española seguía creciendo y permitiendo gasto con la complaciente benevolencia del mago Solbes. Pero llegó la crisis y también la recesión, por más que los Presupuestos sigan fijando un crecimiento del 1,1% para 2009. Solbes puede optar por un final a lo Don Mendo: “ved como muere un león/ cansado de hacer el oso” al reencontrar un cuadro macroeconómico como el que dejó a comienzos de 1996. No se sabe nada cierto. Todo parece indicar que el presidente confía en sobrevivir a cuenta del déficit hasta el cambio de ciclo. Cambiará al desgastado gran consentidor o no, según le dé. Si tenemos suerte, nombrará a Vegara. Conformémonos con que no lo cambie por Pepe Blanco.


15 diciembre 2008

Un frontón muy concurrido

Santiago González

Usurbil es una localidad guipuzcoana de unos 5.600 habitantes, situada en el valle del río Oria, muy cerca de Lasarte y a diez kilómetros de San Sebastián. En las últimas elecciones municipales, fue uno de los pueblos en los que el curioso criterio territorial del Gobierno permitió que ANV se presentara a los comicios. Algunos romanos piensan que las mismas vestales son un poco vírgenes o un poco putas, según el pueblo en el que ejerzan su ministerio. El 27 de mayo de 2007, ANV sacó seis concejales, frente a tres Eusko Alkartasuna, dos Aralar, uno el PNV y otro el PSE.

Allí se congregó el sábado un centenar de antiguos presos etarras, una abigarrada masa humana haciendo paisaje detrás de los portavoces, en una disposición que recuerda mucho a las fotos de la Presidencia en los antiguos congresos del PCUS. Era un despliegue imponente, que cuadruplicaba en número –no digamos en volumen - a la veintena larga de niños que en el mismo espacio hacían cola para la ‘Feria del Juguete’. No sé cuántos juguetes les correspondían por cabeza; presos les tocaban a cuatro: cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro gudaris que me la guardan.

Los expresos llaman a la unidad en las cárceles, tal como era previsible. Y a la resistencia. Con lo que hemos visto en el arte de reducir condenas mediante el tuneo de expedientes académicos. Con la cantidad de terroristas que han culminado brillantes carreras universitarias desde prisiones francesas o cárceles de exterminio españolas o desde la pura clandestinidad. Los de Usurbil acusaron a Rubalcaba de estar “llevando a cabo una estrategia para la aniquilación de este colectivo”(de presos) y de “llevar hasta el extremo la negación de la libertad”. Es un lugar común que el primero de los derechos del preso es intentar la fuga. Parece que la protesta debían formularla los familiares de las víctimas. Pues no. En la época de vigencia de la política de reinserción, ETA reclamaba el “derecho de los presos a cumplir íntegramente sus condenas”. Ahora quiere, al parecer, que las cumplan lo más lejos posible de sus casas.

Como predicar es más barato que dar trigo, las clases pasivas del terrorismo exigen firmeza a quienes aún lo practican o pagan condena, en contra de un supuesto lógico: que un antiguo preso debería alegrarse de que los actuales estén más cerca de los suyos, que estos tengan que recorrer menos kilómetros para verles.

La foto de Carlos García en Usurbil, como la de Mitxi en la partida de Azpeitia, revelan en todo su esplendor una parte de la realidad vasca: la normalidad con que se asume, en un caso, el crimen, en el otro, sus coartadas. El Ayuntamiento cedió el frontón a los expresos para su aquelarre, aunque estaba prevista desde antes la fiesta infantil. La foto del frontón de Usurbil daba todo su sentido en el periódico de ayer a la metáfora de Medem: la piel contra la piedra, el juguete y la rabia, el PIN (Parque Infantil de Navidad) frente a los partidarios del pum, el ‘Olentzero’ en alegre convivencia con el ángel exterminador. Naturalmente, al alcalde debe de parecerle normal: unos hijos muy queridos de este pueblo frente a la esperanza del relevo el día de mañana. El pasado y el futuro, nada hay tan dialéctico como la oposición de estas antítesis ¿Qué hay de malo en ello?

