30 octubre 2010

Entrevista al mudo
Santiago González
Lo que le faltaba a la semana era la entrevista de ayer en ETB a Jesús Eguiguren. La periodista África Baeta, que le habría sacado mucho más partido a Harpo Marx, hizo un gran ejercicio de contención para no decir a su entrevistado: “¿Se puede saber por qué ha accedido a venir a Teleberri si a todo lo que le pregunto, no sabe/no contesta?”
La entrevistadora trató de abordar en sus cuatro primeras preguntas el asunto del día: la posible reunión de dos dirigentes del PSE con dos miembros de Batasuna, según noticia publicada en los diarios de Vocento, y tajantemente desmentida por los socialistas vascos. Así contestó el entrevistado: “Yo me atengo a la respuesta de mi partido, no sé más… No le puedo contestar… El presidente del PSE está en un limbo que no tiene toda la información… He andado muy ocupado en otras cosas… Es un tema que no conozco…” y todo en este plan. A la pregunta de su  comparecencia como testigo de encargo en el juicio contra Otegi, dio una respuesta antológica, en línea con la de su partido de la víspera: Él va como testigo porque le ha citado el tribunal, no Jone Goirizelaia. Ah, las medias verdades. En nuestro sistema judicial, ¿es el juez el que impone sus testigos al letrado de la defensa? Razón le sobraría a Batasuna para temerse que esto no acaba de ser una democracia. Y menos mal que ha tenido suerte con Eguiguren. Podría haberle tocado como testigo alguna víctima de ETA.
Al ser preguntado si cree que Otegi debe salir de la cárcel: “no lo sé…. Hombre, sería mejor que estuviera fuera haciendo política, pero como se mete en tantos líos, no sé cuál es su situación jurídica.”
Eguiguren, que es el especialista, no sabe. El PSE niega, al igual que el lehendakari. Uno tiende a creer a las instituciones. ¿Pueden mentir en un asunto como éste? Pueden, lo ha hecho el presidente del Gobierno, o sea, que de ahí para abajo casi todo es verosímil, pero un mentís categórico a Vocento parece un desafío muy arriesgado para los socialistas vascos, si la reunión fuera un hecho y hubiese alguna prueba del encuentro. Cabría preguntar al PSE para qué se reunieron con el Sinn Fein y si  éste no actuó como el mensajero de sus primos ilegalizados (the go between).
Por más que se aplica Rubalcaba, le resulta difícil disciplinar a toda la peña. Hércules las pasó canutas para acallar a la hidra de Lerna: cien cabezas. En su segunda rueda de prensa tras el Consejo de Ministros, ni siquiera ha tenido tiempo de meterse con el PP y ha debido ponerse el traje ignífugo para seguir apagando un fuego que le dura toda al semana. No sé yo si el presidente del Gobierno ha estado acertado coronando la misma cabeza con los cargos de vicepresidente, portavoz y ministro del Interior. Semanas como ésta parecen indicar una cierta incompatibilidad funcional si el partido se le pone boquirroto. Una pista: añadir a sus funciones la secretaría de Organización no sería una buena idea.
Rafael Alberti había expresado perplejidades como la mía de ahora mismo en el título de un poemario surrealista publicado en 1929: “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”. Con el ministro del Interior ya somos tres. Ay, si toda esa tropa suya no tuviera el don de la palabra.











29 octubre 2010


Testigo de la defensa
Santiago González
Menos mal que habíamos entrado en la era de la comunicación. La eclosión de portavoces con opiniones diversas sobre la distancia exacta que Batasuna debe guardar con respecto a ETA no había sido una experiencia muy estimulante. Así que llegó Rubalcaba y mandó a parar. Habíamos llegado a una contención de la marejada en términos razonables: las declaraciones de Jáuregui sobre la imposibilidad de verificar la seriedad de las intenciones de ETA antes de las municipales eran necesarias en medio de las rebajas. Ayer mismo intervino el portavoz del Gobierno propiamente dicho, para rechazar la negociación y afirmarse en la vía de la derrota seguida en los últimos tres años.

Mano de santo. Todas las voces de los días anteriores se han callado, Blanco, un suponer. Benegas ha declarado que ya no hablará más del asunto y el consejero Ares ha reclamado sensatez de manera ecuménica, aunque debería haberla pedido por medio de una circular interna. Y en éstas va Eguiguren y se destapa como testigo de la defensa en el juicio contra Arnaldo Otegi el próximo día 11.

