14 diciembre 2009

El día de la pamema

Santiago González

Hace ya unos cuantos años, Jon Juaristi, Patxo Unzueta y Juan Aranzadi publicaron un libro cuyo título era un afortunado calambur, esa figura que permite trocear un texto para darle un sentido distinto; algo como lo de Jack el Destripador, pero literario e incruento: ‘Auto de Terminación’.

Eran escritos referidos a lo que se llamaba ‘el problema vasco’, cuando estábamos lejos de pensar que el problema irresoluble en términos orteguianos para la convivencia era el catalán, más allá del evidente dramatismo que suponía la existencia en Euskadi de una organización terrorista que mataba a sus oponentes. Lejos estábamos de pensar entonces que un presidente del Gobierno iba a incurrir en la irresponsabilidad de prometer que daría por buenas las estupideces que aprobaran en el Parlamento de Cataluña.

Ciento sesenta y seis municipios catalanes votaron ayer por su independencia. Era una profecía autocumplida, porque los organizadores montaron la pamema justamente en los Ayuntamientos en que los independentistas son mayoritarios, y cuya composición política les permitía la prevaricación de convocar un simulacro de referéndum para el que no tienen capacidad legal.

Veamos. La Constitución establece en su artículo 92.2 que “el referéndum será convocado por el Rey (competencia atribuida a la Corona en el art. 62.c), mediante propuesta del presidente del Gobierno, previamente autorizada por el Congreso de los Diputados”. En su artículo 149.1.32 dice que el Estado tiene competencia exclusiva sobre la “autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum”. El Estatut no va en esto mucho más lejos: sólo contempla el referéndum en sus artículos 222 y 223 para ratificar las reformas del propio Estatuto y establece que deben ser previamente aprobadas por las Cortes Generales.

Estamos ante un referéndum convocado por dos plataformas independentistas y el presidente del Barça. No hay que extrañarse de que el censo contenga una amplia proporción de inmigrantes, paisanos sin suerte de las estrellas del campeón de la liga española de fútbol: 120.000 de 700.000. No les hace falta identificación, se podrá votar a los 16, y la falta de otros interventores que los de la propia organización, permitirá votar más de una vez a quien lo desee. Les ha faltado audacia: si hubieran convocado la consulta en toda España, el número de votos afirmativos se habría multiplicado exponencialmente, aunque hubiera sido catastrófico para los catalanes razonables. Un suponer, para los fabricantes de cava, lástima que el gran momento quede justo a diez días de la Nochebuena. En línea con la campaña de aquella sombrerería de Zaragoza que en los durísimos años 40 anunció: “los rojos no usaban sombrero”, los bodegueros deberían sacar las fotos de Laporta empuñando la botella de champaña: “español, Laporta bebe ‘Mumm’. Tú puedes tomar cava”.

Mientras, ¿con qué argumento legal han cedido los Ayuntamientos instalaciones para la celebración de un acto ilegal? y ¿qué han dicho Montilla y Zapatero, que juraron guardar y hacer guardar la ley al tomar posesión de sus respectivos cargos? Esto último sí lo sabemos: ni ‘mumm’. Auto de terminación. El fin.



04 diciembre 2009

De crucifijos y velos

Santiago González

Ya ni siquiera las fobias compartidas son capaces de crear alianzas duraderas. Ayer, después de atizar por cuarta o quinta vez la estrategia “vamos a mosquear un poco a los obispos”, con el anuncio de retirar el crucifijo de las aulas, saltó la chispa entre el PSOE y sus socios republicanos. Sostiene el partido del Gobierno que ya se verá a qué colegios afecta la medida. Replica Tardá que a todos, empezando por los públicos. El diputado d’Esquerra, carn d’olla para una escudella sostenible, debería saber que la Constitución garantiza la libertad religiosa (art. 16.1). A cualquier confesión pueden negársele las subvenciones, pero no el derecho a crear escuelas y colocar en sus aulas cruces o medias lunas.

Lo que distingue a los países con implantación del cristianismo de los países musulmanes es que los primeros son compatibles con la democracia, mientras en los segundos predomina la teocracia, y el pecado se confunde de manera natural con el delito. En los primeros es posible el laicismo, que considera la religión como una cuestión particular. La no delimitación de los espacios público y privado es siempre condición necesaria para la corrupción y/o el totalitarismo.

Aceptemos pues la desaparición del crucifijo del espacio público en nombre del laicismo, pero la misma lógica impide admitir la exhibición de símbolos islamistas por la puerta trasera de la multiculturalidad. El laicismo, tal como se practica en Francia.

Uno de estos multiculturales sostenía por escrito que el crucifijo es asunto público, mientras el velo de las musulmanas es privado. Es evidente que no: todavía no hace un mes que dos buenos creyentes marroquíes apalearon en Socuéllamos hasta provocarle un aborto a una marroquí por no llevar el velo que pregona su fe en el espacio público. ¿Cómo puede ser privado un símbolo cuya función es dar testimonio de la fe y evitar que a las hijas y esposas de los creyentes se las confunda “con esclavas o con mujeres de costumbres libres”, según le dijo Omar a su cuñado Mahoma, el Profeta? Ah, las mujeres de costumbres libres. ¿Qué tendrá que decir de esto la ministra de Igualdad?

En la cruzada contra el crucifijo, elocuente oxímoron, está la verdad última de este laicismo asimétrico que campa por la España diversa. El éxito de público de las campañas contra la religión católica se debe a que sus impulsores piensan que “la nuestra es la única verdadera”. La blasfemia es patrimonio expresivo de los pueblos muy creyentes. “Gracias a Dios soy ateo”, que dijo Buñuel con su sorna característica.

Los colegios no podrán exhibir cruces en sus aulas, pero las alumnas musulmanas podrán lucir el velo islámico y en el comedor tendrán un menú alternativo, libre de alimentos impuros, como si en vez de creencias religiosas padecieran intolerancia al gluten. Y en los comedores de beneficencia, lo mismo.

Qué antiguo suena todo esto. Quevedo, que tenía muy mala follá, acusaba a Góngora de converso, proponiéndole la prueba de la dieta: “Yo te untaré mis obras con tocino,/ porque no me las muerdas, Gongorilla,/ perro de los ingenios de Castilla”. Qué razón tenía Julio Camba al escribir que “la cocina española está llena de ajo y de preocupaciones religiosas”. Y no digamos la política.

27 noviembre 2009


Editorial preventivo

Santiago González

Habría que remontarse a los tiempos más inhóspitos de la transición (o a la Prensa del Movimiento) para encontrar momento semejante: doce periódicos suscribiendo un editorial conjunto. Pasó después de la masacre de Atocha; de la legalización del PCE; en las Hojas del Lunes, tras el asesinato de José Mª Portell, que dirigía la de Bilbao; tras la bomba contra el Papus, pero no había vuelto a pasar desde aquel 6 de diciembre de 1978 en que aprobamos la Constitución.

Lo primero que llama la atención es el magro resultado sintáctico y conceptual de tanto esfuerzo. ¿Y dice usted que se han unido una docena de directores de periódico para alumbrar esto? Impresionante. Ya desde la exposición de motivos asoma la patita el carácter obscenamente preventivo que destila todo: “el TC puede estar a punto de emitir sentencia”. Por ende, “la expectación es alta y la inquietud no es escasa”. Una pieza que arranca con semejantes apuros debería titularse ‘Por si acaso’, en vez de ‘La dignidad de Cataluya’, que es un exceso de prosopopeya, se mire por donde se mire.

Qué desbordada hinchazón de representatividad (“los catalanes piensan”, “amplísimo apoyo político y social”), qué desliz de significados amenazando romper “pactos profundos que han hecho posible los 30 años más virtuosos de la historia de España”. Fueron la Constitución y el Estatuto del 79 los que hicieron posible esa virtud. Un par de datos: el viejo Estatut alcanzó 10 puntos más de participación y obtuvo el voto afirmativo de más de la mitad de los ciudadanos catalanes (52,6% frente al 36,51% en 2006).

“Pacta sunt servanda”, escriben, magreando el latinajo para confundir el ‘pacto profundo’ de la Constitución y el estatuto de Sau con los viajes de Mas a La Moncloa para pactar con Zapatero a cencerros tapados -qué grandes son a veces las frases hechas- la supervivencia de un proyecto que amenazaba ruina. El nacionalismo había gobernado 23 años Cataluña sin esta necesidad imperiosa. Fue Maragall el Chaplin que cogió la señal de carga peligrosa desprendida del camión, la convirtió en bandera y fue cabeza de la manifestación que lo empujaba.

