30 mayo 2007

Publicado en El Correo, el 3 de julio de 2003

El fallo del guionista

Santiago González

El Padrino’. Secuencia XXX. Restaurante de Jack Dempsey en Broadway y coche de Sollozzo. Exterior/Interior noche.

Michael Corleone es recogido en un coche por el mafioso Sollozzo y el corrupto capitán de policía McCluskey, implicados en el frustrado asesinato de don Vito Corleone, nada personal, sólo cuestión de negocios. Se han citado para conjurar la guerra de familias por la civilizada vía del diálogo. Por si acaso, McCluskey (inolvidable Sterling Hayden), le cachea con eficacia profesional mientras viajan.

En la secuencia siguiente, ya sentados a la mesa, en el restaurante Louis, del Bronx, el joven Corleone pide permiso a sus interlocutores para ir al servicio. Una vez allí, busca en la cisterna del retrete y extrae un objeto. Es una pistola. Michael vuelve a la mesa y, sin sentarse de nuevo, tal como le había recomendado Clemenza, apunta al capitán McCluskey, aprieta el gatillo y un chorro de agua acierta de lleno en el entrecejo del policía. El incidente da origen a un escándalo durante el cual, el capitán denuncia que Michael Corleone es un hombre de la mafia del ladrillo de Nueva Jersey y está implicado en una trama que desea quitárselo de encima para proteger los intereses de los constructores neoyorquinos, temerosos del insobornable McCluskey. Supongan ustedes, aunque sea mucho suponer, que Mario Puzo le presenta la historia que acaban de leer a su coguionista y director en 1970. «No es que me disguste el planteamiento», le habría dicho seguramente Coppola, «pero no me seas zoquete, Mario. Si quieres que la historia tenga sentido, pon una pistola de verdad en la cisterna».

O sea, que la mafia de Alcorcón, sostiene Simancas, sabedora de que con su presidencia se iba a acabar el mamoneo de la recalificación, se conjuró con el PP para impedirlo. La solución era un golpe de Estado para alterar la voluntad popular y preservar los intereses económicos del trust del ladrillo, primos hermanos de los intereses políticos del Partido Popular. Los camioneros chilenos contra Allende, los constructores de Madrid contra Simancas, siempre la misma historia. En esta ocasión, en lugar de enviar al pequeño de los Corleone, recurrieron a las manzanas podridas que hay en toda familia decente. Causa mucha admiración que los corruptores conocieran mejor el tejido humano de la lista de Simancas que el propio partido en el que militaban, desde el candidato hasta Zapatero, pasando por José Blanco, muñidor de los apoyos que el líder máximo necesitaba para triunfar en el congreso. Ya se sabe que los hijos de las tinieblas salen a menudo más despiertos que los hijos de la luz, qué se le va a hacer.

Una vez montada la trama, seleccionan a los diputados corruptibles, los despojos humanos, esos judas iscariotes que van a traicionar a Simancas, con el fin de recalificar el Huerto de los Olivos y explanar el monte Gólgota para construir en él unos adosados en una operación de un billón (con b de burro) de pesetas.

Entonces van los sicarios y actúan para que Concepción Dancausa asuma la presidencia de la Asamblea, en vez de esperar el momento oportuno para impedir con un solo acto la investidura del candidato socialista, para qué gastar pólvora en salvas, por qué utilizar una pistola de agua en vez de una de verdad. No era muy difícil. Bastaba con ver ‘El Padrino’ o repetir lo que hicieron los tránsfugas José Luis Barreiro en Galicia, Gomáriz en Aragón y Nicolás Piñeiro en Madrid. Tres intervenciones precisas, en el momento adecuado para dar la presidencia de otras tantas comunidades autónomas al Partido Socialista, sin que nadie calificara aquello de golpe de estado. ElPSOE también fue el perjudicado en alguna ocasión. En 1989, el comunista Tamames votó junto al CDS y AP para quitar la alcaldía de Madrid al socialista Barranco y dársela al centrista Rodríguez Sahagún.

Examinemos el relato del diputado Tamayo. La historia entera adquiere sentido, si se parte de que en su versión hay un punto de verdad: que los renovadores por la base se consideran a sí mismos el 40% del éxito de Zapatero. Por eso figuraban en las listas, no porque José Blanco estuviera absolutamente persuadido de su honestidad socialista. Por eso reclamaban los Balbases su parte del botín en el gobierno de la comunidad madrileña. Por eso veían con preocupación un pacto con Izquierda Unida que iba a entregar a Fausto el 40% de cargos que en justicia les correspondían a cambio del 7% de los votos. Dieron la espantada el día de la constitución de la Asamblea como un primer aviso, creyendo quizá que eso obligaría a la jerarquía socialista a negociar con ellos. Por eso no paraba Tamayo de anunciar que él votaría a Simancas con la condición de poder hablar antes con José Luis Rodríguez Zapatero.

Es sólo una hipótesis, pero es que la historia de Simancas, amén de carecer también de pruebas, nos lleva fozosamente a una de las conclusiones siguientes:
A) ésta es una trama de gilipollas. Una mafia así no le aguanta dos asaltos a la más insignificante de las familias de ‘El Padrino’. Qué digo a una familia, para acabar con éstos se habría bastado solo Fredo Corleone, el tonto de la familia.
B) El guionista que ha construido esta historia toma por gilipollas a sus votantes y a los espectadores, nosotros mismos.
C) El gilipollas es el propio guionista.

La respuesta, como siempre, en el periódico de mañana o después de la publicidad, en los medios audiovisuales.

25 mayo 2007

El PSOE ve indicios de arrepentimiento en la actitud de Batasuna

Otegi: "Hemos dado a entender que el sufrimiento ajeno nos daba igual. Ha sido un evidente error"

ANABEL DÍEZ - Madrid - 09/05/2006


Con agrado pero con prudencia, tanto el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, como el secretario general de los socialistas vascos, Patxi López, resaltaron ayer los indicios de "arrepentimiento" que deducen de las últimas declaraciones del líder de Batasuna, Arnaldo Otegi. Éste ha señalado que su fuerza política ha dado a entender que el sufrimiento ajeno les daba igual, y eso ha sido "un error". "Que sigan por ese camino", señaló Blanco.
En la ejecutiva socialista se recibían ayer con agrado las declaraciones al diario catalán Avui de Arnaldo Otegi. Preguntado por las cosas que ha hecho mal la izquierda abertzale, Otegi contesta: "Le diré tres. Una: el planteamiento territorial, [pues] Navarra piensa ahora que les queremos anexionar. Dos: transmitir la impresión de que queremos imponer nuestro ideario político. Y tres: hemos dado a entender que el sufrimiento de los otros nos daba igual y que el fin lo justificaba todo... Ha sido un error evidente".

Al terminar la reunión de la ejecutiva federal, tanto José Blanco como Patxi López, que conversó en la sede del PSOE con el secretario general, José Luis Rodríguez Zapatero, no quisieron echar las campanas al vuelo, pero sí mostraron agrado por "la buena dirección" de esas declaraciones. "Ahora bien, de ahí a la legalización de Batasuna va un trecho", precisó Patxi López. Todavía no se puede decir que ETA es un "mal recuerdo del pasado", insistió. El dirigente vasco considera que los datos y los hechos animan "a mantener bien alta la esperanza" de que el fin definitivo del terrorismo puede ser una realidad.

Por su parte, José Blanco mostró su agrado "por los procesos de arrepentimiento", y recomendó "a ese mundo que siga por el mismo camino". El dirigente socialista confió en que la noticia sea "que el fin de la violencia anunciada sea definitiva".

También dentro de la reunión de la ejecutiva Rodríguez Zapatero tuvo unas palabras sobre esta materia. Lo hizo para constatar que desde hace dos semanas no hay violencia callejera ni de ningún tipo en el País Vasco.
Euskadi tras la retirada de ETA / 1

La enfermedad de la patria

La castigada sociedad vasca ha creado sus propios mecanismos darwinianos de supervivencia para hacer frente a la violencia ejercida en estas décadas

JOSÉ LUIS BARBERÍA 08/05/2006


Los vascos no han salido indemnes de la prueba del terrorismo, pero su percepción de lo ocurrido es diferente según su experiencia de riesgo y su adscripción a uno u otro campo político. Abordar el pasado de silencio y omisiones como terapia necesaria para la regeneración ética de la sociedad tropieza con la buena conciencia de quienes no reconocen una situación de anomalía moral.

A medida en que se disipa la nebulosa del miedo y se aleja la sombra amenazante que ha marcado tantas vidas, los vascos empiezan a palparse el desgarro sufrido a lo largo de estas décadas y a reconocer tímidamente el suelo de divisiones y resentimientos librado por la organización terrorista. Pese al suspiro general de alivio, más comedido esta vez, y a la vivificadora brisa de esperanza que ha penetrado en los hogares, el dolor y también el odio continúan humeando entre los escombros anímicos de esta sociedad castigada, dando prueba del enfrentamiento incívico irresuelto. ETA no ha pedido perdón por sus crímenes; ni siquiera ha dicho que su retirada sea definitiva, aunque hay actitudes que muestran que también en ese mundo se aspira a situarse en un plano moral diferente. ¿Cuánto hay de impostura oportunista, de autoengaño y de sinceridad en el militante de Batasuna que en la charla con el periodista en una herriko taberna subraya que, en realidad, él nunca se alegró de los atentados?

Puesto que ningún grupo social puede salir indemne de una prueba traumática de esta naturaleza, un experimento machaconamente aplicado durante más de 30 años, la cuestión es saber hasta qué punto la violencia ha condicionado y perfilado los comportamientos y las ideas de los vascos. Por extraño que resulte, no hay estudio alguno al respecto y eso que el asunto resulta sumamente pertinente porque puede dar la medida de la capacidad y de los plazos necesarios para la regeneración moral, la normalización, de la propia sociedad. ¿Cuánto habrá que esperar hasta que llegue el tiempo del abrazo? ¿Están descartadas para ese encuentro las generaciones adultas? ¿Hará falta otra generación hasta que los vascos puedan mirarse limpiamente a los ojos?

Obviamente, la respuesta la dará el discurrir mismo del proceso, las fórmulas y las formas que se adopten en los tiempos venideros, pero también la propia disposición de la sociedad y de sus instituciones a revisar y analizar lo ocurrido. Hoy por hoy, mientras los damnificados reclaman memoria, dignidad, justicia y preguntan insistentemente por qué ha pasado lo que ha pasado, otros vascos se muestran excitados ante la oportunidad de cerrar el capítulo de esta historia con un acuerdo que sancione la existencia de un conflicto político original en el que subsumir los comportamientos y exonerar las culpas. Estos vascos vienen a proponer un ejercicio de amnesia colectiva, reclaman más generosidad a las víctimas y no creen necesario sacar mayores conclusiones políticas sobre lo sucedido.

