25 febrero 2009

Eibar, 33 años después

Santiago González

Felipe González volvió ayer como invitado estelar al mismo frontón de Eibar, paisaje familiar a fuerza de años y de mítines. El primero fue el 15 de febrero de 1976, hace 33 años. Faltaba uno todavía para que el PSOE fuera legalizado, gobernaba Arias Navarro y los españoles ya sabían que el misterioso Isidoro, alias del secretario general que sustituyó a Llopis en Suresnes, era un abogado laboralista sevillano llamado Felipe González.

Eibar ha sido siempre una villa adelantada a su tiempo. El anfitrión de Felipe en aquel mitin fue Benigno Bascaran, el cura laico que se encargaba de oficiar por lo cívico las honras fúnebres de los militantes de izquierdas no creyentes. Bascaran era una institución en Eibar. Él fue el primero en proclamar la República la mañana del 13 de abril de 1931.

Aquél fue el primer mitin autorizado del PSOE en España desde la guerra civil. Tendría que haber sido el segundo, porque seis días antes se había programado otro en el vestíbulo de Sarriko, la Facultad de Ciencias Económicas de Bilbao. Convocado bajo la coartada de una conferencia sobre Europa, no pudo ser. Fue abortado por un centenar de ‘eladios’, militantes escindidos del sindicato nacionalista, ELA-STV, que unos meses después iban a contribuir a la fundación de ESB, uno de los cuatro partidos que integraron dos años más tarde Herri Batasuna. Los eladios, que alentaban un sectarismo sólo compatible con su xenofobia, consideraban que los trabajadores de otros lugares de España eran enemigos de clase y recibieron a González al grito de ‘Felipe oportunista, social-imperialista”. El orador intentó inútilmente hilvanar unas consignas subido a la mesa de Damián, el bedel, pero desistió con un “Gora Euskadi Askatuta!” y todo el mundo se fue a casa, rumiando la frustración y el cabreo.

El González que avaló ayer a Patxi López en Eibar ha cambiado mucho desde aquel mitin, pero da igual, porque los hechos, más si son antiguos, han dejado de importar a los dirigentes del partido y no digamos a las bases. La secretaria de Organización estrenó escaño en el Congreso sin saber quién era Llopis, secretario general y cabeza de lista por la misma circunscripción que ella, Alicante, en las elecciones del Frente Popular. Una de las diputadas que jalearon a Bermejo el miércoles, tiene un blog, en el que pegó esta postal del 23-F: “Veíamos una y otra vez las noticias de la televisión y recuerdo una imagen que se me quedó grabada, la de los diputados saliendo por la ventana del Congreso.” Vaya en su descargo que tenía 12 años, pero quienes se escapaban por las ventanas del Congreso eran los guardias golpistas. El presidente del Gobierno ha relatado que la mañana del 24-F fue a su Facultad a armarla, pero se le cruzó el amor: “ (Sonsoles) Iba con un chubasquero amarillo y con El País bajo el brazo, y pensé: ¡Jo, qué chavala!” Eso que ganó en el lance.
Entre aquel mitin y el de ayer se nos han ido 33 años de vida, y a Felipe algo de memoria, pero tampoco importa, porque las nuevas generaciones, nostálgicas de lo que no vivieron, sobreviven como pueden, inventándose la épica y descuidando los detalles del relato.

23 febrero 2009

La trama de los picos pardos

Santiago González

El cineasta Iquino dirigió en 1969 “De picos pardos a la ciudad”, una moralista y estomagante comedieta en la que el alcalde y el secretario de un pueblo, emprenden viaje a la capital para sustituir el viejo autobús y ya, de paso, echar una cana al aire. A por atún y a ver al duque.

Ir de picos pardos era una metonimia de ‘ir de putas’. Al parecer, las tusonas eran obligadas a vestir una saya de color pardo en la edad media, para ser distinguidas de las mujeres honestas. La falda era por entonces una tela cuadrada con un agujero en el centro que se ajustaba a la cintura, por lo que su caída formaba cuatro picos que daban pie a la expresión citada.

La naturaleza siempre acaba imitando al arte. Si Berlanga y Azcona previeron en ‘La escopeta nacional’ una cacería con un invitado llamado Bermejo, Iquino se adelantó en cuarenta años a la epopeya que ayer contaba El Mundo: el alcalde de Baena, que es también senador del PSOE, y su secretario, parecen implicados en una trama de facturas falsas. El objetivo de la misma era sufragar visitas periódicas de los muy allegados al ‘Club Milady Palace’, un lujoso puticlub de Marbella.

Ha habido casos parecidos. El año pasado fue detenido el concejal de Urbanismo del PP en Palma, acusado de haberse fundido en puticlubes gay 50.804 euros de dinero público por medio de la visa que tenía a su nombre en razón del cargo. Hace menos de tres días se aventuró en esta columna que acabaríamos viendo vales como el de los “seis ‘porvos’ con la Lola”, que el Comité de Defensa de Toledo expedía en el 36 a favor de los buenos milicianos. ¿Qué son 73 años para los valores inmutables un pueblo? Apenas un suspiro en la historia de España.

A falta de conocer en profundidad los casos de Michavila y el Ayuntamiento de Segovia, no parece que puedan compararse con Baena en punto a colorido y tradición. A un servidor le parece que pulirse la pasta de los españoles en prostíbulos goza de cierta comprensión social. Cada vez que a un personaje público le preguntan qué pecado encuentra más disculpable, responde con el automático que “los pecados del amor”, no diré más. Por otra parte, no se puede comparar una trama como ésta con la operación Malaya, que al final servía para que un hortera se colgara un Miró en el cuarto de baño. Los de Baena, en cambio, dan a ese dinero una utilidad social, keynesiana, al inyectarlo en un sector deprimido. Las juergas municipales contribuyen a la expansión de la demanda agregada, un new deal cordobés, si ustedes se paran a considerar el asunto desde una visión macroeconómica. La iniciación en el arte de las putas, dicho sea con permiso de Moratín, era un trámite iniciático que pagaban algunos padres a sus hijos al cumplir los 18. Con razón decía el secretario del alcalde baenense en conversación grabada por la Guardia Civil: “a mí me da cosa gastarme dinero mío… en estas cosas”. Es lo que tiene que papá te acostumbre desde jovencito al patrocinio.

