29 abril 2009





Un presidente amigo




Santiago González

Deberíamos invitar a los Sarkozy todas las semanas. Nos mantienen entretenidos, relajan el ambiente, traen asuntos de interés y van a ayudarnos a entrar en el G-20. Es verdad que este tío no da puntada sin hilo y se lo cobrará a su tiempo, pero más caras nos salen otras ocurrencias infructuosas de nuestro líder, un suponer, los 400 euros o la renta de emancipación.

Ver a todo el Congreso aplaudiendo de pie a este señor bajito, pero grande, era una experiencia extraordinaria. Punto para Zapatero, santo y bueno. Hasta que llegó la rueda de prensa y el agradecimiento equivocado: “España siempre agradece y agradecerá a Francia su apoyo en la transición democrática para la consolidación de la democracia española”, dijo en la comparecencia conjunta con el presidente francés. Probablemente encontrarán la frase algo redundante, pero su principal problema está en el contenido. Sabíamos que no era un economista. Ahora también sabemos que su especialidad no es la historia contemporánea. 

La historia de Francia no es una excepción en sus lagunas. Ya fue muy notable la afirmación que le hizo a Millás: “El origen de la izquierda se encuentra en los valores de la Revolución Francesa, que es una revolución ciudadana porque se enfrenta a quienes en esos momentos monopolizan el poder: la nobleza y el campesinado. De ahí salen todos los valores de la izquierda.” ( EPS, 23 de julio de 2006). Cualquiera que haya vivido la transición española recordará la expresión “el santuario francés”, para el refugio que allí tenían los etarras, y donde recibían la consideración de ‘refugiados políticos’.

La tolerancia francesa frente a ETA rebasó los límites de la transición: en 1981, llegó a la presidencia François Miterrand y las cosas no cambiaron. Ni siquiera con la victoria del PSOE en 1982. Los socialistas franceses veían con indulgencia a ETA por entonces y no hubo un solo gesto de colaboración con España. Esto podría preguntárselo al hombre al que ha enviado a Europa con otros descatalogados, como si no lo necesitara aquí. Ramón Jáuregui, delegado del Gobierno en el País Vasco, tuvo en 1983 la pertinente iniciativa de hacer traducir al francés la Constitución y el Estatuto de Guernica, con el fin de enviar sendos ejemplares a los diputados socialistas en la Asamblea Nacional Francesa y a los alcaldes del PSF en los Pirineos Atlánticos, para que cotejaran el grado de autonomía de los vascos de Hegoalde con los de Iparralde.

No fue hasta la llegada de Charles Pasqua al Ministerio del Interior en 1986, cuando Francia empieza a colaborar con España y se pone en marcha el procedimiento de entrega inmediata de los terroristas detenidos en suelo francés. De ello dio cumplido testimonio el dirigente batasuno Tasio Erkizia con una frase lapidaria en 1993: “Desde hace siete años, Francia se ha convertido en el enemigo secular del pueblo vasco”.

Sarkozy cumplió como ministro del Interior, cuando aquí la izquierda le consideraba un ‘facha’, y sigue cumpliendo como presidente, rehabilitado ya por la izquierda gentil y liberal que encarna a nuestros ojos Carla Bruni. Ni en su propia casa le han querido nunca tanto.

27 abril 2009

El canto de la cigarra



Santiago González

El video socialista para las europeas nos ha convertido de golpe en americanos: “El mundo según Obama vs. el mundo según Bush”, dice el eslogan que abre paso a una serie de opciones maniqueas. “Dos visiones del mundo frente a frente”, dice el último. Uno juraría que la victoria de Obama se produjo frente a John McCain, no frente a Bush, pero, ¿qué importancia tienen los hechos frente a la lucha entre el bien y el mal, el futuro y el pasado, la izquierda y la derecha?

“Aquel día no pudiste votar. Pero ahora sí”, remata el video. Hace treinta años y unos meses estábamos en la campaña del referéndum constitucional. Uno de los anuncios con los que el PNV pedía la abstención, decía: “La Constitución de EEUU no reconoce los derechos del pueblo vasco. Ésta tampoco. ¿Votaste aquella?”

Aquel día no pudiste votar. No es del todo cierto. Algunos no quisieron. El ministro Pepe Blanco, por ejemplo, fue un testigo privilegiado de las primarias entre Obama y Clinton, aunque supo mantener una exquisita neutralidad: “Me he resistido en estos últimos meses a confesar públicamente mi simpatía hacia Barack Obama para no interferir en lo más mínimo en el proceso de elección que estaba desarrollando el Partido Demócrata”. (El cuaderno de Pepe Blanco, 4 de junio de 2008).

Zapatero ‘se ha pedido’ ser Obama para poder ganar las europeas. Es el triunfo de las analogías a lo Pajín, lo último en materia de de agit-prop. La versión oficial es el canto de la cigarra que repiten todos y todas con López Aguilar a la guitarra en los mítines de campaña, mientras las hormigas de la derecha piden sacrificios para hacer frente a la recesión.

“La salida de la crisis será un camino social o no será”, dijo Zapatero ayer, el mismo Zapatero que el miércoles pasado se apuntaba como un éxito propio que Volkswagen vaya a fabricar el modelo Q3 en Martorell. Si los sindicatos hubiesen seguido sus enseñanzas y se hubieran negado a los recortes salariales, los 1.500 puestos de trabajo de la planta se habrían perdido irremisiblemente. Zapatero y su ministra no saben todavía que lo social es crear puestos de trabajo, aunque eso implique sacrificios. La opinión de Salgado sobre los 800.000 nuevos parados como demostración de que el despido sale muy barato, es como para perderle el respeto intelectual.

Lo único que el presidente pudo aprender de Keynes en aquellas dos célebres tardes es que “a largo plazo, todos estaremos muertos”. Por eso él se aplica al /’carpe diem’/ de Horacio. Vive el presente porque su largo plazo es la legislatura. Acabado el granero, viviremos de la deuda hasta salir de la crisis gracias al tirón de Obama, y a ganar las elecciones en 2012. Cuatro millones de parados son sus rehenes electorales, su ejército de reserva. No les promete puestos de trabajo, sino subsidio de paro, (el PP quiere quitároslo) en una idea de España llena de clases pasivas, a tono con la que conoció *lya Ehrenburg en 1.931 y que le llevó a titular su libro con una licencia irónica tomada de la Constitución republicana: ‘España, República de trabajadores’. Ya hay un millón que no percibe el desempleo y subiendo. Es de temer que la salida con estos no será.