“Hay quien sueña con cirugías de hierro”, escriben con suave delirio paranoico. ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?¿que toda la vida es sueño y los sueños hechos son? Cuánto concierto de plumas para tan párvula literatura.

Da un poco de vergüenza ajena por tantos catalanes, periodistas o no, que tienen sentido del ridículo. No le digas a mi madre que soy periodista catalán. La pobre cree que me gano la vida como honesto palanganero en un ‘meublé’ de Castelldefels.

Lo han suscrito porque están preocupados, porque ‘puede que’, y tratan de acoquinar a los miembros del Constitucional en este momento decisivo. Ya han conseguido algo: el Tribunal será una víctima irrecuperable del Estatut sea cual sea su sentencia. También por méritos propios, ojo. Puestos a elegir, ya que no tienen escapatoria y que se invoca ‘la dignidad’, los miembros del TC deberían optar por defender la suya propia, hacer justicia ‘et pereat mundus’.

No pasaría nada. El nacionalismo es un tigre de papel. Lamentablemente es probable que Mª Emilia Casas todavía no lo sepa.

25 noviembre 2009

Gálvez en Somalia

Santiago González


Jorge Martínez Reverte publicó en los primeros años ochenta ‘Gálvez en Euskadi’. ETA (m) había secuestrado a un empresario, directivo de una multinacional sueca. Julio Gálvez, que era el jefe de Prensa de la empresa, se encargaba de la estrategia negociadora y acababa dando el importe del rescate a ETA (pm) la rama de la banda terrorista que no tenía al empresario.


Nuestro héroe ha dejado el periodismo y ahora es un agente del Centro Nacional de Inteligencia en el Cuerno de África. Recordará el amable lector, -y si no, para eso estamos, -que el Gobierno de España se dejó engañar por el simulacro de bajar a tierra a tres tripulantes del atunero vasco. El CNI pasó la información al mando, que, en el ejercicio de su responsabilidad, decidió mentir un poco para tranquilizar a la peña. “Sabemos exactamente dónde están y sabemos que están bien”, dijo el 5 de noviembre la ministra de Defensa con un aplomo extraordinario, dadas las circunstancias. Moratinos, ese Buda feliz de la diplomacia española, acreditó la leyenda al día siguiente a partir de fuentes distintas. Y privilegiadas, claro. Su información tenía la garantía del primer ministro de Somalia, una autoridad: "Los tres secuestrados que fueron trasladados a tierra han regresado a bordo”. Eran dos gallegos y un vasco, llegaron a decirnos, en un alarde de precisión hasta en el bulo.


Dirán ustedes que estamos ante un episodio nacional difícilmente mejorable. Falso. Tres agentes de nuestros servicios de inteligencia que operaban en Djibuti, haciéndose pasar por antropólogos, entraron en territorio somalí con la ayuda de los servicios secretos franceses. Una vez en el teatro de operaciones, tomaron contacto con un alto cargo del Ministerio de Defensa, que se les ofreció para mediar con los secuestradores. Él creía que con un millón de dólares se podía conseguir la libertad de los tres pescadores españoles en peor situación. Hasta hoy. Nuestros espías le habían dado la pasta a un poli-mili.


El asunto, imaginarse a nuestros hombres desarrollando su misión en esa Nowhere land que es Somalia, y siendo estafados por cualquier catarriberas, produce un poco de alipori, sin contar con que el importe real del rescate ha subido a 5 millones de dólares. No pasa nada. También vamos hacia esa cifra de parados y a escote nada es caro.


El palo del poli-mili somalí, toma ya aliteración, no tuvo peores consecuencias, prueba de que era ajeno a los secuestradores. De otra manera, éstos se habrían enterado de que los españoles pagaban un millón por cada tres rehenes y el rescate se nos habría puesto en 12 millones.


Hoy comparece De la Vega en el Congreso. Como este periódico suele hacer sus preguntas por adelantado para animar el debate y éstas pueden ser aprovechadas por la oposición, voy a echar mi modesto cuarto a espadas en favor del Gobierno. La viceprimera podría encararse a la bancada popular y reprocharles: “mientras ustedes discuten nuestro prestigio internacional, el Gobierno está trabajando por la imagen de España. Nueve de cada diez somalíes piensan ya que somos un país de gente muy rica y muy generosa y que merecemos estar en el G-20”. De nada, a mandar.



23 noviembre 2009

Los obispos y los españoles

Santiago González

El Vaticano colocó hace unos años al obispo de Palencia, “un tal Blázquez” en la diócesis de Bilbao: Ahora acaba de repetir la jugada con un tal Munilla para la de San Sebastián. Donostiarra, criado en Aizarnazabal, cura en Zumarraga durante veinte años y euskaldun. ¿Loro viejo no aprende a hablar? Pues tomad dos tazas.

La tertulia dominical de la SER abrió el asunto con un ‘corte’ de Egibar que pareció a todos la mar de divertido: “más a la derecha de Munilla sólo está la pared”. Una contertulia nacionalista, mujer por lo demás instruida, corroboró: “lo que ha ganado (con este obispo) es el integrismo religioso de cuando Tarancón”, quizá pensando en Marcelo González Martín (otro de Palencia) o Guerra Campos, quizá porque no sabe atribuir correctamente a sus autores el grito “Tarancón al paredón” . Los hechos como si fueran opiniones, que escribió Hannah Arendt. Remató con una prueba adicional: la única que lo había felicitado fue la presidenta del Parlamento vasco “que es cercana al Opus”. El nacionalismo vasco no es vaticanista, como dijo Prieto. Está en guerra con la Santa Sede, porque ésta no le concede el privilegio franquista de presentar la terna.

También el progresismo está arrebatado con la jerarquía eclesiástica por querer excomulgar a los diputados que voten ‘sí’ a la Ley del Aborto. Uno respeta que los obispos regulen el derecho de admisión, aunque le parece exagerado que un asesino múltiple pueda encontrar el perdón de la Iglesia mediante el sacramento de la penitencia y un diputado que vote a favor de la Ley ‘No se lo diremos a papá’ sea irremisiblemente apartado del banquete celestial. Lo que no entiende es que tanto ateo esté escribiendo columnas furibundas contra la excomunión, en lugar de decirle a Martínez Camino: “no hace falta que se tome la molestia, monseñor. Ya me excomulgué yo mismo hace la tira”, o, alternativamente, “yo también he abortado”, que era eslogan de la izquierda hace 30 años.

Los ateos de ahora temen la excomunión y los familiares de los condenados en el franquismo quieren declarar nulos los juicios. Uno tiene entre sus amigos a un superviviente de la pena de muerte impuesta dos veces por un consejo de guerra y no se imagina a Teo Uriarte reivindicando la anulación del Sumarísimo 31/69. Hay condenas que infaman a un régimen, al tribunal y al verdugo, no al reo; un suponer, Julián Grimau. “Un bel morir tutta una vita onora”, escribió Petrarca.

Las huellas de los disparos de Tejero en el techo del Congreso son una hermosa cicatriz en la piel de la democracia. Esperemos que ningún gilipollas se le ocurra revocarlas en aplicación de la memoria histórica.

Sólo los pueblos creyentes blasfeman. Este anticlericalismo nacional-progresista es la confirmación de la sentencia del maestro Camba: “la cocina española está demasiado influida por el ajo y por las preocupaciones religiosas.” El español, vasco incluido, es un pueblo que marcha detrás de un crucifijo, ya sea en procesión, ya para tirarlo al agua, tal como resumía la vieja sentencia popular: “No he visto gente tan bruta/como la gente de Alcocer/que echaron el Cristo al río/ porque no quiso llover.”

21 noviembre 2009

Tele okupada

Santiago González

El parlamentario jeltzale Luke Uribe-Etxebarria se ha convertido en martillo parlamentario de los okupas que dirigen EITB desde que el Parlamento (vasco, claro) cambió de signo y la nueva mayoría constitucionalista sustituyó al nacionalismo felizmente gobernante durante los últimos 30 años.

El diputado del PNV es periodista de formación, lo cual viene a explicar en alguna medida su vocación interpelante. No toda, claro. Hace falta haber desarrollado un sentido muy patrimonial del país para considerar que todos los cambios realizados en el organigrama de la casa por el nuevo director general son purgas ideológicas. Es preciso argüir en su favor que este detalle lo revela como un nacionalista moderado. Si hubiera sido radical los habría tachado de ‘genocidio laboral’ o ‘exterminio catódico’.