“El PSOE es el partido que más se parece a España”, han dicho y repetido Zapatero, Pepe Blanco, Pajín, Rubalcaba, Chaves y otros. Es una afirmación razonable que el arribafirmante no se atrevería a cuestionar.

21 febrero 2009

Sondeos estimulantes

Santiago González

Estamos viviendo las primeras elecciones en las que el inicio de la campaña ha dado paso a un tiempo de sosiego respecto al ambiente normal de los últimos meses, qué digo meses, años. Lo normal venía a ser que la tradicional pegada de carteles marcara quince días de crispación y guerra sin cuartel. Dialéctica entre los candidatos y literal en el caso de la organización terrorista, que siempre había intervenido en campaña como suele, aunque en sentido muy decreciente respecto a las primeras elecciones autonómicas. En el mes que precedió a aquel 9 de marzo de 1980, ETA asesinó a seis personas.

Estas son las primeras elecciones en las que no va a concurrir el brazo político de los terroristas, lo cual suscitó una protesta en los partidos coligados en torno a Ibarretxe y Aralar, puramente pirotécnica y rápidamente encauzada hacia el cálculo de qué parte de la herencia en votos huérfanos puede caernos en función de la verosimilitud de la representación.

No será mucho en todo caso. Las encuestas demuestran que la clientela de la izquierda abertzale no se despista fácilmente y habrá un voto nulo no inferior al 10%. Sólo una minoría optará por rentabilizar el voto buscando una candidatura alternativa, pero de la parte del león, de ese 10%, se van a beneficiar mayoritariamente los dos partidos más votados: PNV y PSE. Se encargará de ello el ecuánime señor D’Hont.

Las primeras encuestas del Gobierno vasco coinciden con las demás en el empate técnico entre el Partido-guía y el de los aspirantes y en que a Ibarretxe no le salen las cuentas aunque transforme su trío en un cuarteto. Con Aralar incluido, se quedaría a dos escaños de la mayoría. La sociología es una ciencia dúctil, especialmente en los sondeos de opinión. Paul M. Sweezy, que era un marxista teórico, decía al respecto que el que paga al gaitero pide la tonada. ¿Cabe la posibilidad de que se estén exagerando las dificultades del lehendakari para arrancar a la abstención esos miles de votos alejados por un lehendakari preso de sus arrebatos soberanistas? Cabe. Ibarretxe se ha guardado disciplinadamente el mantra del derecho a decidir y hace campaña como si fuera un candidato normal. El nuevo pragmatismo y la encuesta se complementan con las angustiosas llamadas de socorro a la feligresía: “Eres consciente de que nos encontramos en un momento crucial para el futuro de Euskadi. Con la bandera del cambio y la calculada utilización de la Ley de Partidos, las fuerzas políticas de obediencia centralista pretenden acceder al único Gobierno que no dominan en todo el Estado. Lo quieren conseguir como sea y en esta campaña contarán con toda la ayuda y los medios para ello. Estamos ante una reedición de 2001. Una nueva estrategia con el mismo objetivo: sustituir al Lehendakari por un delegado del Gobierno central...”

Es un párrafo modélico y tal vez pedagógico. No estimulará tanto a sus votantes como en 2001, pero tampoco lo necesitan. López, por más que invoque a Obama y haga sonar el ‘Working on a dream’, del boss Springsteen, no está alentando, -en parte, sólo en parte, deliberadamente -el fervor del cambio que fue el elemento característico del ‘Yes, we can!’.


20 febrero 2009

El juez y el furtivo

Santiago González

No tuvo Rajoy su momento más preciso al calificar de ‘derecho de pernada’ las actividades del ministro como cazador furtivo. Hombre, no. Ha cazado con enchufe y gratis en una finca del Estado; ha perpetrado el hecho cinegético en Andalucía sin la preceptiva licencia de la Federación autonómica. Ha compartido monterías con el juez que instruye una causa contra sus enemigos. Esto es, en el mejor de los casos, imprudencia grave y burla del ‘Código de Buen Gobierno’, aprobado el 18 de febrero de 2005 por el Consejo de Ministros y Ministras, con gran contento de unos y de otras. En el peor, sería un delito de prevaricación. Pero derecho de pernada no. No parece que el ministro tenga otros planes para cérvidos y jabalíes que dispararles y dar sus cabezas a los taxidermistas.

Lo mismo que el juez Garzón. Los dirigentes del PP deberían asociarse con muflones y cerdos salvajes para solicitar la declaración de especie protegida en Medio Ambiente frente al implacable dúo de milicia que forman el juez insomne y el ministro hirsuto. O al menos que se decrete la veda durante la campaña electoral.

La Fiscalía Anticorrupción tiene tajo por delante. Al caso Gürtel habría que sumar los asuntos dormidos de corrupción en las instituciones gobernadas por la izquierda. Pero debería encargarse la instrucción a jueces vegetarianos. Sólo hay algo más dañino para la democracia que la corrupción de los partidos, si la hubiera: la prevaricación de los poderes del Estado, si se diese. ¿Y dice usted que el presidente de la Comunidad valenciana está implicado porque una imputada dice en una grabación que a Camps lo sobornaron comprándole unos trajes en Milano? Sí que debe de estar la cosa mal para que la corrupción haya vuelto a la economía de trueque. Tres docenas de trajes para que el presidente se haga el longuis y autorice los contratos. A pocos días más que conserven la competencia el juez y su diario de cabecera, acabaremos viendo más aforados pringados con vales para restaurantes, bonos para el economato o, como en el legendario documento expedido por el Comité de Milicias y Defensa de Toledo el 21 de septiembre de 1936: “Vale por seis ‘porvos’ con la Lola para las milicias. No se puede transferir”.