En ‘Testigo de cargo’, una enamorada Marlene Dietrich se ofrece al fiscal para declarar contra su cónyuge, Tyrone Power, procesado por asesinato, con el fin de que el abogado de éste, Charles Laughton, destroce su testimonio por perjurio y consiga la deseada absolución de su marido. El testigo de cargo convertido en el mejor testigo posible de la defensa, la vida está llena de estas pequeñas paradojas.

Tal vez estemos juzgando mal a Jesús Eguiguren y su papel en este despropósito sea el inverso de Marlene Dietrich. Convencido de que las triquiñuelas de Batasuna pueden darle resultado ante los tribunales, se ha ofrecido a Goirizelaia, pensando que lo único que tal vez no pueda superar Arnaldo Otegi sea su testimonio como testigo de la defensa.

Eguiguren, colaborador de la Justicia, según su partido, tiene una papeleta el 11 de noviembre, la de prestar un testimonio equilibrado, pongo por ejemplo, no mostrar más capacidad para el recuerdo ante las preguntas de Jone Goirizelaia que ante las de la acusación, pongamos por caso.

Tal vez no han calculado nunca el efecto galvanizante que producen en la moral de la banda terrorista y allegados. Cuando se ponen a hacer cábalas nerviosas dan la impresión de que Eguiguren tiene más urgencia que Arnaldo en que éste salga de la cárcel y que la legalización de Batasuna para que pueda ocupar los Ayuntamientos a los que no pudo llegar ANV, no es un problema que deba preocupar tanto a Batasuna como al Gobierno y al partido que lo sostiene.

Cosas de Jesús, dicen. ¿Conseguirá Eguiguren sacar a Arnaldo de la cárcel y llevar a los ayuntamientos vascos a los concejales de Batasuna? ¿Acertará el astuto Rubalcaba a frenar su perseverancia? “No revele a nadie el secreto del final de ‘Testigo de cargo’”, dice una voz en off sobre los créditos finales de la película de Wilder. En el asunto que nos ocupa da lo mismo. Sea cual sea el desenlace, habrá algún socialista que acertó en esta semana. Están en todas las posiciones al mismo tiempo. Nadie, salvo el PNV, había alcanzado tal virtuosismo en el ejercicio de la ubicuidad.

27 octubre 2010


Vaya lío
Santiago González
No es preciso ser un vocacional de las teorías conspirativas para darse cuenta de que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz, asunto ya sentenciado en el Nuevo Testamento (Lucas, XVI, 8). No hay más que ver el batiburrillo que tenemos liado acerca de la hipotética legalización de Batasuna antes de las elecciones municipales. Veamos: Eguiguren se reúne a tomar cafés con Antxon Etxebeste, Rufi Etxebarria y Rafa Díez Usabiaga, a quien el cuidado de su anciana madre que le encomendó Garzón, le permite reincidir en el delito que el propio juez se temía en el auto de excarcelación. O tal vez no: ellos se reúnen, hablan de sus cosas y luego cada uno hace lo que debe.
Ayer, el mismo día en que conocíamos esto por Ángeles Escrivá, el portavoz parlamentario del PSOE, José Antonio Alonso, recordaba a Joan Ridao que “no hay que reunirse bajo ningún concepto con representantes de Batasuna (…) Me resulta inimaginable que un partido democrático realice semejantes reuniones”. Esta consideraciones del portavoz, ¿valen para su propio partido o sólo para ERC?
El 24 de abril de 2005, Zapatero declaraba al diario El País: “El Partido Socialista no ha mantenido ninguna relación con personas que puedan representar a la extinta Batasuna. No ha habido ni hay relación alguna, ningún diálogo.” Para entonces, Eguiguren llevaba tres años viéndose con Otegi y sus citas prevalecieron sobre las palabras del presidente. Ayer mismo, Tasio Erkizia declaraba que “el PSOE conoce de primera mano los pasos que está dando la izquierda abertzale.” Al mismo tiempo, Zapatero ha pedido al PSE que haga el menor ruido posible y que no interfiera”.
Toda gran estrategia se basa en una diagnosis acertada. El ministro de la Presidencia declaró el lunes a ETB que probablemente Batasuna “ha llegado a la conclusión de que la violencia contamina su causa y que la arrastra al abismo”. Son dos conceptos diferentes. Puede que hayan intuido que ETA les arrastra al abismo, aunque no haya señales públicas de semejante convicción. Pero la contaminación de su causa por la violencia es un imposible metafísico. Para que tal se produjera, sería preciso que la violencia fuera algo externo en su naturaleza y esencia a la presunta causa, cuestión desmentida por la historia de los últimos 32 años y por la sentencia del Supremo de 27 de marzo de 2003, en que ilegalizó Batasuna con párrafos como éste:
“Todos estos aspectos de esencial coincidencia entre los tres partidos políticos demandados (HB, EH y B) entre sí, y de todos ellos a su vez con ETA, ponen de manifiesto una identidad sustancial entre las tres formaciones en los ámbitos mencionados (personal, de fines, de estrategias y de actividad) y asimismo un riguroso control de todos ellos por la citada banda criminal. Por esta razón podemos concluir afirmando la existencia en el presente caso de un único sujeto real, que es la organización terrorista ETA…” Tribunal Supremo. Sentencia de 27 de marzo de 2003 por la que se ilegaliza a Batasuna, Euskal Herritarrok y Herri Batasuna).
No es un factor contaminante; son la misma nube tóxica. Si antes teníamos un problema de comunicación con una sola portavoz, estremece pensar lo que va a ser a partir de ahora que tenemos quince.