"Me temo que nuestra sociedad no va a enfrentarse a su pasado, como tampoco los alemanes de la posguerra, salvando las distancias, fueron capaces de ejercer el duelo", indica el ex consejero de Cultura del Gobierno Vasco, hoy apartado del PNV, Joseba Arregui. "Ellos no pudieron o quisieron enfrentarse al silencio que habían mantenido ante los crímenes y sospecho que tampoco nosotros vamos a preguntarnos por qué hemos mirado para otro lado, por qué no hemos actuado como parte del Estado en el combate contra ETA. Me entristece decirlo, pero creo que la memoria que reclaman las víctimas se quedará en nada ante la buena conciencia del nacionalismo", señala Joseba Arregui.

"Salvad a la sociedad vasca, salvad de la culpa al nacionalismo, preservar su buena conciencia" parece ser la consigna actual del partido que dirige con aire renovador Josu Jon Imaz y lo que explica la promesa de saldar la "deuda moral histórica contraída con las víctimas". Pero como destaca Javier Urquizu, psicólogo e hijo de asesinado, lo cierto es que la tregua ha llegado con un lehendakari interpelado directamente por el medio millar de damnificados vascos que han suscrito la carta de los agravios a las víctimas y que se niegan a posar junto a él ante las cámaras. Por lo mismo, tal y como ha denunciado el ertzaina Teo Santos, la retirada de ETA se ha producido sin que la policía autonómica (más de 7.000 efectivos, una brigada especial antiterrorista de 300 agentes y un nutrido servicio de información) haya practicado en los dos años y medio precedentes la detención de un solo activista. ¿Y cómo disolver la sospecha de que los asesinatos de unos han permitido la permanente victoria política de otros? ¿Cómo desmentir la famosa metáfora del nogal: Unos sacuden el árbol y otros recogen las nueces?, ¿cómo obviar que el nacionalismo vasco no ha explicado todavía por qué reaccionó ante el asesinato de Miguel Ángel Blanco pactando con ETA en Estella la exclusión de los no nacionalistas que validaba el esquema mental del terrorismo?

Aunque se formulan de manera contrapuesta, la invitación a enterrar el pasado en aras de la concordia futura, "pasar la página", que se repite estos días, no tiene por qué negar la necesidad de abordar con franqueza lo ocurrido en Euskadi. Se trata de una deuda moral contraída con las víctimas pero también de la terapia necesaria para conjurar el regreso de la violencia y evitar que el rencor se instale permanentemente a la espera de que, como ocurre ahora con los exhumados cadáveres de la Guerra Civil, la ignominia acabe por aflorar muchos años más tarde. "El reto es darse cuenta de que lo que importa es la gente, no el territorio", ha dicho John Hume, antiguo líder del nacionalismo moderado irlandés (SDLP) y uno de los artífices del proceso del Ulster.

Porque lo que queda tras la retirada -¿permanente?-, de ETA no deja de ser un campo de ruinas moral en el que la figura alegórica del árbol talado de las víctimas emerge sobre la niebla como testigo incómodo que interpela a la sociedad. Ya dijo José Martí que "el suelo triste en el que se siembran lágrimas dará árbol de lágrimas". Despejada la opresiva atmósfera violenta, encauzados los enfrentamientos políticos y despertadas las embotadas conciencias, lo que aparecerá en el solar vasco y quedará para siempre son los 817 agujeros negros de los asesinados, las secuelas traumáticas de los 2.000 heridos, el vacío abierto por los 10.000 exiliados y la angustia de los 40.000 amenazados en los grupos de riesgo. Son cifras a las que, aunque sea a los efectos contables del caudal del sufrimiento, hay que sumar las bajas de los propios victimarios: los 32 asesinados por los GAL, los muertos por la explosión accidental de sus bombas o en enfrentamientos con la policía, los suicidados, la terrible muerte por torturas de Joxean Arregui el 13 de febrero de 1981, y los 650 presos atrapados en la espiral de violencia y represión que ellos mismos generaron.

De norte a sur, de este a oeste, la geografía humana vasca ha quedado marcada de cicatrices, punteada con cientos, miles, de atentados que componen un mapa del crimen, también físico, difícil de borrar. "Aquí mataron a...; en aquella esquina explotó el coche bomba...". Por mucho que el tiempo amortigüe los recuerdos, los sonidos, las voces y las imágenes, los ecos del pasado y las pesadillas sobrevivirán largos años en las familias y hará falta mucho más que el interesado bálsamo de la amnesia y el maquillaje de la brutal sentencia del refranero: "El muerto al hoyo y el vivo al bollo", para poder despojarlos de su ominosa carga. Lo que ha quedado tras este experimento de terrorismo sin parangón posible en Europa -Irlanda no sirve aunque se invoque para facilitar el proceso-, es una sociedad fragmentada, aleccionada en la inhibición y el silencio, en la que el miedo, el dolor y el quebranto se han repartido, obscenamente, de manera tan desigual que las percepciones sobre la realidad y el alcance de lo ocurrido varían sustancialmente en función de la adscripción a uno u otro grupo político.

Con las excepciones que se quieran, hay cuatro colectivos claramente conformados por su proximidad al dolor y al miedo: las víctimas, eternamente derrotadas, irremisiblemente vencidas; los victimarios, prisioneros del mundo psicópata que han creado y recreado a conciencia; la población no nacionalista, sometida permanentemente a una amenaza potencial ejercida de manera expresa y sistemática sobre sus representantes políticos, y los nacionalistas, excluidos por definición del riesgo. No, ETA no ha sido la plaga de langosta que arrasa por igual todos los cultivos. Con las excepciones notables de aquellos nacionalistas empresarios y ertzainas que se opusieron a las exigencias de la organización terrorista o la combatieron profesionalmente, los muertos han caído del lado de los funcionarios del Estado y de la población vasca no nacionalista.

¿Estamos hablando de una sociedad enferma? Los indicadores objetivos de salud mental no muestran diferencias significativas respecto a otras zonas de España. Más aún, según los estudios realizados por encargo de un laboratorio farmacéutico, resulta que Euskadi es la comunidad con menor índice de personas depresivas: el 2,48%. Como apunta Francisco Llera, director del Euskobarómetro, deducir a partir de estos datos que la población vasca no siente ni padece los efectos persistentes del terrorismo supone ignorar la complejidad de los mecanismos psicológicos que enmascaran los temores de las sociedades en crisis. De hecho, sin dejar de certificar que el miedo, la preocupación por el terrorismo y la inhibición a la hora de hablar de política en público son muy superiores entre la población vasca no nacionalista, el estudio publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en diciembre de 2004 concluye que en Euskadi se produce un rechazo subjetivo a considerarse víctima, como si asumir esa condición incrementara el riesgo objetivo. Pero, así y todo, está claro que las alteraciones anímicas más agudas, patentes en los grupos de riesgo y nunca estudiadas por el Servicio Vasco de Salud (Osakidetza), se diluyen en el conjunto de una población generalmente satisfecha. Ya dice el lehendakari que en el País Vasco se vive muy bien.

"Euskadi no es una sociedad psicológicamente enferma pero su diagnóstico es quizá más preocupante porque se trata de una sociedad ética y políticamente enferma que para poder regenerarse moralmente necesitará de una generación entera y dotarse de un sistema educativo de nuevos valores", indica Miguel Gutiérrez, jefe de la Unidad de Psiquiatría del hospital bilbaíno de Cruces. A su juicio, la sacralización de la política ha contaminado de dogmatismo al nacionalismo de derecha e izquierda y establecido un sistema de valores fundamentado en una concepción etnicista de lo vasco y en las falacias mitológicas. También Enrique Echeburua, presidente del Instituto Vasco de Criminología, cree que la patología de la sociedad vasca es de orden estrictamente ético.

"Hemos vivido una situación de anomalía moral que ha durado 40 años y aunque la amenaza se ha concentrado en sectores determinados, el temor a ser denunciado por los chivatos de ETA ha creado", explica, "un miedo social más amplio que después de tantos atentados se ha traducido en déficit de sensibilidad y de empatía para con las víctimas, hasta incurrir en la perversión moral".

Echeburua habla sobre todo del silencio, del silencio en los centros de trabajo, en los bares, en la calle, en los colegios, los institutos, la universidad. "Incluso en las clases de Ética el asesinato perpetrado la víspera no daba lugar al menor comentario", subraya. Ciertamente, el silencio vergonzante ha acompañado durante dos largas décadas el fantasmal deambular de las víctimas abocándolas a preguntarse una y otra vez, obsesivamente: "¿Por qué a mí?", "¿qué hemos hecho?". Es una pregunta que ni las instituciones ni la Iglesia vasca han sabido responder puesto que la suya ha sido una condena sincera y testimonial, pero afectiva y políticamente ajena a las creencias y valores, a las otras realidades que representaban las víctimas. No se han puesto en el lugar de los otros, no han abierto su corazón, no han cruzado la línea de sus prejuicios ideológicos para posibilitar que el abrazo fuera realmente solidario.

La reacción del dirigente nacionalista que al conocer el asesinato del presidente de la patronal guipuzcoana José María Korta exclamó, estupefacto: "¡Era uno de los nuestros!", es un ejemplo explícitamente revelador de esa distancia abismal. ¿De quiénes ha sido, pues, el resto de los muertos? Al igual que otras iniciativas, la reconfortante propuesta que Xabier Arzalluz esbozó en su día para que los afiliados peneuvistas acompañaran en la calle a los socialistas y populares amenazados no ha pasado nunca de ser un efímero enunciado. Y como se ha visto a lo largo del tiempo, la violencia terrorista no ha apartado un ápice al nacionalismo vasco de su camino soberanista, no le ha llevado a replantearse sus fundamentos doctrinarios sabinianos, no ha deshecho el comunitarismo culturalmente etnicista que congrega al conjunto de los nacionalistas. Ciertamente, enfrentarse a los violentos, no desde la admonición verbal, sino desde la consecuencia coherente que reclaman los hechos, resulta mucho más duro si se les considera parte indiscutible de tu comunidad natural única. ¿Es ése el mal de Euskadi, la maldición de la patria?

