27 noviembre 2009


Editorial preventivo

Santiago González

Habría que remontarse a los tiempos más inhóspitos de la transición (o a la Prensa del Movimiento) para encontrar momento semejante: doce periódicos suscribiendo un editorial conjunto. Pasó después de la masacre de Atocha; de la legalización del PCE; en las Hojas del Lunes, tras el asesinato de José Mª Portell, que dirigía la de Bilbao; tras la bomba contra el Papus, pero no había vuelto a pasar desde aquel 6 de diciembre de 1978 en que aprobamos la Constitución.

Lo primero que llama la atención es el magro resultado sintáctico y conceptual de tanto esfuerzo. ¿Y dice usted que se han unido una docena de directores de periódico para alumbrar esto? Impresionante. Ya desde la exposición de motivos asoma la patita el carácter obscenamente preventivo que destila todo: “el TC puede estar a punto de emitir sentencia”. Por ende, “la expectación es alta y la inquietud no es escasa”. Una pieza que arranca con semejantes apuros debería titularse ‘Por si acaso’, en vez de ‘La dignidad de Cataluya’, que es un exceso de prosopopeya, se mire por donde se mire.

Qué desbordada hinchazón de representatividad (“los catalanes piensan”, “amplísimo apoyo político y social”), qué desliz de significados amenazando romper “pactos profundos que han hecho posible los 30 años más virtuosos de la historia de España”. Fueron la Constitución y el Estatuto del 79 los que hicieron posible esa virtud. Un par de datos: el viejo Estatut alcanzó 10 puntos más de participación y obtuvo el voto afirmativo de más de la mitad de los ciudadanos catalanes (52,6% frente al 36,51% en 2006).

“Pacta sunt servanda”, escriben, magreando el latinajo para confundir el ‘pacto profundo’ de la Constitución y el estatuto de Sau con los viajes de Mas a La Moncloa para pactar con Zapatero a cencerros tapados -qué grandes son a veces las frases hechas- la supervivencia de un proyecto que amenazaba ruina. El nacionalismo había gobernado 23 años Cataluña sin esta necesidad imperiosa. Fue Maragall el Chaplin que cogió la señal de carga peligrosa desprendida del camión, la convirtió en bandera y fue cabeza de la manifestación que lo empujaba.

“Hay quien sueña con cirugías de hierro”, escriben con suave delirio paranoico. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?¿que toda la vida es sueño y los sueños hechos son? Cuánto concierto de plumas para tan párvula literatura.

Da un poco de vergüenza ajena por tantos catalanes, periodistas o no, que tienen sentido del ridículo. No le digas a mi madre que soy periodista catalán. La pobre cree que me gano la vida como honesto palanganero en un ‘meublé’ de Castelldefels.

Lo han suscrito porque están preocupados, porque ‘puede que’, y tratan de acoquinar a los miembros del Constitucional en este momento decisivo. Ya han conseguido algo: el Tribunal será una víctima irrecuperable del Estatut sea cual sea su sentencia. También por méritos propios, ojo. Puestos a elegir, ya que no tienen escapatoria y que se invoca ‘la dignidad’, los miembros del TC deberían optar por defender la suya propia, hacer justicia ‘et pereat mundus’.

No pasaría nada. El nacionalismo es un tigre de papel. Lamentablemente es probable que Mª Emilia Casas todavía no lo sepa.

25 noviembre 2009

Gálvez en Somalia

Santiago González


Jorge Martínez Reverte publicó en los primeros años ochenta ‘Gálvez en Euskadi’. ETA (m) había secuestrado a un empresario, directivo de una multinacional sueca. Julio Gálvez, que era el jefe de Prensa de la empresa, se encargaba de la estrategia negociadora y acababa dando el importe del rescate a ETA (pm) la rama de la banda terrorista que no tenía al empresario.