25 octubre 2010


Estilo de portavoz
Santiago González
Rosa Díez cuenta una anécdota muy definitoria del hombre fuerte del Gobierno. El 23 de julio de 2000, tras la elección de Zapatero en el 35º Congreso del PSOE, dos miembros del equipo del candidato Bono, coinciden a la salida. Son Alejandro Cercas y Rubalcaba. “Hemos perdido”, dice el primero resignadamente. “Habrás perdido tú. Yo, no”, le responde el otro muy entero.

Su estreno como nuevo, -ma non troppo,-portavoz, tuvo un argumento relevante en la impresentable especulación del alcalde de Valladolid sobre “los morritos” de la señora Pajín. El regidor, “insoportablemente sexista, machista”, al decir del vice, le llevó a la siguiente reflexión: “hay algo en la genética del PP que rechina…”

Vayamos por partes. Siempre he creído que De la Vega ha sido una vicepresidenta sobrevalorada, especialmente en una de sus funciones primordiales, la coordinación del Gobierno. Los ejecutivos de Zapatero han sido un caos en el que unos ministros contradecían a otros y todos ellos, empezando por el primus inter pares, a sí mismos. En eso va a mejorar con el par Rubalcaba-Jáuregui. Pero si hay algo que no  necesitábamos era un portavoz-azote de la oposición. De la Vega, en su papel de señora Danvers del Manderley monclovita, era una especialista, con insultos como ‘viles’, ‘mezquinos’ e ‘indecentes’, delicadamente vertidos desde su sonrisa conmiserativa.

Y lo de la genética. Zapatero, Blanco y Tomás Gómez ya se habían referido al ADN y al código genético de los socialistas con metáfora perversa. En la historia de las ideas políticas sólo ha habido un movimiento que ha relacionado las ideas con la biología y los comportamientos humanos con la sangre, la raza y la genética: el nazismo. Es la más desdichada formulación identitaria y la piedra angular de los totalitarismos: la que adjudica a nuestro ser todas las virtudes y al ser de los otros todos los defectos.

Es un absurdo, claro, una expresión de la doble vara de medir. Un ejemplo: El presidente del Congreso, José Bono, dijo de la presidenta de la Comunidad de Madrid: “Esperanza besa de día y muerde de noche”. Un caso práctico: Tal vez el sexismo y el machismo del tal León de la Riva habrían parecido soportables a Rubalcaba bajo una formulación del acervo cultural propio: “Lo que le pasa a la señora o señorita Leire (© Alfonso Guerra) es que está mal follada (© Martín López, concejal del PSC en Barcelona sobre la periodista Mónica Terribas)”.

