22 diciembre 2010

La sucesión en Fátima
Santiago González
La Navidad nos pone sentimentales. Tal vez por eso, Zapatero aflojó la muy’ para decir que ya ha tomado una decisión sobre el tema. Recuerdo haber escrito que uno de los principales objetivos del presidente era desconcertar a la oposición, que por eso anunció de sopetón los nuevos recortes que había negado unos días antes en la entrevista de El País.

Se equivocó la paloma, una vez más. También disfruta mucho confundiendo a los propios. Tengo un secreto, pero sólo lo conocen Sonsoles y uno de vosotros. El progresismo es una religión alternativa, y la sucesión, un remake del milagro de Fátima, con José Luis en el papel de Nuestra Señora; Sonsoles, en el de la pastorcilla Lucía y un socialista, llamémosle ‘x’, sin ánimo de molestar, encarnando al pastor Jacinto.

El tercer secreto de Fátima, cuántas bromas hicimos los progres de antaño, era la conversión de Rusia. Ahí la tienes, báilala. El presidente ha querido hacer de su destino un cuaderno rojo, versión de izquierdas del cuaderno azul de Aznar,  donde éste anotaba a sus bienventurados. Zapatero, según confesó a Millás (EPS, 5/9/2004) tiene por cuaderno azul la guía telefónica y pocas sorpresas nos puede dar ya en lo que toca a nombramientos.

Pero aparte de la indiscutible competencia presidencial de disolver las cámaras, la determinación de continuar o abrir un proceso sucesorio, no puede ser objeto de este jugueteo preadolescente, chincha, rabiña. No es decente para miles de expectantes y temerosos socialistas, que querrían saber a qué carta abstenerse. No lo es para quienes viven expectativas sucesorias, una combustión interna a fuego lento que para qué los místicos. Imaginen que el depositario de la revelación es Pepe Blanco. ¿Con qué moral seguiría comiéndose marrones Rubalcaba, el achicharrado pararrayos presidencial? Y viceversa, ¿cómo mantener el orden con Tomás Gómez reclamando primarias y los aturdidos barones escrutándose los unos a otros, mientras se preguntan: “finalmente, ¿quién tiene la poción mágica?”

Por eso, en el pasado, FG, que ahora se entretiene esculpiendo joyos y haciendo cábalas sobre lo que él habría hecho con los terroristas “probablemente”, si hubiera sido el jefe del Ejecutivo, una vez que tomó la decisión de dimitir la puso en marcha. Sin dar pie a polémicas y, sobre todo, sin alimentarlas él mismo.

El presidente no distingue muy bien lo público de lo privado. Su decisión no es un aspecto de su intimidad, sino un hecho con repercusiones públicas. Tal vez no llegó a aprenderlo en aquel famoso par de tardes, pero la renta es función de una serie de variables, algunas cuantificables (capital, trabajo, tierra) y otras no, como las expectativas de los empresarios y la ‘variable institucional’, que hace de las democracias con instituciones sólidas y predecibles unos lugares, probablemente más aburridos, pero mejores para invertir que las apasionantes repúblicas bananeras, gobernadas por la sorpresa diaria de Hugo Chávez. Por eso, este misterio de Fátima es una mala noticia también para nuestra deuda. Los inversores quieren saber. Ahora ya sólo falta que les vacile un poco también a ellos y nombre a Pajín su sucesora. O a Chaves, qué más da. En todo caso, para mí que la decisión es ‘depende’.

10 diciembre 2010



Un guionista con un paraguas
Santiago González
[Otegui+bajo+paraguas.jpg]La Audiencia Nacional absolvió ayer a Arnaldo Otegi, Joseba Alvarez y Joseba Permach del delito de enaltecimiento del terrorismo que se les imputaba por el célebre, qué digo célebre, el histórico mitin de Anoeta del 14 de noviembre de 2004, delito que se produjo por la emisión de un video y la exhibición de retratos de varios terroristas muertos en acto de servicio. Con esa sentencia, además, la Audiencia metió a Batasuna de lleno en la modernidad.

Da por bueno el tribunal que los procesados nada tenían que ver con el video y las fotos. Ahora, hasta Batasuna contrata externamente los mítines, la escenografía y algunos detalles alusivos, mayormente navarros. ¿Qué estamos en carnavales? Pues se llevan unos zanpanzares, con sus pieles de oveja y sus esquilones. ¿Qué el mitin es al aire libre? Pues se encarga una performance de cetrería en honor de la emblemática arrano beltza (águila negra) de Nafarroa y así.

Al parecer, Batasuna también externaliza el guión y este me parece un camino con futuro. Nada mejor que confiar en profesionales, como en las bodas o los procesos de paz. La empresa de Jimmy Carter, es modélica en la organización de ambos eventos. 