Dice Enrique Echeburua, profesor de Psicología de la Universidad del País Vasco, que la sociedad ha optado por adaptarse a la situación ante la falta de liderazgo institucional y de mecanismos con que combatir un fenómeno tan singular como el de la violencia etarra. "La gente ha creado sus propios mecanismos de supervivencia darvinianos, ha preferido no significarse socialmente y recluirse en su parcela individual. Digamos", indica, "que se ha adaptado, al precio de la degradación moral". En todo caso, conviene no olvidar la naturaleza conservadora de las sociedades sometidas y recordar que también la lucha contra el franquismo fue cosa de un segmento minoritario de la población. ¿Tiene sentido preguntarse si, sometidas a las mismas circunstancias, la sociedad catalana, madrileña, andaluza o gallega lo habría hecho mejor?

Bajo la opresión de ETA, la sociedad vasca ha producido muchos héroes anónimos, héroes bajo la razonable definición de personas capaces de cumplir dignamente con su deber ético en situaciones difíciles que conducen a la mayoría a la renuncia. En casi todos los pueblos, en casi todas las empresas, en casi todos los centros escolares, existen, a veces en régimen de semiclandestinidad, gentes capaces de hacer lo que la mayoría no hace, de decir lo que otros callan. No puede ser casual que muchas de estas personas se distinguieran en su día por su oposición activa a la dictadura franquista.

El profesor de Lengua y Literatura donostiarra Luis Daniel Izpizua subraya, además, que junto a la resistencia activa, se ha producido una resistencia pasiva "construida desde el terror, pero contra el terror" que ha sabido labrar su propia autonomía cotidiana, mantener su voto y contribuir a la derrota del monstruo. "No puedo explicarme de otra forma", dice, "que nuestra sociedad no haya sucumbido por completo a la suma del terror y del régimen nacionalista". Luis Daniel Izpizua otorga a esta resistencia una gran importancia con vistas a los retos futuros políticos que se avecinan. Es posible, pues, que no todos los silencios hayan sido el subterfugio de la cobardía física o moral. Ya dijo el escritor húngaro Sándor Márai que "la indiferencia es una forma de valentía en situaciones límites". Puede que el eslogan "Dilo con tu silencio" que ha presidido las concentraciones ciudadanas, habitualmente escuálidas, sintonizara adecuadamente con las limitadas capacidades de denuncia de la población no nacionalista. Pero sería muy injusto excluir a los nacionalistas de bien que han cruzado la acera para abrazar a su adversario ideológico o que han combatido dialécticamente la barbarie indisponiéndose o enfrentándose a veces con su propia familia biológica.

Con todo, si el aserto del profesor Echeburua: "La sociedad se ha adaptado al precio de la degradación moral", es sustancialmente correcto, habrá que convenir que el problema vasco actual es ahora también, precisamente, un asunto de autoestima. Porque se supone que una sociedad humillada por el miedo obtiene un pobre reflejo de sí misma, ve mermada la conciencia de su dignidad y reducidas sus posibilidades. Quedan pocas dudas de que el terrorismo ha hecho peor al conjunto de los vascos, también a algunos de los héroes forjados en esta situación y atacados por la desesperanza, la rigidez de pensamiento, la frustración melancólica y la dureza emocional. "Ha quedado la sensación de que somos una sociedad tan vulgar como las otras, pero que, encima, matamos", comenta Joseba Arregui. Es una apreciación que se compadece mal con la buena conciencia que el nacionalismo exhibe y con el mensaje de los partidos de Gobierno. "Somos una referencia europea de identidad propia", ha escrito Josune Ariztondo, la secretaria de la ejecutiva del PNV. "Tenemos que llegar a la unidad nacionalista porque de esa manera al pueblo vasco no habrá quien lo pare", ha manifestado, a su vez, la secretaria general de Eusko Alkartasuna (EA) Begoña Errasti.

Con violencia o sin ella, el nacionalismo no va a renunciar a su proyecto pannacionalista, pero tendrá que reformular probablemente sus planteamientos, tratar de convencer y de seducir más que de imponer. Podemos pensar que la política perderá el dramatismo criminal que tan poderosamente ha contribuido a sacralizar a la "causa vasca" y que con el tiempo todos los ciudadanos podrán expresarse con idéntica libertad. Quizá entonces puedan volver muchos de los que han sido expulsados física o anímicamente del solar de Euskadi, conducidos al exilio interior y exterior de una patria excluyente monopolizada en sus símbolos y su cultura por el nacionalismo. ¿Es un sacrilegio pretender que el árbol mutilado de las víctimas, testimonio del horror, acompañe al árbol de Gernika en la Casa de Juntas de esa villa? ¿Es un disparate que el símbolo de las libertades vascas entrelace sus raíces enfermas con las de un nuevo roble para que las generaciones futuras recuerden que la primera de las libertades es el derecho a la vida?

Euskadi tras la retirada de ETA y 2

La religión nacionalista

ETA necesita una coartada para justificar su decisión. El nacionalismo ha conseguido imponer un modelo de nación como objeto de culto, sagrada

JOSÉ LUIS BARBERÍA 09/05/2006

El magma de odio y frustración permanecerá larvado en Euskadi durante años, sobre todo porque las gentes de ETA difícilmente podrán reconocer públicamente el sinsentido de su crimen. Han derramado demasiada sangre, arrastrado al asesinato y a la cárcel a demasiada gente durante demasiado tiempo como para que esa subcomunidad nacionalista creada en torno a la maquinaria, a la industria de la muerte pueda, sin más, admitir su disparate trágico. Reconocer la mentira original: la falacia que presenta a un pueblo vasco único en su esencia, homogéneo, ancestral, sojuzgado, humillado y explotado a lo largo de la historia por los españoles y franceses, o aceptar que la violencia no tenía fundamento alguno en la democracia y que ni siquiera es cierto que, a la luz de la legislación internacional, tengan derecho a su particular autodeterminación, viene a ser para ellos como situarse ante el abismo de la pérdida de identidad grupal, como proclamar que han arruinado inútilmente sus vidas y las de sus víctimas.
Aunque en sus escritos no hay nada que permita establecer las causas de su retirada, se puede deducir, sin gran margen de error, que la razón fundamental es el panorama de marginación progresiva dibujado por la ley de partidos y por la sostenida ofensiva judicial y policial desplegada en un momento en el que el nacionalismo institucional les arrebataba el emblema estrella de la autodeterminación. Con un grupo armado cada vez más mermado, un brazo político condenado a la ilegalidad y una militancia cansada, la denominada "izquierda abertzale" ETA-Batasuna ha reconocido en el ambiente el peligro de convertirse en una fuerza residual. "Los activistas de ETA han llegado a su propio límite vital. Cesan porque se percatan del sinsentido de continuar y porque, y ésta es la clave, han empezado a comentárselo unos a otros, rompiendo el tabú. Se pueden engañar pensando que sus objetivos están más cerca ahora que el resto del nacionalismo ha asumido buena parte de sus tesis, pero el beneficio que persiguen es evitar acabar postergados en su perspectiva vital", ha señalado el analista Kepa Aulestia.

ETA necesita aferrarse a alguna coartada con que justificar su desaparición porque el grueso de sus activistas y de quienes les han jaleado, alentado o justificado no son psicópatas, sino personas normales aleccionadas, socializadas y adiestradas, eso sí, en un universo psicopatológico donde el enemigo apenas significa un blanco, una víctima propiciatoria. "Como psiquiatra que trata a enfermos, me irrita que se les considere psicópatas", señala Miguel Gutiérrez, jefe de la Unidad de Psiquiatría del hospital de Cruces, en Bilbao. "Comprendo que los sociólogos hablen de locura colectiva", dice, "pero, en propiedad, no se les puede llamar locos; son personas con capacidad de razonar que saben lo que hacen, y que si actúan así es porque están imbuidas de una ideología abyecta, sectaria y criminal".

Aunque la incógnita mayor del proceso es cómo evolucionará, en qué se metamorfoseará, la adhesión al terror -¿aflorará cierto matonismo callejero como teme el psicólogo Javier Urquizu?, ¿se crearán bolsas de delincuencia común?, ¿en qué se volcarán las energías tanto tiempo frustradas de los vascos?-, la pregunta fundamental sigue siendo de dónde ha surgido la ideología que sustenta al asesinato político, de qué materiales está hecha esta identidad asesina, qué patología social explica lo ocurrido. Preocupado desde siempre por la falta de empatía que la sociedad mostraba hacia las víctimas -"hubo un tiempo en el que acercarse a ellas parecía delito", indica-, y alarmado ante el cariz que tomaba el terrorismo, el jesuita donostiarra Alfredo Tamayo, doctor en Filosofía y Teología, se aplicó hace años a investigar el fundamento de la idea de una sociedad vasca enferma que venía siendo esbozada de manera vaga pero insistente en círculos políticos e intelectuales.

Director de la Escuela de Teología de la Universidad de Deusto en San Sebastián, Alfredo Tamayo llegó a la conclusión de que no hay una sociedad vasca enferma, pero sí muchos enfermos en la sociedad vasca, y que la patología que los genera es una determinada concepción nacionalista. Durante su investigación, plasmada en el trabajo Nacionalismo, Psicoanálisis y Humanismo, el teólogo donostiarra, colaborador de Ignacio Ellacuría, asesinado en El Salvador, encontró en la obra de Erich Fromm una fuente segura con que iluminar el problema vasco.
En línea con el pensamiento del gran sabio judeo-alemán, Alfredo Tamayo distingue entre un nacionalismo tolerante de conservación y defensa del llamado "hecho diferencial", equiparable al "sano amor a lo nuestro", y un nacionalismo maligno extremadamente narcisista que renuncia al juicio racional, ignora el sentido de la realidad, erige en ídolo a la nación y acoge en su seno a personas necrófilas cargadas de agresividad y odio, portadoras de lo que el mismo Erich Fromm definió como el "síndrome de la decadencia". Las dos almas del nacionalismo vasco, los dos extremos del denominado péndulo patriótico del PNV tienen su respectivo reflejo en esos dos campos ideológicos, separados a través de una línea fronteriza casi siempre difusa.

"El primero de los síntomas patológicos de ese síndrome reside, precisamente, en la imbricación de patria y religión", explica Alfredo Tamayo. ¿Hay que recordar el lema sabiniano del PNV "Jaungoiko et lege zarra" ("Dios y ley vieja"), el "Por Dios, por la Patria y el Rey" carlista, el "Por Dios y por España" franquista y el resto de ejemplos de la historia contemporánea, como el "Creo en Dios y en Serbia" de Raztanovic, el "Partido de Dios" islámico o el "Esta tierra que Dios otorgó a nuestros padres" del fundamentalismo hebreo, que muestran la utilización expresa de la fe por parte del nacionalismo?