Una secuencia reveladora de Cabaret, dejando a un lado la eléctrica escena de la cervecería en la que el joven nazi hace cantar a la parroquia Tomorrow belongs to me, (canción que ha inspirado a Ibarretxe el título de sus memorias, Geroa gurea da), es el diálogo en el que la dueña de la pensión en la que vive Liza Minelli pregunta a herr Ludwig, su huésped nazi: “Si todos los judíos son banqueros, ¿cómo pueden ser comunistas también?”, a lo que él responde en una muestra de lo que tantos años después ha definido el estilo Rubalcaba: “Sutiles, son muy sutiles, fräulein Kost. Si no pueden destruirnos de una forma, lo intentan de otra.” 


21 octubre 2010


Jáuregui, la novedad
Santiago González
Sí, soy previsible, reconoció Rajoy en el Congreso a Elena Salgado y aprovechó para destacar como virtud de los gobernantes que sus hechos fueran predecibles para los administrados, al revés de lo que pasa con el presidente del Gobierno. Los dos tenían razón, aunque ninguno de ellos supiera hasta qué punto: Zapatero es imprevisible hasta para sí mismo. El domingo, tras el mitin eufórico de Ponferrada, anunció que pensaba terminar la legislatura cambiando sólo al pregonado ministro de Trabajo.

Tres días después anunciaba la más profunda de las ocho crisis de Gobierno desde el 14 de abril de 2004, fecha de su primera investidura. “Presidente”, le preguntó una periodista profesional, “el domingo, a 400 kilómetros de aquí anunció que sólo pensaba sustituir al ministro de Trabajo. ¿Cuándo cambió de opinión?” El gobernante, impávido, respondió: “el domingo por la tarde”.

Una ocurrencia. Imaginémoslo. Está contento con el acuerdo que le permite salvar los presupuestos. Por la mañana había anunciado continuidad. Por la tarde, se levanta de la siesta y se plantea la pregunta fundamental para el día de la semana: ¿Qué hacer un domingo por la tarde? Una de dos: o retiras las tropas de Irak o una crisis de Gobierno. “Voy a vacilar un poco a los periodistas de esta mañana”, debió de pensar. Y acaba con la idea de la juventud como un valor intrínseco para dar entrada a gente que ya no cumplirá los cincuenta, con algo menos de frescura, quizá, pero con conocimiento, sentido común y un bagaje de experiencias. Está también Pajín, es cierto, pero su hueco en el partido lo va cubrir Marcelino Iglesias, váyase lo uno por lo otro. Note el avisado lector que los Presupuestos que tan contento le tienen son inservibles desde la misma mañana de su aprobación en el Congreso. El Gobierno tiene dos Departamentos menos, se ha creado uno nuevo y las cuentas ya no son las adecuadas. Una enmienda a la totalidad sin tramitar.

La sorpresa mayor es Ramón Jáuregui, un socialista capaz, trabajador, honrado, con dotes para el diálogo y una tendencia innata a buscar soluciones donde vea un  problema. Ha sido candidato en todas las crisis, pero Zapatero había desaprovechado todas las ocasiones. Cuando lo sustituyó por Eduardo Madina en el Grupo Socialista para enviarlo a ese cementerio de viudas blancas y líderes descatalogados que es  el Parlamento europeo, mostró un punto de crueldad innecesaria. “Ahora sí hemos acertado”, dijo, tras oír el aplauso unánime con que recibió a Madina el Grupo Parlamentario. En  realidad había acertado antes, al nombrar a Jáuregui, como demostró la ovación cerrada de todos los diputados de la cámara puestos en pie para despedirlo.

La única vez que Zapatero le encomendó un trabajo específico fue la presidencia de la gestora que desmontó el pacto de 2001 entre Nicolás Redondo y Mayor Oreja. Fue muy eficaz. Es probable que el presidente lo quiera para repetir la operación en el acuerdo de Gobierno de Patxi López con Antonio Basagoiti. Se entiende con los nacionalistas, una ventaja inapreciable para el cargo y la función, le tienen respeto, y, tal como ha dicho el presidente, “se expresa muy bien”.

20 octubre 2010

Hacer aguas


Pie de lienzo.-José Luis hace entrega de las aguas canarias a Paulino Rivero. Al fondo, un cayuco.