25 abril 2009

Doble obstáculo

Santiago González

En contra de lo anunciado por Patxi López, lo que se conoce del nuevo Gobierno vasco es un destilado de la Ejecutiva de su partido. Podría pensarse que se trata de un homenaje al estilo Zapatero ante las crisis, consistente en poner partido y Gobierno a macerar en la misma olla, en lo que los periodistas hemos dado en llamar, a petición de parte, un Gobierno con peso político, que en la práctica viene a ser un Gobierno con menos especialización profesional. No es el caso. López había anunciado que buscaba “gente sin carné del PSE y con sensibilidad nacionalista”. No parece la característica dominante entre los nombres de los futuros consejeros que ya se conocen, aunque probablemente no le haya quedado otro remedio.

El secretario general de los socialistas vascos tenía ya un problema con los numerosos criterios que se deben satisfacer para formar Gobiernos en los tiempos presentes: no se trata ya de elegir un equipo entre las personas más capaces profesionalmente de entre las que comulgan con el programa electoral. La meritocracia es hoy en día un concepto transversal y muy complejo, que debe satisfacer también el principio de la paridad y la representatividad territorial, amén de las distintas familias del partido.

Recuérdese, a título de ejemplo, la que se lió en la Comunidad de Madrid cuando Simancas quiso dar a Izquierda Unida lo que los Balbases consideraban que era su ‘cuota parte’ en el Gobierno de la Comunidad. Ahí se subió Esperanza Aguirre a una ola de la que todavía no ha descabalgado.

La cuestión aquí es distinta. Los intentos de López de formar un Gobierno con los criterios que había enunciado han fracasado principalmente por dos razones exógenas, que en realidad, son una: el miedo. Miedo al nacionalismo que se desaloja y miedo al nacionalismo de la banda terrorista. No era el caso de López Gandásegui, embarcado en un proyecto empresarial en el que tiene comprometidos alma, corazón y vida (y también fortuna), pero sí el de muchos que se han negado después. El temor reverencial al PNV supone una fundada creencia en que la colaboración en un Gobierno socialista equivaldría a tres cruces junto al propio nombre cuando pase la hora de los interinos y vuelva el partido titular.

Este temor se ha visto dramáticamente reforzado por la amenaza explícita hecha por los terroristas contra el nuevo Gobierno en el marco del Aberri Eguna. La coincidencia no puede ser considerada casual en modo alguno. El poder nacionalista ha tenido como una de sus patas la existencia de una organización que asesinaba a quienes se le oponían, que tenía amenazada a una parte relativamente pequeña de la sociedad vasca: la oposición activa al nacionalismo, un caso insólito de terrorismo insurreccional que obligaba a llevar escolta a los miembros de la oposición, no a los del Gobierno.

Este es el doble obstáculo que ha debido afrontar López en su camino hacia Ajuria Enea y esa es la causa de que, salvo imprevistos, la mayor parte de su equipo tenga que escogerlo entre personas que ya estaban escoltadas previamente.

24 abril 2009

Entre el clavel y la rosa

Santiago González

Los héroes están cansados y las heroínas también, si esta aseveración no choca con los postulados del Ministerio de Igualdad. Es de suponer que no, porque el cansancio está expuesto aquí como un concepto transversal, que afecta por igual a tirios y troyanas. Rosa Aguilar, eterna esperanza blanca del comunismo español en su último refugio municipal de Córdoba, ha aceptado la oferta del nuevo presidente andaluz, José Antonio Griñán, para ser consejera de Obras Públicas en su Gobierno.

Noventa años después del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebcknecht por la socialdemocracia gobernante en Alemania, otra Rosa, Aguilar, propina este nuevo golpe a los espartaquistas españoles, al pasarse al enemigo socialdemócrata. Los comunistas han llevado fatal siempre estas cosas. Recuerden el disgusto que les dio la marcha de Tamames, eso que no se pasó al PSOE. No digamos los que sí se pasaron: Enrique Múgica, un prototraidor; Pilar Brabo, Solé Tura, López Garrido, espejo de tránsfugas; Alonso Zaldívar, José Mª Mohedano, el del Jaguar, Enrique Curiel, Cristina Almeida, Eugenio Triana y tantos otros.

Desde el asesinato de Rosa Luxemburgo, el movimiento comunista había venido tachando de socialfascistas y socialtraidores a los socialdemócratas. Los comunistas han tenido una memoria tan sólida de víctimas, como frágil para recordar crímenes propios. Es muy frecuente en los pueblos elegidos la tentación de estas asimetrías. No puede uno acordarse de todo; esa es la condición humana y la gran ventaja de la memoria colectiva.

Estas querellas históricas dejan una cicatriz indeleble en el recuerdo, también individual. Mikel Bilbao, comunista de la transición, le hacía la siguiente consideración a un camarada excamarada 30 años después: “¿Recuerdas los tiempos de la militancia en el PCE y aquellas cosas tan horribles que decíamos de los compañeros socialistas? Bueno, pues de todo, es lo único en lo que teníamos razón.”

Rosa ha sido sometida a una severa autocrítica, esa actividad reflexiva que los estalinistas han conjugado siempre de manera transitiva. El coordinador de IU en la Realidad Nacional andaluza, Diego Valderas, ha calificado a Rosa Aguilar de desleal, aunque contradictoriamente, ha opinado que comete un error carente de justificación. Idéntico parecer han expuesto los que fueron coordinadores generales, Gaspar Llamazares y Julio Aguita, que también fue antecesor de Rosa Aguilar en la alcaldía de Córdoba.

Mención especial merece la tristeza que el hecho ha producido a Cayo Lara, coordinador actual de la coalición, el hombre de la huelga general que quiere cambiar el color a los billetes de 500 euros y acabar así con el dinero negro. El optimismo de la voluntad que anida en este sobrio Espartaco castellano-manchego recuerda que el mismo año en que fue descabezada la Liga de los Espartaquistas alemanes se celebraba el congreso fundacional de la III Internacional, no hay mal que por bien no venga. Por eso ha dicho: “Si se va una rosa, vendrán mil rosas y mil claveles”. Dum, dum, ¿quién es?/ Una rosa y un clavel./ Abre la muralla. Da la impresión de que, en realidad, intramuros sólo se han quedado algunos capullos.