Los acusados nada tenían que ver con el tema, tal como declaró el testigo Sergio Lezkano, no se si recuerdan la foto, un tipo bajito que sostenía el paraguas a Otegi, mientras este intervenía en un mitin durante el ‘proceso de paz’. Días después de la foto, el hombre del paraguas a cuadros fue detenido como miembro del comando Donosti y el año pasado fue condenado a nueve años. Lezkano había sido contratado para la organización del acto por una empresa de Hendaya, no consta en la sentencia el nombre de la misma, sólo los de los dos tipos que con él trataban: “el guión se diseña entre “Mañel” y “Asier”, y él estuvo ayudando a prepararlo (…) el guión no lo contrataron con ninguno de los acusados” recoge la sentencia.

Ya no hay activistas. La política no es una palanca de transformación social, sino una gestión de emociones colectivas. No hay políticos, sino actores y un guionista prolífico que les va escribiendo los guiones a todos. Es la inversión de ‘El hombre que fue jueves”, la admirable paradoja chestertoniana, en la que la cúpula de una organización terrorista estaba formada por miembros de la Policía. Aquí serían los terroristas los que diseñan los mítines, la iconografía y otros aspectos de la liturgia, amén del mensaje, de paz, por supuesto.

Sergio Lezkano, un guionista con un paraguas, recuerda al personaje que encarnaba Woody Allen en ‘La tapadera’, de Martin Ritt, una excelente película sobre la caza de brujas en Hollywood. Allen era el camarero del café al que iban a comer los guionistas ‘blacklisted’ y acaba firmando todos los guiones para que pudieran atravesar la censura de McCarthy.

A Otegi le dieron el guión escrito y el hombre que se lo dio era miembro de ETA. En fin, no sé si me estoy liando, pero el caso es que a Otegi lo han absuelto, mientras su guionista está en la cárcel.


08 diciembre 2010


Aquí falta base
Santiago González
No creo que haya en España, más allá de los 2.500 controladores y sus familias, nadie que simpatice con su causa. Ni siquiera Zarrías, con esa nobleza baturra que merecería ser aragonesa, podría encontrarles un solo fan fuera del colectivo señalado. Esperemos pues, para ver en qué concluyen los expedientes y si el Gobierno puede recorrer todo el jardín en el que se ha metido.

A uno le gustaría que pudieran, que se hiciera justicia, el asunto sentara precedente, y que las palabras del vicepresidente portavoz, “el que echa un pulso al Estado, lo pierde”, pasaran a ser verdad de aplicación universal, sea para los controladores aéreos o gentes aún peores, que las hay: terroristas en tregua, piratas del Índico o secuestradores de cooperantes catalanes, dicho sea sin el propósito de apurar la lista.

Lo que pasa es que uno se teme que no, que el decreto del Estado de Alarma tiene una base jurídica insuficiente. Veamos: “Al amparo de lo dispuesto en el artículo 4 apartado c. en relación con los apartados a) y d) de la L. O. 4/1981, de 1 de junio, de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio, se declara el Estado de Alarma con el fin de afrontar la situación de paralización del servicio público esencial del transporte aéreo”.

Vayamos al grano. El apartado c) se refiere a “paralización de los servicios públicos esenciales para la comunidad cuando no se garantice lo dispuesto en los art. 28.2 y 37.2 de la Constitución (hasta aquí es irreprochable; lo que queda es otro cantar) y concurra alguna de las demás circunstancias o situaciones contenidas en este artículo”.

‘Y’ es copulativa, con perdón. Indica la obligatoriedad de que concurra alguna de las otras tres. Por mucho que el Gobierno haya metido con calzador una referencia a los apartados a) y d) nada tienen que ver estos con el desastre provocado por la huelga salvaje de los controladores. El a) se refiere a “catástrofes, calamidades o desgracias públicas, tales como terremotos, inundaciones, incendios urbanos y forestales o accidentes de gran magnitud”. El d) contempla “situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad”. Con el mismo fundamento podría haber citado también el b), “crisis sanitarias, tales como epidemias y situaciones de contaminación graves”, pero ha hecho bien en cortarse para no mentar la pandemia de la gripe.

El redactor o redactora del decreto es consciente de que el artículo 4. c por sí solo no es suficiente para declarar el estado de alarma y simula que hay una relación con otros dos, con el fin de encajar el decreto en un supuesto legalmente insuficiente. No se trata de la impericia, que ha podido llevar al ministro de Fomento a una interpretación inadecuada de la Constitución y la ley orgánica que la desarrolla en relación con los estados de Alarma, Excepción y Sitio. Al Consejo de Ministros del sábado fueron invitados la Abogacía del Estado y el fiscal general de lo mismo. No es un error, es una trampa. Ya solo faltaría que todo quede en este blablablá y los responsables del caos se vayan de rositas por esta chapuza jurídica. Otro día veremos si el Estado de Alarma permite militarizar a civiles, que esa es otra. Ah, las togas y el polvo del camino. Qué polvo tiene el camino, qué polvo la carretera.