Nuestro héroe ha dejado el periodismo y ahora es un agente del Centro Nacional de Inteligencia en el Cuerno de África. Recordará el amable lector, -y si no, para eso estamos, -que el Gobierno de España se dejó engañar por el simulacro de bajar a tierra a tres tripulantes del atunero vasco. El CNI pasó la información al mando, que, en el ejercicio de su responsabilidad, decidió mentir un poco para tranquilizar a la peña. “Sabemos exactamente dónde están y sabemos que están bien”, dijo el 5 de noviembre la ministra de Defensa con un aplomo extraordinario, dadas las circunstancias. Moratinos, ese Buda feliz de la diplomacia española, acreditó la leyenda al día siguiente a partir de fuentes distintas. Y privilegiadas, claro. Su información tenía la garantía del primer ministro de Somalia, una autoridad: "Los tres secuestrados que fueron trasladados a tierra han regresado a bordo”. Eran dos gallegos y un vasco, llegaron a decirnos, en un alarde de precisión hasta en el bulo.


Dirán ustedes que estamos ante un episodio nacional difícilmente mejorable. Falso. Tres agentes de nuestros servicios de inteligencia que operaban en Djibuti, haciéndose pasar por antropólogos, entraron en territorio somalí con la ayuda de los servicios secretos franceses. Una vez en el teatro de operaciones, tomaron contacto con un alto cargo del Ministerio de Defensa, que se les ofreció para mediar con los secuestradores. Él creía que con un millón de dólares se podía conseguir la libertad de los tres pescadores españoles en peor situación. Hasta hoy. Nuestros espías le habían dado la pasta a un poli-mili.


El asunto, imaginarse a nuestros hombres desarrollando su misión en esa Nowhere land que es Somalia, y siendo estafados por cualquier catarriberas, produce un poco de alipori, sin contar con que el importe real del rescate ha subido a 5 millones de dólares. No pasa nada. También vamos hacia esa cifra de parados y a escote nada es caro.


El palo del poli-mili somalí, toma ya aliteración, no tuvo peores consecuencias, prueba de que era ajeno a los secuestradores. De otra manera, éstos se habrían enterado de que los españoles pagaban un millón por cada tres rehenes y el rescate se nos habría puesto en 12 millones.


Hoy comparece De la Vega en el Congreso. Como este periódico suele hacer sus preguntas por adelantado para animar el debate y éstas pueden ser aprovechadas por la oposición, voy a echar mi modesto cuarto a espadas en favor del Gobierno. La viceprimera podría encararse a la bancada popular y reprocharles: “mientras ustedes discuten nuestro prestigio internacional, el Gobierno está trabajando por la imagen de España. Nueve de cada diez somalíes piensan ya que somos un país de gente muy rica y muy generosa y que merecemos estar en el G-20”. De nada, a mandar.



23 noviembre 2009

Los obispos y los españoles

Santiago González

El Vaticano colocó hace unos años al obispo de Palencia, “un tal Blázquez” en la diócesis de Bilbao: Ahora acaba de repetir la jugada con un tal Munilla para la de San Sebastián. Donostiarra, criado en Aizarnazabal, cura en Zumarraga durante veinte años y euskaldun. ¿Loro viejo no aprende a hablar? Pues tomad dos tazas.

La tertulia dominical de la SER abrió el asunto con un ‘corte’ de Egibar que pareció a todos la mar de divertido: “más a la derecha de Munilla sólo está la pared”. Una contertulia nacionalista, mujer por lo demás instruida, corroboró: “lo que ha ganado (con este obispo) es el integrismo religioso de cuando Tarancón”, quizá pensando en Marcelo González Martín (otro de Palencia) o Guerra Campos, quizá porque no sabe atribuir correctamente a sus autores el grito “Tarancón al paredón” . Los hechos como si fueran opiniones, que escribió Hannah Arendt. Remató con una prueba adicional: la única que lo había felicitado fue la presidenta del Parlamento vasco “que es cercana al Opus”. El nacionalismo vasco no es vaticanista, como dijo Prieto. Está en guerra con la Santa Sede, porque ésta no le concede el privilegio franquista de presentar la terna.