22 abril 2009

Los bilaterales

Santiago González

Un andaluz de Ceuta y un catalán de Iznájar (Córdoba) se reunieron ayer para pactar la financiación catalana. Como de costumbre, el asunto había venido precedido de advertencias de gran conflicto que, también como de costumbre, se han resuelto en pompas de jabón.

No se ha hablado de dinero. De esto tratarán mañana la vicepresidenta segunda del Gobierno, Elena Salgado y el conseller Antoni Castells, lo que, si bien se fijan, refleja una asimetría protocolaria. Una vez acordado el qué, el president manda al propio de las cuentas, un subordinado, a entenderse con la superiora de Chaves, que es un secretario de Estado venido a más. Sin embargo, la reunión ha sancionado la bilateralidad de Cataluña con el Estado. Así lo indican la comparecencia de ambos ante los medios con despliegue de banderas y el compromiso asumido por Chaves de cerrar en mayo un compromiso con la Generalitat que el Gobierno llevará al Consejo de Política Fiscal y Financiera.

El problema es que este órgano, en el que Gobierno y CCAA fijan la financiación de éstas, es incompatible con la bilateralidad. Es verdad que por razones prácticas, los Gobiernos anteriores llevaban un preacuerdo que se cerraba en el órgano común. Hasta ahora, sólo Euskadi pasa del Consejo, a ver para qué, si la autonomía vasca se arregla divinamente con su sistema de Concierto y Cupo. Cataluña ha envidiado siempre este sistema. Si ahora va a cocinar su aportación y su financiación en olla aparte y Madrid hiciera lo mismo, el Consejo no tendría otra función que administrar la miseria resultante entre las comunidades de segunda. Es lo que llevó a Xavier Arzalluz, con ese don que tenía para hacer amigos, a hablar de “las autonomías de la envidia” en octubre de 1996. El sistema de Concierto y sobre todo, el cálculo del Cupo, supone una sobrefinanciación notable para el País Vasco cuya economía supone el 5% de la española. Si se diera el mismo tratamiento a Cataluña, con un PIB que supera el 19% del total, las consecuencias para el resto serían dramáticas.

Cataluña tiene problemas con la actual financiación, eso es un hecho. Es atendible la opinión generalizada entre sus fuerzas políticas de que la redistribución debe tener un límite, pero no parece adecuado que ese límite lo puedan cerrar aparte del Consejo de Política Fiscal y Financiera.

El pensamiento mágico del presidente le llevó a afirmar durante el debate del Estatuto de Cataluña que el Estado autonómico había reducido las desigualdades territoriales y ponía como ejemplo a Extremadura. Mafalda le explicaba a su hermano, que se quejaba del calor: “no es por el Gobierno, Guille; es por el verano”. No es la autonomía lo que ha aumentado la renta extremeña, sino los mecanismos de redistribución. Cambiar esos criterios a partir del Estatut va a requerir una negociación algo más compleja. Y traerá líos, aunque el contable de Montilla y la jefa de Chaves puedan llegar mañana a algún acuerdo. Por mucha vaselina que ponga el Tribunal Constitucional en la sentencia sobre el Estatut, el relativismo de las leyes, la maleabilidad de las palabras y el lenguaje creativo tienen un límite: la financiación se escribe con cifras.

20 abril 2009

¿Cervantes, dice usted?


Santiago González


Ser español se está empezando a convertir en un oficio penoso o, al menos, perifrástico. A veces, para invocar un derecho constitucional hay que dar muchos rodeos. Un suponer, un ciudadano ibicenco, llamado Vicente Boned, quiere que su hijo Olav, estudiante de sexto de Primaria en el Colegio Público Cervantes, de la localidad ibicenca de San Antonio de Portmany realice los exámenes en castellano, que es su lengua materna.

El nombre del centro debe de honrar a un ignoto bertsolari vasco o un poeta menorquín de principios del siglo pasado, porque allí, el castellano, no es un idioma que resulte familiar en la enseñaza, por mucho que sea la lengua materna del chaval. Éste, además, padece una dislexia; “lee y escribe muy despacio”, según dice su padre. Bueno, pues ni aun así.

El año pasado, al hacerse público el ‘Manifiesto por la Lengua Común’ impulsado por este periódico, la consejera balear de Educación, Bárbara Galmes, considera que “El uso social del castellano no corre ningún peligro. Se trata de que convivan a la perfección las lenguas oficiales”. He aquí una yuxtaposición de dos argumentos tan aparentes como majaderos. El manifiesto daba cuenta en su primer punto que el castellano goza de excelente salud ¡500 millones de hablantes! Pero el problema no es que se impida a los escolares aprender el español. “¿Quién al huracán le puso/ jamás ni yugos ni trabas,/ ni quién al rayo detuvo/ prisionero en una jaula?”. Se trata de que la lengua del aprendizaje sea la lengua materna de los escolares. Convertir El camino del fracaso escolar está empedrado de incompetencia e imposiciones lingüísticas que niegan la igualdad de los españoles ante la ley y ante el sistema de enseñanza.

Vayamos con el segundo. Si se trata de que convivan a la perfección las lenguas oficiales, en una sociedad bilingüe, ¿no sería lógico que los alumnos, Olav en este caso, pudieran responder en la lengua que mejor se expresan? El Gobierno (por poco tiempo) de Ibarretxe creía que sí. Por eso, en los exámenes evaluatorios para el Informe PISA, de los 2003 alumnos del modelo D (todas las asignaturas en euskera) las tres cuartas partes fueron examinados en castellano, para que el sistema educativo vasco mejorase sus calificaciones.

El poeta bilbaíno Gabriel Aresti escribía a su colega Tomás Meabe, fundador de las Juventudes Socialistas: "Cierra los ojos y duerme,/ Meabe,/ pestaña contra pestaña./ No es español (plural y diverso) quien no sabe,/ Meabe,/ las cuatro lenguas de España". Quién iba a pensar que hoy, para defender algo tan racional como lo de Vicente Boned, haya que enseñar certificados de adhesión: “no soy anticatalanista en absoluto, hablo en ibicenco con muchos de mis amigos”. Quizá le haya faltado mostrar invocar el artículo 4º de la Constitución de la II República, a nadie podrá exigírsele el conocimiento ni el uso de ninguna lengua regional, o mostrar ante la directora del Colegio Cervantes una profunda profesión de fe en el cambio climático y un certificado de asistencia a la conferencia que el gurú dio en Palma hace dos años.