Santiago González
Lamento de corazón decepcionar a mis seguidores si los tuviese, pero como el deber de los periodistas es decir la verdad, quiero echarla de la boca: Es comprensible, aunque deplorable, que el PP se haya visto obligado a romper su acuerdo de Gobierno con Coalición Canaria. Tras examinar los hechos con algún detenimiento debo decir que estoy bastante de acuerdo con el pacto presupuestario por el que el presidente cede a Canarias las aguas archipelágicas, que son las delimitadas por las islas del archipiélago, como su propio nombre indica. Lo normal es que Zapatero negocie asuntos de su interés pagando a los nacionalistas con el dinero o la soberanía del común. ¿Cómo oponerse a que por una vez les pague con algo que no es nuestro, como las aguas internacionales? Alguien le hará ver que las aguas jurisdiccionales españolas en Canarias alcanzan 12 millas a partir de cada isla, pero, ay, entre varias de ellas dos a dos, hay más de 24, y esas aguas son internacionales.

Si el ministro Bermejo no conocía bien los límites de las autonomías y se fue a cazar a Andalucía con la licencia de Castilla-La Mancha, por qué iba a conocer el presidente que lo nombró los límites entre las aguas españolas y las internacionales. Al fin y al cabo, las carreteras suelen indicar con un cartel las lindes autonómicas, pero ya me dirán donde se encuentran los mojones en la mar salada. Son ‘una raya en el agua’, título genérico de la columna que diariamente escribe mi admirado Ignacio Camacho.

Tengamos también en cuenta que el presidente no es un rudo lobo de mar, sino un hombre de León “y los de la montaña somos muy duros”, según confesión propia. Nada tiene que hacerse perdonar en punto a bravura, pero el mar, la mar, no es el mismo medio y requiere otras destrezas. Recuérdese aquella ocasión en que, por no atender las advertencias de su escolta, precisamente en aguas canarias, se echó a la mar en un bote para pescar y tuvo que ser rescatado por la Guardia Civil.

No es muy relevante. Cuando el Gobierno sea apercibido de este contradiós, dirá que eso de las aguas canarias es un simple purparler, una mera denominación para andar por casa. Por otra parte, ya le había cedido a Gibraltar aguas españolas, que es donde la Royal Navy hostiga a la Guardia Civil, y, si puede darle a Caruana lo que es nuestro, ¿por qué no va a darle a Paulino Rivero lo que no es de nadie? Y si la cosa cuela, aprovechando que a ambas orillas del Atlántico hay liderazgos progresistas, ¿por qué no un acuerdo con Obama para privatizarse el ‘Mare Tenebrosum’ y llamarle ‘Mare Nostrum’?

En ‘Hermano Lobo’, estimulante revista de humor dentro de lo que cabía, que era mucho, incluso bajo el franquismo, escribía en los primeros años setenta Emilio de la Cruz Aguilar, que bajo su personaje de Albert Macarra, firmaba una magnífica sección escrita en cheli, ‘Las Cassettes Mc Macarra’. En una de ellas, sobre el conflicto pesquero entre Marruecos y España, se refería a “lasaguasorinale d’Aspaña’. Yo ya estoy curado de espanto y lo voy comprendiendo todo, presidente, pero la verdad, creía que cambiarle el agua al canario era otra cosa.