También el progresismo está arrebatado con la jerarquía eclesiástica por querer excomulgar a los diputados que voten ‘sí’ a la Ley del Aborto. Uno respeta que los obispos regulen el derecho de admisión, aunque le parece exagerado que un asesino múltiple pueda encontrar el perdón de la Iglesia mediante el sacramento de la penitencia y un diputado que vote a favor de la Ley ‘No se lo diremos a papá’ sea irremisiblemente apartado del banquete celestial. Lo que no entiende es que tanto ateo esté escribiendo columnas furibundas contra la excomunión, en lugar de decirle a Martínez Camino: “no hace falta que se tome la molestia, monseñor. Ya me excomulgué yo mismo hace la tira”, o, alternativamente, “yo también he abortado”, que era eslogan de la izquierda hace 30 años.

Los ateos de ahora temen la excomunión y los familiares de los condenados en el franquismo quieren declarar nulos los juicios. Uno tiene entre sus amigos a un superviviente de la pena de muerte impuesta dos veces por un consejo de guerra y no se imagina a Teo Uriarte reivindicando la anulación del Sumarísimo 31/69. Hay condenas que infaman a un régimen, al tribunal y al verdugo, no al reo; un suponer, Julián Grimau. “Un bel morir tutta una vita onora”, escribió Petrarca.

Las huellas de los disparos de Tejero en el techo del Congreso son una hermosa cicatriz en la piel de la democracia. Esperemos que ningún gilipollas se le ocurra revocarlas en aplicación de la memoria histórica.

Sólo los pueblos creyentes blasfeman. Este anticlericalismo nacional-progresista es la confirmación de la sentencia del maestro Camba: “la cocina española está demasiado influida por el ajo y por las preocupaciones religiosas.” El español, vasco incluido, es un pueblo que marcha detrás de un crucifijo, ya sea en procesión, ya para tirarlo al agua, tal como resumía la vieja sentencia popular: “No he visto gente tan bruta/como la gente de Alcocer/que echaron el Cristo al río/ porque no quiso llover.”

21 noviembre 2009

Tele okupada

Santiago González

El parlamentario jeltzale Luke Uribe-Etxebarria se ha convertido en martillo parlamentario de los okupas que dirigen EITB desde que el Parlamento (vasco, claro) cambió de signo y la nueva mayoría constitucionalista sustituyó al nacionalismo felizmente gobernante durante los últimos 30 años.

El diputado del PNV es periodista de formación, lo cual viene a explicar en alguna medida su vocación interpelante. No toda, claro. Hace falta haber desarrollado un sentido muy patrimonial del país para considerar que todos los cambios realizados en el organigrama de la casa por el nuevo director general son purgas ideológicas. Es preciso argüir en su favor que este detalle lo revela como un nacionalista moderado. Si hubiera sido radical los habría tachado de ‘genocidio laboral’ o ‘exterminio catódico’.

Por otra parte, todo puesto de trabajo ocupado por un nacionalista, aunque sea de manera interina, se convierte en un bastión de la función pública. El mero transcurrir del tiempo produce un milagro de transustanciación y convierte en funcionario al eventual. Cuántos familiares de ilustres burukides han consolidado sus plazas en las Diputaciones sin necesidad de afrontar la vía alternativa de la oposición, no daré nombres. ¿Quién es ese director general para remover a un editor, qué digo a un editor, ni siquiera a un tertuliano de los nuestros?

El partido-guía reivindica de tú a tú ante el Vaticano el derecho a elegir nuestros obispos, no les diré más para que comprendan el justo mosqueo de este hombre al juego sucio de un director del ente que ni siquiera es monaguillo. No hay derecho a que la alianza PSE-PP, que un día es Patxi López contaminado por las malas compañías y al siguiente Basagoiti, perverso secuestrador de la voluntad del lehendakari López, haya puesto al frente a un periodista a secas. Ah, qué tiempos en que la profesionalidad del ente descansaba sobre gentes de más fundamento, alcaldes nacionalistas de Bilbao o periodistas que dejaban el cargo para presidir el BBB. ¿Un periodista para dirigir un medio? Qué idea tan peregrina. El burukide máximo conoce a buen seguro los versos de ‘Romero solo’. Al fin y al cabo, su autor, León Felipe, tuvo farmacia en Balmaseda, que cae cerca de su pueblo: “No sabiendo los oficios los haremos con respeto./ 
Para enterrar a los muertos/ 
como debemos/ 
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.”