18 abril 2009

La importancia de las fotos



Santiago González


Parece que el acuerdo firmado entre los socialistas y los populares vascos que permitirá a los segundos votar la investidura de Patxi López el 4 de mayo próximo, va a tener una formalización el miércoles, un acto de cierta solemnidad protocolaria en el que Basagoiti y el próximo lehendakari van a dejar constancia gráfica de lo suyo.

Al parecer, el encuentro, que se producirá en la sede del PSE, obedece a una insistencia del PP que los socialistas no han podido desatender. Han pasado 49 días desde su victoria electoral y la gente empezaba a preguntarse por el paradero del candidato mejor colocado. En efecto, no parece muy razonable que hayamos sufrido tanta precampaña acompañados por un meritorio activismo del candidato socialista bajo el mensaje “Patxi lehendakari” y resulta que a partir de la jornada electoral, en la que el eslogan se hizo carne, el lehendakari in péctore desaparece del mapa. Es de suponer que ha estado trabajando para el reto que asume, que habrá tenido muchas conversaciones para formar su equipo y que sólo esa tarea requiere muchas horas de cocina.

Pero un dirigente no puede dejar desatendida a la clientela y en estos casi dos meses, el personal ha tenido ocasión de ver crecer a ojos vista a Basagoiti, tanto por su buena gestión de sus resultados electorales y por la influencia que ha conseguido para su partido en la política vasca, como por el protagonismo que el PNV le atribuye en el futuro Gobierno. No hay dirigente jelkide que pierda una ocasión para descalificar a López como rehén del presidente de los populares vascos. Por esta razón ha visto también al partido-guía en su estelar cabreo. Pero de Patxi, ni rastro.

No era de recibo que el hombre llamado a gobernarnos mantuviera una actitud vergonzante hacia el pacto y el socio que le van a permitir hacerlo. Una convención insoslayable de la actividad política es convencer a la peña de que eres el mejor para gobernar, que tu programa es el mejor de los programas posibles, si es el que tú presentabas porque has sacado una mayoría suficiente, o que el programa pactado, si no has llegado a ella, es el mejor pacto posible con el mejor socio posible. Daría lugar a algunas bromas el hecho de que López y Basagoiti llegaran a la investidura del primero, sin haberse hecho otra foto que la publicada, vaya por Dios, en el Circo del Sol, a cuyo estreno en Bilbao asistieron los dos de gorra.
No se esperan declaraciones; ahora se llevan mucho los posados de grupo: de dos en dos, de tres en tres y de cuatro en cuatro. Fotos sin palabras. El record lo estableció la vicepresidenta primera el pasado jueves, al posar con nueve ministras y ministros que acudieron a los desayunos de Europa Press, sin otra intención que la de escucharla y arroparla.

No se entienda esto como una devaluación de las fotos, aunque sean artificiosas. Una toma falsa de Lola Gaos a los mendigos en la cena de ‘Viridiana’ es el momento más brillante de la película de Buñuel. El tan añorado Pacto de Ajuria Enea era, sobre todo, una foto, una gran foto irrepetible por el momento. Gracias a ella empezó a tejerse el aislamiento social de ETA. Lástima que después de la reacción popular contra el asesinato de Miguel Angel Blanco, los nacionalistas empezaran a sufrir de vértigo. Y que tratasen de combatirlo echándose al monte, aunque ésa es otra historia. O la misma, según.



17 abril 2009

Una Babel íntima

Santiago González

Era de temer que el relativismo epistemológico de la vida política española llevara a extremos como estos. El Estado es ya una Babel íntima en la que no hay capacidad de entendimiento entre responsables muy principales de la obra. No se trata ya de que el Ministerio de Administraciones Públicas pierda una parte sustancial de sí mismo para ser Vicepresidencia. O de que su titular sea un secretario de Estado con salario y despacho de vicepresidente, a quien ha encomendado el presidente del Gobierno y los Deportes la coordinación de los hombres/as y las tierras de España.

¿Qué puede coordinar un hombre como Chaves, el tercero, si la administradora de la hucha es Salgado, la segunda? Es natural que Montilla lo rechace como interlocutor. ¿Qué pensar si la vicepresidenta primera dijo ayer que “nadie sabe cómo ni cuándo salir de la crisis”? ¿Cuántas veces había prometido el presidente la creación de empleo para el pasado mes de marzo y la recuperación hacia el final de año? Escriban en Google Zapatero + recuperación en 2009 y tendrán 389.000 resultados, no diré más.
Al caos general se sumaban ayer dos nuevos hechos: el ministro de Trabajo descalificaba por indocumentado al Gobernador del Banco de España y el fiscal general del Estado sólo se fía de la mitad de la cuadrilla, que son dos: Guardia Civil y Policía Nacional. Considera Cándido Conde con aliteración y publicidad que la Policía sólo responde al juez instructor y que la Fiscalía no tiene más que a la Guardia Civil para ilegalizar las marcas alternativas de Batasuna. Otro elemento reciente de la crisis es que Anticorrupción ha rechazado por tercera vez que existan indicios suficientes contra los aforados del PP como para elevar la causa al Tribunal Supremo.

Naturalmente, no podía faltar Garzón en una comedia de enredo. Duelo de titanes, podríamos titular este monumental desaguisado, porque este fiscal general celoso es el mismo que parceló por municipios la legalidad de ANV, que hace dos años hablaba de “una especie de Guantánamo electoral”; el mismo que sorprendió a la peña al anunciar que: “el vuelo de las togas de los fiscales no eludirá el contacto con el polvo del camino”, expresión que en la más inocua de sus interpretaciones remite a la vieja cuarteta popular: “qué polvo tiene el camino/ qué polvo la carretera/ qué polvo tiene el molino/ qué polvo la molinera”.

La Policía ha rechazado airadamente la acusación, mientras el Ministerio calla prudente en un conflicto al que no se le recuerdan precedentes. ¿Tiene razón el fiscal general? Cualquiera que sea la respuesta a la pregunta, el presidente tendría que remangarse. En un viejo chiste de Ramón, un baranda exponía a las masas una cruda disyuntiva: “¡Nosotros o el caos!” “¡El caos, el caos!” reclamaban despavoridas las bases. “Es igual”, remataba el orador. “También somos nosotros”.