En el hemiciclo, medio ruedo ibérico, la bancada socialista gritaba “¡torero, torero!” a Bermejo, después de la faena a los populares. Seguramente los entusiastas están contra la estética de la caza y del toreo, cosas de la sensibilidad socialdemócrata. Una cosa es el asesinato de la mamá de Bambi o del toro en la plaza en tarde de sol y moscas, y otra muy distinta, el arte de la lidia al partido de la oposición. Lo característico del progresismo realmente existente es el don de la alteridad, la mística del vivo sin vivir en mí. Por eso llamaban ¡torero! al cazador en el tendido de las antitaurinas. Por eso acuñó él aquella soberbia frase “tuvimos que `luchar contra los padres y ahora nos toca luchar contra los hijos”. Cuando los pardillos del PP pierdan los complejos, podrán responderle a gritos: “¡tu padre!”, pero no con ánimo imprecatorio, sino simplemente para refrescarle la memoria.

18 febrero 2009

Insuficiencia moral

Santiago González

A falta de hallar el cadáver de la infortunada Marta del Castillo, no podremos saber si los detenidos van a ser acusados de participar en un homicidio o en un asesinato. La autopsia podría determinar si aún vivía cuando la arrojaron al río o cualquier otra circunstancia que pudiera cambiar la calificación de homicidio por la de asesinato.

No parece muy probable que éste sea un caso de ‘violencia de género’. Los medios de comunicación hemos contado que Marta del Castillo y su presunto homicida/asesino fueron novios. Eso tuvo lugar durante dos meses hace ya dos años. ¿Se puede emplear con rigor la palabra ‘novios’? Dos meses de relación entre dos adolescentes de 18 y 15 años, ¿son algo más que ‘haber salido con alguien’ dos años después? El término ‘novios’ galopa hoy hacia el desuso. Parejas de personas adultas que llevan más de un año de relación estrecha y monógama, recurre a múltiples sinónimos para evitarlo y no digamos entre los jóvenes.

Menos sentido aún tiene el concepto acuñado en los ámbitos del feminismo oficial, el de ‘terrorismo de género’. El terrorista vierte lo que Juan Aranzadi llamó hace ya bastantes años ‘sangre simbólica’. No individualiza a sus víctimas, porque éstas son sólo el pretexto de su mensaje, el envoltorio de la reivindicación. Los tipos que matan a sus parejas, novios, maridos o amantes, categorías que se refunden en el genérico e impreciso ‘compañero sentimental’ de las crónicas de sucesos, no quieren matar a las mujeres en general; se conforma con la suya propia, tomando el posesivo en un sentido literal. Es lo que le distingue del terrorista o del psicópata.

El acto no lleva mensaje, carece de sentido y se agota en sí mismo. En general, una vez satisfecha su sed de venganza, tiende a suicidarse o se entrega a la Policía.

Por eso los crímenes pasionales o domésticos o de pareja no suelen llevar aparejadas las circunstancias modificativas de alevosía, precio o ensañamiento, entendido según el DRAE y el Código Penal, como el aumento deliberado e inhumano del dolor de la víctima.

Otro de sus rasgos característicos es que el terrorismo tiene una cuota de simpatizantes entre las muchedumbres, un porcentaje de gente con miedo y una parte que mira obstinadamente hacia fuera del lugar en el que se está representando el drama. Los psicópatas o quienes matan a sus mujeres, no tienen simpatizantes.

¿Cómo clasificar ese concierto de voluntades para deshacerse del cadáver? Esa fratría que lleva al presunto a recabar la ayuda de un hermanastro y dos colegas para deshacerse de la víctima y a estos a prestársela sin dudarlo, sólo encaja bajo la definición de ‘idiotas morales’, acuñada por Norbert Bilbany. Y el relato que el periodismo está haciendo de los hechos. El domingo, una cadena entrevistó a la actual ‘novia’ del detenido, la mitad inferior de un rostro infantil llenando la pantalla: una nariz infantil, labios de niña y un mentón de niña. Catorce años de niña haciendo bolos por las televisiones para contar su consternación y su desgracia. Pensé que los únicos idiotas morales no eran el homicida y su cuadrilla.

16 febrero 2009

La vida en un mitin

Santiago González

Ir de campaña electoral es como gobernar en Disneylandia. Todo es fantástico, el público va a aplaudir no a hacer preguntas retorcidas como en ‘Tengo una pregunta para usted’ y las únicas preguntas son las que se hace retóricamente el orador.

Zapatero es un fanático del mitin. En la asombrosa biografía autorizada que le escribió Suso de Toro, explica por qué le gusta más dar un mitin que hablar en el Congreso: "En el mitin lo importante no son los discursos sino los aplausos. En los mítines lo importante no eres tú, es la gente”. (…) “Es que en el Parlamento la gente está obligada a ir. Cuando estás con los tuyos uno tiende a hacer menos teatro, en el Parlamento estás en un foro, estás en un combate, porque es así el Parlamento moderno, y allí la acción prefabricada, limitativa, es mucho mayor."

Hombre, tampoco estaría mal el Parlamento si sólo tuvieran reservado asiento los propensos al aplauso. No quiere esto decir que al presidente se le de mal la tribuna del Congreso, pero el mitin tiene sus ventajas. Para empezar, todos son de los tuyos y si se cuela alguno de los otros, el servicio de orden se encargará de ponerlo en su sitio, que es la calle.

Zapatero aprovecha ese palenque para anunciar a la peña sus planes de Gobierno. Empieza el primer domingo de septiembre en el de Rodiezmo y ya es el no parar. El mitin es la puesta al día del sermón de la Montaña, con la promesa de sus panes y sus peces.

A Rajoy le permitió coger el puchero por el asa que no quema, que son las correrías de Garzón y Bermejo por los montes, aunque la música pop y el baile programados en la guía de campaña parecen algo contraindicados con su viacrucis madrileño. Zapatero defendió en Riazor la candidatura de Touriño, el Austero para gobernar los próximos cuatro años ese piso piloto del Código de Buen Gobierno que es la Xunta de Galicia, al tiempo que lucía sus habilidades para la antífrasis, un suponer: no me voy a meter con Rajoy, que bastante tiene con lo suyo, y, de la misma, dedicarle toda su intervención, ante el indisimulado alborozo de la parroquia.