16 octubre 2010

Spoon River


Santiago González



Zapatero firmó ayer el pacto que anhelaba con los nacionalistas vascos, algo más sólido y duradero que un acuerdo para aliviar las urgencias en el pajar del Congreso. No sé si tanto como el amor verdadero, pero sí una relación estable, aunque también haya tenido que pagar para conseguirla. Eso no quita para que el amancebamiento tenga un nombre perfectamente honorable: “Acuerdo por la estabilidad política, económica e institucional de Euskadi”, se llama la sentencia en un alarde de neoparla orwelliana: su primer efecto es la crisis política e institucional. El Gobierno ha acordado 20 transferencias y no lo ha hecho con el receptor de las mismas, el Ejecutivo autonómico, que para mayor surrealismo era un Gobierno amigo. Ha preferido chamarilear con el partido de la oposición, lo cual constituye una falta grave de respeto a las instituciones y abre una crisis política para el Gobierno del cambio. Ayer, con el pacto de legislatura, se redactó un anexo con el acta de defunción para el Gobierno de Patxi López; ya habrá tiempo de ponerle fecha y de escribir un sentido  epitafio, un ‘spoon river’ airoso.
No es equitativo. Con estos, el PNV ha aprobado seis presupuestos a José Luis Rodríguez Zapatero. El PSE de López colaboró lealmente, apoyando los presupuestos a Ibarretxe entre 2006 y 2009. En el último ejercicio citado, los jeltzales también exigieron el traspaso de las competencias en I+D+i, un papelón para la ministra del ramo, que se enteró por los papeles. En 2010 el coste fue el blindaje de las normas fiscales de las Diputaciones y el bloqueo de la transferencia que Patxi López esperaba el 1 de enero. La competencia tuvo que esperar a que la renegociara y se la apuntara el PNV.
Eta gero, hau, pero ya se sabe que los apoyos pasan; sólo los blindajes permanecen. El partido-guía de los vascos siempre ha sido muy desprejuiciado en materia de alianzas. Arzalluz lo explicaba como sigue: “No tenemos reparos en ir con la izquierda o con la derecha. Así fue la generación anterior y así somos la actual, salvo algunos acomplejados, generalmente los de cartera más gruesa, que van de progres por la vida”.
Así lo hicieron entre el 96 y el 2000 con el PP, lo cual no ha impedido que la historia oficial culpe a Aznar de que el PNV se echara al monte en el 98. Ahora le toca al PSE cuyo portavoz se muestra muy ufano porque el Gobierno hermano les tiene informados de lo que pacta con el PNV y de que éste acepte implícitamente la vía estatutaria. Al principio de todo esto, el PSE era un adepto de la vía Maragall. Véase el resultado de las conversaciones de ZP con el Urkullu catalán: primero fue la cabeza del Bautista y el mes que viene, más: la derrota del PSC.

Este Gobierno vasco era el único éxito que podía presentar Zapatero en los últimos tiempos, pero se lo ha tenido que comer para llegar a 2011. Al final de ‘Go West!’, los hermanos Marx comienzan a alimentar la caldera del tren con la madera que arrancan de los vagones: soleras, mobiliario, mamparas y techos. “¡Traed madera!”, grita Zapatero al mando de la locomotora. Hay que llegar como sea. Es una metáfora perfecta del ejercicio del poder para este presidente del Gobierno. No le importa haber dejado el tren reducido a astillas, lo importante es que la locomotora avance. Todavía quedan las traviesas, que el ministro de Fomento y Pajín deben de tener perfectamente cuantificadas. Lo que pasa, presidente, es que si quemamos las traviesas que tenemos por delante, ¿no habrá peligro de que descarrilemos? “He dicho que como sea.”

15 octubre 2010


Un respeto
Santiago González
El gran Moratinos había puesto en marcha su política de firmeza para exigir a Venezuela “una respuesta definitiva” sobre el asunto Cubillas. En un ejercicio de natación sincronizada, el fiscal general del Estado, anunció: “en este asunto vamos a llegar hasta el fondo (…) o se le detiene o se le juzga”. El presidente de la A. N., Ángel Juanes, se sumó al equipo y a la disyuntiva: “es lo que se espera de un país que tiene buenas relaciones con España”.

El principal interpelado, a quien Felipe González definió en abril de 2002: “por los votos o por las botas, Chávez es un autoritario que liquida las libertades”, ha dado una respuesta, parece que definitiva, aunque no sé yo si a gusto de los interpelantes: “a palabras necias, oídos absolutamente sordos”, mientras chicoleaba con la reportera: “¿cómo te llamas tú? Cada día hay más  jóvenes periodistas. Yo a ti no te conocía, bienvenida. ¿Tú eres venezolana?¿ dónde naciste tú?” y en este plan.

Cuando empezó a investigarse el caso el pasado mes de marzo, Chávez hizo el siguiente corte de mangas al presidente Zapatero: “No tenemos nada que explicarte, compadre”, mientras su canciller Maduro decía que el juez Velasco estaba “vinculado con la mafia de Aznar”. Ninguna respuesta del Gobierno español. Ayer, mientras los teletipos repicaban alegres el último insulto de este subproducto de cuartel venezolano, el ministro Caamaño invitaba a un pelillos a la mar: “no [hay que] polemizar en exceso” con la actuación de Venezuela, ni dar importancia a “declaraciones concretas”. O sea, no os fijéis en sus hechos ni en sus palabras; lo único de interés son nuestras opiniones: los etarras no podrán quedarse. “Y ahora puedes tú saber/ cómo se puede ofender/ a dos poderes a la vez”, cantaría poco más o menos Antonio Machín. “Y no estar loco”.