El interpelante ha denunciado que la dirección de EITB quiere “reinventar la realidad vasca” y que hay una consigna política clara: privilegiar a toda costa al Gobierno autonómico. Alteridad se llama esta figura: llevábamos 26 años con ETB enseñando un mapa que representa las muy respetables ensoñaciones territoriales nacionalistas, pero que desbordaba generosamente la CAV, para incorporar como realidad una Euskal Herria inexistente desde el punto de vista institucional. Han sido 26 nochebuenas ignorando el mensaje del Rey. La paradoja es que el hecho cuya retransmisión en directo nos negaba la noche del 24, era la noticia de apertura al día siguiente, con la inevitable ronda de los partidos vascos para criticar el mensaje de la elipsis.


Luke Uribe-Etxebarria teme que la tele pierda audiencia, sin que explique por qué los suyos no han cerrado ETB-1, una cadena que el anterior equipo directivo traspasó con un 3,2% de cuota media de pantalla. Vivir para ver. La tele, naturalmente.

20 noviembre 2009

Cinemática creativa

Santiago González


Contra lo que venían augurando los más catastrofistas de nuestros vecinos, no es cierto que la España plural y diversa haya perdido capacidad de influencia internacional. No hay más que mirar el milagro económico del momento. Zapatero es el Obama de Somalia: una sola decisión suya ha bastado para que nazcan brotes verdes en el secarral del Cuerno de África. Mientras el mundo desarrollado combate como puede el fantasma de la deflación, nuestra inversión en Somalia ha bastado para revolucionar su sector terciario, elevar los precios y el consumo al 1000% y multiplicar las bodas, lo que a buen seguro tendrá su repercusión en el índice de natalidad a medio plazo. No se había visto milagro semejante desde la invención del maná en el Antiguo Testamento.

También se han revolucionado los conceptos científicos. Para estudiar la idea de ‘límite’ las matemáticas del bachillerato sustituirán la antigualla de Zenón de Elea sobre Aquiles, el de los pies ligeros y la puta y cachazuda tortuga, por un nuevo modelo de aporía: la apasionante e inútil persecución del esquife somalí por el helicóptero ‘Sikorsky SH-60 B Seahawk’ de la Armada española.

Hoy la tecnología de los quelonios adelanta que es una barbaridad. Si no entendimos mal al JEMAD, el esquife en el que los piratas realizaron su ominosa huída tardó dos minutos en recorrer 1,7 millas que lo separaban de la playa. El supuesto es heroico: querría decir que la embarcación hizo una media de 51 nudos, que son, para que ustedes me entiendan, 94,45 kilómetros por hora, contando en esa fastuosa velocidad media, la inevitable desaceleración para no comerse la costa, el tiempo que les llevó saltar al agua con su botín a cuestas y lo que tardaran en confundirse con parientes y amigos que les esperaban gozosos y los turistas que gozaban de un luminoso día de playa.

Todo altamente improbable, tal como suena, pero definitivamente imposible si incorporamos a la escena un ‘halcón del mar’ (Seahawk), que dispara a la embarcación. Según cuenta hoy este diario, el helicóptero tenía orden de disparar a la lancha, no a los piratas, razón que llevó a disparar primero a proa, con propósito intimidatorio. Como quiera que los piratas no se dieron a razones y siguieran huyendo, Defensa ordenó fuego más preciso para inutilizar el motor.

Se comprende que una embarcación navegando a casi 100 kilómetros por hora debe de ser un blanco extraordinariamente móvil, difícil de acertar, pero veamos algunas especificaciones de estos helicópteros, según el portal ‘Armada Española’. El halcón del mar puede desarrollar una velocidad máxima de 180 nudos, con seguidor automático de blancos, incluso muy pequeños, cámara de visión nocturna, misil de alcance 17-20 millas, con 50 kilos de carga explosiva y misiles de corto alcance, 4,3 millas, semiguía laser y 8 kilos de explosivo, amén de una ametralladora GAU de 12,7 mm. con mira láser, 2 km. de alcance y una cadencia de 750-850 disparos por minuto. ¿Cómo es posible que se les escaparan?