También le reprochó que mientras siga con sus líos, el PP no va a poder ‘arrimar el hombro’ y en esto sí que tiene razón. Si el Gobierno sigue en la vida contemplativa, alguien debería hacer o decir algo para hacer frente a la crisis, aunque sea la oposición y aunque no tenga el control del presupuesto ni la fuerza parlamentaria para legislar.

Ellos van a los mítines donde los suyos les aplauden, incluso los desparrames demagógicos, las promesas imposibles y los ejercicios de transformismo, tan propios de campaña: Patxi se calza la boina y exalta la transversalidad (cuando el Gobierno más transversal de todos, el de los polos opuestos, sería PSE-PP), Ibarretxe enterrando el sintagma ‘derecho a decidir’ y Basagoiti prometiendo la creación de 100.000 puestos de trabajo.

Nos vamos a pasar así las próximas dos semanas, o sea, que disfrutemos el espectáculo, porque cuando despertemos el día 2, la crisis, esa dinosauria de Monterroso, todavía seguirá ahí.



14 febrero 2009

Sobre el papel

Santiago González

Las encuestas insisten en empatar las dos Euskadis. El sondeo del CIS que conocimos el jueves ratifica en lo esencial el Euskobarómetro de noviembre: que el Partido-guía se alzaría con mayor número de escaños, un máximo de 28 en ambas encuestas, que el PSE le pisaría la sombra, con un par de parlamentarios menos y que Ibarretxe lo tiene difícil para alcanzar los 38, ni aun convirtiendo en cuatripartita la alianza a tres que lo ha venido sosteniendo las dos últimas legislaturas.

La hipótesis de la revalidación de Ibarretxe es una incógnita. La del ascenso de Patxi López, otra. Vayamos a la del primero. Hay una raza de hombres que se crecen en las dificultades y sacan fuerzas de flaqueza en las derrotas. Uno de ellos, el coronel Aureliano Buendía, emprendió a lo largo de su vida 32 guerras civiles y las perdió todas. Otro, Juan Josué Ibarretxe, ha encabezado dos enfrentamientos con la legalidad y los ha perdido: hizo naufragar el plan de su nombre en el Congreso, el 2 de febrero de 2005. Tras revalidar aquel mismo año la confianza de su tropa, se empeñó en convocar un referéndum para el 25 de octubre de 2008. El Tribunal Constitucional declaró el 11 de septiembre del año pasado que la ley que autorizaba la consulta no era conforme a la Constitución.

Cabe la posibilidad de que, presionado por su partido, Ibarretxe ofrezca un pacto al PSE, que no contempla –si es que la hemeroteca no ha prescrito todavía-la posibilidad de acuerdos que no tengan a López como lehendakari. Es de suponer que el candidato socialista se postulará aunque no haya obtenido el mayor número de escaños. Hay precedentes en Baleares, Cataluña, Galicia, Navarra y Madrid, comunidades en las que el candidato socialista intentó la investidura y la consiguió, salvo en Navarra y Madrid.

Lo de Euskadi va a ser más difícil. Sobre el papel, en la hipótesis de que acierten las encuestas, López no parece muy proclive a alcanzar acuerdos con quien podría auparle a la mayoría: el PP y, eventualmente, UPyD. Postularse para lehendakari y confiar en que los parlamentarios constitucionalistas lo apoyen con su voto sin acordar previamente las líneas generales del programa de Gobierno (o algunos cargos en el mismo) no parece muy realista.

Hay un historial de incumplimientos y de agravios. La doctrina Zapatero de que corresponde a terceros la responsabilidad de ‘arrimar el hombro’ o ’tirar del carro’ para que él gobierne a su aire, no es un principio universal de la democracia. No parece que los populares estén en situación de exigir a los socialistas una aplicación a Euskadi del modelo cántabro, en el que el segundo aupa al tercero a la presidencia para desplazar al primero. Claro que la respuesta de Patxi López al ser preguntado por su predisposición a negociar alguna parcela de poder para obtener el apoyo del PP no es un procedimiento para hacer amigos o, al menos, socios: «Ellos (los del PP) piden tres consejerías, pero no se las vamos a dar. Ni tres, ni ninguna».

Éste es un ejercicio teórico, porque es la primera vez que la campaña va a ser decisiva en la decantación del voto. Veremos.

13 febrero 2009

Causalidades y casualidades

Santiago González

Las escenas del encuentro son una síntesis de los diálogos de ‘Casablanca’, con el argumento y el ambiente de ‘La escopeta nacional’. Al llegar al lugar de la cita, Baltasar Garzón se topa con el ministro de Justicia. “De todas las cacerías del mundo tenías que venir a ésta,” dice Bermejo, mientras el fuego crepita en la chimenea y el comisario-jefe de la Policía Judicial –no podía faltar el capitán Renault- hace al mismo tiempo de Sam y toca al piano ‘As the time goes by’, mientras un tal Jaume Canivell se afana en venderles porteros electrónicos; al ministro para el ministerio, y al juez para la Audiencia Nacional.

Garzón debió intuir peligro en aquel mismo momento, dar unas excusas y marcharse, aunque el encuentro con el titular de Justicia fuera casualidad. La segunda en el plazo de un mes. Qué gran quiasmo para Zapatero: “nuestros encuentros son casualidades. Los suyos, causalidades”. Acababa de encarcelar a unos tipos que según todas las apariencias tenían negocios con instituciones gobernadas por el P.P. y el encuentro y la convivencia durante un fin de semana con Bermejo era sumamente indeseable. Garzón supo ausentarse tiempo atrás de conversaciones inconvenientes. En ‘El hombre que veía amanecer’, cuenta a Pilar Urbano cómo se levantó de la mesa y se fue a la cocina para no estar junto al difunto Joaquín Navarro mientras éste se ponía boquirroto.