Por otra parte, todo puesto de trabajo ocupado por un nacionalista, aunque sea de manera interina, se convierte en un bastión de la función pública. El mero transcurrir del tiempo produce un milagro de transustanciación y convierte en funcionario al eventual. Cuántos familiares de ilustres burukides han consolidado sus plazas en las Diputaciones sin necesidad de afrontar la vía alternativa de la oposición, no daré nombres. ¿Quién es ese director general para remover a un editor, qué digo a un editor, ni siquiera a un tertuliano de los nuestros?

El partido-guía reivindica de tú a tú ante el Vaticano el derecho a elegir nuestros obispos, no les diré más para que comprendan el justo mosqueo de este hombre al juego sucio de un director del ente que ni siquiera es monaguillo. No hay derecho a que la alianza PSE-PP, que un día es Patxi López contaminado por las malas compañías y al siguiente Basagoiti, perverso secuestrador de la voluntad del lehendakari López, haya puesto al frente a un periodista a secas. Ah, qué tiempos en que la profesionalidad del ente descansaba sobre gentes de más fundamento, alcaldes nacionalistas de Bilbao o periodistas que dejaban el cargo para presidir el BBB. ¿Un periodista para dirigir un medio? Qué idea tan peregrina. El burukide máximo conoce a buen seguro los versos de ‘Romero solo’. Al fin y al cabo, su autor, León Felipe, tuvo farmacia en Balmaseda, que cae cerca de su pueblo: “No sabiendo los oficios los haremos con respeto./ 
Para enterrar a los muertos/ 
como debemos/ 
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.”

El interpelante ha denunciado que la dirección de EITB quiere “reinventar la realidad vasca” y que hay una consigna política clara: privilegiar a toda costa al Gobierno autonómico. Alteridad se llama esta figura: llevábamos 26 años con ETB enseñando un mapa que representa las muy respetables ensoñaciones territoriales nacionalistas, pero que desbordaba generosamente la CAV, para incorporar como realidad una Euskal Herria inexistente desde el punto de vista institucional. Han sido 26 nochebuenas ignorando el mensaje del Rey. La paradoja es que el hecho cuya retransmisión en directo nos negaba la noche del 24, era la noticia de apertura al día siguiente, con la inevitable ronda de los partidos vascos para criticar el mensaje de la elipsis.


Luke Uribe-Etxebarria teme que la tele pierda audiencia, sin que explique por qué los suyos no han cerrado ETB-1, una cadena que el anterior equipo directivo traspasó con un 3,2% de cuota media de pantalla. Vivir para ver. La tele, naturalmente.

20 noviembre 2009

Cinemática creativa

Santiago González


Contra lo que venían augurando los más catastrofistas de nuestros vecinos, no es cierto que la España plural y diversa haya perdido capacidad de influencia internacional. No hay más que mirar el milagro económico del momento. Zapatero es el Obama de Somalia: una sola decisión suya ha bastado para que nazcan brotes verdes en el secarral del Cuerno de África. Mientras el mundo desarrollado combate como puede el fantasma de la deflación, nuestra inversión en Somalia ha bastado para revolucionar su sector terciario, elevar los precios y el consumo al 1000% y multiplicar las bodas, lo que a buen seguro tendrá su repercusión en el índice de natalidad a medio plazo. No se había visto milagro semejante desde la invención del maná en el Antiguo Testamento.

También se han revolucionado los conceptos científicos. Para estudiar la idea de ‘límite’ las matemáticas del bachillerato sustituirán la antigualla de Zenón de Elea sobre Aquiles, el de los pies ligeros y la puta y cachazuda tortuga, por un nuevo modelo de aporía: la apasionante e inútil persecución del esquife somalí por el helicóptero ‘Sikorsky SH-60 B Seahawk’ de la Armada española.

Hoy la tecnología de los quelonios adelanta que es una barbaridad. Si no entendimos mal al JEMAD, el esquife en el que los piratas realizaron su ominosa huída tardó dos minutos en recorrer 1,7 millas que lo separaban de la playa. El supuesto es heroico: querría decir que la embarcación hizo una media de 51 nudos, que son, para que ustedes me entiendan, 94,45 kilómetros por hora, contando en esa fastuosa velocidad media, la inevitable desaceleración para no comerse la costa, el tiempo que les llevó saltar al agua con su botín a cuestas y lo que tardaran en confundirse con parientes y amigos que les esperaban gozosos y los turistas que gozaban de un luminoso día de playa.

Todo altamente improbable, tal como suena, pero definitivamente imposible si incorporamos a la escena un ‘halcón del mar’ (Seahawk), que dispara a la embarcación. Según cuenta hoy este diario, el helicóptero tenía orden de disparar a la lancha, no a los piratas, razón que llevó a disparar primero a proa, con propósito intimidatorio. Como quiera que los piratas no se dieron a razones y siguieran huyendo, Defensa ordenó fuego más preciso para inutilizar el motor.

Se comprende que una embarcación navegando a casi 100 kilómetros por hora debe de ser un blanco extraordinariamente móvil, difícil de acertar, pero veamos algunas especificaciones de estos helicópteros, según el portal ‘Armada Española’. El halcón del mar puede desarrollar una velocidad máxima de 180 nudos, con seguidor automático de blancos, incluso muy pequeños, cámara de visión nocturna, misil de alcance 17-20 millas, con 50 kilos de carga explosiva y misiles de corto alcance, 4,3 millas, semiguía laser y 8 kilos de explosivo, amén de una ametralladora GAU de 12,7 mm. con mira láser, 2 km. de alcance y una cadencia de 750-850 disparos por minuto. ¿Cómo es posible que se les escaparan?

Nosotros no somos de matar, ya lo dijo el primer ministro de Defensa de nuestra era, pero había algo patético en la imagen del JEMAD, comiéndose disciplinadamente sus conocimientos de cinemática para salvar el ideal pacifista del Gobierno. Estemos atentos al próximo secuestro, porque lo habrá.

18 noviembre 2009


Piratas en Isla Tortuga


Santiago González

La confusión sentimental es estado propio de la condición humana sometida a una fuerte tensión. De ahí que horas después de que los 63 secuestradores del ‘Alakrana’ abandonaran el atunero, los tripulantes y sus familias, los miembros del Gobierno y de la oposición, la opinión pública y también la publicada, tengan la tentación de deslizarse por el sintagma ‘final feliz’, en abierta confusión entre la felicidad y el alivio.

Feliz, ¿comparado con qué? Estos 47 días han sido un calvario para las víctimas y sus familiares. También para un Gobierno cuya gestión ha sido la viva imagen de la incompetencia, la descoordinación y las ausencias durante el pasado mes y medio.

Los piratas han ingresado unos cuatro millones de dólares, parte de los cuales serán inversión logística para próximos secuestros. Hace casi tres siglos que Montesquieu, un cadáver exquisito, previó que bienes como la libertad no pueden comprarse, porque quien la vende se encuentra después en mejor posición para venderla de nuevo.

¿Y ahora, qué? “Respetemos la acción de la Justicia”, pidió ayer la viceprimera, mientras se aplicaba briosa a cuadrar un círculo tras otro en el nuevo modelo de rueda de prensa del Gobierno: con preguntas, pero sin respuestas.

Lo que pasa es que la petición del fiscal excede muy largamente los cinco años de privación de libertad que la Ley de Enjuiciamiento Criminal, enmendada ad hoc, establece como límite para los juicios rápidos (Ley 38/2002, art. 795). Por otra parte, la retirada de la acusación de asociación ilícita es un imposible lógico, salvo que se acepte que 63 somalíes fuertemente armados se encontraron hace mes y medio por casualidad en la cubierta del atunero. ¿Insistirá la Audiencia en el juicio rápido, habiendo desaparecido el estado de necesidad? ¿Indultará el Gobierno a los dos procesados en virtud del pacto entre caballeros alcanzado con los piratas? Sería extraordinario que Zapatero mantuviera la palabra dada a unos delincuentes cuando la ha quebrado tantas veces en promesas a sus votantes y a sus eventuales socios de Gobierno.

Uno es más partidario del estilo Sarkozy, tan inspirado en Julio César y su aventura con los piratas cilicios, pero el estilo Zp se encuentra más en la tradición mercedaria, a pesar de su laicismo. A la pregunta de si se iba a perseguir a los delincuentes, la portavoz dijo tres veces, tres, que la operación Atalanta tenía como objetivos “luchar contra la piratería y detener a los piratas en flagrante delito”. Hubo ocasión de detenerlos ‘in fraganti’: durante los 47 días que tuvieron en su poder el atunero y a su tripulación. Ahora no. Descartada la posibilidad de que ella desconozca el significado del término ‘flagrante’, cabe pensar que ha perdido todo respeto intelectual hacia la peña.