Nosotros no somos de matar, ya lo dijo el primer ministro de Defensa de nuestra era, pero había algo patético en la imagen del JEMAD, comiéndose disciplinadamente sus conocimientos de cinemática para salvar el ideal pacifista del Gobierno. Estemos atentos al próximo secuestro, porque lo habrá.

18 noviembre 2009


Piratas en Isla Tortuga


Santiago González

La confusión sentimental es estado propio de la condición humana sometida a una fuerte tensión. De ahí que horas después de que los 63 secuestradores del ‘Alakrana’ abandonaran el atunero, los tripulantes y sus familias, los miembros del Gobierno y de la oposición, la opinión pública y también la publicada, tengan la tentación de deslizarse por el sintagma ‘final feliz’, en abierta confusión entre la felicidad y el alivio.

Feliz, ¿comparado con qué? Estos 47 días han sido un calvario para las víctimas y sus familiares. También para un Gobierno cuya gestión ha sido la viva imagen de la incompetencia, la descoordinación y las ausencias durante el pasado mes y medio.

Los piratas han ingresado unos cuatro millones de dólares, parte de los cuales serán inversión logística para próximos secuestros. Hace casi tres siglos que Montesquieu, un cadáver exquisito, previó que bienes como la libertad no pueden comprarse, porque quien la vende se encuentra después en mejor posición para venderla de nuevo.

¿Y ahora, qué? “Respetemos la acción de la Justicia”, pidió ayer la viceprimera, mientras se aplicaba briosa a cuadrar un círculo tras otro en el nuevo modelo de rueda de prensa del Gobierno: con preguntas, pero sin respuestas.

Lo que pasa es que la petición del fiscal excede muy largamente los cinco años de privación de libertad que la Ley de Enjuiciamiento Criminal, enmendada ad hoc, establece como límite para los juicios rápidos (Ley 38/2002, art. 795). Por otra parte, la retirada de la acusación de asociación ilícita es un imposible lógico, salvo que se acepte que 63 somalíes fuertemente armados se encontraron hace mes y medio por casualidad en la cubierta del atunero. ¿Insistirá la Audiencia en el juicio rápido, habiendo desaparecido el estado de necesidad? ¿Indultará el Gobierno a los dos procesados en virtud del pacto entre caballeros alcanzado con los piratas? Sería extraordinario que Zapatero mantuviera la palabra dada a unos delincuentes cuando la ha quebrado tantas veces en promesas a sus votantes y a sus eventuales socios de Gobierno.

Uno es más partidario del estilo Sarkozy, tan inspirado en Julio César y su aventura con los piratas cilicios, pero el estilo Zp se encuentra más en la tradición mercedaria, a pesar de su laicismo. A la pregunta de si se iba a perseguir a los delincuentes, la portavoz dijo tres veces, tres, que la operación Atalanta tenía como objetivos “luchar contra la piratería y detener a los piratas en flagrante delito”. Hubo ocasión de detenerlos ‘in fraganti’: durante los 47 días que tuvieron en su poder el atunero y a su tripulación. Ahora no. Descartada la posibilidad de que ella desconozca el significado del término ‘flagrante’, cabe pensar que ha perdido todo respeto intelectual hacia la peña.

Los rehenes vuelven a casa; sean bienvenidos. Mientras, los piratas se han retirado a algún ‘Notorious Ranch’ tercermundista, a su particular ‘Isla Tortuga’, para relajarse. No parece que vayan a sentir el acoso legal que describía el grupo ‘Suburbano’ en ‘Los delirios del pirata’, aquel álbum que tanto le gustaba a Joseba Pagaza: “Esta noche se hace historia./ Hoy se cierra Isla Tortuga./Después de un tiempo de gloria/ comienza un tiempo de fuga.”

07 noviembre 2009

Portavoces auxiliares

Santiago González

Extraño país el nuestro. El presidente se ocupa y se preocupa de la Presidencia de turno de la Unión Europea que va a desempeñar a partir de enero y no está para nada que no sean estos seis meses de conjunción planetaria.

Es el caso que el secuestro del ‘Alakrana’ está en manos de segundones y la consecuencia más visible es que una cuadrilla de salteadores, desharrapados y empapados en ‘quat’, la droga más corriente en el cuerno de Africa, tiene en jaque a un Estado moderno y revela una estrategia de comunicación mucho más eficaz que la del Gobierno de España.