Naturalmente, EA, Aralar, el PNV y el PSE deberían plantear una moción de censura contra los 6 concejales que sostienen a ANV al frente del Gobierno municipal de Usurbil. Por higiene. Para que el futuro de esos niños no se parezca al pasado y al presente de los tipos que estaban sentados en las gradas.

13 diciembre 2008

Una prueba extranjera

Santiago González

El Parlamento vasco rechazó el jueves una moción apoyada por socialistas y populares que pretendía hacer pasar la Vuelta Ciclista a España por Euskadi durante su próxima edición. Los votos del tripartito y del partido ilegalizado EHAK derrotaron la propuesta. Es ya un hecho normal que los nacionalistas nieguen los hechos para defender sus mitos y vean en la Vuelta un peligro romanizador o una costumbre extranjerizante, como era el baile a lo agarrado para el santo fundador.

Lo que se entiende menos es lo de Madrazo. Entendámonos, no es que al consejero de Vivienda le asista menos derecho que a sus cómplices de Gobierno a sostener actitudes majaderas en público. Los orígenes no vacunan contra ninguna insuficiencia del alma y el hecho de haber nacido en la localidad cántabra de Riaño no debe considerarse un impedimento para que se sienta tan vasco como el que más, para lo bueno y para lo malo. El buey es de donde pace, dicho sea sin mucho ánimo de señalar.

Alguna vez he sostenido que el partido-guía era capaz de igualar en ubicuidad al mismísimo Dios Padre y esto no es fácil de superar, salvo por los hermanos Madrazo S.L. que en el Parlamento vasco rechazan la presencia de una prueba española en suelo vasco y en el Ayuntamiento de Bilbao piden la oportunidad de ser el punto de salida del Tour de Francia para el año 2.013.

Madrazo, criatura, debería saber que el origen de la Vuelta Ciclista a España fue vasco y republicano. Su precedente inmediato fue una carrera Eibar-Madrid-Eibar, promovida por los fabricantes de bicicletas de Eibar en 1934 y que se llamó ‘Gran Premio de la República’. Eibar había sido, como se sabe, el primer Ayuntamiento de España en proclamar la el nuevo réfimen, el 13 de abril de tres años antes. En 1935 y 1936 se celebraron las dos primeras ediciones, para quedar interrumpida la prueba por la guerra civil hasta 1941.

Suspendida nuevamente por la II guerra mundial y la precaria economía de la postguerra española, no fue hasta 1955 cuando se hace cargo de su organización ‘El Correo Español-El Pueblo Vasco’ y la Vuelta se convierte, junto al Tour y al Giro en una de las tres grandes pruebas ciclistas del mundo. Durante su etapa de oro, la Vuelta partía de Bilbao en su primera etapa para llegar a Bilbao en la última, las pruebas de Montaña incluían el ascenso a los montes Sollube, Orduña, Jaizquibel y Urquiola. Como sabe cualquier aficionado al ciclismo, este deporte no sería concebible en España sin el concurso de los corredores vascos y el mejor equipo español de la historia se llamaba KAS.

La suspensión de la última etapa por el boicot de los radicales el mismo año en que un joven llamado Hinault ganó la Vuelta y el Tour, fue el principio del fin para la presencia vasca en la carrera. El Correo la organizó por última vez el año siguiente y a partir de entonces, su trazado orilla cuidadosamente la irredenta tierra vasca.

¿Qué tiene el Tour que no tenga la Vuelta para la razón social Hermanos Madrazo y Asociados? No sabría qué decirles, pero tampoco podría explicar que no se aproveche la lógica ciclista para darse de baja en la liga de fútbol con el mismo argumento: los jugadores vascos no pueden participar en una liga española. Así podríamos tener una Liga propia y una selección de Euskal Herria y nuestros equipos no bajarían nunca de la Primera División.