Los rehenes vuelven a casa; sean bienvenidos. Mientras, los piratas se han retirado a algún ‘Notorious Ranch’ tercermundista, a su particular ‘Isla Tortuga’, para relajarse. No parece que vayan a sentir el acoso legal que describía el grupo ‘Suburbano’ en ‘Los delirios del pirata’, aquel álbum que tanto le gustaba a Joseba Pagaza: “Esta noche se hace historia./ Hoy se cierra Isla Tortuga./Después de un tiempo de gloria/ comienza un tiempo de fuga.”

07 noviembre 2009

Portavoces auxiliares

Santiago González

Extraño país el nuestro. El presidente se ocupa y se preocupa de la Presidencia de turno de la Unión Europea que va a desempeñar a partir de enero y no está para nada que no sean estos seis meses de conjunción planetaria.

Es el caso que el secuestro del ‘Alakrana’ está en manos de segundones y la consecuencia más visible es que una cuadrilla de salteadores, desharrapados y empapados en ‘quat’, la droga más corriente en el cuerno de Africa, tiene en jaque a un Estado moderno y revela una estrategia de comunicación mucho más eficaz que la del Gobierno de España.

De momento, han convertido a los secuestrados en portavoces de su causa y a las familias de los tripulantes, a los ayuntamientos en los que viven, a una buena parte de la prensa y de la opinión pública y al mismísimo lehendakari en altavoces de sus posiciones.

La razonable opinión del Gobierno de que era una estrategia para encarecer el rescate, no ha sido atendida ni por Patxi López, que es de los suyos. Y sin embargo, la devolución de los tres secuestrados de tierra al atunero parece confirmar la versión gubernamental. En todo este concierto de exigencias para que los piratas sean “devueltos a su país o a Kenia”, sólo se salva la posición de los familiares por el estado de necesidad que les aflige. El Estado no puede acogerse a ese supuesto porque unos piratas hayan secuestrado un barco, una organización terrorista realice atentados o unos delincuentes perpetren un atraco con rehenes.

El problema creado por la impaciencia de Garzón, normal, las prisas, es que la Audiencia Nacional ha empezado a ejercer su competencia sobre el caso y es bastante improbarle que se pueda desandar lo andado. Es muy difícil que los dos piratas sean puestos en libertad sin cargos, salvo que: a) prevarique un juez, b) lo haga un fiscal para evitarle el trago. Táchese lo que no proceda.

Cabe la posibilidad de que la Audiencia Nacional acepte una declinatoria a favor de Kenia, argumentando, por ejemplo, que los derechos humanos de los presuntos estarán más seguros allí que aquí, lo cual sería no ya humillante, sino sencillamente increíble, después de los congresos de osteólogos que hemos organizado para estudiar la edad del piratilla.

Tal vez conviniera que el presidente baje de sus altas cavilaciones europeas. Debería llamar al lehendakari, para recordarle cómo debe funcionar la Justicia en un Estado de Derecho. Luego dirigirse a la oposición para pedir ayuda. No parece que las regañinas de la viceprimera, esa señora Danvers del Manderley monclovita, sean maneras. Una referencia: el PSOE no fue un modelo de colaboración con el Gobierno entre el 11 y el 14-M. Pero aquello fue un error de Aznar. Llamar a la oposición y convocar un gabinete de crisis era responsabilidad del presidente. ¿Por qué iba la oposición a arrimar un hombro que nadie le había pedido?

Los dos partidos, 323 escaños sobre 350, deberían recordar a los medios, ah, los medios, una regla de oro: jamás deben difundirse las exigencias o amenazas de unos secuestradores, aunque el portavoz de las mismas sea el patrón del barco capturado. En esto tiene toda la razón la ministra de Defensa.

06 noviembre 2009

Encarecer la solución

Santiago González

Las noticias de ayer sobre el ‘Alakrana’ revelan que sus secuestradores son gentes competentes en su oficio. Los tres marineros son españoles como era de esperar: un vasco y dos gallegos. Llevar a tierra a tres o cuatro rehenes de Ghana o bien un surtido de nacionalidades, integrado por un senegalés, un malayo y un costamarfileño, no ejercería el mismo poder de presión. Tienen mucho menos valor de cambio.

Ayer, los piratas permitieron a sus víctimas comunicarse con sus familias y mientras éstas hablaban, dispararon tiros al aire y una granada al agua para añadir ambiente sonoro al relato de sus de penalidades. Objetivo conseguido: los familiares han respondido cabalmente como familiares y responsabilizan al Gobierno. El Ejecutivo se siente débil ante los secuestradores. Los errores cometidos con anterioridad, la satisfacción por lo que se llamó “el final feliz” del secuestro del ‘Playa de Bakio’, convencieron a aquella tropa de que da mejor resultado secuestrar atuneros españoles que yates franceses. La apresurada intervención de Garzón, reclamando la entrega de los dos piratas detenidos, tampoco ha estado mal: hemos hecho el ridículo con las pruebas y contrapruebas para determinar la edad del piratilla y hemos dado una baza fantástica a los negociadores: en el mejor de los casos, la no devolución de los detenidos encarecerá el rescate. En el peor, que sea, como dicen, una condición necesaria, nuestro ridículo y humillación alcanzarán dimensiones internacionales.

El Gobierno tiene una papeleta difícil y debe resolverla como sepa. Tal vez llamando a la oposición para afrontar la crisis por si vienen mal dadas. La oposición debería responder afirmativamente a esa llamada. Es una ocasión para revisar la hemeroteca y algunas afirmaciones ‘buenistas’ de nuestra izquierda sobre ‘las causas de los piratas’, pobres pescadores esquilmados que dejaron la red para coger el lanzagranadas. ¿Venid que yo os haré pescadores de hombres?

Es la misma izquierda que hizo consigna del grito reivindicativo de Emiliano Zapata: “La tierra para el que la trabaja”. Es verdad que nuestros Ayuntamientos han reformulado el grito en aras de la síntesis, de la unidad de los hombres, las tierras y las instituciones locales de España. Todos los concejales de Urbanismo, de izquierdas y derechas, saben hoy que la tierra es en realidad para quien la recalifica. Pero, ¿cómo se conjuga que el suelo sea para quien lo labra o lo declara urbano, mientras la mar sea de quien la tiene más cerca? ¿La divina providencia como fuente de la propiedad? Debe de ser efecto de la compartimentación entre el Medio Rural y el Marino. Perdonen ustedes que no me extienda sobre los piratas como esforzados defensores del Medio Ambiente, pero no hay espacio en un entero para tanto medio.

Que el Gobierno tenga suerte, la va a necesitar. Tal vez deba reconsiderar su negativa a poner infantes de Marina en los pesqueros. Después de todo, siempre será más lógico que las armas de guerra las usen los soldados a tener que autorizárselas a los particulares para ahorrar a nuestro Ejército la tarea de defender los intereses españoles en el Océano Índico.

04 noviembre 2009

El corazón y los asuntos

Santiago González


En todo abrazo de Vergara hay algo de pax romana a muy corto plazo y un preludio de nuevas carlistadas, está en la historia. Después de la reunión que ayer mantuvo el Comité Nacional del PP, la cosa fue como en Vergara, pero sin abrazos. El Espartero ganador fue Rajoy y perdieron Esperanza Aguirre, que subrayó su derrota con la espantada, y Gallardón cuyo peón de brega hizo nuevos méritos ayer para la sanción que a buen seguro le caerá hoy. Rajoy estuvo enérgico, tuvo recados claros para todos y advertencias difíciles de soslayar: las listas electorales para las legislativas, las autonómicas y las municipales, las hace el Comité Nacional, dijo con la intención de que le entendieran todos.


El espectáculo de las cuitas del PP es fascinante. Se cuestiona siempre al líder, menos en los lugares idóneos: el Congreso de Valencia y el Comité Nacional de ayer, que se resolvieron entre unanimidades. No se acierta a ver que a poco más de dos años de unas nuevas generales, haya quien se plantee seriamente cambiar de caballo para ganar a los socialistas. Mariano Rajoy ya no está en posición tan vulnerable como ante el Congreso de julio de 2008. Aquella justa la ganó por incomparecencia y después ha tenido algunos triunfos objetivos más: las elecciones europeas frente a Zapatero, recuperar la mayoría absoluta y la Xunta de Galicia para su partido y mantener decorosamente el tipo y ser pieza fundamental del cambio en la sociedad vasca, éstos son hechos. Y lo de ayer.