Desde su aparición, el nacionalismo vasco ha estado impregnado de la mitología cristiana que el fundador del PNV Sabino Arana recogió directamente del carlismo. La concepción bíblica del "pueblo elegido", la consideración de que fuera del partido, del nacionalismo (fuera de la Iglesia), no hay salvación posible, y hasta la elección del Día de la Patria (Domingo de Resurrección) son otros de los elementos que componen la marca religiosa original.

Todavía hoy, las referencias mesiánicas a la larga travesía del pueblo elegido hacia la tierra de promisión (la independencia) -"Yo no veré, probablemente, a Euskadi independiente, pero vosotros, sí", ha repetido Xabier Arzalluz a los jóvenes- y la utilización de la parábola del pastor y la grey siguen formando parte de la retórica nacionalista. La versión más actualizada de esa ansiada tierra prometida, de la que, según la Biblia, "mana la leche y la miel", la aportan últimamente los dirigentes de EA y de los sindicatos ELA-STV y LAB cuando anuncian que la Euskadi soberana será, precisamente, un ejemplo de respeto a los derechos humanos, cuna de libertades y máximo exponente de la equidad y la justicia social. Así, pues, los vascos auténticos, vienen a decir, recuperarán su bondad natural, su condición de gentes excelentes, tolerantes y justas, una vez rotas las amarras con España.

Sometido en su día al Tribunal de Orden Público franquista, Alfredo Tamayo señala que el "conglomerado cristiano-patriótico es hoy patrimonio de un sector del clero y se manifiesta en la defensa de una singular Teología de la Liberación del Pueblo Vasco". Aunque menudean los ejemplos, la aberración mayor cometida por el muy minoritario colectivo de sacerdotes vinculado a las posiciones de Batasuna fue la homilía publicada en la revista Eliza (Iglesia) que presentó al dirigente de ETA, asesinado por los GAL, José Miguel Beñarán Ordeñana, Argala, como el "Cristo crucificado que dio la vida por la liberación del pueblo vasco". Según Tamayo, la imbricación entre lo nacionalista y lo cristiano explica "el silencio y la omisión frente a los cientos de asesinatos".

A juicio del jesuita donostiarra, la segunda forma de implicación de religiosidad y narcisismo nacionalista conlleva la "transferencia de sacralidades", un fenómeno ya manifestado durante la ascensión del comunismo maoísta y el nazismo alemán, que supone la sustitución de lo religioso por la nación sacralizada convertida así en objeto de nuevo culto. En su opinión, los ritos fúnebres del mundo de ETA, el hábito de sustituir los nombres cristianos impuestos a los niños en su día por otros de héroes mitológicos o de elementos de la naturaleza, y la transferencia al personaje del Olentzero del tradicional culto navideño al Niño Jesús y a los Reyes Magos ilustran que también en el País Vasco se ha dado algo parecido a la "nueva religión nacionalista".

Es sabido, por lo demás, que los seminarios vascos se vaciaron de golpe durante la segunda década de los años sesenta y que, casi sin transición, cientos de seminaristas y de aspirantes a las órdenes religiosas pasaron a militar en la oposición al franquismo y en la propia ETA. Los buenos resultados electorales que Batasuna obtiene en áreas y poblaciones de tradición carlista confirman el cierre de esta historia circular, además de corroborar que el tronco ideológico de la organización ETA es el nacionalismo y no las adherencias extremo-izquierdistas adoptadas en algunas fases de su trayectoria. De hecho, algunas voces políticas vascas aluden estos días al "final de la tercera guerra carlista", aunque la expresión preste a ese mundo la honorabilidad postiza de presentar lo ocurrido como resultado de una guerra entre bandos.

El fenómeno ETA-Batasuna demuestra que el pensamiento reaccionario puede sobrevivir adobado en una retórica y una estética de modernidad: ecología, globalización, feminismo, formalmente progresista. En realidad, la historia de Batasuna es más la búsqueda de un camuflaje idóneo para cada ocasión -en el terreno del martirologio que practican obsesivamente, han tratado de equiparar sus movilizaciones por los presos a las de las Madres de Mayo argentinas- que el resultado de la contradicción entre la reacción y la modernidad.

Alfredo Tamayo ve en la manera en que se enseña la historia y la geografía en determinadas instancias docentes de Euskadi, la "pérdida del sentido de realidad" y del "juicio racional" que Erich Fromm detectó en el nacionalismo como fenómeno exacerbado de narcisismo grupal. "Se inicia a la mente infantil en algo que tiene más de fabulación y mito que de realidad histórica, más de país de ficción que de país real, más de ideología que de ciencia, más de inoculación de prejuicios racistas y de prevenciones que de valores de solidaridad y de apertura humana".

En el lado más intransigente de lo que Fromm definió como el nacionalismo maligno, el profesor de Teología de la Universidad de Deusto alude a la satanización de lo español, a la estrategia de "socialización del dolor" puesta en marcha por ETA y al conjunto de crímenes cometidos durante estas décadas, particularmente a los que están caracterizados con un tinte vesánico: el asesinato de una madre ante su hijo, los atentados indiscriminados como el de Hipercor y la violación de la sepultura del concejal asesinado. "Hay muchos que medran sobre la violencia, el odio, el racismo y el nacionalismo narcisista. Son los líderes de la violencia, la guerra y la destrucción y sus verdaderos creyentes", sostiene. "Sólo los más desequilibrados y enfermos expresarán explícitamente sus verdaderos objetivos o se darán cuenta de ello. Tenderán a racionalizar su orientación como amor a la patria, deber, honor, etcétera, pero, en realidad, la guerra y un ambiente de violencia es la situación en la que la persona con el 'síndrome de decadencia' es plenamente ella misma".

Según el teólogo donostiarra, "es importante que la sociedad los reconozca por lo que son: individuos que aman la muerte, que tienen miedo a la independencia y que sólo ven como reales las necesidades de su grupo".

También la psicóloga Edorta Elizagarate subraya que el fanatismo no ha nacido con los activistas de ETA, sino a través de un proceso de adoctrinamiento social o familiar que les lleva a sobrevalorar sus ideas y a negar el relativismo de las cosas, la esencia misma de la democracia. "Hay estructuras de personalidad más propensas", dice, "a reaccionar de manera positiva a esa propaganda antidemocrática etnicista que transfiere los atributos diferenciales y los derechos individuales a la personalidad mítica que llaman pueblo, y que tiende a reducir informaciones complejas en pocos elementos".

En su opinión, no cabe extrañarse de que en ecosistemas políticos cerrados, dogmáticos, propicios al fundamentalismo y al mesianismo emerjan personalidades inmaduras, fanáticas, que vayan más lejos en la adhesión inflexible a una idea, en la intolerancia al cambio, en la hipervaloración de lo propio y el desprecio de la ajeno, en la visión dicotómica de la realidad, o buenos o malos, y en la capacidad para integrar aspectos contradictorios de un mismo fenómeno.
Psicólogos que han tratado profesionalmente a activistas de ETA dan cuenta igualmente de las grandes dificultades con que se encuentran a la hora de rehacer sus vidas. "Detrás de cada miembro de ETA hay un drama personal, además del familiar", señala una psicóloga que prefiere mantenerse en el anonimato. "Ellos establecen una distinción básica entre los que cumplen su condena y tienen el derecho al homenaje en su pueblo y los que aceptan vías de reinserción; es la diferencia entre salir con galones y con honor o salir sin galones y sin honor. En general, se aferran a la identidad del combatiente", explica, "porque si se sitúan fuera del grupo se ven obligados a revisar sus vidas y a asumir que han equivocado fatalmente su camino. Temen perderlo todo, y para ellos perderlo todo es perder la identidad construida falsamente dentro del grupo".

Profesional con una larga experiencia en el tratamiento de presos, la psicóloga recuerda su decepción inicial cuando empezó a trabajar profesionalmente con los activistas de ETA. "Creía que iba a encontrarme con revolucionarios románticos y lo que descubrí, por lo general, fue gente con un nivel cultural muy bajo, personalidades grises que apenas manejan cuatro consignas". A su juicio, en el mundo carcelario de ETA conviven perfiles clásicos de delincuentes y psicópatas con personas que poseen calidad humana pero que, salvo excepciones notables -el activista que no pudo rematar a su víctima y abandonó la organización-, tienen anestesiada la capacidad de ponerse en el lugar del "enemigo" y están poseídas por el convencimiento religioso de que defienden un bien superior.

La tortura y los malos tratos juegan un elemento importante en el agitado universo mental de ETA, pese a que la casi totalidad de las denuncias presentadas en los últimos tiempos han sido juzgadas infundadas por los tribunales y atribuidas a las consignas dadas por la dirección de la organización terrorista. Esta psicóloga afirma, sin embargo, haber conocido durante su tarea profesional "dos casos flagrantes de torturas psicológicas" que no quedaron finalmente sancionados, porque, dice, "como ellos denuncian por sistema, han perdido toda credibilidad".

¿De qué manera recompondrán sus vidas, cómo reharán su identidad aquellos que han arruinado sus mejores años, sus proyectos vitales? ¿Y cómo reaccionarán las víctimas, eternas vencidas, ante los cambios y mutaciones que traerá consigo la desaparición del terrorismo? ¿Podrán aceptar la aplicación de una política penitenciaria flexible e indulgente, la presencia temprana en las calles de los antiguos asesinos?

Lo primero que subraya Ángel Altuna, psicólogo de la asociación de víctimas Covite, es que las víctimas no son un colectivo homogéneo aunque les una la coincidencia en un dolor no elegido. "Hay que tener en cuenta que cada uno de nosotros es como es y se encuentra en una fase psicológica del duelo diferente", indica. En su opinión, es necesario que las víctimas acepten y normalicen la afloración de un posible odio reactivo interno siempre que como ciudadanos, como seres sociales y como colectivo de víctimas se muestren intransigentes con cualquier tipo de asesinato. "Cuando veo muy mal a un compañero, le digo que me llame por teléfono un minuto antes de hacer un disparate, y lo cierto es que todavía no he recibido una sola de esas llamadas".