No creo que el asunto tenga mucho interés deportivo ni económico, pero eso no lo es todo. Tal como explicó Arzalluz a Hans Magnus Enzensberger: “hay cosas más importantes que la economía, al fin y al cabo no somos marxistas (…) A nosotros no se nos puede corromper tan fácilmente como al Gobierno de Madrid. Estamos dispuestos a pagar cualquier precio para desarraigar de una vez la ocupación española. Incluso nos avendríamos a un descenso en el nivel de vida.” (Las máscaras de la razón).

Los primeros actos terroristas contra la Vuelta no los perpetró ETA, sino el PNV. Debe recordarse que Euzko Gaztedi (EGI), las Juventudes del Partido Nacionalista Vasco, reivindicaron la colocación de un artefacto en el recorrido de la prueba por Urbasa, en el kilómetro 57 de la etapa. Fue el 9 de mayo de 1968. Al año siguiente, dos militantes de EGI, Joaquín Artajo Garro y Alberto Asurmendi Arina, murieron al hacer explosión el artefacto que preparaban dentro de un coche para colocar al paso de la carrera. El PNV reivindicó la militancia de ambos jóvenes en la revista ‘Euzkadi’ correspondiente al 23 de febrero de 1977.

Es el milagro identitario, que permite calificar como extranjera una prueba ciclista nacida aquí por un político de medio pelo nacido allí. El ser es cuestión de voluntad. Madrazo, qué pinchazo.



12 diciembre 2008

Claro que se puede

Santiago González

“El bisturí tiene que extirpar las células cancerígenas que se aprovechan de la vitalidad del cuerpo, pero con cuidado de no rozar el corazón del pluralismo”, ha dicho el presidente del Gobierno, no para iluminar el quehacer de los oncólogos, ojo, sino para ilustrar la dificultad de disolver los Ayuntamientos gobernados por ANV, tal como le exige la oposición realmente existente.

Es extraordinario que Zapatero asuma implícitamente la falacia de Ibarretxe contra la Ley de Partidos: ilegalizar a los cómplices de ETA equivale a ilegalizar las ideas o rozar el corazón del pluralismo. El corazón y la cintura, ya se sabe, sendas esencias de la democracia.

No es así, naturalmente. No parecía pensar así la portavoz del Gobierno Mª Teresa Fernández de la Vega en su comparecencia posterior al Consejo de Ministros y Ministras del 19 de septiembre: “se ha despejado cualquier sombra de duda de que ambas (EHAK y ANV) actúan más allá de los márgenes de la Ley”. Al mismo tiempo, expresó una determinación del Gobierno, que “en la democracia española no hay sitio para los que apuestan por la confrontación, por la violencia y por la ilegalidad”.

A la ministra Salgado no se le conocía una vocación específica por hacer el ridículo, hasta que trató de aplicar a la portavoz de UPyD el tratamiento de plantilla: cuarto de descalificación personal y mitad de acusación de demagoga con esas metáforas muertas que son el alma de tanto discurso parlamentario: brindis al sol, actuar de cara a la galería. “¿A la de tiro, tal vez?”, replicó Rosa Díez, congelando la estupidez apenas pronunciada en el aire del hemiciclo. Salgado y las exigencias del guión: desnudar a las actrices en las películas y mostrar las vergüenzas intelectuales de las ministras (y los ministros, claro) en el Congreso.

“La ley no permite disolver los Ayuntamientos de ANV” sostiene como un solo hombre y una sola mujer el Gobierno de la Paridad Española. Es verdad que de los 42 ayuntamientos de ANV, hay 16 en los que depende de otras fuerzas políticas para mantenerse. ¿Es posible que el Gobierno no intente la vía política y que no rompa relaciones con quien se niegue a la moción de censura, tal como se ha hecho en Azpeitia? Acudamos entonces a la ‘Ley 1/2003 de 10 de marzo para la Garantía de la Democracia en los Ayuntamientos y la Seguridad de los Concejales’, que modificaba otras leyes, precisamente para hacer posible esa disolución.