Rato, la gran esperanza (dicho sea sin ánimo de señalar) blanca de Caja Madrid simboliza la victoria de Rajoy y supone un respiro para los clientes de la entidad. Fue un gran vicepresidente económico y no lo hacía mal en el FMI, antes de su espantada. No estaría de más una explicación sobre aquello, y quizá la expresión de una voluntad de permanencia de al menos un mandato en este puesto. Los titulares de cuentas de ahorro y planes de pensiones valoramos mucho el talento de quien nos lo gestiona, pero también apreciamos mucho la constancia.


Los banqueros y hombres de negocios en general, tienen almas de poeta, que en algunos casos les hicieron militar en la política antes de centrarse en asuntos de provecho. Ahí están los vascos, gentes que pasaron por el Gobierno autonómico, mayormente en el lado nacionalista, antes de ocupar cargos relevantes de la banca: Pedro Luis Uriarte, Juan Urrutia y Alfonso Basagoiti fueron a la cúpula del BBVA. El mismo camino siguió Mario Fernández, vicelehendakari de Garaikoetxea que acaba de recalar en la presidencia de la BBK.


¿Están tomando posiciones para desembarcar en el EBB a hora que el partido-guía apura la copa amarga de la oposición? No parece muy probable. Ahí está la hoja ruta que escribió el poeta: “Voy de mi corazón a mis asuntos”. Si Miguel Hernández hubiese invertido los términos del recorrido habría desgraciado la métrica y la rima en el intento.

Ésta ha sido, probablemente, la última oportunidad para que la oposición se reorganice y ponga más empeño ante los casos de corrupción. Sus votantes, que son muchos y fieles, habrían agradecido que el tiempo dedicado a broncas intestinas lo hubieran aprovechado en discutir la alternativa.

02 noviembre 2009

Huesos de pirata

Santiago González

Hoy hace un mes que fue secuestrado el atunero ‘Alakrana’. No tenemos la menor idea de cuándo podrán recuperar la libertad los 36 tripulantes en poder de los piratas, pero hemos podido conocer la edad del piratilla detenido. Al parecer el cuarto informe médico ha sido concluyente; la radiografía de la clavícula es una prueba “muy fuerte en su rigor”, por decirlo con las alborozadas palabras del ministro de Justicia. El piratín ya es un pirata de ración: tiene 19 años y siete meses.

Es un consuelo. No ciertamente para los pescadores secuestrados ni para sus familiares o el armador del Alakrana, pero nuestros forenses no se han dejado engañar. A la cuarta ha ido la vencida y después de buscar infructuosamente la edad del tipo en los huesos de la cadera, muñeca y dientes, la clavícula se ha revelado hueso de santo, que no mano. Como escribía tras la tercera prueba un conspicuo bloguero: “mira que hay 206 huesos en el cuerpo del ser humano y justo van a dar con los que no saben la edad de su dueño…”

No preguntaban a los huesos adecuados ni tienen a una antropóloga como la doctora Brennan, de la serie ‘Bones’, que con la taba de cualquier difunto se apaña para determinar edad, lugar de nacimiento, hábitos deportivos si los tuviere y desayuno ingerido el día de su muerte, además de la causa del óbito, claro.

Otra pena para el juez Pedraz, que deberá pensar ahora si el nivel de fortaleza de la prueba está lo bastante cerca de sus exigencias garantistas o aún le queda un argumento en la recámara para devolverlo al centro de menores: que intelectualmente es muy inmaduro para su edad y no aparenta más allá de 16. Todo empezó con las prisas de Garzón por hacerse con el caso y los detenidos en el esquife. A nadie se le ocultaba que en la perspectiva de una solución dialogada, la orden del juez era un inconveniente notable y no sólo por mosquear a los piratas.

Hay una parte importante de la ciudadanía española que expresa comprensión para esas víctimas de la voracidad imperialista, empujadas a secuestrar cualquier barco, pesquero, de pasaje o petrolero que cruce el océano Índico. El extraordinario prestigio de las tropelías cuando son perpetradas por los peatones de la historia. Un diálogo de Woody Allen daba cuenta de ello. Su madre quería echar a la muchacha del servicio porque sisaba: “nos está robando”, afirmaba categórica. “Pero, ¡es negra!”, replicaba el padre, un convencido de la inmunidad racial.

Los piratas son negros o, al menos, renegridos. También lo es una buena parte de la tripulación, pero eso parece importar menos a las almas pías, tan ansiosas de desarmar a los piratas con la exhibición de nuestros mejores sentimientos. Se va corriendo la voz: los mejores, los pesqueros españoles. En el peor de los casos, si te detienen, no te falta de comer y se interesan mucho por tu salud y te hacen pruebas, mientras discuten sobre cuántos años tienes.

Para convertir nuestra fragata en el ‘Rainbow Warrior’, el Gobierno ha permitido que se militaricen los pesqueros. Aún nos queda la experiencia de un debate nacional el día en que un soldado de fortuna mate a un pirata que intenta secuestrar su barco. Todo se andará.

31 octubre 2009

Las fiestas y los medios

Santiago González

El Ayuntamiento de Bilbao ha abierto un expediente para la inhabilitación de dos comparsas, con el fin de impedir que vuelvan a participar en próximas ediciones de la Aste Nagusia, la Semana Grande bilbaína. La exhibición de fotografías de terroristas condenados por asesinatos y otros delitos graves incumple la Ordenanza de Fiestas, según el informe elaborado por la Ertzaintza a propósito de los hechos. Dos de las cinco txoznas investigadas, Txori Barrote y Kaskagorri, transgredían clamorosamente, no ya la ordenanza, sino el más elemental principio de convivencia. Además de las fotos de etarras, el informe policial daba cuenta de que en Kaskagorri se mostraba símbolos de la banda terrorista, como su anagrama y el eslogan ‘Bietan Jarrai”.

Secretos a voces. Hace unos años, el historiador Manu Montero acuñó una genial paráfrasis de una de las frases más conocidas de Carl von Clausewitz: “En Euskadi, las fiestas son la continuación de la guerra por otros medios.” Y con otros medios, habría que decir. Las Euskal jaiak son unas fiestas con singularidades extraordinarias. No es la menor de todas ellas, que la Coordinadora de comparsas forma parte relevante de la Comisión municipal de Fiestas, en pie de igualdad con los representantes del Consistorio (cuatro y cuatro) aunque el presidente de la comisión, (en este caso presidenta) tiene voto de calidad.

Recuerdo haber visto hacer turno de barra en Kaskagorri a un mocetón llamado Juan Luis Camarero López. El 20 de agosto de 1993, este individuo reconoció en el interior del espacio festivo a un ertzaina de libranza, Ander Susaeta, que, vestido de particular y sin armas paseaba entre las txosnas mientras se celebraba un concurso gastronómico. Hay momentos, como dejó escrito Pavel Kohout en ‘La hora estelar de los asesinos’ en que todos los gatos son pardos y un psicópata agarrado a una bandera se transforma en un líder patriótico. A Camarero lo secundaron veinte individuos de su pelaje y entre todos propinaron al agente una paliza salvaje, que todo el mundo pudo ver en los telediarios gracias a las cámaras de seguridad.

Después de permanecer huido durante un tiempo, camarero fue detenido y condenado a seis años de prisión. Kaskagorri ya mostraba por aquel entonces fotos de terroristas presos y Camarero fue noticia por una sorprendente grabación en la que daba cuenta de su admiración por un terrorista islamista que se había echado de amigo en la cárcel: “Tiene unas ganas de matar yanquis que mecagüen la leche. ¡Increíble! Es un tío superserio. Este es de los que, en cuanto salga, va con una bomba encima. Yo me llevo superbien con él. (…) Todo lo que sea guerra, de puta madre. Para él, hay cosas que nosotros hacemos muy mal. Según él, tú pones la bomba y no tienes que avisar. Tiene que haber muchos muertos. Y ésa es la historia, otro concepto».

Ayer, en la televisión pública vasca, una autodeclarada jurista se mostraba en contra de la decisión municipal, porque eso suponía negar la libertad de expresión a quien quiera criticar la dispersión de los presos. No sabía que no son los fines, sino los medios, que si la Policía detiene a un atracador en el momento de aligerar de la cartera a un ciudadano con la sirla no está criminalizando la petición de limosna. El violador no se distingue del amante por los fines, sino por los medios. A eso se referían Von Clausewitz y Montero.

28 octubre 2009

Se bastan solos

Santiago González


El secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, dijo ayer que los afiliados de su comunidad (al PP) están de manera abrumadora con la presidenta Aguirre, “quien eso no lo entienda, no conoce la realidad del partido”.


Poco habría que comentar sobre el particular si el asunto fuera eso, particular, y que se tratara del próximo congreso, cuando quiera que sea que se celebre. Lo malo es que en toda esta bronca no se habla de la dirección del partido, sino de la presidencia de Caja Madrid, que es la cuarta institución financiera de España.