15 abril 2009

Ramón Jáuregui Atondo

Santiago González

Habría sido un buen ministro, pero Zapatero, que tiene desmitificado el poder, según confesión propia, le decía cada noche a su mujer: “Sonsoles, no te puedes imaginar la cantidad de cientos de miles de españoles que podrían gobernar”. La reflexión es admirable, aunque lleva a cierta perplejidad: con tanto banquillo, podríamos decir, aprovechando su flamante condición de presidente del Gobierno y los Deportes: a) ¿por qué no aspira a la excelencia? b) ¿por qué tiene que vaciar el partido para atender el Gobierno? y c) los afiliados madridistas que están contra Raúl, ¿qué pensarán del alineamiento de Chaves, ese nuevo secretario de Estado con rango de vicepresidente del Gobierno?

Todas las tareas que Ramón Jáuregui ha desempeñado en su vida política, las ha resuelto con decencia, y esta última no era una excepción. Todos los diputados y los cronistas parlamentarios lo conocen como negociador tenaz y afable, razonador y pundonoroso. A Zapatero le van más otros perfiles: Calvo, Aído, Corredor, Moratinos, Bermejo, Sebastián, Montilla, Álvarez, Soria, Jiménez, Chacón and so on. Él no es un gran ‘head hunter’, qué le vamos a hacer. La explicación oficial es que va a reforzar la candidatura encabezada por López Aguilar.

Es improbable: era mucho más eficaz en la política española que en la europea y el rasgo más sobresaliente de Jáuregui no es su tirón electoral, sino su condición de trabajador eficaz, buen organizador y persona decente. ¿Por qué sustituirlo por Madina?¿Por qué los aplausos al nuevo adjunto llevaron a comentar al jefe: “parece que la dirección del partido y Alonso han acertado esta vez"?

Es un misterio simple: Zapatero gobierna España como si fuera su partido y para gobernar su partido se limitó a repetir las mañas que aprendió mientras apacentaba la agrupación socialista de León. Un mal pensado diría que se limita a aplicar la táctica de tierra quemada; si llegara el momento del fracaso del Gobierno, no habría nadie que pudiera sustituirle al frente del partido. No pensemos mal. Tal vez se trate sólo de una afinidad juvenil: “A mí también me decían que era muy joven” (y aquí me veis).

Hay otra relación: la tendencia a confundir la responsabilidad con la exhibición de los sentimientos. No hay manera de saber si Plutarco sacaría mucha agua de este pozo, pero hay una anécdota que parece apuntar hacia una respuesta afirmativa. Eduardo Madina escribió un artículo para El País, ‘Perdido en el laberinto’, en 2005. Antes de enviarlo al periódico pidió su parecer al jefe. Zapatero le dijo que estaba muy bien y le preguntó si se acordaba de la conversación que tuvieron en el hospital en el que Eduardo convalecía del atentado terrorista que sufrió en febrero de 2002. “¿Por qué no lo añades?”, sugirió el presidente. El artículo, publicado el 20 de mayo de 2005, termina con estas palabras: “Una tarde en la habitación de un hospital. Unos días antes, una bomba de ETA había explotado debajo de un coche. El secretario general del PSOE entró por la puerta, se acercó a la cama y preguntó qué tal. Bien -dijo el chaval- ¿Y tú? Bien -contestó Zapatero-, te voy a regalar una Euskadi en paz.”



13 abril 2009

El Día de la Patria



Santiago González



Tal día como ayer, Sabino tuvo una revelación. Era el domingo de Pascua de 1882 y, mientras paseaba con su hermano Luis por el jardincillo de su casa de Abando (donde hoy se levanta la sede principal del PNV en Bilbao) su hermano mayor le explicó la verdad. “Bendito el día en el que conocí a mi patria y eterna gratitud a quien me sacó de las tinieblas extranjeristas”, escribió años después. Y añadió: “mi mente, comprendiendo que mi hermano conocía más que yo la historia y que no era capaz de engañarme, entró en la fase de la duda y concluí prometiéndole estudiar con ánimo sereno la historia de Bizkaya y adherirme firmemente a la verdad”.

La epistemología ha avanzado mucho desde entonces. La tradición, la revelación y la autoridad no gozan de mucho prestigio como fuente de conocimiento, pero el partido guía de los vascos construyó con estos mimbres el cesto de su ideario y todos los años desde 1932 celebra su Aberri Eguna en el domingo de Pascua.

Durante el franquismo se celebraba más en la intimidad, para qué vamos a decir una cosa por otra, pero en 1977 se celebró una gran manifestación unitaria en Bilbao. Una y no más. Aquel mismo año asaltó al PNV el horror al consenso y creó una fiesta para ellos solos. Así nació el ‘Alderdi Eguna’, que celebran en una campa el último domingo de septiembre. El Aberri nunca volvió a ser unitario. Ayer se celebraron cuatro.

Los discursos de este día siempre tienen un toque victimista y algo de frustración, cosa natural, si bien se mira: ¡queda tan cerca del viernes santo! Lástima que el agravio preventivo de Urkullu, “la bandera española pronto ondeará en Ajuria Enea”, no estuviera apoyado en la memoria. Eso ya lo habíamos visto antes. Fue a finales de enero de 1985, cuando José Antonio Ardanza sustituyó al recién defenestrado Garaikoetxea. Él puso una bandera española en el palacio presidencial y nada menos que Xabier Arzalluz aprobó la medida en un artículo, ‘Las verdades simples’:“Ahora se critica a Ardanza porque en su calidad de ‘representante ordinario del Estado’ (…) iza en su sede oficial la bandera de ese Estado al que representa. Y se ignora que Aguirre tenía izada la bandera española en el Carlton (hotel de Bilbao, sede del Gobierno vasco durante la guerra) y la llevaba en su coche junto a la ikurriña.”


Por otra parte a Ibarretxe le quedan aproximadamente veinte días de estar en el machito y estas cosas predisponen a la melancolía. Ibarretxe, un suponer, iniciará la cuenta atrás hacia el fin de su carrera política. Tal vez aún no se dé cuenta, pero la vida parlamentaria de un ex que no es portavoz ni coordinador de grupo tiene de todo menos glamour. Su función inexistente sería fuente de insatisfacción para él; si le diesen algún papel, aun pequeño, fuente de problemas para la tarea de oposición de su partido. Es él quien ha conseguido el acuerdo PSE-PP. Su afirmación de ayer de que su partido sacará a este país adelante “desde las diputaciones, ayuntamientos y desde el Parlamento vasco", aparte de negarse a aceptar la evidencia, es una franca invitación a que les planten la moción de censura en la Diputación de Alava. “Así es la vida, Amén, amor y purgaciones”, que decía un personaje de Marsé.