Desde entonces, el artículo 61 de la Ley de Bases de Régimen Local da una definición interpretable de “gestión gravemente dañosa” que es causa de disolución: “los acuerdos o actuaciones de los órganos de las corporaciones locales que den cobertura o apoyo, expreso o tácito, de forma reiterada y grave, al terrorismo o a quienes participen en su ejecución, lo enaltezcan o justifiquen, y los que menosprecien o humillen a las víctimas o a sus familiares”. Si la ley no lo permite, todos los diputados que votaron esa Ley deberían ser inhabilitados para la política, por inútiles.

Que no pueden. El ministro de Justicia que anunció la ilegalización de ANV para “el momento en que lo aconseje la jugada” (9/10/ 2007). O el ministro del Interior que excarceló a De Juana “por razones legales y humanitarias”, (1/3/2007) identificando el imperativo legal con lo que permite la ley. O el mismo fiscal General que admitía como opinión plausible que algunos viesen la Ley de Partidos “como un Guantánamo electoral” (17/5/2007). A ver quién autorizó esos vuelos. Y en un solo un cambio de legislatura. ¡Como para no creer en el hombre nuevo!

10 diciembre 2008

Historias de acercamientos

Santiago González

Ningún espectador de la política española puede, por mucho que se esfuerce, poner en cuestión los excelentes resultados de una política antiterrorista que ha vuelto al clasicismo: la dirige el Gobierno, que comparte información y estrategia con el principal partido de la oposición, a saber: aplicarse en la derrota de los terroristas empleando en ello todos los instrumentos del Estado de Derecho.
El Gobierno ha acercado en los dos últimos meses a cárceles más próximas al País vasco a una decena de presos históricos de la banda terrorista. No es momento para recordar cuántas veces se reprochó al principal partido de la oposición que Aznar había acercado presos, una cesión que Zapatero no había realizado. Ésta era una de las vigas maestras del famoso video de Pepe Blanco contra la política antiterrorista del PP.

Por una parte, se trataba de una acusación no muy justa: los acercamientos se produjeron como consecuencia de dos iniciativas parlamentarias: una de IU, defendida por Rosa Aguilar el 10 de noviembre de 1998 y otra del PNV y EA, el 15 de junio de 1999. Ambas instaron al Gobierno a acercar presos por unanimidad del Congreso de los Diputados.

Por otra, era una acusación inane: la política de acercamiento de presos es una concesión que puede permitirse el sistema ante expectativas favorables o precisamente para fomentarlas. Un suponer: ojalá todas las concesiones que se han hecho a ETA y Batasuna se hubieran quedado en el acercamiento de presos durante el delirante proceso que sus impulsores consideraban “de paz”. Se trata de una medida perfectamente reversible. No hay nada que impida enviarles de nuevo al Puerto de Santa María o al Salto del Negro, pongamos por caso. Como estamos viendo en estos días, ha habido concesiones más difícilmente reversibles, como la legalización de una parte de ANV, según criterios geográficos.

Evidentemente, no tenían razón quienes pronosticaban que apenas ganadas las elecciones, Zapatero volvería a la negociación. Su acusación carecía de lógica. Si el presidente del Gobierno se había embarcado en un proceso así para ganar las elecciones, y, después de fracasar, conseguía que el pueblo español no le exigiera cuentas del fiasco ni de los engaños en las urnas, ¿por qué iba a volver a jugar con fuego?

Entre los nombres de los acercados hay algunos clásicos: Pakito Mujika Garmendia, Carlos Almorza, ‘Pedrito de Andoain’ y Koldo Aparicio, la mitad del equipo que escribió en el verano de 2004 una carta ‘liki’ a ETA: “nunca en la historia de esta Organización nos hemos encontrado tan mal. (...) La incapacidad de potenciar la lucha armada y la imposibilidad de acumular fuerzas que posibiliten la negociación en última instancia con el poder central nos obliga a replantear la estrategia vanguardista defendida hasta ahora.”