Granados habría formulado mejor la cuestión si se planteara qué piensan los clientes de la caja, no los afiliados al partido. Keynes dejó escrito que nada hay tan tímido en la vida como un millón de dólares, pero no hace falta tener tanto. Con tener en una cuenta en la Caja entre 1.000 y 100.000, bastaría para asistir a este disparate entre la perplejidad y el pánico, al pensar con qué criterios se están tomando decisiones importantes que afectan a los ahorros de toda la vida y a nuestro plan de pensiones.

Sorprendentemente, las declaraciones en torno al tema de Leire Pajín, nuestra Hipatia de Benidorm, abundan en la lógica de Granados, al terciar ayer en la polémica para exigir que "de una vez por todas" Esperanza Aguirre, ponga "encima de la mesa" el nombre del candidato a la presidencia para poder "valorar esa candidatura de forma oficial". El miércoles, Zapatero hizo saber que no tenía reparo al nombramiento de Rodrigo Rato y esto es casi un consuelo.


Es normal. Ellos pusieron al frente de Caja Castilla-La Mancha a Hernández Moltó, para que materializase los sueños de gloria del poder autonómico. Véase el resultado.


¿Para esto le pagamos a esta chica los 7.500 euros mensuales como ex secretaria de Estado, (hasta julio de 2010) los 5.000 como secretaria de Organización, (que también pagamos nosotros) y los 4.948,93 que cobrará como senadora, cuando los populares valencianos dejen de comportarse como ‘gremlins’? Para descalificar al PP son mucho más eficaces Cobo y Granados, hay trabajos que se hacen mejor con recursos propios.


En justa compensación, externalizan algunos cargos. Ayer, Ricardo Costa se sentía aún secretario general del PPCV, mientras su partido anunciaba que lo daba de baja como afiliado. ¿Son compatibles amabas circunstancias? Sí, si el Partido Popular hubiese decidido privatizar la gestión de sus órganos de dirección, que todo podría ser, tal como están las cosas.


Durante la ocupación alemana de Bélgica, los fascistas de León Degrelle afeaban su conducta a los invasores y les exigían: “Nazis: quitad vuestras sucias manos de nuestros sucios judíos”. Lo que falta en este lío es una manifestación de impositores de Caja Madrid coreando la consigna: “Políticos, quitad vuestras sucias manos de nuestro sucio dinero”. Mientras, los votantes deben prepararse, debemos prepararnos, para responder en 2.012 a la gran pregunta: “¿Qué prefiere usted: la incompetencia suma del Gobierno o el extraordinario carajal de la oposición?” De momento, el PP, como los piratas de Astérix, no necesita a los galos ni a los socialistas para hacer el ridículo. Ya se las apañan ellos solos para hundir su propio barco.

26 octubre 2009

Romancero de ausencias

Santiago González

Lo más notable del festejo convocado ayer por el lehendakari fue el capítulo de ausencias, que el nacionalismo lleva por un camino de perfección. Ni el alcalde de Bilbao, ni siquiera el diputado general de Alava sentado, ay, sobre una minoría tan precaria. Por no estar, no estuvo ni el híbrido Odón Elorza. La presencia nacionalista fue solo empresarial. Josu Jon Imaz, ex del EBB y presidente de Petronor y Mario Fernández, ex vicelehendakari y flamante dirigente máximo de la BBK.

Dos ‘maverick’, que es el nombre que pusieron en Texas a las reses que se apartan del rebaño y pastan solas. Imaz lo pagó con su salida del EBB hace 25 meses. A Mario Fernández lo recuerdo en una entrevista que le hizo en RNE Luis de Benito hace 23 años. Allí lamentó que el nacionalismo se moviera entre la mitificación del pasado y la ensoñación del futuro. Entre ambos, añadía, “está la ancha vaguada del presente sobre el que no tiene nada que decir”.

En eso estamos tantos años después. En la fiesta del Estatuto, en la que el nacionalista Fernández aceptó la invitación del lehendakari López y éste hizo un discurso institucional, conciliador y bienintencionado, en el que trató de abrir un portillo al nacionalismo; una vaga posibilidad de reforma: no va a hacer una "defensa numantina de un texto concreto", porque en política "no hay textos sagrados intocables" y el autogobierno es una forma política abierta, como la democracia y no hay "nada inmutable", porque las cosas "no se deciden de una vez para siempre". Es una perífrasis que responde al mismo concepto que el proyecto de reforma redactado por Emilio Guevara hace unos años.

Vano esfuerzo melancólico. Decíamos ayer, como quien dice (y como Fray Luis de León) que el PNV sólo ven en el texto de Guernica la banqueta de ordeñar. Expliquémonos. El Estatuto para un nacionalista no es lo mismo que la Constitución para un demócrata: un contrato social entre los ciudadanos vascos que permite la convivencia en un régimen de libertad y autogobierno. Ésta es su principal característica, la de una ley que hace de los vascos ciudadanos. Los nacionalistas creen que es solamente un pacto de los vascos con el Estado, donde la representación de los vascos la detenta únicamente una minoría nacionalista.

Faltan 35 ó 36 competencias, dijo el presidente Urkullu y esa es el principal motivo de que se nieguen a celebrar su incumplimiento. Extraordinaria falacia. Si el Estatuto está muerto (o agonizante) como sostienen, no es porque falten esas competencias, sino porque ‘sólo’ faltan de transferir esas materias. El Estatuto de Guernica ha muerto de éxito. Imaginemos que a lo largo de este año se concretan y se transfieren las competencias que faltan, con las valoraciones del PNV. ¿Alguien puede imaginarse que a partir de entonces los jeltzales acudirán como un solo hombre al festejo institucional cada 25 de octubre?

La vieja piel de toro será la de una vaca seca y curtida y el nacionalismo reclamará, ya lo está haciendo, una becerra nueva para seguir ordeñando. Pero estamos ante otra representación del PNV. Si el asunto fuera en serio no podría entenderse que sus diputados le hayan salvado los presupuestos al mismo Gobierno que niega esas 35 ó 36 transferencias, que ya no llevamos bien la cuenta.

24 octubre 2009

Piratas de edad incierta

Santiago González

Veintitrés días después del secuestro del atunero ‘Alakrana’ por piratas somalíes, el asunto está extraordinariamente embarullado, aunque no cabe descartar la posibilidad de que se complique aún más. Antecedentes: no es la primera vez que esto le pasa a un pesquero vasco. El precedente del ‘Playa de Bakio’ está en la memoria de todos y también su resolución: el pago de un rescate que fue negociado por agentes del CNI y permitió que los periodistas tituláramos ‘Final feliz’ donde habríamos debido escribir ‘suspiro de alivio’. Evidentemente, la negociación y el pago de una cantidad incierta de dinero que pudo rondar el millón de dólares, pero que el Gobierno no quiso concretar, fue el ‘happy end’ que esperaban los secuestrados y sus familias.

La vida moderna es un fenómeno complejo y las cosas rara vez son lo que parecen al primer vistazo. Ahí tenemos a la justicia española en fascinante debate sobre la edad de uno de los secuestradores de un barco que no quiso faenar dentro de las aguas protegidas. La prueba dental dice que el increíble joven de la edad cambiante tiene más de 18, luego es culpable. Sostiene, sin embargo, el juez Pedraz que existe una probabilidad muy alta, seguridad plena, lo que se dice plena, no hay sobre este extremo, razón que lleva al juez a ratificarse en la idea de que es menor y devolverlo al juzgado de menores. Siempre será preferible una impresión certera que una probabilidad no total, aunque sea alta”. ¿Acaso no tienen las pruebas de ADN un margen minúsculo de error? y, ¿qué es, al fin y al cabo, la mayoría de edad? La frontera ficticia de una fecha, una hoja volandera del calendario. La verdadera edad es la del corazón, ¿Cómo se siente Abdu Willy, adolescente o maduro? Ayudaría mucho que el piratilla dijera, por ejemplo, que es virgen. Sería un criterio atendible.

Alguna polémica ha habido sobre el hecho de que reclamen protección del Ejército español los vascos independentistas. Irrelevante, salvo que los partidos españoles se tomen tan en serio las fantasías independentistas del nacionalismo vasco que estén de acuerdo en considerarles no españoles.

Fue notable la metedura de pata de la consejera del ramo, Pilar Unzalu, al acusar a los alcaldes convocantes de la manifestación de “utilizar el dolor de las familias”. No está mal, en cambio, la decisión del Ministerio de Defensa de permitir que los barcos pesqueros lleven fusiles de asalto para protegerse de los piratas. Es lo normal cuando se tiene un Gobierno y un Ejército pacifistas, que hay que dotar de armas de guerra a los pescadores.