10 abril 2009


Instantánea de familia

Santiago González

Hace ya algunos años, ETB emitió un programa antropológico sobre la manera de ser de los vascos que arrancaba con la imagen de un rebaño en prado idílico. Un sorprendente texto explicaba en off que la diferencia de las ovejas vascas con las de otras latitudes era que, mientras éstas solían agruparse mirando en una misma dirección, las vascas iban cada una a su aire. La foto de familia del nuevo Gobierno que ayer publicaba la mayor parte de los diarios recordaba vagamente la falta de disciplina de las ovejas vascas al posar para la foto, lejos de la convención y el formalismo del alineamiento en tres escalones, la mirada al frente y preparadas (y preparados, claro) para decir ‘patata’ a la voz del fotógrafo. Daba la impresión de que no habían encontrado su terreno, salvo Chacón, que en todas las fotos mantenía su posición. Todo muy ‘casual’; no se había visto tal desorden desde el Congreso del PP el año pasado en Valencia.

Hasta aquí llegó la cosa en el jueves santo de 2009. El secretario de Estado de Economía, David Vegara, ha dimitido tras haberse reunido con la nueva vicepresidenta, Elena Salgado para volverse a Barcelona el mes que viene. La noticia es tanto más relevante por tratarse de un gesto insólito en el socialismo de hoy en día y porque Vegara es un buen economista. De casta le viene al galgo. Hace ya muchos años asistí a un seminario impartido por su padre, Josep Mª Vegara, uno de los pocos economistas que estuvieron a punto de convencerme de que la Economía era una ciencia.

Vegara era, junto a Joaquín Almunia y Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el candidato más cualificado para suceder a Solbes. Una primera cábala sobre las razones que le han llevado a dimitir puede estar en las expectativas defraudadas. Sería normal. Su nombre ya había sonado para la cartera de Sanidad, primero, y después para la de Industria. No conseguirlo tampoco a la tercera es una señal. Aunque es un hombre joven, no puede ejercer de joven promesa hasta que los caprichos selectivos de Zapatero lo conviertan en una vieja gloria con un futuro más incierto que el pasado.
También podría ser que la nueva ministra quiera hacer su propio equipo y haya decidido prescindir de Vegara por ser una reliquia de Solbes, aunque no es probable.

No es Elena Salgado una mujer que pueda mostrar éxitos incontestables en sus dos cometidos ministeriales o en su etapa anterior como capitana de empresa y no sería prudente poner patas arriba el organigrama, no siendo ella muy versada, ante las dificultades del presente y el futuro. Los ministros prudentes deberían considerar que estas audacias son prerrogativas constitucionales del presidente del Gobierno.

Como la propia crisis, (de Gobierno, quiero decir) aunque en esta ocasión se la hayan dado hecha a Zapatero. Por eso ha salido mal. Y por eso no se ha cerrado adecuadamente. La víspera de los nombramientos, antes de que nadie, aparte de Zapatero supiera que González-Sinde iba a ser ministra de Cultura, un bloguero escribió con tanta economía de lenguaje como poder de síntesis y polisemia: “José Luis, la crisis que no ceja”. No sería de extrañar que continúe.

08 abril 2009

Un Gobierno de especialistas


Santiago González

No estuvo fino el presidente del Gobierno y los Deportes la vez anterior que hizo un gabinete. Socarrados Solbes, Maleni, Cabrera, (y Bermejo, que cayó antes) además de Soria, Molina, y la mitad de Ciencia, Innovación y Tecnología, que cede Universidades a Educación. Zapatero la segregó el año pasado para encomendársela a Garmendia, mujer con experiencia empresarial, pero que carecía de otra vivencia universitaria que la de sus años de estudiante. Al frente de Educación (reconstituida) ha tenido la rareza de colocar a un rector, y en Coordinación Territorial, a una joven promesa llamada Manuel Chaves.

Podría haber liquidado Vivienda e Igualdad, pasando lo primero a Fomento y el lío del aborto a Sanidad, que es más lo suyo, pero eso sería lo fácil. Quitamos a Bernat Soria, tras una gestión más bien discreta y nombramos a Trinidad Jiménez, que no es médica, pero tiene experiencias internacionales, lo cual nos vendrá muy bien por si hay que combatir el beri-beri o el dengue.

Me temo que Economía necesitaba a alguien con la formación de Solbes y más empuje. Qué se le va a hacer. Poner el Cine a dirigir el Ministerio de Cultura es primar los intereses gremiales de un sector ya privilegiado: 88 millones de subvención e ingresos de 81 en taquilla.

El nombramiento de José Blanco en Fomento es un acierto. Se han cebado con él porque de los trece ministros del ramo en democracia, es el único que carece de carrera. El hábito no hace al monje y el saber científico no siempre se compadece con la titulación académica. Ahí tienen a Michal Kalecki, un polaco que no llegó a terminar sus estudios en el Politécnico, lo que no le impidió formular la teoría de la demanda agregada antes que el mismísimo Keynes o ser profesor en la London School of Economics y dirigir el Departamento de Estadística de Naciones Unidas.

Por otra parte, ya era hora de que este ministerio, bajo cualquiera de sus etiquetas, dejara de ser patrimonio exclusivo de los Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Es de suponer que ingenieros ya habrá bastantes entre los técnicos de la casa y ellos saben, sin lugar a dudas, cómo se hace un puente o una autopista. Lo que hace falta es una cabeza política que les diga dónde hay que poner el puente o la autopista, que será mayormente en Galicia, un suponer.

Esto es lo que Zapatero considera “un equipo fuerte para ganar el futuro”. El propósito es noble y pertinente. Una vez ganado el pasado gracias a la Memoria Histórica, procedía meter mano al porvenir con un Gobierno de peso político, no con un gabinete de técnicos. La diferencia entre ambos es que los técnicos calculan la resistencia de los materiales, el efecto del gasto público sobre el empleo, cuestiones menestrales. Los políticos, en cambio, se ocupan de diseñarnos la felicidad.

Los consejos de ministras y ministros de los viernes deberían empezar con una jaculatoria apropiada: “No sabiendo los oficios, los haremos con respeto./ Para enterrar a los muertos/ como debemos/ cualquiera sirve, cualquiera… menos un sepulturero”. Lo escribió León Felipe, que no era doctor en Poéticas, sino licenciado en Farmacia. Ay, madre.