Eran unos precursores, pero tuvieron mala suerte. El 14 de noviembre de aquel año, Otegi ofreció el ramo de olivo en el huerto de Anoeta y un presidente del Gobierno lo aceptó dos meses más tarde. Naturalmente, los visionarios fueron expulsados.

Carlos Almorza ya debía de saber que el suyo era un oficio sin futuro y sin prestigio. En 1993, el año de su detención en Francia, llamó a un empresario a quien estaba extorsionando en nombre de ETA y, naturalmente, del pueblo vasco. Un hijo de la víctima, que estaba al corriente del asunto, le dijo que su padre no estaba. “Es que algunos trabajan, ¿sabes?” “Oye”, replicó un desconcertado terrorista, “a ver si te crees que los demás nos tocamos los cojones”.

08 diciembre 2008

Una España de metáfora

Santiago González

La España de hoy es un fenómeno literario, una metáfora. Joan Tardá, diputado de Esquerra, celebró la Constitución gritando en un mitin: “¡Viva la República, muera el Borbón!” Metáfora que algún portavoz de su partido se apresuró a explicar: era un grito que "se utilizaba comúnmente como proclama durante la Guerra dels Segadors del siglo XVII” y aquí la metáfora se transformaba en ucronía: la guerra citada tuvo lugar entre 1640 y 1652, durante el reinado de Felipe IV, que, tal como recordaba ayer en su blog Arcadi Espada, “era un Austria”.

Advertido del asunto, ha dado la versión corregida: hablaba de la guerra de Sucesión. No era, por tanto, Felipe IV, sino Felipe V, el primer Borbón que reinó en España. Hagamos un esfuerzo heroico para aceptar un grito extraordinariamente improbable en la Cataluña de comienzos del siglo XVIII. ¿Es posible desearle la muerte a un rey que se murió por su propio pie -toma metáfora- el 9 de julio de 1746? Basta mirar a la cara a Joan Tardá para comprender que sí, que sí es posible. Y más con la memoria histórica.

Él no hablaba de Juan Carlos de Borbón, que es una persona física, sino de la monarquía. Ahora todo es metáfora, ya digo. Joan Tardá es una metáfora. La guerra del segadors, que sirvió para escribir un himno, es otra. ¿No canta gente muy respetable “bon colp de falç”(buen golpe de hoz)? En todas partes cuecen habas. ¿No dice ‘La Marsellesa’ “qu’un sang impur abeuve nos sillons” (que una sangre impura empape nuestros surcos)? El himno español no tiene letra, afortunadamente, y el intento de escribir una fue un fracaso. Sí la tenía el himno de Riego, pero la gente acabó imponiendo una alternativa más de nuestro estilo: “Si los curas y frailes supieran la paliza que les van a dar,/ subirían al coro cantando: ‘Libertad, libertad, libertad!’”, prueba evidente de que la realidad suele superar al arte: después del tratamiento, los curas y frailes no solían gritar nada.

La hoz es otra metáfora catalana. En ‘Alias Serrallonga’, Els Joglars contaban la revuelta contra Felipe IV a propósito de la vida del bandido Joan Serra. Cuando éste era ejecutado, se apagaban las luces y los campesinos avanzaban hacia el escenario, mientras sonaba ‘Els segadors’ y saltaban chispas del roce de las hoces con el pedernal. Aún vivía Franco y Boadella contaba que “al ver a los de las hoces, los de Barbastro se pusieron a gritar como cafres. Se creían que eran los tíos del partido, tú.” Pura metáfora. Después se encendían las luces y se veía como se compraban y vendían las hoces unos a otros, mientras Serrallonga hacía un 'striptease', que remataba ofreciendo al respetable la vista de sus calzones con la señera pintada en el culo.