La paz y la libertad dialogada es lo que tienen. Montesquieu explicó en ‘Grandeza y decadencia de los romanos” acerca de la paz, que no se puede comprar, porque quien la vende está después en mejor posición para venderla de nuevo. Es el eterno problema de negociar con los terroristas y especies afines, ya sea la paz o el rescate de un secuestrado: que después tienen más recursos morales o económicos para volver a las andadas. Cabe preguntarse si alguno de los lanzagranadas de los secuestradores del ‘Alakrana’ pudo ser comprado con el rescate del ‘Playa de Bakio’. La única edad cierta para los secuestrados y sus familias es la de su cautiverio: veintitrés días.

23 octubre 2009

La banqueta de ordeñar

Santiago González

El próximo domingo se cumplen treinta años del día en que los vascos aprobaron en referéndum el Estatuto de Autonomía. Como es habitual en todo partido nacionalista, la fecha conmemoraba una derrota. Como el 11 de septiembre para los catalanes, los nacionalistas vascos eligieron para votar su autonomía el 140 aniversario del 25 de octubre de 1839, fecha del famoso decreto de Espartero que ratificó el abrazo de Vergara que puso fin a la primera guerra carlista y constituyó la primera ley abolitoria de los fueros en el martirologio del nacionalismo.

El caso es que se acercaba la fecha conmemorativa y el PNV anunció que no estaría presente como partido en la recepción que el lehendakari López había convocado para la ocasión. No se descarta que algunos burukides asistan en función de sus responsabilidades institucionales: quizá el alcalde de Bilbao, que tiene algo de ‘maverick’, tal vez el diputado general de Alava, por ver de apuntalar lo suyo, pero lo que es el partido comunión, estaría ausente.

Ninguna novedad. La característica esencial del PNV es el don de la ubicuidad hasta tal punto de superar al PCUS en los desfiles del Primero de Mayo: estaban entre los manifestantes y también en la tribuna. En realidad se acercan al mismísimo concepto de Dios Padre. Estar dentro y fuera, ser Gobierno y oposición al mismo tiempo, ese es el secreto.

Hace doce años, el 18 de octubre de 1997, se inauguró el museo Guggenheim de Bilbao. El PNV de Ardanza fue el anfitrión en el acto con los Reyes. También practicaron la ausencia activa, como Arzalluz, Anasagasti y compañía. Se manifestaron en contra: las juventudes del partido, EGI, escribieron una carta de protesta al “señor Borbón” y se concentraron para protestar por lka visita en el exterior del museo. Ricardo Ansotegi aprovechó aquel sábado para acudir a la Casa de Juntas de Guernica, junto al secretario general de ELA y los hoy detenidos Rafa Díez Usabiaga y Arnaldo Otegi. Allí, José Elorrieta extendió el acta de defunción del Estatuto de Guernica: “El Estatuto ha muerto. Lo han matado los centralistas”.

Más o menos como ahora. El PNV estará dentro y fuera, arriba y abajo; dejarán (probablemente) algún verso libre en los actos, mientras los demás se niegan a asistir, porque celebrarlo sería celebrar su incumplimiento. Su última aportación ha sido impedir que 13 asociaciones cívicas celebraran el sábado el aniversario en la Casa de Juntas de Guernica, so pretexto de que ellos la habían reservado antes, hecho que no se comunicó en su día a los solicitantes.

Es la sensación de vértigo que experimenta el nacionalista ante el consenso. En 1977 se celebró el primer ‘Aberri Eguna¡ (Día de la Patria) unitario de la historia vasca. Aquelmismo año instituyeron el Alderdi Eguna (Día del Partido) para poder estar a solas. El Estatuto no es para ellos una Ley que permite la convivencia democrática de los vascos en un régimen de autogobierno y libertades, sino algo puramente instrumental, la herramienta que permite extraer competencias y dinero. El Estatuto de Autonomía es para un nacionalista como la banqueta de ordeñar la vaca para un ‘baserritarra’. Convendrán en que, mirado así, es difícil encontrarle poesía.

21 octubre 2009

Queremos saber

Santiago González

La incorporación de ‘Dignidad y Justicia’ y la AVT a la lista de personas y entidades que se oponen al archivo de la causa que se sigue por el chivatazo a ETA, va a hacer un poco más inverosímil su cierre, si es que tal se produce, al juez Garzón.

Este grave asunto es conocido por el nombre de ‘Bar Faisán’, en parte por el teatro de operaciones, en parte porque los bares siempre han sido en Euskadi instituciones con más tirón popular que las bibliotecas, como les digo una cosa les digo la otra.

Las asociaciones citadas se suman al partido de la oposición y al de la diputada solitaria en la negativa al carpetazo, en la que también coinciden cuatro sindicatos policiales (SUP, USP, CEP y SPP) y el inspector Carlos G. el investigador del caso que no orientó adecuadamente sus pesquisas, según se deduce del escrito de la Fiscalía.

¿Quién podría tener interés en cerrar un caso con tantos puntos de interés? No estamos ante un asunto baladí, sino ante lo que, con toda probabilidad, constituye un delito de colaboración con banda armada, quien quiera que lo haya cometido. Estamos lejos de haber llegado a un punto en el que es imposible la investigación, tal como podría deducirse de una lectura muy apresurada del escrito del fiscal. Queremos saber. La oposición, la Policía, las víctimas (a la AVT le costó 4.000 euros personarse en este asunto) y un sector muy importante de la opinión pública. El investigador principal del caso sobre el que ha caído la sombra de la sospecha, quiere que se sepa.

Es más que probable que el fiscal será partidario de reorientar una investigación infructuosa por un camino que lleve a resultados. Para qué vamos a hablar del ministro del Interior; cómo no pensar que arde en deseos de saber quién de entre sus funcionarios fue capaz de tamaña villanía (y si no lo hubo, de hacer que resplandezca el buen nombre del Cuerpo y el de todos y cada uno de sus funcionarios). El juez no tendrá interés en que descarrile ningún sumario suyo, menos aún en un momento en que tiene asunto pendiente ante el Tribunal Supremo. ¿Es causa suficiente que hayan pasado ya más de tres años de los hechos sin resultados apreciables? Los sumarios tienen una vida útil más larga que los yogures y es conclusión muy insatisfactoria un carpetazo sin que un delito grave, ciertamente cometido, termine sin procesamiento alguno, cuando son tan pocos los presuntos. El misterio de la habitación cerrada nunca es tal. O se descubre al culpable o hay truco del narrador.

No digamos en qué punto de la investigación estaríamos ya si a los largo de estos tres años se hubieran producido esas filtraciones que tantas portadas resuelven cada día a los periódicos o si se abriera el sumario para que el público satisfaga su legítima curiosidad.

Queremos saber. Hace ya más de treinta años, Baudrillard escribió en ‘Cultura y simulacro” que las masas se resisten escandalosamente a la comunicación racional. Se les da sentido, quieren espectáculo”. O por decirlo con uno de los airosos juegos de palabras de la viceprimera: el chivatazo del Faisán necesita un Ric Costa a toda costa. Más sencillamente, alguien que se coma este marrón.

19 octubre 2009

La roja insignia del valor

Santiago González

Hace ya bastantes años, cuando las opciones sexuales alternativas no gozaban de tanto prestigio como el que disfrutan hoy en día, me llamó la atención un excelente artículo de Juan Goytisolo en la difunta revista ‘Triunfo’. “Demos la vuelta de una vez a su miserable discurso”, era su título y mantenía en todo su desarrollo un tono conmiserativo y buenista hacia las personas que tienen otros gustos en materia sexual. Bastante tenían con lo suyo, no era propio de gente cabal condenarlos al ostracismo. Sólo en el último párrafo advertía el desprevenido lector que el artículos se estaba refiriendo a una minoría heterosexual en un mundo gay.



Creíamos que nuestro juez hiperactivo había enterrado el sumario del Faisán en el cajón de los sumarios perdidos, donde el sol no brilla nunca. La discreción no es la compañía más habitual del juez, azote de los dictadores vivos y aun de los difuntos, de corruptos dirigentes del PP y de capitalistas rusos. De todas estas actividades tuvimos noticia puntual por medio de los medios. Él tomaba las adecuadas para preservar el secreto de los sumarios que instruía, pero tarde o temprano el genio tiende a escaparse de la lámpara. Ya lo dejó escrito Miguel Hernández en ‘Vientos del pueblo’, aun sin conocer a nuestro héroe: “¿Quién al huracán le puso/ jamás ni yugos ni trabas/ ni quién al rayo detuvo/ prisionero en una jaula?”