De momento, han convertido a los secuestrados en portavoces de su causa y a las familias de los tripulantes, a los ayuntamientos en los que viven, a una buena parte de la prensa y de la opinión pública y al mismísimo lehendakari en altavoces de sus posiciones.

La razonable opinión del Gobierno de que era una estrategia para encarecer el rescate, no ha sido atendida ni por Patxi López, que es de los suyos. Y sin embargo, la devolución de los tres secuestrados de tierra al atunero parece confirmar la versión gubernamental. En todo este concierto de exigencias para que los piratas sean “devueltos a su país o a Kenia”, sólo se salva la posición de los familiares por el estado de necesidad que les aflige. El Estado no puede acogerse a ese supuesto porque unos piratas hayan secuestrado un barco, una organización terrorista realice atentados o unos delincuentes perpetren un atraco con rehenes.

El problema creado por la impaciencia de Garzón, normal, las prisas, es que la Audiencia Nacional ha empezado a ejercer su competencia sobre el caso y es bastante improbarle que se pueda desandar lo andado. Es muy difícil que los dos piratas sean puestos en libertad sin cargos, salvo que: a) prevarique un juez, b) lo haga un fiscal para evitarle el trago. Táchese lo que no proceda.

Cabe la posibilidad de que la Audiencia Nacional acepte una declinatoria a favor de Kenia, argumentando, por ejemplo, que los derechos humanos de los presuntos estarán más seguros allí que aquí, lo cual sería no ya humillante, sino sencillamente increíble, después de los congresos de osteólogos que hemos organizado para estudiar la edad del piratilla.

Tal vez conviniera que el presidente baje de sus altas cavilaciones europeas. Debería llamar al lehendakari, para recordarle cómo debe funcionar la Justicia en un Estado de Derecho. Luego dirigirse a la oposición para pedir ayuda. No parece que las regañinas de la viceprimera, esa señora Danvers del Manderley monclovita, sean maneras. Una referencia: el PSOE no fue un modelo de colaboración con el Gobierno entre el 11 y el 14-M. Pero aquello fue un error de Aznar. Llamar a la oposición y convocar un gabinete de crisis era responsabilidad del presidente. ¿Por qué iba la oposición a arrimar un hombro que nadie le había pedido?

Los dos partidos, 323 escaños sobre 350, deberían recordar a los medios, ah, los medios, una regla de oro: jamás deben difundirse las exigencias o amenazas de unos secuestradores, aunque el portavoz de las mismas sea el patrón del barco capturado. En esto tiene toda la razón la ministra de Defensa.

06 noviembre 2009

Encarecer la solución

Santiago González

Las noticias de ayer sobre el ‘Alakrana’ revelan que sus secuestradores son gentes competentes en su oficio. Los tres marineros son españoles como era de esperar: un vasco y dos gallegos. Llevar a tierra a tres o cuatro rehenes de Ghana o bien un surtido de nacionalidades, integrado por un senegalés, un malayo y un costamarfileño, no ejercería el mismo poder de presión. Tienen mucho menos valor de cambio.

Ayer, los piratas permitieron a sus víctimas comunicarse con sus familias y mientras éstas hablaban, dispararon tiros al aire y una granada al agua para añadir ambiente sonoro al relato de sus de penalidades. Objetivo conseguido: los familiares han respondido cabalmente como familiares y responsabilizan al Gobierno. El Ejecutivo se siente débil ante los secuestradores. Los errores cometidos con anterioridad, la satisfacción por lo que se llamó “el final feliz” del secuestro del ‘Playa de Bakio’, convencieron a aquella tropa de que da mejor resultado secuestrar atuneros españoles que yates franceses. La apresurada intervención de Garzón, reclamando la entrega de los dos piratas detenidos, tampoco ha estado mal: hemos hecho el ridículo con las pruebas y contrapruebas para determinar la edad del piratilla y hemos dado una baza fantástica a los negociadores: en el mejor de los casos, la no devolución de los detenidos encarecerá el rescate. En el peor, que sea, como dicen, una condición necesaria, nuestro ridículo y humillación alcanzarán dimensiones internacionales.