La resolución del Parlamento vasco que reclamó a las víctimas que abandonaran el odio, las declaraciones del estilo "Hay que desactivar a las víctimas" y el empeño, pretendidamente piadoso, en reunir en un mismo foro a los familiares de los asesinados y de los presos de ETA forman parte del largo listado de agravios. "El odio no está en nuestro campo, está en los que escriben insultos en los libros de firmas de las capillas ardientes, en los tipos que llaman a las familias de los asesinados horas después del atentado. Son ellos los que necesitan verdaderamente tratamiento psiquiátrico", dice Ángel Altuna, "porque a nosotros nos basta con la memoria y la justicia y que nos permitan participar en la educación por la paz, ayudar a las personas que están, incluso, más necesitadas que nosotros".

Javier Urquizu, Edorta Elizagarate y Ángel Altuna coinciden en que plantear hoy la reconciliación es puro sarcasmo, puesto que las víctimas no tenían nada con los verdugos, no los conocían de nada. "Será mejor que hablemos de la convivencia posible y de la necesidad", subrayan, "de evitar la segunda victimización que supondrían los homenajes públicos a los asesinos". Establecido que, como dice Javier Urquizu, "el empate moral y político es imposible" y que todos los vascos ganan si la pesadilla se acaba, lo que sí cabe pedir es que el legado de odio y frustración no alcance a las generaciones venideras.

24 mayo 2007



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Cuajada de incidentes

Santiago González

De entre la surtida muestra de incidentes con que Batasuna y sus marcas alternativas van jalonando la campaña electoral, la mano de mi llanto escoge uno, como escribió Miguel Hernández. Ha habido de todo: agresiones a dos concejalas en el centro de Bilbao, boicoteo en mítines, incendio de una furgoneta electoral del PNV y otra de EA, acoso a candidatos, al alcalde de Bilbao (2 veces) y al mismísimo ministro de Justicia, exhibición pública de dazibaos con los nombres, domicilios y teléfonos de candidatos e irrupción en la grabación de un programa de debate entre candidatos con la pretensión de participar en él. Actos todos de una campaña en la que ANV se ha convertido en protagonista, gracias a la desacomplejada actuación de su militancia prestada, a la benevolente figura consentidora de Conde Pumpido y a la incapacidad de extraer conclusiones de los partidos con responsabilidades de gobierno. La Ertzaintza ha impedido en ocasiones males mayores, ha llegado tarde alguna vez y, por lo general, se ha limitado a dispersar a los acosadores, que gracias a ello, podían repetir actuación más tarde.

El pasado martes, el funcionamiento democrático del Ayuntamiento donostiarra se vio alterado por la interrupción de unos 40 miembros de la izquierda abertzale que, a eso de las ocho y media de la mañana desplegaron pancartas con los lemas habituales e interrumpieron con gritos el desarrollo del pleno que celebraba el Consistorio. Ni la autoridad municipal ni su policía pensaron en que la entrada de 38 muchachotes a los que acompañaban dos exconcejales de Batasuna podía esconder nada raro.

La presidenta del pleno, la socialista Susana Corcuera, les pidió que se retirasen y ellos se sentaron en el suelo. La Policía Municipal fue sacándolos uno a uno y el pleno siguió como si tal cosa, pese a que la concejal popular, Mª José Usandizaga, quiso que se debatiera el incidente. No hubo manera y su protesta fue considerada electoral por la presidenta y una falta de “vergüenza” por parte del alcalde. “Hala, tontita”, diremos a la víctima de una violación, “tú a lo tuyo, que ya hemos ahuyentado al agresor y no es cosa de que montes esta bronca por diez minutitos de nada”.

Más implacable se mostró la portavoz del Gobierno vasco, dolida porque la izquierda abertzale “tiene especial habilidad para pedir siempre ‘cosas’ a los demás”, pero no tanta para una reflexión y una autocrítica y “plantear qué es lo que puede aportar y ofrecer a la sociedad vasca”. Se desconoce el efecto que las contundentes palabras de Miren Azcarate han causado en la moral y las convicciones de Otegi y los suyos. Bakea behar dugu, ¡jolín! El candidato del PNV a diputado general, en cambio, se ha expresado con mucho acierto: “cuando el nacionalismo se expresa con violencia es fascismo”.

Así están las cosas. A partir del día 28, cuando tengan plaza en los ayuntamientos, irán a peor, ya lo verán. Habrá más violencia, más fascismo.

11 mayo 2007

concalma dijo...

EL COGOLLO DEL MEOLLO



Saludos a la tripulación y al grano:Lo más importantes de la Sentencia del Tribunal Constitucional, el cogollo del meollo, es esto (perdonen la extensión, pero es necesaria la cita literal):

“...ha acreditado la existencia de una trama defraudatoria en la que se han concertado determinadas candidaturas que, dotadas de autonomía frente al partido recurrente, se han constituido materialmente en sujetos electorales separados, esto es, enequivalentes de agrupaciones de electores sintonizadas bajo un designio común, sencillamente, en un nuevo partido de facto, cuya suerte no ha de correr pareja con la del partido al que sólo les une una relación puramente formal.No se ha disuelto, en fin, un partido (el recurrente), pero sí, con su no proclamación como candidaturas, las realidades separadas en que, por su autonomía respecto de la dirección del partido, se habían convertido algunas de sus listas electorales.”


Que se ha acreditado la trama defraudatoria es obvio. Que se haya acreditado un supuesto de laboratorio tan esperpéntico como que las candidaturas estén dotadas de autonomía y que sólo las vincule una relación puramente formal con el partido es directamente falso y sólo en la siniestra mente del Abogado General del Estado, de Cándido Conde y de Zapatero y sus ministros puede hacerse una composición de esta guisa (que termina por obligar al TC). Veámoslo:El Tribunal Supremo, con el visto bueno del Tribunal Constitucional, ha tenido en cuenta un acervo probatorio diverso para fundamentar que el entramado Batasuna concurre a las elecciones a través de ANV. ¿Ese acervo probatorio prueba que se han utilizado sólo algunas de las listas de ANV o prueba justo lo contrario, que ANV ha sido utilizado en su totalidad?
Analicémoslos:
1º.- “la Sala parte como dato objetivo, debidamente acreditado, de los intentos de la organización terrorista ETA y de los partidos ilegalizados y disueltos de participar desde las sentencias de ilegalización en todos los procesos electorales que han tenido lugar en la Comunidad Autónoma del País Vasco y en la Comunidad Foral de Navarra.”
Este indicio implicaría que ETA trata de estar electoralmente presente en todos los ámbitos del País Vasco y Navarra, no sólo en el reducido ámbito de las candidaturas ilegalizadas que, además, deja fuera la mayoría de los feudos tradicionales de Batasuna. Además, las agrupaciones electorales que con anterioridad utilizó Batasuna, se extendieron por un territorio mucho más amplio que el de las candidaturas ahora ilegalizadas.
2º.- “Entre otros indicios, la Sala ha tenido en cuenta, en primer lugar, la detención, con ocasión de la operación antiterrorista de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la desarticulación del comando de “liberados” URUDERRA, de don Jorge Murillo Echevarria, coordinador de la Mesa de Navarra de la ilegalizada Batasuna en la zona Leiz-Sakana, en cuyo poder se encontró documentación -documento denominado Ultzama hauteskundeat/Zena.doc- en la que
figuraban en tres columnas los nombres de 31 personas, 3 de las cuales se presentaban a las elecciones en la candidatura de la agrupación electoral Ultzamako Abertzale Sozialistak y otras 10 en la candidatura presentada por el partido recurrente en amparo en la localidad de Ultzama.”
La detención de esta persona y los contenidos de la documentación incautada fueron públicos antes de la demanda del Tribunal Supremo. Ninguna reacción hubo por parte de ANV a estos descubrimientos. Actitud pasiva incomprensible si se estuviera instrumentalizando sus listas a sus espaldas.
3º.- documento incautado al dirigente de ETA Mikel Albizu Uriarte, trascrito en el Auto del Juzgado Central de Instrucción núm. 5 de 28 de abril de 2007, del que se deriva, a juicio de la Sala, la estrategia de los partidos ilegalizados respecto del proceso electoral y del papel que en el marco de dicha estrategia quieren que ocupe el partido demandante de amparo. Confiere también relevancia la Sala al informe de la Comisaría General del Información sobre las elecciones a celebrar el 27 de mayo de 2007 en el que se alude al aprovechamiento de la cobertura de un partido político ya inscrito y que incluso manifiesta rechazar la violencia.
Este documento no hace ninguna referencia a la utilización parcial de las listas de un partido, ni a ningún proceso de infiltración subrepticia en una formación política, sino a un partido en su conjunto.
4º.- “De otro lado, la Sala toma en consideración como indicio de carácter objetivo la propia trayectoria del partido político recurrente en amparo, que únicamente ha concurrido a las elecciones celebrados el día 15 de junio de 1977, no obteniendo representación alguna, no habiendo presentado desde entonces candidaturas a ninguna contienda electoral. A partir de la ilegalización de los partidos políticos Herri Batasuna, Euskal Herritarrok y Batasuna tampoco presentó candidaturas, limitándose a pedir el voto en los diferentes comicios para las agrupaciones electorales constituidas con el fin de suceder y continuar la actividad de los partidos políticos declarados ilegales y disueltos."
Obviamente este indicio presupone una decisión consciente y unitaria del conjunto del partido y no sólo de algunas de sus candidaturas.
5º.- “A los anteriores indicios, se añade, en fin, el protocolo de colaboración que en fecha 24 de enero de 2003, esto es, en fechas próximas a las sentencias de ilegalización, pactaron los miembros de Batasuna don Joseba Permach y don Ibon Arbulu con los miembros del partido político recurrente en amparo don Txaro Guerrero Balino y doña Antón Gómez Llorente para intentar en la medida de lo posible frenar parte de los efectos de la ilegalización de Batasuna”
Nuevamente estamos ante un indicio que refleja una unidad de actuación del partido como tal y no una infiltración subrepticia en las listas del mismo por parte de la organización terrorista.
6º.- “Y, en fin, la incautación en Francia a quien durante catorce años fue el responsable político de ETA, don Mikel Antxa, de varios documentos, entre los cuales en uno de ellos, encabezado con las palabras “QUÉ HACER”, se conectaba de manera sucesiva la ilegalización de Batasuna, con la congelación para un momento posterior de las siglas que dan nombre al partido recurrente en amparo.”
El documento de Antza nuevamente no hace mención alguna a utilización de algunas listas de un partido político. Sino la congelación de ANV para su posterior uso.
Éstos son, según análisis del Tribunal Constitucional, los elementos de prueba en los que se basa el Tribunal Supremo para decretar la ilegalización de las listas de ANV que se le ha solicitado. Y al respecto el Tribunal Constitucional dice:
“El juicio de constitucionalidad que aquí procede acerca de la valoración de los elementos probatorios objetivos a partir de los cuales la Sala considera que revelan de forma inequívoca y manifiesta la instrumentalización de las candidaturas del partido político recurrente en amparo por los partidos políticos ilegalizados sólo puede llevarnos a descartar en este caso que el Tribunal Supremo haya alcanzado sobre esa base probatoria una conclusión irrazonable o arbitraria, en una consideración de conjunto que ha sido admitida por nuestra jurisprudencia (SSTC 5/2004, de 16 de enero (FJ 10); 99/2004, de 27 de mayo (FJ 17). En efecto, no se advierteque la Sala haya operado a partir de un juicio de inferencia excesivamente abierto, sino que ha realizado una valoración razonable sobre la base de la pertinente ponderación de los bienes y derechos en conflicto, sin derivar de los indicios manejados ninguna inferencia ilógica o tan abierta que permita conclusiones contradictorias.”
Sólo después de la valoración de los elementos objetivos que revelan de forma inequívoca y manifiesta la instrumentalización de las candidaturas del partido político se adentran tanto el Tribunal Supremo como el Constitucional en la valoración subjetiva de las listas. Y uno se pregunta: si todos los datos objetivos apuntan a una utilización del conjunto del partido, si no ha habido ninguna reacción por parte de los órganos de dirección del partido frente a la utilización de sus listas, si en lugar de desmarcarse de dichas listas cuyos elementos subjetivos se analizan lo que ha hecho ha sido hacerlas expresamente suyas, si el partido que se considera de manera inequívoca y manifiesta que está instrumentalizado tiene presencia de candidatos relacionados directamente con puestos orgánicos o candidaturas previas de la ilegalizada Batasuna en muchas más de las 133 listas impugnadas y en estas 133 en una proporción superior al 20%, si a cualquiera resulta evidente que es imposible infiltrar mucho más de un 50% de las listas de un partido político sin consentimiento de los órganos de dirección del partido político y el partido en sí mismo, si cualquiera puede apreciar que para concluir que una lista de un partido político se ha convertido, frente a toda apariencia, en algo con una mera vinculación formal habrá que explicar cómo ello es posible, cuáles han sido los mecanismos para conseguir engañar a dicho partido, si absolutamente todo lleva a concluir que no se ha producido ese supuesto de laboratorio de la infiltración de listas, sino que estamos ante el uso de un partido político para sustituir a otro, si todo ello es evidente que es así, decía, uno se pregunta: ¿por qué hay que estudiar una a una las listas para ver si están o no instrumentalizadas?, ¿no sería lo lógico determinar lo que es obvio: que ANV está instrumentalizado en su totalidad? Pues la respuesta la da también el Tribunal Constitucional cuando dice:
“nuestro enjuiciamiento ha de referirse exclusivamente al examen de las tachas que se han apreciado respecto de las concretas candidaturas objeto del proceso seguido ante la Sala del artículo 61 LOPJ, sin que podamos hacer consideraciones respecto al partido AEA-ANV en su conjunto, ni tampoco sobre la candidaturas que, al no ser impugnadas, quedan fuera del objeto propio de estos autos.”
Pues está claro. El Fiscal y la Abogacía del Estado han hecho lo posible porque esté ETA en los ayuntamientos. Y quien no quiera verlo, pues algún interés tendrá. Pero la realidad es la que es. Y punto.Saludos cordiales.
6:37 PM