En el asunto hay mucho misterio. Por ejemplo, la razón de sea la Audiencia Nacional quien intervenga, en lugar del juez natural. Misterio es que Garzón decidiese detener a Correa y a su caudrilla de pollos-pera un viernes y los dejara macerando, mientras se iba de montería a coincidir con el ministro y el jefe de la Policía judicial. Otro misterio es que decidiera imputar a 37 personas, sin tomarles previamente declaración y sin conocer, en algunos casos, ni sus nombres. Así, por ejemplo, el imputado número 23, un tal “José Antonio 'Pepechu'. (Empleado del despacho de Manuel Delgado)” y la imputada número 33, una tal “Carmen. (Empleada del despacho R. Blanco-Guillamot, bufete de abogados relacionado con el caso)”.

Las diligencias de Garzón están escritas con el estilo de la casa, ampuloso, perifrástico e inconcreto. El redactor se cura en salud, al establecer que los hechos están “relatados sucintamente en aras a preservar el secreto de las actuaciones y a no perjudicar las investigaciones”. En efecto, no hay detalles, cargos concretos, quién en qué fecha dio cuánto dinero a quién, cuál es el monto total de las operaciones, a cuánto asciende lo defraudado a Hacienda, en fin, los hechos, que son alma de todo relato, aun sucinto. Que monumento al rigor expositivo en esa frase: “Francisco Correa da instrucciones para realizar dádivas a funcionarios públicos con el fin de obtener un provecho económico para él…” o esta perla: “en países tales como China, Azebaiyán y Miami…” Las diligencias que conocimos ayer están muy cerca de las pesquisas de Gila para detener a Jack el Destripador: “Aquí alguien ha matado a alguien… Aquí alguien es un asesino”. Así hasta comerle la moral y conseguir que se derrote. Estamos tocando el fondo.

11 febrero 2009

¿Un comando en Madrid?

Santiago González

Habían pasado unas siete horas desde que empezó a difundirse la anulación de las candidaturas de D3M y Askatasuna por el Supremo la noche del domingo, cuando las llamadas de rigor avisaron de la colocación de una furgoneta-bomba en el Campo de las Naciones. No es muy probable que los terroristas sean dados a la lectura de Machado, pero sí saben que Madrid es el rompeolas de todas las Españas, que cualquier atentado en la capital goza de un efecto multiplicador.

¿Tiene ETA un comando en Madrid? Al menos para dos de los atentados cometidos en 2005 no precisaron de una estructura estable. El 9 de febrero, a las 9:30 de la mañana hizo explosión frente al edificio del Ifema un coche-bomba que causó 42 heridos. El vehículo había sido robado la noche anterior en Guadalajara. El 25 de mayo, otro vehículo, éste robado unas horas antes en El Escorial, hacía explosión en el barrio de San Blas, hiriendo a 52 personas.

Los terroristas tenían infraestructura estable en la capital cuando la Policía detuvo a Ana Belén Egüés y Aitor García Aliaga el 6 de diciembre de 2001. Los otros dos miembros del comando, Manex Zubiaga y Lexuri Gallastegi, de rancia tradición familiar, huyeron y fueron detenidos por la policía francesa cinco meses más tarde. Aquel comando Madrid tenía su base operativa en un piso de Salamanca. En 2002 tuvieron otro talde instalado durante unos meses. El comando Elurra, autor del penúltimo atentado con coche-bomba, el de la T-4 en Barajas, era un comando itinerante y sus miembros fueron detenidos en Mondragón, cuando preparaban un atentado contra el complejo Azca, en Madrid. Los tiempos modernos es lo que traen, la generalización del teletrabajo.

La hipótesis de que ETA haya reconstituido un ‘comando Madrid’, sería preocupante porque refutaría la convicción generalizada en su extrema debilidad y en el alto grado de conocimiento que la lucha antiterrorista tiene de sus movimientos.

Nada es descartable, sin embargo. Ahora que el Gobierno de Zapatero está instalado en el terreno de la realidad, sólo falta que aterricen Ibarretxe y sus socios de Gobierno. Bueno, y Jesús Eguiguren, que sigue donde solía. Bastaría con que cambien el discurso y los hechos. El lehendakari, por ejemplo, en lugar de desear que ETA “desaparezca de una vez y para siempre nuestras vidas”, podría poner manos a la obra y confiar en la capacidad pedagógica de la Ertzaintza y sus polvitos mágicos.

Tampoco está mal la valoración del presidente de EA, “ETA y quienes la apoyan hacen un flaco favor a los soberanistas”, con lo que demuestra lo arraigado de su antiterrorismo, al tachar a los etarras de aliados objetivos de los españoles. O sea, lo peor. La aportación intelectual corre a cuenta del vicecoordinador de Aralar, “el atentado es deplorable y el camino de las armas solo sirve para profundizar en el conflicto” y de un portavoz de lo de Madrazo: “la izquierda abertzale no puede cerrar los ojos por más tiempo.”

Esto es lo que hay. Urge un cambio que ponga en la lucha contra ETA algo más que monsergas moralizantes. No sabemos si se logrará el día 1, pero hace tanta falta…

09 febrero 2009

Colapso

Santiago González

Alejandro Agag anuncia querella contra quien le vincule con la investigación de una posible trama de corrupción en ayuntamientos e instituciones gobernadas por el PP. Hace bien en defenderse contra una voluntad de infamarlo, si la hubiere, pero debe comprender que su espectacular boda con Ana Aznar ha proporcionado fotos inenarrables de algunos implicados por el juez Garzón en esta presunta trama. Ningún director de casting habría caracterizado tan bien a unos actores para hacer de conseguidores y comisionistas.

Esto, naturalmente, no le implica a Agag en nada que no sea su propio matrimonio, por mucho que Francisco Correa, que actuó como testigo del novio, sea una de las cabezas visibles de esta representación judicial. "No tenía las amistades adecuadas", podríamos decir, como Marlowe en 'El sueño eterno', cuando la policía rescata del agua el cadáver de Owen Taylor, el infortunado chófer de los Sternwood.

Decía el gran Moravia en sus años finales que la familia era la gran escuela de la delincuencia moderna. No sabemos si era una reflexión melancólica suscitada por las andanzas amatorias de su mujer, la navarra Carmen Llera, con el líder druso Walid Jumblatt y el actor Klaus Kinski. Probablemente. Si no hubiera opinado desde una perspectiva personal, habría atribuido al municipio esa condición.