06 abril 2009

Amigos de verdad

Santiago González

“Estoy contento de poder llamarle mi amigo”, le dijo Barack Obama al presidente Zapatero, en directo para el telediario. Esto en sí no es mucho decir. Su antecesor, George W. ya le llamaba ‘amigo’ a Rodríguez Z., aunque no sabemos si la efusión sentimental le producía contento o tristeza. “Hola, ¿qué tal, amigo?”, le dijo durante su fugaz encuentro en Bruselas, el 22 de febrero de 2005, con motivo de la cumbre de la OTAN. “Hola, ¿qué tal, amigo?”, volvió a decirle el 14 de noviembre de 2008, durante la primera reunión del G-20+2 en la Casa Blanca. Según la delegación española que lo acompañaba, Bush dijo que estaba “encantado” de verle y le agradeció su visita.

Como presidente fue un desastre, pero nadie podrá negarle coherencia en sus expresiones de afecto. Por otra parte, el Gobierno ya estaba muy contento tras el segundo saludo de Bush, porque unas la vicepresidenta De la Vega, se mostró encantada en su rueda de prensa de aquel viernes: “Zapatero saca a España del rincón de la historia”.

Para este Gobierno todo es inaugural. El encuentro tan esperado de ayer era una de las quince reuniones bilaterales de Obama en este viaje con otros tantos líderes. Antes de Zapatero se vio con 11; después, con otros tres.

Hablaron de lo normal, de cómo está el patio, de las tareas urgentes: Afganistán, Oriente Próximo, el cambio climático y la crisis, pero el verdadero meollo estuvo en el “momento personal” que ambos mandatarios compartieron al hablar de sus hijas. El alto cargo que reveló el dato a Efe exigió a la agencia que guardara su nombre en secreto y sabíamos por Horacio Verbinsky que “periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda.”

Zapatero explicó a Obama que una de sus hijas siente una gran admiración por él (por Obama, quiero decir) y le pidió que le firmara un autógrafo. Son los pequeños detalles de los grandes hombres. A la hora de su muerte, Charles Foster Kane se acordaba de ‘Rosebud’, que un malévolo Orson Welles hacía pasar por el nombre del trineo de su infancia. Adolfo Suárez tenía una foto con Arafat en su mesa de despacho. Tener dos hijas puede ser un factor de complicidad que permite mostrar un perfil afín en Facebook y compartir grupo en la red social. El periodismo aportó más rasgos comunes: los dos son altos y delgados, ambos nacieron un 4 de agosto, aunque Obama un año después (el nuestro llegó antes) y a los dos les gustan el baloncesto y Borges, aunque no sabemos en qué orden. Con menos se escribió Plutarco sus Vidas paralelas. Afortunadamente, el periodista se contuvo antes de escribir: “los dos son negros”.

O sea, que en el muro de Barack Hussein habrá aparecido un mensaje que dice: “José Luis te ha añadido como amigo/a en Facebook. Tenemos que confirmar que conoces a José Luis para que podáis ser amigos en Facebook” y a partir de ahora todo es cosa de que empiecen a dejarse mensajes en sus respectivos muros. Zapatero no debería desmayar si tarda algo en responderle: Obama tiene más de cuatro millones de amigos en esta red social. Desde ayer, más de cuatro millones y uno.

04 abril 2009

Cortesías parlamentarias

Santiago González

Ayer , a eso de las 11, quedó inaugurada la IX legislatura del Parlamento vasco. Podríamos decir quedó solemnemente inaugurada, pero habría un adverbio de más. O estaríamos ante una generalización excesiva. Sí lo fue para el PP cuya candidata Arantza Quiroga tomó posesión de la Presidencia con mucha propiedad. Manifestó su intención de ser la presidenta de todos e hizo un reconocimiento expreso a la tarea desarrollada por su predecesora durante la VIII legislatura. Aun si se tratara de mera cortesía parlamentaria, en ambas expresiones habría mantenido un nivel superior al estándar que marcan por estos pagos los usos sociales. El agradecimiento a Izaskun Bilbao era, además, un acto de justicia hacia quien ha sido una excelente presidenta que siempre hizo prevaler la equidad sobre sus lealtades partidistas. No había mucha costumbre de que el cargo fuera desempeñado con la solvencia demostrada por Bilbao y Quiroga hará muy bien en tenerla como referente.

Uno de los hechos diferenciales del Parlamento vasco con respecto a sus pares es que aquí los parlamentarios no juran ley alguna, hecho insólito en una cámara legislativa como las nuestras. El procedimiento fue el siguiente: con la Mesa de saliente en su lugar, los consejeros no parlamentarios en el banco del Gobierno y todos los electos en la antecámara, la presidenta Bilbao ha ido llamando a todos los por su nombre y apellidos. Los llamados (y en este caso elegidos) han entrado a medida que se les citaba y, sin más trámite, han ocupado sus escaños. En plan okupa, sin juramentos ni promesas, como digo.

En otras cámaras europeas tampoco se jura, pero seguramente la especificidad de la vasca se debe a la voluntad de soslayar el espinoso asunto de jurar la Constitución española para los parlamentarios nacionalistas. Aquí lo de jurar gusta mucho desde siempre: el juramento de Larrazabal se llama el discurso inaugural del nacionalismo vasco, pronunciado por Sabino en Begoña, el 3 de junio de 1893. Juraban solemnemente los miembros del Bizkai Buru Batzar, juraban los lehendakaris, hasta por duplicado, como expusimos aquí la semana pasada, aunque se hacía jurar más a los de fuera. Uno de los ritos esenciales del añorado régimen foral era el juramento de los Fueros por el Rey de Castilla, requisito para ser reconocido como Señor de Vizcaya. Y no una vez, sino por cuadruplicado, a lo largo de lo que se llamaba la ruta juradera: en Bilbao, Larrabezúa, Guernica y Bermeo.

Así pues ocuparon sus señorías los escaños y quedó inaugurado este pantano parlamentario, en el que no hubo el menor espacio para la cortesía: ni un solo burukide en las tribunas de invitados, ningún dirigente ajeno a los dos partidos que ayer votaron la presidencia de Quiroga. El popular Carlos Urquijo preguntaba al todavía lehendakari ma non troppo: “Y tú, ¿qué vas a hacer?” a lo que Ibarretxe se salía discretamente por la tangente. De momento ocupará su escaño, al menos hasta que aterrice sobre el silencio al que son condenados los lehendakaris salientes que no son elegidos portavoces o coordinadores de su grupo parlamentario, como parece que va a ser el caso.