El colofón es que la fiscalía venezolana sí ha admitido a trámite la denuncia del etarra Cubillas para que se investigue si sus camaradas Atristrain y Besanze fueron torturados.
¿Es posible que unos gobernantes impávidos ante el ridículo al que les somete un socio tan improbable como Chávez, se tornen tan sensibles ante los abucheos de unas docenas, centenas, si se quiere, de ineducados asistentes a un desfile? Hombre, no compare usted. Los de la Castellana eran unos desgarramantas, gentuza de la extrema derecha, a la que hay que meter en cintura. Quienes nos insultan en Caracas son en cambio nuestros iguales, la revolución bolivariana; no hay color.

Tal vez en La Moncloa se estén preguntando por la clave del éxito de Piñera. Es muy fácil: ha sabido dirigir a todo un país en una crisis, dar la cara, representarlo en el exterior con dignidad, hacerse con los medios técnicos que necesitaba y terminar la tarea. Los chilenos han reconocido a su dirigente y se han reconocido en el respeto internacional que se han granjeado todos en estos dos meses. Por eso Piñera es hoy sentido como el presidente de todos los chilenos.

Por mi parte, estoy a favor de la propuesta inicial de Carme Chacón. Urge un protocolo para impedir nuevas humillaciones al Gobierno de España, aunque no debemos confundirnos: una cosa es el protocolo y otra muy distinta es el proctólogo.

09 octubre 2010


El aniversario
Santiago González
La Audiencia Nacional absolvía ayer a cuatro miembros de la comparsa Txori Barrote, procesados por delito de enaltecimiento del terrorismo a partir de una denuncia de Daniel Portero. El denunciante paseaba por el espacio festivo de la Aste Nagusia el 21 de agosto de 2008, cuando acertó a ver en la txozna de la comparsa citada su habitual decoración hecha con las fotos de terroristas presos.

Entre los retratos, estaban los de Igor Solana y Harriet Iragi, los tipos que asesinaron a su padre, el fiscal Portero, tal día como hoy hace diez años, en Granada. Antes habían hecho lo propio con el concejal popular José Mª Martín Carpena y justo una semana después del asesinato de Portero acribillaron en su consulta de Sevilla a Antonio Muñoz Cariñanos. Cuando huían fueron denunciados por los viandantes y detenidos por la Policía Nacional. Supimos entonces que a Harriet Iragi se le aflojaron el lagrimal y los esfínteres y la policía tuvo que hacerse cargo del ‘gudari’ cubierto de lágrimas y empapado en sus propias orina y heces.

Se descarta en la sentencia que los hechos juzgados constituyan delito de enaltecimiento del terrorismo o de humillación de las víctimas. No hace falta un derroche de empatía para ponerse en la piel de Daniel Portero y sentirse escarnecido junto a él al ver como iconos del santoral terrorista a los asesinos de su padre. Uno es lego en derecho y no sabe, por tanto, si los hechos constituyen delito de humillación para el Código Penal, pero no le cabe la menor de que es una humillación a las víctimas para el DRAE y para el sentido común. Hoy, diez años después del asesinato, los hijos de Portero recordarán a su padre y quizá sientan un poco más de amargura y un poco más de humillación.

Hay entre los considerandos de la sentencia una errata que muy bien podría ser una interesante polisemia: en los Fundamentos Jurídicos del fallo se llama en dos ocasiones ‘Txori garrote’ a la comparsa que se llama en realidad ‘Txori barrote’. Un psicoanalista le echaría la culpa al subconsciente; un periodista, al corrector automático de los modernos procesadores de textos y otras personas a la cercanía de la ‘G’ y la ‘B’ en el teclado. En todo caso, se puede colegir que la de la sentencia no ha sido leída por nadie capacitado después de una redacción que se dio por definitiva.

Es también notable que el tribunal dé por buena la versión de los procesados: no se trataba de enaltecer a ETA ni a sus activistas presos, sino lamentar su lejanía. Si de eso se tratara, entre los exvotos falta la foto del preso vasco más alejado de su tierra: Pablo Ibar, que espera un destino incierto en una cárcel de Florida.