Otro día hablaremos del sindicato, pero hoy toca el Ayuntamiento, y, por extensión, las administraciones públicas. La secretaria general del PP denunció ayer "la campaña de desprestigio y acoso que está sufriendo el PP", campaña instigada por el Partido Socialista que tiene como instrumentos a la fiscalía, la prensa y las filtraciones parciales del sumario. No es improbable que haya algo de verdad en la denuncia: que la fiscalía actúe bajo impulso político, que haya prensa interesada en cuestionar la honradez del PP y tampoco nos escandalizaríamos de que se hubiera producido alguna fuga en un sumario de los que custodia el juez Garzón. No sería la primera vez.

Lo que ocurre es que ninguna de estas hipótesis, aun reales, podrían compararse a la cuestión central del asunto: si son ciertos o no los hechos, en qué cantidad, en qué ayuntamientos y en qué otras instituciones, y si esto obedece a impulsos particulares o tiene una línea para la financiación del PP, como en su día la tuvo FILESA para al del PSOE.

El PSOE y el PP están entregados a un "y tú más" de escasas perspectivas, como los personajes goyescos del duelo a garrotazos, metidos ambos hasta la rodilla en el barro en el que quieren hundir al otro. La 'conspiración' contra el PP que denuncia Cospedal, es irrelevante. Urge más saber qué ha pasado en Boadilla. Estaría bien que se metiera algo de prisa, dicho sea sin segundas, al caso de Ciempozuelos, a ver si nos enteramos de quién era el beneficiario de aquellos 40 millones de euros en concepto de comisiones. Dice Tomás Gómez que hay "crisis política, colapso moral y desgobierno en Madrid". Tiene razón. Recuerda a la Federación Socialista Madrileña en sus mejores tiempos. Es la crisis, el desgobierno y el colapso de la democracia toda. Y el paro, inexorable, hacia los cuatro y más allá.

07 febrero 2009

Un desayuno en Madrid

Santiago González

Iñigo Urkullu desayunó ayer en Madrid ante las fuerzas vivas de la política y el periodismo de la capital para decirles un par de cosas de interés. No se siente orgulloso de la que la bandera española ondee en el exterior del Parlamento vasco. Él se siente vasco, sólo vasco y sostiene que en Euskadi “hay un sentimiento mayoritario que es la suma de los que se sienten sólo vascos o más vascos que españoles”. Euskadi, concebida como una adición sentimental acaba transformándose en adicción, si me permiten la paronomasia.

Euskadi es una adición de adicciones para Urkullu. Trimestralmente, con la periodicidad de las estaciones, la Presidencia del Gobierno vasco se dedica a sexarnos sentimentalmente para preguntarnos si nos sentimos: a) únicamente vascos (25%) b) más vascos que españoles (15%) c) mitad y mitad (36%) d) más españoles que vascos (4%) y e) únicamente españoles (7%). Los porcentajes entre paréntesis corresponden a los resultados del Sociómetro de octubre.

El sondeo nunca pregunta si “nos sabemos” españoles. Sin aspavientos ni alardes, porque la vida nos hizo así, porque cuando vamos a pedir el DNI o el pasaporte nos dan un documento en el que pone España, nuestra carta de ciudadanía. Si esto fuera una adicción, a uno le gustaría ser estadounidense; neoyorquino, no de Kansas, y ya, dentro de Nueva York, de Manhattan, no del Bronx. Los cubanos que quieren ser españoles son legión, aunque a Urkullu y a Madrazo no les quepa en la cabeza. Otra maravilla de la lógica: gracias a la Ley de Memoria Histórica van a poder hacer como antifranquistas de tercera generación lo que no podían ni soñar como anticastristas de primera.

La formulación del presidente del EBB constituye un imposible lógico, una aporía, al agrupar ‘únicamente vascos’ con ‘más vascos que españoles’. Los nacionalistas se sienten vascos, sólo vascos, como Urkullu. Sumar sus adicciones a las de quienes se sienten españoles al 42% es como sumar quebrados sin reducirlos a común denominador.

Por otra parte, si se agrupan esas dos categorías en ‘predominantemente vascos’, ha de concluirse que son minoría frente a los no predominantemente vascos (60%, si se incluyen los ns/nc; 47% en caso contrario). El nacionalismo no puede presuponérsele a nadie, como el valor a los soldados en el Ejército de antes de Chacón. Hagan un experimento de sociología recreativa e imaginen a la Junta de Extremadura preguntando cada trimestre a la parroquia si se sienten ‘únicamente extremeños’ o ‘únicamente españoles’ para que comprendan cabalmente el dislate.

Se sienten vascos, pero se saben españoles. Por eso estaba Urkullu desayunando en Madrid, pese a que allí no hay votos para las próximas elecciones. Por eso se han pasado la vida descalificando por ‘español’ a Patxi López: “no sería un lehendakari, sino un delegado del Gobierno” ¿recuerdan? ¿Recuerdan las acusaciones de ser los portavoces de ‘Madrid’? Pues ayer, hablando de la momentáneamente frustrada fusión de las Cajas de Ahorros vascas, dijo que si hubiera sido por la dirección del PSOE, la fusión se habría producido. El nacionalismo tiene el don de la perspectiva, como los retratos cubistas de Picasso, que muestran la cara y el culo al mismo tiempo. López es español, pero no lo suficiente.


06 febrero 2009

¿Y las Cajas de Ahorros?

Santiago González

El ministro de Industria había dicho por la tele que “al Gobierno se le está acabando la paciencia con la banca” y el vicesecretario general le replicó al día siguiente que “el PSOE tiene una paciencia ilimitada con la banca”, para tratar de convencer a todo el mundo de que es necesario “remar en la misma dirección”. Están el Gobierno y su partido que rebosan metáforas cooperativas: arrimar el hombro, tirar del carro y remar en la misma dirección.