El Gobierno tiene una papeleta difícil y debe resolverla como sepa. Tal vez llamando a la oposición para afrontar la crisis por si vienen mal dadas. La oposición debería responder afirmativamente a esa llamada. Es una ocasión para revisar la hemeroteca y algunas afirmaciones ‘buenistas’ de nuestra izquierda sobre ‘las causas de los piratas’, pobres pescadores esquilmados que dejaron la red para coger el lanzagranadas. ¿Venid que yo os haré pescadores de hombres?

Es la misma izquierda que hizo consigna del grito reivindicativo de Emiliano Zapata: “La tierra para el que la trabaja”. Es verdad que nuestros Ayuntamientos han reformulado el grito en aras de la síntesis, de la unidad de los hombres, las tierras y las instituciones locales de España. Todos los concejales de Urbanismo, de izquierdas y derechas, saben hoy que la tierra es en realidad para quien la recalifica. Pero, ¿cómo se conjuga que el suelo sea para quien lo labra o lo declara urbano, mientras la mar sea de quien la tiene más cerca? ¿La divina providencia como fuente de la propiedad? Debe de ser efecto de la compartimentación entre el Medio Rural y el Marino. Perdonen ustedes que no me extienda sobre los piratas como esforzados defensores del Medio Ambiente, pero no hay espacio en un entero para tanto medio.

Que el Gobierno tenga suerte, la va a necesitar. Tal vez deba reconsiderar su negativa a poner infantes de Marina en los pesqueros. Después de todo, siempre será más lógico que las armas de guerra las usen los soldados a tener que autorizárselas a los particulares para ahorrar a nuestro Ejército la tarea de defender los intereses españoles en el Océano Índico.

04 noviembre 2009

El corazón y los asuntos

Santiago González


En todo abrazo de Vergara hay algo de pax romana a muy corto plazo y un preludio de nuevas carlistadas, está en la historia. Después de la reunión que ayer mantuvo el Comité Nacional del PP, la cosa fue como en Vergara, pero sin abrazos. El Espartero ganador fue Rajoy y perdieron Esperanza Aguirre, que subrayó su derrota con la espantada, y Gallardón cuyo peón de brega hizo nuevos méritos ayer para la sanción que a buen seguro le caerá hoy. Rajoy estuvo enérgico, tuvo recados claros para todos y advertencias difíciles de soslayar: las listas electorales para las legislativas, las autonómicas y las municipales, las hace el Comité Nacional, dijo con la intención de que le entendieran todos.


El espectáculo de las cuitas del PP es fascinante. Se cuestiona siempre al líder, menos en los lugares idóneos: el Congreso de Valencia y el Comité Nacional de ayer, que se resolvieron entre unanimidades. No se acierta a ver que a poco más de dos años de unas nuevas generales, haya quien se plantee seriamente cambiar de caballo para ganar a los socialistas. Mariano Rajoy ya no está en posición tan vulnerable como ante el Congreso de julio de 2008. Aquella justa la ganó por incomparecencia y después ha tenido algunos triunfos objetivos más: las elecciones europeas frente a Zapatero, recuperar la mayoría absoluta y la Xunta de Galicia para su partido y mantener decorosamente el tipo y ser pieza fundamental del cambio en la sociedad vasca, éstos son hechos. Y lo de ayer.


Rato, la gran esperanza (dicho sea sin ánimo de señalar) blanca de Caja Madrid simboliza la victoria de Rajoy y supone un respiro para los clientes de la entidad. Fue un gran vicepresidente económico y no lo hacía mal en el FMI, antes de su espantada. No estaría de más una explicación sobre aquello, y quizá la expresión de una voluntad de permanencia de al menos un mandato en este puesto. Los titulares de cuentas de ahorro y planes de pensiones valoramos mucho el talento de quien nos lo gestiona, pero también apreciamos mucho la constancia.


Los banqueros y hombres de negocios en general, tienen almas de poeta, que en algunos casos les hicieron militar en la política antes de centrarse en asuntos de provecho. Ahí están los vascos, gentes que pasaron por el Gobierno autonómico, mayormente en el lado nacionalista, antes de ocupar cargos relevantes de la banca: Pedro Luis Uriarte, Juan Urrutia y Alfonso Basagoiti fueron a la cúpula del BBVA. El mismo camino siguió Mario Fernández, vicelehendakari de Garaikoetxea que acaba de recalar en la presidencia de la BBK.