03 abril 2009

Política en la intimidad

Santiago González

La política hace extraños compañeros de cama, observó sabiamente Winston Churchill, en una expresión que fue matizada poco después por Groucho Marx: “pero no tanto como el matrimonio”. Si hubiera llegado a ver lo que puede dar de sí la política vasca, habría podido matizar un poco más, en busca del ajuste fino: “y, por supuesto, mucho menos que la mesa del Parlamento vasco”.

Es un hecho conocido que el pacto para la investidura de Patxi López ha tenido una primera consecuencia en el nombramiento de la popular Arantza Quiroga como presidenta del Parlamento vasco. Los detalles que más han trascendido de su persona son los más obvios: que es mujer, joven, licenciada en Derecho y, al decir de los suyos, persona intelectualmente competente y con una contrastada capacidad de trabajo. Sin embargo, los detalles que han alcanzado más difusión son: que pertenece al ala más conservadora del PP, que simpatiza con el Opus Dei, que tiene cuatro hijos y un entrecomillado en diario de la competencia que equivalía a una declaración de principios: “yo nunca utilizaría el preservativo”.

Es una salida del armario, expresión que hoy en día suele tener un significado antónimo al de salida de tono, aunque en otros casos. Así, por ejemplo, fue muy bien acogida la proclamación de su condición sexual por parte del parlamentario Iturrate, que va a ser compañero de mesa de Quiroga en representación del PNV durante la legislatura que va a inaugurarse hoy en el Parlamento. Íñigo Iturrate se declaró homosexual en una entrevista que le hizo Roberto L. de Calle en EL MUNDO hace trece meses.

Es un avance que nadie se vea obligado a esconder una sexualidad alternativa y que ésta no sea un obstáculo en la vida pública de las personas. En rigor, tampoco debería computarse como un mérito, de análoga manera a que la legitimidad de la salida del armario no debería comportar la obligatoriedad del ‘outing’, esa coacción que algunos colectivos militantes ejercen sobre gays y lesbianas que prefieren mantener sus preferencias sexuales en el ámbito de su intimidad.

Seguramente Arantza Quiroga va a tener que oír muchas veces su frase sobre el condón: no estuvo obligada a pronunciarla e incurrió en un riesgo al hacerlo, pero a nadie debería importarle. Es algo que concierne estrictamente a su intimidad y a la de quién la comparte, al igual que sus afinidades religiosas. Una ventaja de las sociedades laicas es precisamente la separación de lo público y lo privado, que permite mantener la religión, las creencias o la sexualidad en el ámbito de lo discreto. En el caso de las creencias de la nueva presidenta del Parlamento, llama la atención el contraste de la atención que merece su caso con otros análogos. Nadie recuerda un solo comentario sobre la condición de miembro del Opus Dei del dirigente alkartasuno Rafa Larreina.

La presidenta que hoy inaugura la legislatura no habla euskera, lo que ya le ha valido una injusta regañina de la portavoz Azkarate. El presidente del PNV en Vizcaya, Andoni Ortuzar, no lo hablaba cuando fue nombrado director general de EiTB. Tampoco Ibarretxe al ser investido lehendakari por primera vez, en 1.999.

01 abril 2009

Cambio de Régimen

Santiago González

Por fin, Euskadi va a ser un sitio normal, donde se protege con escolta a los gobernantes y no a los miembros de la oposición. Los nuevos mandamases, los escoltados, seguirán igual en este aspecto que cuando estaban en la oposición, mientras los nuevos opositores no van a ver disminuida su seguridad respecto a épocas anteriores.

El pacto constitucionalista está escrito en un papel y el frente abertzale, tercio sindical, ya ha convocado huelga general para mayo, poco después de la investidura. Dicen que es contra la crisis, pero el sindicalismo de Lizarra no ha pedido apoyo a las centrales “que tengan como objetivo la destrucción de Euskal Herria y la construcción de España” (CCOO y UGT), por decirlo con lenguaje prestado del pacto PNV-EA-ETA, verano del 98. La portavoz en funciones (mínimas) ha rehusado opinar sobre el asunto: “habrá otro Gobierno el 21 de mayo (…) cada uno se hace responsable mientras está en el cargo”.

El acuerdo PSE-PP es un documento sorprendente. En una primera lectura ya se nota que no lo ha escrito Winston Churchill. Su sintaxis no es brillante y la solemnidad que de él se espera está reñida con expresiones agramaticales como “entre tod@s y para tod@s”. Otro tanto cabría decir de sintagmas extraídos del agit-prop socialista, como “debemos arrimar el hombro”, que, aun siendo tópicos, quedan muy propios en estas fechas para costaleros de Semana Santa.

Es, sin embargo, un papel extraordinario. En apenas diez folios invoca ocho veces el cumplimiento de la Ley, otras ocho la libertad de los ciudadanos y siete más la igualdad entre ellos (y ellas, naturalmente). Nunca se había visto nada parecido en tiempos anteriores. Sorprende que un acuerdo para gobernar reclame el cumplimiento de la Ley de la Escuela Pública Vasca para garantizar a los padres el derecho a elegir la lengua vehicular en la educación de sus hijos, pero es un acto rupturista ante su incumplimiento por el Gobierno que la elaboró.

El cambio se ha instalado en la sociedad vasca con toda naturalidad. Sólo el partido-guía sigue haciendo aspavientos en un cabreo incomprensible que es en sí mismo una justificación del cambio, una argamasa eficaz para los dos socios y un ahorro de trabajo para el PSE: Patxi López no tendrá que explicar el porqué de un pacto con el más indeseado de los socios.

No era éste el resultado que soñaba Zapatero, ni, probablemente, el candidato, pero el PNV lo ha hecho bueno. Moctezuma ha quemado las naves a Hernán Cortés para que no pueda arrepentirse y no le quede otro camino que la conquista de México.

A poco que miren a su alrededor se verán bastante solos, entre un público laico, que, como en el chiste, amenaza interrumpir el sermón con un gesto de hartazgo: “Si hay que ir al infierno, se va, pero no nos acojone”.

Tiene este último error del PNV un aire de apocalipsis banal e intrascendente, anticipado por Eliot en ‘Los hombres huecos’ (1925), cuando el primer lehendakari de Euskadi todavía jugaba en el Athletic: “Así es como acaba el mundo./ Así es como acaba el mundo./ Así es como acaba el mundo./ No con un estallido, sino con un suspiro.” No es un globo que revienta, sólo un balón que se deshincha.