Hace ya 62 años que Orwell escribió un gran ensayo, ‘La política y la lengua inglesa’, en el que advertía contra el uso de las metáforas moribundas, pero aceptemos la que propone Blanco de remar en la misma dirección, siempre que no pierda de vista que la dirección, el rumbo, no es el resultado de la actividad de los remeros, sino el que decide el patrón y marca el timonel.

Al Gobierno se le está acabando la paciencia, dice el ministro, y el político le corrige, argumentando que su partido tiene reservas inagotables de paciencia. Esto habría que matizarlo: no es el PSOE el que tiene una paciencia ilimitada con las instituciones financieras, sino más bien al revés. Que le pregunten si no, al señor Montilla que en su calidad de primer secretario del PSC, consiguió que una de ellas, la Caixa por más señas, tuviera con su partido la paciencia infinita de la condonación respecto a aquel préstamo de seis millones de euros.

No se oye en esta disonancia la voz del patrón, del presidente, que parece hablar por boca del vicesecretario. La conversión del PSOE en Gobierno y viceversa es algo que roza el misterio de la transustanciación y resulta muy práctico para gobernar: permite al secretario general definir en los mítines del partido la política que va a desarrollar el presidente del Gobierno, y a éste, llevarse a La Moncloa a los secretarios regionales del partido para fijar políticas comunes.

En esta telequinesia entre Ferraz y La Moncloa, ósmosis entre lo público y lo privado se pierde una herramienta que los gobernantes tienen para hacer que fluya el crédito. Son las Cajas de Ahorros. Representan algo más de la mitad del sistema financiero español y sus órganos de gestión están bajo el control del poder político en las distintas comunidades autónomas. Bastaría con que acordaran reducir hasta donde fuera necesario su margen de intermediación para inyectar liquidez al sistema.
Las leyes autonómicas que las sustentan describen sus objetivos básicos en el artículo 3 de cada una de ellas: “el fomento del ahorro a través de una captación y retribución adecuadas, y la inversión de sus recursos en la financiación de activos y desarrollo de los diversos sectores económicos de su ámbito de actuación.” Más claro, imposible, pero, ¿qué pintan las CCAA en esta crisis?

Al presidente se le llena la boca de concertación social porque se reúne a cencerros tapados –metáfora resucitada-con los dirigentes sindicales, mientras se niega rotundamente a promover un gran acuerdo social como el que encabezó Suárez en octubre de 1977, los pactos de la Moncloa. El patrón de esta chalupa es de lenguaje distraído: no marca el rumbo, pero pide a los remeros que boguen en la misma dirección o, alternativamente, que tiren del carro.

04 febrero 2009

Ah, los banqueros

Santiago González

Parece que el ambiente de la reunión que mantuvo con la banca el presidente del Gobierno fue bastante más apacible de lo que sugiere el comentario del ministro de Industria: “al Gobierno se le está acabando la paciencia con la banca”. El propio Zapatero ha abierto la espita del desagüe a la torrentera verbal de Sebastián: “traslada el estado de ánimo de una parte de las empresas españolas”. La bravata era de estricto consumo externo, necesidades de la propaganda, porque la banca consiguió sus dos reivindicaciones principales: encarecer los préstamos que dan a través del ICO y endosarle a éste organismo parte importante de la morosidad correspondiente a los préstamos hipotecarios no devueltos.

Algunos miembros del Gobierno parecen haber descubierto junto a su base militante que el motor del capitalismo es el ánimo de lucro y que los banqueros actúan movidos por la expectativa del beneficio. También los empresarios, claro. Otra cosa es que de su actividad resulten, en épocas de bonanza, notables ventajas para el conjunto social, como el crecimiento económico y el empleo.

Esta semana se cumplen cuatro meses de la comparecencia en que Zapatero anunció un fondo de 50.000 millones para comprar a los bancos “activos no tóxicos, de alta calidad”. No era para resolver los problemas de los bancos, sino para dar crédito a empresas y familias. Llamó la atención que el Gobierno no creara mecanismos de control para garantizar el destino del dinero, articulara la operación a través del ICO, ni quisiera publicitar los nombres de los bancos vendedores. Por otra parte, era de común conocimiento que la banca necesitaba todo el dinero del fondo y aún más para hacer frente a los vencimientos de su deuda a corto plazo.

Si la banca española era la mejor del mundo, mal podría vender unos activos tóxicos que no tenía, pero si los activos eran de tan alta calidad, ¿por qué habría de comprarlos el Gobierno? Bastaría sacarlos al mercado. Tampoco se entendía que actividad tan irreprochable tuviera que ser practicada de manera vergonzante, ni que se llamara transparencia a una opacidad, comparable, al menos, con los cristales de Touriño. Miguel Boyer lo explicaba en términos más realistas: “no conviene adquirir sólo activos de calidad. Dificultaría deshacerse de los tóxicos”.

Ha pasado lo que era de esperar, que a pesar de la compra, el metálico no afluye, por decirlo con palabras de Woody Allen y la economía española sigue teniendo problemas de liquidez. Sin embargo, no tiene sentido mirar a los banqueros como si tuviesen cabeza de turco. O de judío, que también ha llevado aquí lo suyo desde la Edad Moderna. El concepto banquero judío ha dado mucho de sí en el siglo XX. Lo contaba brillantemente Bob Fosse en ‘Cabaret’. La dueña de la pensión en la que se alojaba Liza Minnelli mantenía este instructivo diálogo con uno de sus pupilos: “Pero herr Ludwig, si todos los judíos son banqueros, ¿cómo pueden ser al mismo tiempo comunistas?” A lo que el interrogado respondía: “Sutiles, son muy sutiles, fraülein Kost. Si no pueden destruirnos de una forma, lo intentan de otra.”


02 febrero 2009

El mito de Matthews


Santiago González

El 24 de febrero de 1957, un periodista estadounidense, llamado Herbert L. Matthews, publicó en el New York Times un reportaje en el que daba cuenta de que “Castro está aún vivo y combatiendo en las montañas”. Hacía tres meses que Fidel y los suyos habían zarpado de México en el Granma para alcanzar tierra cubana el 2 de diciembre anterior. Aquel día nació uno de los mitos mejor arraigados del siglo XX: el de la Revolución cubana.