Cuando llamamos a alguien ‘hijo de puta’, ¿queremos decir que su madre ejerce como sacerdotisa del amor venal? No, es una metáfora. La expresión ‘tonto de los cojones’ es, evidentemente, otra; ni la inteligencia, ni su ausencia radican en la bolsa escrotal, como se sabe. Gran ocasión para que Ana Moltó, la comisaria de la igualdad de género de Bibi Aído,que pidió cuentas de la paridad en el consejo de 'Tercera Cultura' a mi amiga Teresa Giménez Barbat, hiciese otro tanto con el regidor de Getafe, una cosa en plan “estimado señor alcalde: Hemos observado que en el último comentario de su blog ha escrito correctamente ‘ciudadanos y ciudadanas’ (dos veces) y ‘vecinos y vecinas’ (cuatro veces). ¿Por qué en sus intervenciones orales no ha dicho “tontos de los cojones/tontas del coño”, con el fin de combatir la invisibilidad de las mujeres, como debería esperarse de un alcalde progresista?”

05 diciembre 2008

Un país sin ventanas

Santiago González

Euskadi es un país lleno de plazas sin ventanas, habitado por un paisanaje que ha suspendido toda curiosidad, como en alguna de las novelas de Leonardo Sciascia, que tan buenas escenas dieron al cine italiano de los años sesenta y setenta: ‘El día de la lechuza’, ‘A cada uno lo suyo’, o ‘Un caso de conciencia’, por poner unos ejemplos.

Plaza de un pueblo siciliano. Exterior día. El sol de mediodía cae a plomo sobre la plaza deshabitada en cuyo centro hay una señal de vida ausente: un cadáver. La cámara muestra las fachadas de las casas, con las contraventanas cerradas a cal y canto. Desde un interior a oscuras puede verse una sombra que echa un vistazo al exterior a través de las rendijas.

Las calles de Azpeitia podían haber sido ayer la plaza de Palermo, si no fiera por el clima. Ni una ventana abierta cuando entraron en el pueblo dos caravanas de coches oficiales. La primera de ellas era la del presidente del Gobierno. La segunda, del líder de la oposición. Las dos juntas sumaban una veintena de coches oficiales, con sus chóferes y sus escoltas. ¿Es posible que nada de esto despierte una mínima curiosidad en los aborígenes?¿Ni siquiera en los niños? Zapatero había tenido ya ocasión de comprobarlo en la gran manifestación de ¡Basta Ya! Que recorrió las calles de San Sebastián el 23 de septiembre de 2000. A lo largo de todo el recorrido sólo había una ventana abierta. De ella colgaba una pancarta contra la dispersión de los presos y la única mujer que se asomó se dedicó a intercambiar insultos con algunos manifestantes.

Hay una sensación de tiempo estancado en el País Vasco. “Este país vive en tiempo de tragedia”, escribió Julio Caro Baroja en el prólogo de ‘El laberinto vasco’: “y la tragedia consiste en una falta de adaptación al espacio y un desconocimiento total del tiempo en que se vive”. La tragedia en Euskadi es perceptible en ese tiempo suspendido sobre Azpeitia, en esa sorpresa renovada a cada crimen impropio. Desde el “era uno de los nuestros”, que dijo del empresario Korta un conmovido Román Sudupe hasta el “hablaba euskera. Sólo hablaba euskera”, con el que uno de los suyos exponía su incomprensión por el asesinato del concejal popular de Zarauz José Ignacio Iruretagoyena. Sin embargo, han pasado ya 32 años largos desde aquel 7 de abril en que ETA abandonó el cadáver del empresario del PNV Ángel Berazadi.

El único detalle inédito es que Zapatero y Rajoy habían viajado en el mismo avión desde Madrid y que, tras pasar por la capilla ardiente, volvieron a marcharse juntos. No sabemos cuánto tiempo mantendrán esta imagen de unidad, que hace verosímil la posibilidad de una política de Estado contra el terrorismo. Lo demás es humo.