¿Están tomando posiciones para desembarcar en el EBB a hora que el partido-guía apura la copa amarga de la oposición? No parece muy probable. Ahí está la hoja ruta que escribió el poeta: “Voy de mi corazón a mis asuntos”. Si Miguel Hernández hubiese invertido los términos del recorrido habría desgraciado la métrica y la rima en el intento.

Ésta ha sido, probablemente, la última oportunidad para que la oposición se reorganice y ponga más empeño ante los casos de corrupción. Sus votantes, que son muchos y fieles, habrían agradecido que el tiempo dedicado a broncas intestinas lo hubieran aprovechado en discutir la alternativa.

02 noviembre 2009

Huesos de pirata

Santiago González

Hoy hace un mes que fue secuestrado el atunero ‘Alakrana’. No tenemos la menor idea de cuándo podrán recuperar la libertad los 36 tripulantes en poder de los piratas, pero hemos podido conocer la edad del piratilla detenido. Al parecer el cuarto informe médico ha sido concluyente; la radiografía de la clavícula es una prueba “muy fuerte en su rigor”, por decirlo con las alborozadas palabras del ministro de Justicia. El piratín ya es un pirata de ración: tiene 19 años y siete meses.

Es un consuelo. No ciertamente para los pescadores secuestrados ni para sus familiares o el armador del Alakrana, pero nuestros forenses no se han dejado engañar. A la cuarta ha ido la vencida y después de buscar infructuosamente la edad del tipo en los huesos de la cadera, muñeca y dientes, la clavícula se ha revelado hueso de santo, que no mano. Como escribía tras la tercera prueba un conspicuo bloguero: “mira que hay 206 huesos en el cuerpo del ser humano y justo van a dar con los que no saben la edad de su dueño…”

No preguntaban a los huesos adecuados ni tienen a una antropóloga como la doctora Brennan, de la serie ‘Bones’, que con la taba de cualquier difunto se apaña para determinar edad, lugar de nacimiento, hábitos deportivos si los tuviere y desayuno ingerido el día de su muerte, además de la causa del óbito, claro.

Otra pena para el juez Pedraz, que deberá pensar ahora si el nivel de fortaleza de la prueba está lo bastante cerca de sus exigencias garantistas o aún le queda un argumento en la recámara para devolverlo al centro de menores: que intelectualmente es muy inmaduro para su edad y no aparenta más allá de 16. Todo empezó con las prisas de Garzón por hacerse con el caso y los detenidos en el esquife. A nadie se le ocultaba que en la perspectiva de una solución dialogada, la orden del juez era un inconveniente notable y no sólo por mosquear a los piratas.

Hay una parte importante de la ciudadanía española que expresa comprensión para esas víctimas de la voracidad imperialista, empujadas a secuestrar cualquier barco, pesquero, de pasaje o petrolero que cruce el océano Índico. El extraordinario prestigio de las tropelías cuando son perpetradas por los peatones de la historia. Un diálogo de Woody Allen daba cuenta de ello. Su madre quería echar a la muchacha del servicio porque sisaba: “nos está robando”, afirmaba categórica. “Pero, ¡es negra!”, replicaba el padre, un convencido de la inmunidad racial.

Los piratas son negros o, al menos, renegridos. También lo es una buena parte de la tripulación, pero eso parece importar menos a las almas pías, tan ansiosas de desarmar a los piratas con la exhibición de nuestros mejores sentimientos. Se va corriendo la voz: los mejores, los pesqueros españoles. En el peor de los casos, si te detienen, no te falta de comer y se interesan mucho por tu salud y te hacen pruebas, mientras discuten sobre cuántos años tienes.

Para convertir nuestra fragata en el ‘Rainbow Warrior’, el Gobierno ha permitido que se militaricen los pesqueros. Aún nos queda la experiencia de un debate nacional el día en que un soldado de fortuna mate a un pirata que intenta secuestrar su barco. Todo se andará.