Fidel se explicó ante Matthews en términos heroicos: “el pueblo cubano lo soporta todo menos la opresión”. ¿Qué otra cosa podría hacer el periodista sino rendirse? Y lo hizo voluptuosamente: "Su programa es vago, pero supone para Cuba una nueva política radical, democrática y, por tanto, anticomunista". Lean este alarde de agudeza psicológica unida a una extraordinaria capacidad profética: "Tiene fuertes convicciones sobre la libertad, la democracia, la justicia social, la necesidad de reimplantar la Constitución, de celebrar elecciones."

Yo fui un partidario de la Revolución cubana, leí de mozo cuanto se había publicado sobre la cuestión y me afirmé en la fe a machamartillo que sólo el catolicismo pretridentino y la izquierda española son capaces de poner al atornillarse a sus prejuicios. No fui tan perseverante como Carlos Alonso Zaldívar o Diego López Garrido. Un día te dejas sorprender por los hechos: miles de cubanos han asaltado un lugar en el que no caben. Entonces te preguntas cómo son posibles tantas prisas y apreturas para poder escapar del paraíso y aprovechas un viaje a La Habana para hacerte llevar al lugar de autos. La embajada de Perú, en la que se arracimaron más de 10.000 personas para huir de la opresión y el hambre, había cambiado de uso un par de veces para borrar pistas. Entonces se llamaba “Museo del Pueblo en Marcha Combatiente”. Todavía, asistí al día siguiente a unas jornadas de la Asociación de Periodistas Europeos, organizadas por Miguel Ángel Aguilar, para oír decir al actual secretario de Estado para la Unión Europea, Diego López Garrido: “Cuba es el último reducto de dignidad que queda en el mundo”.

Era imposible que la noche anterior, al volver de cenar o de un amable paseo con su mujer, López Garrido no hubiera tenido que abrirse paso a la entrada del hotel Cohiba entre un centenar de muchachas a la caza de turista y fula, pero esta es una de las asombrosas herencias de Matthews que superan al original. Si uno pregunta a nuestros izquierdistas dónde radica la dignidad, le explicarán con toda seriedad que con Batista, Cuba era el prostíbulo de EEUU.

Cuba ha sido este fin de semana el rompeolas de las dos Españas. “Cuba no está sola” decía la pancarta que IU y CCOO sacaron el sábado en apoyo de la dictadura en la plaza de Colón. “Cuba es y será ejemplo de libertad y dignidad”, gritaban tras las huellas de Matthews y López Garrido.

“Cuba, 50 años sin libertad” replicaba la de ayer en defensa de los cubanos, en la Puerta del Sol, apoyada por el PP, CiU, UPyD y UPN, así como colectivos de gays y lesbianas que conocen la geografía de la represión algo mejor que Pedro Zerolo y un Gobierno que ni sabe, ni contesta.



La trama de los picos pardos

Santiago González

El cineasta Iquino dirigió en 1969 “De picos pardos a la ciudad”, una moralista y estomagante comedieta en la que el alcalde y el secretario de un pueblo, emprenden viaje a la capital para sustituir el viejo autobús y ya, de paso, echar una cana al aire. A por atún y a ver al duque.

Ir de picos pardos era una metonimia de ‘ir de putas’. Al parecer, las tusonas eran obligadas a vestir una saya de color pardo en la edad media, para ser distinguidas de las mujeres honestas. La falda era por entonces una tela cuadrada con un agujero en el centro que se ajustaba a la cintura, por lo que su caída formaba cuatro picos que daban pie a la expresión citada.

La naturaleza siempre acaba imitando al arte. Si Berlanga y Azcona previeron en ‘La escopeta nacional’ una cacería con un invitado llamado Bermejo, Iquino se adelantó en cuarenta años a la epopeya que ayer contaba El Mundo: el alcalde de Baena, que es también senador del PSOE, y su secretario, parecen implicados en una trama de facturas falsas. El objetivo de la misma era sufragar visitas periódicas de los muy allegados al ‘Club Milady Palace’, un lujoso puticlub de Marbella.

Ha habido casos parecidos. El año pasado fue detenido el concejal de Urbanismo del PP en Palma, acusado de haberse fundido en puticlubes gay 50.804 euros de dinero público por medio de la visa que tenía a su nombre en razón del cargo. Hace menos de tres días se aventuró en esta columna que acabaríamos viendo vales como el de los “seis ‘porvos’ con la Lola”, que el Comité de Defensa de Toledo expedía en el 36 a favor de los buenos milicianos. ¿Qué son 73 años para los valores inmutables un pueblo? Apenas un suspiro en la historia de España.

A falta de conocer en profundidad los casos de Michavila y el Ayuntamiento de Segovia, no parece que puedan compararse con Baena en punto a colorido y tradición. A un servidor le parece que pulirse la pasta de los españoles en prostíbulos goza de cierta comprensión social. Cada vez que a un personaje público le preguntan qué pecado encuentra más disculpable, responde con el automático que “los pecados del amor”, no diré más. Por otra parte, no se puede comparar una trama como ésta con la operación Malaya, que al final servía para que un hortera se colgara un Miró en el cuarto de baño. Los de Baena, en cambio, dan a ese dinero una utilidad social, keynesiana, al inyectarlo en un sector deprimido. Las juergas municipales contribuyen a la expansión de la demanda agregada, un new deal cordobés, si ustedes se paran a considerar el asunto desde una visión macroeconómica. La iniciación en el arte de las putas, dicho sea con permiso de Moratín, era un trámite iniciático que pagaban algunos padres a sus hijos al cumplir los 18. Con razón decía el secretario del alcalde baenense en conversación grabada por la Guardia Civil: “a mí me da cosa gastarme dinero mío… en estas cosas”. Es lo que tiene que papá te acostumbre desde jovencito al patrocinio.

“El PSOE es el partido que más se parece a España”, han dicho y repetido Zapatero, Pepe Blanco, Pajín, Rubalcaba, Chaves y otros. Es una afirmación razonable que el arribafirmante no se atrevería a cuestionar.