Tenía razón ayer Iñigo Urkullu al moderar las expectativas que la salida de EA y Aralar del equipo de Gobierno municipal habían despertado en la opinión pública y, sobre todo, en la publicada. La prueba del nueve es que apoyen una moción de censura para quitarle la alcaldía a quien se ha negado a condenar el asesinato de Ignacio Uría. No lo harán. Apenas 24 horas después de consumado el crimen, el presidente de EA ha llamado ‘carroñero’ al PNV. Le parece inmoral que en momentos de ‘conmoción’, el partido más votado reclame el gobierno que ahora tienen, gracias al apoyo de EA y Aralar, los amigos de los asesinos. Es un diagnóstico moral infalible. Cuando pase la conmoción, todo pacto democrático contra los terroristas y sus cómplices será simplemente inadecuado. Y así hasta la próxima sorpresa: era un abertzale ejemplar. ¿Cómo han podido?

04 diciembre 2008

Tercer asalto

Santiago González

Ignacio Uría, empresario guipuzcoano, de 71 años de edad y padre de cinco hijos, fue asesinado ayer, pocos minutos después de la una de la tarde, cuando se dirigía a un restaurante situado junto al monasterio de Loyola. Azpeitia, su pueblo, es una localidad guipuzcoana de 14.000 habitantes situada en la comarca de Urola Costa, en el centro geográfico de Guipúzcoa. Él era uno de los propietarios de Altuna y Uría, una empresa familiar adjudicataria de la Y vasca, que había padecido, al igual que sus homólogas, el acoso y los sabotajes del entorno etarra a partir de marzo de 2007.

Su asesinato ha suscitado las condenas habituales en un ritual inexorable: declaraciones de unos y otros, firme determinación de defender el estado de derecho y la convicción de que el asesinato prueba la debilidad de los terroristas, que sólo se atreven con un septuagenario y otras muestras de coraje cívico, junto a predicciones sobre el destino de ETA y loas a la unidad de los partidos. Toda liturgia tiene un componente de rutina y estamos en el fervor de las primeras horas.

Los terroristas siguen en lo mismo, mientras la magdalena de Proust se moja en sangre una vez más. Hay dos precedentes. La campaña de atentados contra Iberduero, a finales de los setenta, tuvo su colofón en el asesinato del ingeniero José María Ryan Estrada el 6 de febrero de 1981. Otro ingeniero, Angel Pascual, fue tiroteado el 5 de mayo de 1982. Casi dos años más tarde se anunció la paralización y los comités antinukleares solicitaron permiso a Iberduero para organizar un festival en la central paralizada y pidieron herramientas para demolerla “piedra a piedra”.

La guerra terrorista contra el trazado de la autovía de Leizarán no necesitó llegar a ser cruenta. Bastaron unos atentados contra las empresas adjudicatarias para que éstas abandonaran las obras y los partidos mayoritarios de Euskadi renunciaran al trazado oficial de la autovía y aceptasen el propuesto por Lurraldea, una coordinadora dirigida por el exconcejal de Herri Batasuna Jonan Fernández, que, tras reconvertirla en el movimiento mediador por la paz Elkarri, del que ha salido algún asesor de Ibarretxe. La Mesa Nacional de HB se hizo la foto del triunfo brindando con cava servido en vasos de plástico.

El 14 de mayo de 2008, después de un atentado contra dos excavadoras de otra empresa adjudicataria, la portavoz del Gobierno Ibarretxe, consideraba «exagerado» deducir que las bombas de ETA tuviesen como objetivo la Y vasca, en contra del criterio del Ministerio del Interior, de la percepción de la opinión pública y del mero sentido común. El consejero de Interior se sintió obligado a rectificarla un mes después, afirmando no tener «ninguna duda» de que el Tren de Alta Velocidad (TAV) era «objetivo» de ETA y que pensar lo contrario era «de ingenuos». La propia organización terrorista declaró públicamente su guerra al proyecto ferroviario el pasado 15 de agosto, al tiempo que reivindicaba los atentados contra las empresas en Hernani, Zarauz y Orio.