09 mayo 2007

Editorial de El País, 22 de enero de 2005

La CNMV y el caso FG

LA BOLSA española mueve anualmente casi 637.000 millones de euros y resuelve más de 13 millones y medio de operaciones. Es un mercado complejo, fuente de rentas para millones de familias e inversores. Este sofisticado tráfico de dinero descansa casi única y exclusivamente sobre la confianza de los inversores, en su seguridad de que las compras y las ventas respetan la legalidad y todos cuentan con oportunidades iguales de información. La confianza de los inversores está íntimamente relacionada con el respeto que sea capaz de transmitirles el órgano regulador del mercado, que en el caso de España es la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Este prestigio no va incluido gratuitamente con la existencia de la institución. Por el contrario, sus responsables deben ganarlo día a día impidiendo las operaciones fraudulentas, la información privilegiada o las operaciones insolventes. No está de más señalar que en sus 15 años de existencia, la CNMV intercala actuaciones correctas con otras no sólo muy discutibles, sino absolutamente lamentables, que implican, incluso, posibles responsabilidades penales. Baste recordar su actuación en el caso Gescartera, el escándalo de la evaporación de 15.000 millones de pesetas que afectó a más de un millar de accionistas en 2001.

Pues bien, la CNMV se enfrenta ahora a un caso que medirá de forma inapelable su capacidad para estar a la altura del rigor, veracidad y transparencia que se le requieren desde el mercado. En 1996, con motivo de la operación de venta de la sociedad de Bolsa FG —dirigida entonces por el hoy presidente del BBVA, Francisco González—, el comprador, el grupo Merrill Lynch, dirigió a la CNMVun documento en el que informaba de un desfase contable de al menos 800 millones de pesetas en la sociedad comprada. Esta comunicación, de capital importancia para determinar si la operación se realizó en condiciones de transparencia de mercado y justiprecio contable y, sobre todo, si el mercado y la CNMV habían recibido la información adecuada sobre la marcha de la sociedad, habría desaparecido de los archivos de la Comisión. Lo que en un país del Tercer Mundo resultaría un chascarrillo de mal gusto, en el caso de España constituye un hecho gravísimo que no puede quedar impune.

Sea cual sea el motivo de la desaparición —desde la negligencia de un funcionario hasta un intento de borrar el rastro de una operación eventualmente contaminada—, que un expediente sobre un hecho relevante como la venta de FG Inversiones se esfume de los archivos del regulador no estimula precisamente a confiar en la autoridad moral de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Se da la circunstancia de que la desaparición implica a todos los presidentes que ha tenido la Comisión: Luis Carlos Croissier, Juan Fernández Armesto, Pilar Valiente, Blas Calzada y el actual, Manuel Conthe. Hay que decir que las primeras actuaciones de éste suscitan no pocas dudas respecto a su competencia para el cargo.

La primera nota pública de la CNMV sobre el caso contenía una falacia calumniosa respecto al comportamiento del medio periodístico que lo desveló. Acusara un redactor —del que se facilitaban nombre y apellidos— que quiso cotejar su información con la CNMV de ser el denunciante de los hechos ante la misma es un comportamiento que desdice de la credibilidad y la transparencia a la que está obligado este organismo. Manuel Conthe ya dejó tras de sí un rastro de considerable controversia como alto ejecutivo del Banco Mundial entre 1999 y 2001. Esta manera de pretender quitarse de encima el caso FG —no sabemos si por presiones o temores políticos—, echando la culpa a otros, no habla en favor de su manera de proceder al frente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. De modo que el caso FG amenaza con convertirse, además, en el caso CNMV y en el caso Conthe.

Para que la institución mantenga la confianza de los inversores, sus responsables —presidente, vicepresidente y Consejo— están obligados a dar las explicaciones pertinentes sobre la pérdida del expediente comprometedor Y debe hacerlo con la mayor rapidez posible para no mantener la incertidumbre sobre el segundo banco del país. En este caso, “dar explicaciones” tiene un contenido muy preciso: se debe llegar hasta las últimas consecuencias para aclarar quién recibió el expediente, quién lo extravió o destruyó y por qué razones. Si no se ofrecen estas aclaraciones, la Comisión se deslizará un paso más hacia el desprestigio. Una institución que reclama transparencia a los demás no puede comportarse de forma tan opaca.
La CNMV, el Grupo PRISA y FG

Manuel Conthe (Presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores)

EL PAÍS - Opinión - 25-01-2005 (Cartas al director)

Respondo con estas líneas a las críticas que como presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) me dirigieron los editoriales del sábado y del domingo de EL PAÍS. Me parecen injustificadas, aunque respeto y siempre defenderé su derecho a formularlas. Las opiniones que manifiesto son estrictamente personales y sólo me vinculan a mí, no a la CNMV ni a los demás miembros de su Consejo.

La cadena SER ejerció el martes pasado su derecho constitucional a informar al público sobre las irregularidades que había detectado, con ocasión de una información periodística, en la que fue Sociedad de Valores de D. Francisco González (FG), actual presidente del BBVA. Al difundir tales informaciones la cadena puso a prueba la elogiable doctrina que el propio FG enunció poco después de la dimisión de su predecesor (en un artículo, en EL PAÍS del 3 de febrero de 2003, yo mismo la bauticé como "doctrina González" o "Test Moral FG"): quienes ostentamos responsabilidades sociales -ya seamos políticos, altos funcionarios o banqueros- no sólo no debemos infringir las leyes, sino tampoco hacer cosas que, de hacerse públicas, puedan dañar nuestra reputación. Para conservar intacta esa reputación, debemos ser capaces de responder de forma convincente a las irregularidades que se nos imputen, sin escudarnos en que responden a campañas de "acoso y derribo" o aducir que están legalmente prescritas. Quien denuncia campañas de acoso y derribo suele carecer de argumentos para defenderse. Además, como dicen los jueces, las sentencias y decisiones absolutorias no son "certificados de inocencia": que alguien no sea condenado por una irregularidad no prueba que no la cometiera.

Por desgracia, la cadena empañó pronto su legítimo esfuerzo por desenterrar posibles irregularidades en hombres públicos aderezándola con dos invenciones:

1. Sugerir que era la CNMV la que venía investigando motu proprio las irregularidades. De ahí el enfado del Grupo PRISA cuando la CNMV desveló la verdad y, sin especial malicia, dio a conocer el nombre del autor de la crónica periodística (que no denuncia); con ese enfado el Grupo PRISA se contradice: si el propio Libro de estilo de EL PAÍS exige que los periodistas firmen sus crónicas y se hagan responsables de ellas, ¿qué hay de reprochable en que, al no hacerlo la cadena, la CNMV revelara la identidad del autor de la crónica?