Justo en el sumario de chivatazo no hubo fugas y esto alimentó la creencia de que era un sumario vacío, sin imputados o imputeados. Hagan el favor de mirar esto a la luz del candil que nos ha revelado día tras día las miserias del caso Gürtel. El Ministerio del Interior pone a investigar el chivatazo a un inspector jefe sobre el que se ciernen las sospechas del cante en sustitución del comisario que había dirigido la pesquisa con el juez Grande-Marlaska. Se puede deducir que cuando se sustituye a un policía por otro de rango inferior se muestra desdén por la investigación. Nada más incierto. Si el ministro puso en la tarea al ya famoso inspector Carlos G Punto (o viceversa) fue seguramente con la esperanza de que se derrotara al ver en el espejo la evidencia de su culpa.



Supongamos ahora que un diario nacional abriera cada día con un titular como los que siguen: “Imputado el director general de la Policía en el chivatazo a la trama financiera de ETA”, “Imputado el jefe superior de Policía del país Vasco en etc.” “Imputado un inspector de Vitoria en la trama etc.”. Ayer mismo podría haberse publicado este otro: “Imputado en el chivatazo del Bar Faisán elegido vocal de la Ejecutiva alavesa del PSE”, y lo que les rondaré.



Carlos G. fue condecorado por el Gobierno. ¿Con carácter preventivo? Así se autocondecoró Bono. Así han premiado a Obama. Recibió la distinción porque iba a detener a quienes robaron la coca en la Comisaría de Sevilla. Es mucho mejor que lo premiaran por eso que por el informe del Caso Faisán que debía de estar escribiendo aquellos días. No sería lógico que un ministro condecorase a un policía por acusar de complicidad con terroristas a un jefe superior y al director general de la Policía. Sin ningún fundamento, según el fiscal. Mucho tendría que gustarle a Rubalcaba la aporía.

17 octubre 2009

Diez años no es nada (Tango)

Santiago González

El PNV irá a la manifestación que recorrerá esta tarde San Sebastián para protestar por la detención de Arnaldo Otegi, Rafa Díez Usabiaga, Rufi Etxebarria y el resto de los dirigentes abertzales. Parece que fue ayer cuando Zapatero decía que Otegi “ha hecho un discurso por la paz y abre una etapa distinta en Euskadi” y cuando el lehendakari López definía a Usabiaga como “el que corta el bacalao en la izquierda abertzale”.

Se han cumplido diez años y diez meses desde aquel 9 de enero en que Arzalluz, Garaikoetxea y Otegi posaban mano sobre mano bajo un paraguas, al arrancar la manifestación unitaria para exigir al Gobierno de Aznar el acercamiento de los presos etarras a cárceles del País Vasco.

Diez años y diez meses después, el PNV vuelve por donde solía, a hacer piña con los suyos, incluidos unos batasunos, que según Garzón vuelven a ser ‘entorno etarra’ y no ‘izquierda abertzale’ como los había considerado en el auto del 26 de enero de 2007, en el que se negó a imputar a Otegi durante el llamado ‘proceso de paz’.

Naturalmente es el suyo un nacionalismo reivindicativo insobornable, aunque perfectamente compatible con los intereses de Euskadi. Mientras sus dirigentes se manifiestan contra la política antiterrorista de Zapatero en Donostia, el inteligente Erkoreka ha concluido en Madrid la negociación para apoyarle los presupuestos 2010, no porque le parezcan una herramienta útil para hacer frente a la recesión. Será a cambio de que las normas forales sobre la fiscalidad adquieran rango de leyes, como si las Diputaciones fuesen Parlamentos, 456 millones y las políticas activas de empleo para empezar a hablar, alguna rebajilla y ¿no me va a dar usted un pañuelo para el niño?

Es verdad que la historia no se repite nunca exactamente, ya lo dijo Heráclito, y la manifestación de esta tarde podría corear un lema alusivo a la foto del 99. “No estamos todos; faltan los presos”, podría ser un grito unitario y razonablemente exacto. La foto de Arzalluz entonces, con Garaikoetxea y Otegi, y la requisitoria que aquella manifestación de Bilbao suponía para Aznar no eran incompatibles con que los cinco diputados del PNV en el Congreso hubieran votado a favor de los presupuestos del PP para 1.999 y que, diez meses después, volvieran a votar afirmativamente los de 2.000, mientras fabricaban la coartada retrospectiva de que el PNV se echó a Lizarra por culpa de la intransigencia del PP.

La presencia de los cinco burukides territoriales en la pancarta puede proporcionar una impresión engañosa, por parcial, aunque tal vez debería suscitar una reflexión al ministro del Interior y a su jefe directo: ¿Por qué hacemos pactos con estos, en vez de buscar un acuerdo nacional con el partido de la oposición? (Ver Pactos de La Moncloa).

La verdadera actitud del PNV estaba magistralmente descrita por José Hernández en los versos de ‘Martín Fierro’: “de los males que sufrimos/ hablan mucho los puebleros,/ pero hacen como los teros/ para esconder sus niditos:/ en un ‘lao’ pegan los gritos/ y en otro tienen los ‘güevos’.”

15 octubre 2009


Zelig, estadista


Santiago González

El viaje del presidente del Gobierno por el universo mundo, tenía un no sé qué de déjà vu, algo que sonaba extraordinariamente familiar. Desde el sancta sanctorum de la democracia americana, el Despacho Oval de la Casa Blanca, hasta el Museo del Holocausto de Jerusalén; desde el Muro de las Lamentaciones hasta el Mausoleo de Arafat en Ramala, todo nos era conocido.

Era Zelig. La primera secuencia de esta maravilla de Woody Allen muestra a la psiquiatra Eudora Fletcher, recorriendo en coche descubierto la Quinta Avenida. Junto a ella va quien parece Charles Lindberg después de su hazaña trasatlántica, aunque en realidad es un paciente suyo llamado Leonard Zelig, el increíble hombre cambiante, que, huyendo de los nazis y sin saber pilotar un avión, ha conseguido cruzar el Atlántico en un tiempo record y volando cabeza abajo.

También aparece vistiendo el uniforme de las SS en la presidencia de una concentración nacionalsocialista en Munich, justo detrás de Hitler. Otro plano y el fenómeno está entre dos rabinos ultraortodoxos, mientras le crecen las barbas y los tirabuzones a la vista del espectador.

La memoria de los espectadores españoles reconstruye las dos legislaturas de Zapatero como una sucesión de planos parecida. Lo vimos con las JJSS en Valencia, aceptando encantado la imposición de una keffia, el pañuelo palestino que es atavío muy propio del radicalismo juvenil. Ayer, con la misma propiedad, se dejaba imponer la kipá, el casquete ritual con que se cubren el occipucio los varones judíos en determinadas solemnidades, para depositar una ofrenda floral ante la llama perpetua del recuerdo. ¿Qué diferencia hay, después de todo, entre el Monte del Recuerdo y el más conocido entre nosotros Monte del Olvido?

No faltará quien tache de oportunismo esta facilidad para armonizar con ambiente. Falso. Se trata de la más alta expresión de la empatía, ponerse dentro de la piel del otro en el más estricto de los sentidos.

Ayer, en el libro de honor del museo del Holocausto, escribió: “Seis millones. Seis millones. Barbarie, dolor, memoria. Paz, paz”. ¿Cabe más hermoso laconismo? Esta plegaria laica depura mucho un estilo que ya mostró el 8 de mayo de 2005, en el 60 aniversario de la liberación de Mauthausen: “nunca más, nunca más, la opción totalitaria, el horror, el crimen por el crimen. Nunca más la guerra de la locura, nunca más el fascismo, el nazismo”. Aquella no fue la guerra de la locura, sino, como dijo hace unos meses su amigo Barack, en el aniversario del Día D, “todos sabemos que esa guerra fue esencial (…) la ideología nazi era el mal”.

Pero nadie puede igualarle como mediador, ni como estadista: comprende por igual a las dos partes. Y tiene experiencia acreditada en “mojarse por la paz” metáfora que empleó ayer y que habían acuñado los socialistas vascos para la negociación con ETA: “el Gobierno socialista es el que más se ha atrevido a mojarse por la paz” (M. Buen, 5-8-2006). Es verdad que aquí todavía le llueve a alguno en los alrededores del bar Faisán, pero en Oriente Próximo puede acreditar sus virtudes de estadista en un experimento con gaseosa. Aquello no tiene remedio y tampoco lo puede empeorar.