El 8 de mayo último, los concejales del PNV en el lugar del crimen plantearon una moción ética para invitar a ANV, grupo municipal que detenta (sic) la alcaldía, a renunciar a la violencia, a sus pompas y a sus obras. Fue tras el asesinato de Isaías Carrasco, pero habían pasado muchos días. La moción se estrelló con ocho votos contra el frente de ANV (6) y sus socios de Gobierno municipal, que lo son también de Ibarretxe en el autonómico, (2 de EA y 1 de EB-Aralar). No tuvo efectos políticos. A medida que pasen las horas se enfriarán poco a poco las palabras y por detrás asomará el miedo.

03 diciembre 2008

Lo mejor es prevenir

Santiago González

Según datos del Ministerio de Sanidad, el número de mujeres españolas que abortaron en 2007 duplica a las que lo hicieron diez años antes. De suponer el seis por mil han pasado en una década a constituir el 11,49 por mil de la población femenina en España. Las autoridades sanitarias han elaborado con ellos un estudio del que se desprenden algunos datos que merecen atención. Por ejemplo, que el aumento de los abortos es mayor que la media entre las menores de 19 años. A lo largo de la última década, las chicas de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años han pasado de representar el 22,9% de los abortos practicados en 1998, a ser la mitad de los realizados en 2007. El número de abortos entre niñas menores de quince años asciende a 500.

Con buen criterio, Sanidad va a presentar mañana una campaña basada en este informe para prevenir los embarazos no deseados. Últimamente llama la atención que el Ministerio de Igualdad exhibe a veces el aumento del número de condenas a maltratadores como un éxito de la causa de las mujeres y de la política del Gobierno, cuando se trata, en realidad, de un fracaso. Es de suponer que se trata de un sucedáneo estadístico, una treta para seguir mostrando la indesmayable sonrisa institucional. El verdadero éxito sería que el número de denuncias y condenas fuera disminuyendo hasta aproximarse a cero. Y que la impunidad también lo hiciera en paralelo, claro.

En esta vida no todo se rige por la ley de la oferta y la demanda y hay algunos asuntos en los que es mejor tratar de desincentivar la demanda que satisfacerla. El aborto debe interpretarse como un fracaso desde cualquier punto de vista que se mire. En el mejor de los casos se trata de un fallo de la prevención sanitaria y educativa que conduce a una intervención agresiva e indeseable contra el cuerpo de las mujeres que se someten a la intervención.

El PSOE había concurrido a las elecciones de 2004 con la promesa de una nueva ley de aborto, que no cumplió durante su primera legislatura en el poder y que no se atrevió a incorporar a su programa electoral de 2008. En él sólo se anunciaba una reflexión sobre la vigente Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo cuyo nombre constituye un extraordinario y doble homenaje a Orwell: por lo que tiene de eufemismo la paráfrasis y por el acrónimo de la ley (L.I.V.E.): ‘guerra’ quiere decir ‘paz’ y ‘aborto’ significa ‘vive’ podría haber escrito en ‘1984’.

A veces, a falta de respuestas sobre algunos problemas de enjundia, el partido del Gobierno busca la manera de excitar a la derecha para llevar la confrontación fuera de sus responsabilidades de Gobierno más inmediatas y entonces recurre a alguno de esos asuntos que garantizan bronca. Como el aborto.

Cuatro meses después de las elecciones y quizá por la presencia, ya innegable, de la crisis, el PSOE se da cuenta de que en ese periodo de tiempo han cambiado las demandas del personal, que en julio quiere más aborto que en marzo y aprueba una ley de plazos, confundiendo el Congreso del PSOE con el de los Diputados. La secretaria de Organización afirma que la ley vigente “se aprobó hace 23 años y corresponde a la España de hace 23 años”. Que una ley de plazos sería mejor que este esperpento cuya principal virtud es permitir la trampa no requiere una defensa muy ardorosa, pero en contra de lo que sostiene Pajín, una sociedad 23 años más evolucionada, más madura y más instruida, debería haber cambiado abortos por educación sexual preventiva. Esperemos que la campaña de Sanidad dé frutos. En todo caso, menos da una piedra.