2. Dar la impresión a sus oyentes, entre el miércoles y el viernes, de que tenía información fiable sobre el curso de las indagaciones de la CNMV (difundiendo en un arrebato de imaginación, por ejemplo, que se había producido un "borrado informático" de documentos en la CNMV; o poniendo en entredicho la sinceridad de la CNMV cuando el jueves comunicó oficialmente que sólo informaría del asunto por escrito). Esas dos invenciones pusieron transitoriamente en solfa a la CNMV, haciéndola aparecer como lo que no era. La CNMV, como es lógico, sólo se sintió legitimada para indagar aquellos potenciales delitos no prescritos de quienes eran sus responsables en 1996; pero no para colaborar frívolamente con la cadena en la ampliación de la investigación periodística sobre FG que la cadena había iniciado. Las averiguaciones internas de la CNMV no fueron jurídicamente "tomas de declaración", y se basaron en la voluntaria colaboración de los entrevistados. Contrariamente a lo que señalaron el domingo otros periódicos distintos de EL PAÍS, el mismo miércoles, cuando FG me llamó, le brindé la oportunidad de que viniera de inmediato a la CNMV a darnos su versión de los hechos -como yo habría hecho en su caso-; pero la declinó, hasta no hablar con sus asesores; y sólo después de que se la pidiéramos por teléfono envió el viernes a la CNMV la documentación que el jueves había hecho llegar a diversos medios de comunicación.

Me atraen intelectualmente las paradojas. Y me fascina que el mismo grupo de comunicación que fue perseguido tiempo atrás por un juez prevaricador -luego indultado- critique ahora a un funcionario público por no actuarcomo su inquisidor privado. Me parece un error. Por eso, creo que, como hacen los grandes periódicos internacionales cuando se equivocan y quieren restablecer su crédito, la cadena SER por sus dos invenciones y el editorialista de EL PAÍS del sábado por su desmesura deben una disculpa pública a sus oyentes y lectores, entre quienes me seguirán teniendo.

07 mayo 2007

Primera comparecencia de Nicolás Sarkozy como presidente de la República Francesa


Mis queridos compatriotas: Al dirigirme a vosotros esta noche, en un momento excepcional, como es fácil comprender, en la vida de una persona, siento una inmensa emoción.

Desde mi más tierna infancia siento el indecible orgullo de pertenecer a una gran, vieja y bella nación, Francia. Una Francia a la que quiero como se quiere a los seres queridos que lo dieron todo por nosotros. Pues bien, ahora me toca a mí darlo todo por Francia.

Esta noche, mi recuerdo va quiero decirles que me hicieron el mayor honor que se me puede hacer, al juzgarme digno de presidir el destino de Francia.

Mi recuerdo va a todos los que me acompañaron en esta campaña. Quiero expresarles mi gratitud y mi afecto.

Mi recuerdo va a la señora Royal. Quiero decirle que siento respeto por ella y por sus ideas, en las que tantos franceses se han visto reflejados.

Mi recuerdo va a todos los franceses que no me votaron. Quiero decirles que, por encima de la lucha política, por encima de las divergencias de opinión, para mí solo hay una Francia. Quiero decirles que seré el Presidente de todos los franceses, que hablaré en nombre de cada uno de ellos. Quiero decirles que esta noche no se celebra la victoria de una Francia contra la otra. Para mí, esta noche, sólo se celebra una victoria, la victoria de la democracia, la victoria de los valores que nos unen, la victoria del ideal que nos integra. Mi prioridad será poner todos los medios para que los franceses sigan teniendo ganas de hablarse, de entenderse y de trabajar unidos.

El pueblo francés se ha expresado. Y ha optado por romper con las ideas, con los hábitos y con los comportamientos del pasado. Quiero rehabilitar el trabajo, la autoridad, la moral, el respeto y el mérito. Quiero concederle el honor que se merece a la nación y a la identidad nacional. Quiero devolverle a los franceses el orgullo de serlo. Quiero terminar con el arrepentimiento, que es una forma de odio hacia uno mismo. Quiero acabar con la confrontación de las memorias, que alimenta el odio en los demás.

El pueblo francés optó por el cambio. Un cambio que pondré en marcha, porque ése es el mandato que recibí del pueblo y porque Francia lo necesita. Pero lo pondré en marcha con todos los franceses. Y lo pondré en marcha con un espíritu de unión y de fraternidad. Haré el cambio sin que nadie se sienta excluido y marginado. Lo haré con la voluntad de que cada persona pueda encontrar su sitio en nuestra República, que cada persona se sienta en ella reconocido y respetado en su dignidad de ciudadano y en su dignidad de persona. A todos los que rompió la vida, tienen que saber que no serán abandonados, que serán ayudados, que serán socorridos. Esas personas que sienten que, hagan lo que hagan, no podrán salir adelante tienen que estar seguros de que no serán abandonados y que tendrán las mismas oportunidades que los demás.

Hago un llamamiento a todos los franceses por encima de los partidos, de las creencias, de los orígenes, para que se unan conmigo y, entre todos, volvamos a poner a Francia en marcha.

Llamo a todos y cada uno a que no se dejen encerrar en la intolerancia y en el sectarismo, sino que se abran a los demás, a los que tienen ideas diferentes, a los que tienen otras convicciones.

Quiero lanzar un llamamiento a nuestros socios europeos, a aquellos a los que está ligado nuestro destino, para decirles que he sido europeo toda mi vida, que creo en la construcción europea y que, esta noche, Francia ha vuelto a Europa.

Pero también les invito a escuchar la voz de los pueblos que quieren ser protegidos. Les invito a no permanecer sordos a la cólera de los pueblos que perciben la Unión Europea no como una protección sino como un caballo de Troya de todas las amenazas que encierran las transformaciones del mundo.

Quiero lanzar un llamamiento a nuestros amigos americanos, para decirles que pueden contar con nuestra amistad. Una amistad que se forjó en las tragedias de la Historia que hemos afrontado juntos. Quiero decirles que Francia estará siempre a su lado, cuando la necesiten. Pero también quiero decirles que la amistad es aceptar que los amigos puedan pensar de forma diferente y que una gran nación como Estados Unidos tiene el deber de no obstaculizar la lucha contra el calentamiento global, más bien al contrario debe ponerse en cabeza contra él, porque está en juego el destino de toda la humanidad.

Quiero lanzar un llamamiento a todos los pueblos del Mediterráneo, para decirles que es en el Mediterráneo donde pasa todo y que tenemos que superar todos los odios para dejar sitio a un gran sueño de paz y de civilización. Quiero decirles que ha llegado el tiempo de construir juntos una Unión Mediterránea que sea puente de unión entre Europa y África.

Quiero lanzar a todos los africanos una llamamiento fraterno, para decirles que queremos ayudarles a vencer a la enfermedad, al hambre y a la pobreza, para que puedan vivir en paz. Quiero decirles que decidiremos juntos una política de inmigración controlada y una política de desarrollo ambiciosa.

Quiero hacer un llamamiento a todos los que en el mundo creen en los valores de la tolerancia, de la libertad, de la democracia y del humanismo. A todos los que son perseguidos por las tiranías y por las dictaduras. A todos los niños y a todas las mujeres martirizadas en el mundo, para decirles que Francia estará siempre a su lado y que pueden contar con ella.

Mis queridos compatriotas, vamos a escribir juntos una nueva página de nuestra historia. Y estoy seguro de que será una página grande y bella. Y desde el fondo del corazón esta noche os digo:

¡Viva La República!

¡Viva Francia!

03 mayo 2007

Los padres (y las madres) de la patria
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Manuel Montero
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Para informaciones interesantes, las que ofrece la página web del Parlamento Vasco – de las mejor confeccionadas que tenemos – sobre “quién es quién” en la cámara de Vitoria. Figuran todos los parlamentarios/as que dirigen nuestras vidas, con detalles básicos, como la profesión, estudios, idiomas, actividad parlamentaria… Se ve que cada uno lo ha rellenado al buen tuntún y es una pena, pues queda heterogéneo, ya que no todos han seguido el mismo criterio y cuesta comparar. Se agradecería también que figurase de dónde es cada cual y la edad. No ya por el morbo, que también, sino para tener una imagen clara del Parlamento que representa la soberanía autonómica. Si se consignase además el trabajo que desempeñaban al acceder al Parlamento sería el colmo.
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Por fortuna, tampoco en el País Vasco el arte de la política tiene que ver con arduas carreras de opositores ni con amontonar títulos, pues el liderazgo político y la capacidad de elaborar proyectos y comunicar suelen ir por otros caminos que los que dicta el meritoriaje académico, profesional o empresarial. La política es la única actividad que no define preparación para el ingreso ni exige exámenes de conocimientos o aptitudes, ni eficacia. No es defecto, sino virtud: la democracia no está para que gobiernen “los mejores”, sino quienes obtengan el respaldo ciudadano. Era lo que indignaba a Rajoy en una de sus expresiones más desafortunadas, cuando se quejaba de que para llegar a Presidente la ley sólo exige ser español y mayor de 18 años. También los votos de la gente, se le olvidó.
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Los 75 que forman el Parlamento Vasco componen un grupo peculiar. Presentan una gran heterogeneidad profesional, con significativas carencias. Como cabía esperar – los parlamentarios se dedican a hacer leyes – los abogados son el grupo más compacto, pero en nuestro Parlamento no llegan a la tercera parte: salen 21, si la cuenta está bien hecha y acierta la identificación de los títulos, a veces expresados como para despistar. En eso el PP es el más ducho, pues 9 de su 15 parlamentarios son licenciados en derecho. Sin su aportación los juristas no llegarían al 20 % de la Cámara, circunstancia que se antoja rara. Hay 6 en el PNV (pero entre 22), 4 en el PSOE (sobre 18), 2 en EA (de 7), ninguno en los demás partidos. La siguiente profesión en importancia es, sorprendentemente, el magisterio, que ejercen o han estudiado seis parlamentarios – cuatro son de EHAK, de sus nueve, lo que le convierte en un partido de profesores; tienen una estudiante, e inevitablemente estudia “Educación Social” -.
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Llaman la atención, en esta nómina, los pocos con carreras técnicas. Sólo hay dos ingenieros técnicos (forestal y agrícola) y un maestro industrial. Pocos parecen, para un país de las características y tradición del nuestro. Y “de ciencias” sólo hay una química, doctora, eso sí – de los tres que lo son en el Parlamento -. Abundan más los de carreras que indagan en cómo funciona la sociedad, los 5 economistas – encabezados por Ibarretxe, son todos nacionalistas -, los de Ciencias Políticas, Sociales y afines y las relacionadas con la antigua Filosofía y Letras, Historia o Filologías diversas. Son muy pocas las profesiones liberales. Hay dos médicos, uno que se dice “empleado”, un viticultor, sólo un “empresario”, además de una “gestora de páginas web” y una restauradora de objetos artísticos. Para bien o para mal, sólo se cuenta un técnico administrativo y una administrativa prejubilada. Extrañamente, hay siete que no confiesan en la página estudios terminados, sea por descuido, omisión o por carecer de ellos. Su protagonismo político prueba que no siempre hay relación entre la preparación académica y la capacidad de gestión y liderazgo. En este caso se encuentran Egibar, González Zorrilla, Antton Karrera, Larreina y Patxi López, algunos de los más firmes puntales de nuestro Parlamento.
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Caracteriza a nuestros parlamentarios otra nota singular. Son muy pocos los que proceden de alguna actividad profesional no dependiente estrictamente de la política. Aquí los profesionales de la política buscan el copo. Dominan por goleada aquellos cuya carrera entera se ha realizado en el seno del partido o en alguna administración aneja. Resulta comprensible la primacía del “político profesional” y es deseable su presencia parlamentaria, pero se resiente nuestro Parlamento por la casi total ausencia de gente que haya conocido otra cosa que la pelea de partidos, el trepar en la escala que puede llevar desde concejal o secretario de la sede vecinal hasta lehendakari, si se saben entender los hilos del partido. No sólo es que se duela el Parlamento por la imposibilidad de alguna independencia mental respecto al aparato sino que, además, aportaría a nuestros legisladores otras perspectivas vitales, pues hay vida fuera de los partidos.
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Algo de esto deben de intuir nuestros parlamentarios, pero no atinan. Me refiero a los chocantes “otros datos de interés” que incluyen en sus fichas, para acercarse al común. Altzelai alega que es “Miembro de diversas asociaciones que trabajan en cooperación para el desarrollo. Socia de Greenpeace. Afiliada al sindicato ELA. Afiliada a Eusko Alkartasuna. Afiliada al Colegio Vasco de Economista”. Apasionante, pero no toca. Barrio, del PP, asegura que es “Miembro de Eusko Ikaskuntza. Miembro de CIREC España. Patrono de la Fundación Iberoamericana de Economía Social”. Lo mismo. Ares cuenta con pelos y señales su emocionante vida, desde el nacimiento hasta la fecha, pero mi preferido es Urkullu. Tras sus estudios, vienen los demás méritos: “Asociación Cultural Sabino Arana, Asociación Cultural Juan de Itziar (Durango), Asociación Alboan, Peña Ezkurdi (Durango), Sociedad Cultural (Durango), Club Tabirako (Durango), Athletic Club de Bilbao”. Una vida en un par de líneas. La ciudadanía, conmovida, se aproxima así a sus próceres.
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(El País, 29 de abril de 2007)

