10 diciembre 2010



Un guionista con un paraguas
Santiago González
[Otegui+bajo+paraguas.jpg]La Audiencia Nacional absolvió ayer a Arnaldo Otegi, Joseba Alvarez y Joseba Permach del delito de enaltecimiento del terrorismo que se les imputaba por el célebre, qué digo célebre, el histórico mitin de Anoeta del 14 de noviembre de 2004, delito que se produjo por la emisión de un video y la exhibición de retratos de varios terroristas muertos en acto de servicio. Con esa sentencia, además, la Audiencia metió a Batasuna de lleno en la modernidad.

Da por bueno el tribunal que los procesados nada tenían que ver con el video y las fotos. Ahora, hasta Batasuna contrata externamente los mítines, la escenografía y algunos detalles alusivos, mayormente navarros. ¿Qué estamos en carnavales? Pues se llevan unos zanpanzares, con sus pieles de oveja y sus esquilones. ¿Qué el mitin es al aire libre? Pues se encarga una performance de cetrería en honor de la emblemática arrano beltza (águila negra) de Nafarroa y así.

Al parecer, Batasuna también externaliza el guión y este me parece un camino con futuro. Nada mejor que confiar en profesionales, como en las bodas o los procesos de paz. La empresa de Jimmy Carter, es modélica en la organización de ambos eventos. 

Los acusados nada tenían que ver con el tema, tal como declaró el testigo Sergio Lezkano, no se si recuerdan la foto, un tipo bajito que sostenía el paraguas a Otegi, mientras este intervenía en un mitin durante el ‘proceso de paz’. Días después de la foto, el hombre del paraguas a cuadros fue detenido como miembro del comando Donosti y el año pasado fue condenado a nueve años. Lezkano había sido contratado para la organización del acto por una empresa de Hendaya, no consta en la sentencia el nombre de la misma, sólo los de los dos tipos que con él trataban: “el guión se diseña entre “Mañel” y “Asier”, y él estuvo ayudando a prepararlo (…) el guión no lo contrataron con ninguno de los acusados” recoge la sentencia.

Ya no hay activistas. La política no es una palanca de transformación social, sino una gestión de emociones colectivas. No hay políticos, sino actores y un guionista prolífico que les va escribiendo los guiones a todos. Es la inversión de ‘El hombre que fue jueves”, la admirable paradoja chestertoniana, en la que la cúpula de una organización terrorista estaba formada por miembros de la Policía. Aquí serían los terroristas los que diseñan los mítines, la iconografía y otros aspectos de la liturgia, amén del mensaje, de paz, por supuesto.

Sergio Lezkano, un guionista con un paraguas, recuerda al personaje que encarnaba Woody Allen en ‘La tapadera’, de Martin Ritt, una excelente película sobre la caza de brujas en Hollywood. Allen era el camarero del café al que iban a comer los guionistas ‘blacklisted’ y acaba firmando todos los guiones para que pudieran atravesar la censura de McCarthy.

A Otegi le dieron el guión escrito y el hombre que se lo dio era miembro de ETA. En fin, no sé si me estoy liando, pero el caso es que a Otegi lo han absuelto, mientras su guionista está en la cárcel.


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