No se me alcanza que nadie pueda exhibir en algún establecimiento público alemán un poster con la foto de Rudolf Höss, el comandante del campo de exterminio de Auschwitz. Antes bien, parece muy razonable que, al contrario, sus nietos vivan hoy bajo otro nombre, tratando de olvidar tan lamentable antecedente en el árbol genealógico.

Esta es la cuestión. La diferencia es que algunas víctimas de ETA han ocultado aquí a sus hijos cómo, quién y por qué mató a su padre, mientras los familiares de los asesinos pueden exhibir con orgullo las fotos de los victimarios. Mientras esto sea así no podremos soñar con la derrota del terrorismo.


08 octubre 2010

La señorita Trini


Santiago González
Después de tan largo silencio, Alfonso Guerra podría haber elaborado algo más sus primeras declaraciones. Veamos: “Ganó el señor Gómez y los que le apoyaban y no ganó la señorita Trini y los que la apoyaban”. Una apreciación correcta del fondo de las cosas, deslucida por unas formas impresentables.

Llama la atención la asimetría. ¿Es la soltería lo que determina el tratamiento? ¿Por qué el primero es Gómez y la segunda Trini? Cierto que los partidarios de Jiménez no estuvieron finos con el eslogan “Trini Puede”, aunque nada justifica ese despectivo ‘señorita Trini’. Nadie llamaba ‘señorito Pedro’ al señor Zerolo mientras era célibe. Nadie se atrevería a llamar ‘señorita Tere’ a la vicepresidenta De la Vega.

Las mujeres socialistas han acusado la injuria y han respondido adecuadamente. O casi; estuvo oscura la ministra Corredor al decir que las palabras de Guerra recuerdan a la Enciclopedia Álvarez. Todos los idiomas tienen estas reminiscencias del pasado, antiguallas: mistress, miss; madame, mademoiselle; frau, fräulein; signora; signorina y así sucesivamente, pero después solía ir el apellido, no un hipocorístico.

Alfonso Guerra debe de creer que el insulto está redimido por el amparo literario. De ahí que su especialidad sea la injuria culta y polisémica. Sabe que sus correligionarios andan justitos de lecturas y acertarán a quedarse con lo gordo: A la que fue ministra de Cultura de UCD, Soledad Becerril, la motejó de “Carlos II vestido de Mariquita Pérez”. A Rajoy lo tachó de ‘mariposón’ en Rodiezmo (31-08-2003) con palabras del aria de Fígaro escritas por Lorenzo da Ponte en su libreto para ‘Las bodas de Fígaro’, de Mozart: “No irás más, mariposón (farfallone) amoroso,
día y noche rondando alrededor 
de las bellas…” 

Nadie protestó entonces en las filas del PSOE: Alfonso era de los nuestros y el agredido les era ajeno. Zapatero celebró el chiste con carcajadas. El señor Zerolo no protestó, pero es que tampoco hace grandes protestas cuando a los homosexuales iraníes les cuelgan de una grúa. Ni hubo protestas entre el feminismo oficial por las ofensas a las mujeres policía de Melilla.

Guerra presumía de haber visto 23 veces ‘Muerte en Venecia’, por oír el cuarto movimiento de la quinta sinfonía de Mahler, con lo barato que le resultaba comprarse el disco y ahorrarse el empalagoso manierismo de Visconti. Probablemente en esta ocasión se creía Strindberg, por ‘la señorita Julia’, pero quedaba mucho más cerca del casticismo alcanforado de Arniches y la zarzuela madrileña, quizá con aromas de Paco Martínez Soria: “la señá Paca, la señorita Trini”. Da la impresión de que hace pagar a la señora Jiménez las cuentas que no se atrevió a exigir a Zapatero en aquella sesión del Congreso en que él y sus 40 votaron pastueñamente un Estatut que consideraban un desastre. Su ajuste de cuentas parece ahora muy pequeño y cabe reprocharle lo mismo que Caracol, el del Bulto, a la locomotora que había venido renqueante hasta Madrid a través de Sierra Morena, cuando soltó a su paso la última vaharada, ya en el andén de Atocha: “¿ahora me vas a venir con un roneo de vapor? ¡Esos cojones, en Despeñaperros!”