01 mayo 2007

Que no nos roben Madrid

SUSO DE TORO 01/05/2007

Desde luego una buena teoría vale mucho, si es pesada mejor, pero más vale aún una experiencia bien comprendida porque de ella puede uno sacar dos o tres teorías de mediano peso. La experiencia de un escritor conocido por mí ilustra en varios aspectos tanto la evolución del mundo literario y editorial como corrientes de fondo de nuestro país. Este hombre tuvo la desagradable experiencia de chocar con el poder político hace unos años en su Galicia por practicar la libertad de expresión, como le había ocurrido a otros periodistas antes. Pasaron los años y pasó lo que pasó, la derecha perdió allí el poder y todo se fue temperando, dentro de lo que cabe. Hay cosas mucho peores, como que te persigan para matarte, pero como fuente de conocimiento la experiencia no estuvo mal: padecer a un poder autoritario utilizando la "información y turismo", abusando del poder de los medios de comunicación para liquidar paradójicamente la libertad de expresión. Para liquidar la realidad con una asfixiante pesadilla mediática.

Mientras tanto, este hombre podía ver editados ocasionalmente textos suyos en prensa de Madrid o Barcelona. Incluso vio publicadas sus opiniones sobre literatura en alguna cabecera manifiestamente de derechas, donde por entonces también se daba fluida cuenta de la publicación de sus libros. Él creía que eso era un derecho o cosa natural, pues era lo que se hacía habitualmente con libros de parecida índole de autores semejantes a él. Pero posteriormente descubrió que lo que creía un derecho era en realidad un privilegio que le podía ser retirado y que lo ocurrido antes en Galicia, el estrangulamiento de la opinión libre y la caza de la disidencia, ya empezaba a ocurrir en Madrid. Y lo que para la división es la "prueba del nueve" lo es para la democracia que uno pueda expresar sus ideas y no sufrir castigo por ello. La libertad de expresión es el papel de tornasol de la democracia, de la libertad.

Si unos años antes había podido publicar en una cabecera madrileña un artículo titulado "Por un Madrid federal y abierto" constató entonces que el curso del tiempo y de la política habían hecho sus ideas cada vez menos populares, nunca mejor dicho, y que la sospecha ideológica planearía sobre él. Así, cuando nuestro hombre presentó, hace tres años, un libro sobre su idea de España se tropezó con que de las cuatro cabeceras de prensa de la capital tres se negaron a cubrir la presentación. Su pesadumbre fue amargura cuando vio que la única que acudió tardó veinte días en publicar una columna con la noticia. Se le hizo evidente que no sólo su idea de España no gozaba de simpatía en aquellos medios sino que él mismo estaba en un claro y delicado fuera de juego. Algo había cambiado por debajo en el curso de unos años en el ambiente y en la actitud de los medios; no era algo manifiesto, nadie lo reconocería públicamente, pero era algo profundo. Las viejas ideas de la derecha nacionalista española impregnaban el ambiente y habían enraizado también en los medios, como ideas "naturales".

Aun así, creyó que quizá ese estigma sólo alcanzase a sus opiniones pero que su obra literaria, que era autónoma de sus querencias como ciudadano, estaría a salvo del sectarismo ideológico y seguiría siendo tratada como antaño. Pero con su nueva novela comprobó, ya sin sorpresa, que esta vez dos de las cuatro cabeceras de prensa de la capital, que siempre habían cubierto las presentaciones de sus libros, también se negaban a acudir a la presentación de la novela. Aún vio con pasmo que uno de los dos periódicos que se habían negado a dar cuenta de lo que el autor tenía que decir del libro dedicaba en cambio más tarde una página entera, y con foto en colores, a una reseña corrosiva hacia libro y autor. A la fuerza ahorcan y alcanzó a ver cómo se trabaja la división social, no se respeta la autonomía de nadani de nadie. Todo estará connotado faccionalmente, o conmigo o contra mí. Una división que si prosperase destruiría no sólo la convivencia sino incluso la coexistencia. Y en la que los medios de comunicación son el instrumento decisivo, el bisturí que utilizan los estrategas de la división para cortar y separarnos.

Esa experiencia particular muestra antes de nada que la literatura en España es un espacio roto. El espacio editorial español se caracteriza por una división polarizada en dos grandes grupos que más allá de expresar la legítima y necesaria diversidad y competencia empresarial y cultural tiene sus implicaciones ideológicas. Pero sobre eso se ha añadido en los últimos años una fortísima ideologización y, sobre eso aún, el sectarismo extremo de buena parte de los medios de comunicación; se pasó de la complicidad con el afín a la liquidación del adversario. La consecuencia para la literatura es clara: en España no existe un espacio literario común, hay dos espacios separados y contrarios.

Se dirá que es un caso muy particular, cosa de literatos. Es cierto que la literatura tiene una relación característica con la ideología que la hace muy vulnerable a los conflictos ideológicos y sus sectarismos, pero me parece que esa escisión alcanza ya a otras profesiones, de la judicatura, ideologizada y faccionalizada, a la medicina. ¿O no es eso, sajar en vivo, lo que hizo la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid depurando sin causa el servicio de urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés?

No sabemos de qué modo se saldrá de esta situación, probablemente cuando la derecha haga su crisis y aparezca una alternativa a la existente, con verdadera cultura democrática. También entonces habrá cabeceras de prensa que tendrán que revisar el daño que hicieron. Pero mientras tanto Madrid, que por las características de la construcción del Estado es el corazón de muchas cosas en España, y también el corazón del sistema de comunicación centralizado, es el lugar donde se da la batalla ideológica.

Es en las calles de Madrid, apropiándoselas, donde la derecha escenifica su rabia nacionalista y es en sus medios de comunicación donde se elabora la tremenda visión de España que nos llega cada día. ¿Y acaso no es Madrid en estos momentos una comunidad "robada", secuestrada políticamente? ¿Acaso no se le robó a la ciudadanía, utilizando a dos diputados comprados, el Gobierno autonómico para dárselo a quien ahora lo tiene? Los especuladores inmobiliarios tras la operación fueron el instrumento de esta derecha que necesitaba poseer Madrid para transformarlo en un búnker en el que resistir y desde el que emitir a toda España. Y así tienen a Madrid, explotándolo, como un corazón forzado al borde del infarto. Y así se apropian incluso de sus calles. Cualquier desafuero es posible. Ya hemos visto a todo un señor alcalde de la ciudad y a un ex presidente del Gobierno cortando el tráfico en manifestación ilegal, en su desesperación ya no hay límites ni hay que guardar las normas y las formas, por eso han sacado las viejas banderas. Pero no es el Madrid de los ciudadanos el que padecía originalmente taquicardia, sino un otro Madrid que se le superpone y que lo pretende suplantar. Se trata de una ciudad platónica y levitante, hecha de ideología y encerrada en un diálogo consigo misma. Esa lucha de la ciudad fantasma contra la tangible somete de un modo calculado a Madrid a un stress. Ese stress contrae su sistema arterial y venoso, acercándolo a la esclerosis, para que no pueda circular toda la sangre.

Si el Madrid de los ciudadanos no consigue espantar de encima esa otra ciudad agobiante y fantasmal acabará infartada, perecerá como ser vivo y libre. Será suplantada por una ciudad de pesadilla, un fantasma integrista en el que no podrá verse reflejada más que una minoría sectarizada de la población, y entonces toda la ciudadanía española tendrá un problema serio. Es preciso recuperar Madrid para todos, que ese corazón bombee sangre oxigenada y con fluidez, sin distinguir que la sangre sea azul o roja, catalana, gallega, vasca, canaria, ecuatoriana... La que sea, toda la sangre, la de todos. Es preciso que el integrismo retire sus manos arteras del cuello de esa ciudad y la deje respirar, la deje ser. Nos deje ser. El cuerpo español necesita que la derecha no reviente el corazón del Estado.Hoy seguimos deseando lo mismo que hace años, una capital del Estado que sea para todos, que no excluya a nadie: un Madrid federal y abierto.
Suso de Toro es escritor.