La importancia de las fotos
Santiago González
Parece que el acuerdo firmado entre los socialistas y los populares vascos que permitirá a los segundos votar la investidura de Patxi López el 4 de mayo próximo, va a tener una formalización el miércoles, un acto de cierta solemnidad protocolaria en el que Basagoiti y el próximo lehendakari van a dejar constancia gráfica de lo suyo.
Al parecer, el encuentro, que se producirá en la sede del PSE, obedece a una insistencia del PP que los socialistas no han podido desatender. Han pasado 49 días desde su victoria electoral y la gente empezaba a preguntarse por el paradero del candidato mejor colocado. En efecto, no parece muy razonable que hayamos sufrido tanta precampaña acompañados por un meritorio activismo del candidato socialista bajo el mensaje “Patxi lehendakari” y resulta que a partir de la jornada electoral, en la que el eslogan se hizo carne, el lehendakari in péctore desaparece del mapa. Es de suponer que ha estado trabajando para el reto que asume, que habrá tenido muchas conversaciones para formar su equipo y que sólo esa tarea requiere muchas horas de cocina.
Pero un dirigente no puede dejar desatendida a la clientela y en estos casi dos meses, el personal ha tenido ocasión de ver crecer a ojos vista a Basagoiti, tanto por su buena gestión de sus resultados electorales y por la influencia que ha conseguido para su partido en la política vasca, como por el protagonismo que el PNV le atribuye en el futuro Gobierno. No hay dirigente jelkide que pierda una ocasión para descalificar a López como rehén del presidente de los populares vascos. Por esta razón ha visto también al partido-guía en su estelar cabreo. Pero de Patxi, ni rastro.
No era de recibo que el hombre llamado a gobernarnos mantuviera una actitud vergonzante hacia el pacto y el socio que le van a permitir hacerlo. Una convención insoslayable de la actividad política es convencer a la peña de que eres el mejor para gobernar, que tu programa es el mejor de los programas posibles, si es el que tú presentabas porque has sacado una mayoría suficiente, o que el programa pactado, si no has llegado a ella, es el mejor pacto posible con el mejor socio posible. Daría lugar a algunas bromas el hecho de que López y Basagoiti llegaran a la investidura del primero, sin haberse hecho otra foto que la publicada, vaya por Dios, en el Circo del Sol, a cuyo estreno en Bilbao asistieron los dos de gorra.
No se esperan declaraciones; ahora se llevan mucho los posados de grupo: de dos en dos, de tres en tres y de cuatro en cuatro. Fotos sin palabras. El record lo estableció la vicepresidenta primera el pasado jueves, al posar con nueve ministras y ministros que acudieron a los desayunos de Europa Press, sin otra intención que la de escucharla y arroparla.
No se entienda esto como una devaluación de las fotos, aunque sean artificiosas. Una toma falsa de Lola Gaos a los mendigos en la cena de ‘Viridiana’ es el momento más brillante de la película de Buñuel. El tan añorado Pacto de Ajuria Enea era, sobre todo, una foto, una gran foto irrepetible por el momento. Gracias a ella empezó a tejerse el aislamiento social de ETA. Lástima que después de la reacción popular contra el asesinato de Miguel Angel Blanco, los nacionalistas empezaran a sufrir de vértigo. Y que tratasen de combatirlo echándose al monte, aunque ésa es otra historia. O la misma, según.
Al parecer, el encuentro, que se producirá en la sede del PSE, obedece a una insistencia del PP que los socialistas no han podido desatender. Han pasado 49 días desde su victoria electoral y la gente empezaba a preguntarse por el paradero del candidato mejor colocado. En efecto, no parece muy razonable que hayamos sufrido tanta precampaña acompañados por un meritorio activismo del candidato socialista bajo el mensaje “Patxi lehendakari” y resulta que a partir de la jornada electoral, en la que el eslogan se hizo carne, el lehendakari in péctore desaparece del mapa. Es de suponer que ha estado trabajando para el reto que asume, que habrá tenido muchas conversaciones para formar su equipo y que sólo esa tarea requiere muchas horas de cocina.
Pero un dirigente no puede dejar desatendida a la clientela y en estos casi dos meses, el personal ha tenido ocasión de ver crecer a ojos vista a Basagoiti, tanto por su buena gestión de sus resultados electorales y por la influencia que ha conseguido para su partido en la política vasca, como por el protagonismo que el PNV le atribuye en el futuro Gobierno. No hay dirigente jelkide que pierda una ocasión para descalificar a López como rehén del presidente de los populares vascos. Por esta razón ha visto también al partido-guía en su estelar cabreo. Pero de Patxi, ni rastro.
No era de recibo que el hombre llamado a gobernarnos mantuviera una actitud vergonzante hacia el pacto y el socio que le van a permitir hacerlo. Una convención insoslayable de la actividad política es convencer a la peña de que eres el mejor para gobernar, que tu programa es el mejor de los programas posibles, si es el que tú presentabas porque has sacado una mayoría suficiente, o que el programa pactado, si no has llegado a ella, es el mejor pacto posible con el mejor socio posible. Daría lugar a algunas bromas el hecho de que López y Basagoiti llegaran a la investidura del primero, sin haberse hecho otra foto que la publicada, vaya por Dios, en el Circo del Sol, a cuyo estreno en Bilbao asistieron los dos de gorra.
No se esperan declaraciones; ahora se llevan mucho los posados de grupo: de dos en dos, de tres en tres y de cuatro en cuatro. Fotos sin palabras. El record lo estableció la vicepresidenta primera el pasado jueves, al posar con nueve ministras y ministros que acudieron a los desayunos de Europa Press, sin otra intención que la de escucharla y arroparla.
No se entienda esto como una devaluación de las fotos, aunque sean artificiosas. Una toma falsa de Lola Gaos a los mendigos en la cena de ‘Viridiana’ es el momento más brillante de la película de Buñuel. El tan añorado Pacto de Ajuria Enea era, sobre todo, una foto, una gran foto irrepetible por el momento. Gracias a ella empezó a tejerse el aislamiento social de ETA. Lástima que después de la reacción popular contra el asesinato de Miguel Angel Blanco, los nacionalistas empezaran a sufrir de vértigo. Y que tratasen de combatirlo echándose al monte, aunque ésa es otra historia. O la misma, según.
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