29 septiembre 2010



Capital de la gloria
Santiago González
La huelga general se ventila en la batalla de Madrid, como siempre; Madrid, capital de la gloria, en palabras de Alberti; rompeolas de todas las Españas, en las de Machado, que las luchas sindicales tienen su fundamento estético, a pesar de los videos de Chiquilicuatre. Los sindicatos avanzaban hacia el Palacio del Invierno con zapatillas de ballet, como pisando huevos y hete aquí que la presidenta de la Comunidad se les apareció vestida de zarina para anunciar un ‘casus belli’ en forma de servicios mínimos.  No llegarán Méndez y Fernández a dirigirle los terribles versos del poeta de El Puerto contra su propia hermana: “Suponte tú que un día amanecen las calles rojas de banderas/ y la Internacional remonta los palacios,/sube las escaleras de los templos,/ donde te encuentras tú,/ contraria,/ frente a mí,/ ciega,/ obstinada,/ postrada a los pies de Jesús Sacramentado”, pero les ha venido muy bien.

Los sindicatos no están para abstracciones y la huelga necesitaba encarnadura. Les faltaba el enemigo de clase y era evidente que el hombre de Rodiezmo no daba la imagen. Rajoy podría haber sido el villano, como en los tiempos del proceso de paz, y el par sindical haber repetido la conseja que corrió por Internet aquella legislatura: “Si me engañas una vez, la culpa es tuya; si me engañas dos veces, la culpa es mía. Si me engañas tres veces, la culpa es del PP”. Pero Rajoy ha aprendido a ponerse de perfil egipcio y se deja mecer por las encuestas, convertido en un blanco móvil imposible de acertar. Y en esto llegó Esperanza. La huelga será pues contra Esperanza Aguirre y su éxito o su fracaso se decidirá en Madrid.

Hay que tener en cuenta que, una vez constatado que Méndez no es Alberti, las querellas fratricidas son mal trago. Lo pasó también Arzalluz cuando el PNV convocó su primera manifestación contra ETA el 25 de octubre de 1978. En un mitin en Tafalla lo dijo así: “La manifestación no es contra ETA (…). Madrid sólo entiende un lenguaje, el de la fuerza. La manifestación es para pararle los pies a Madrid”.
Hay que pararle los pies a Madrid, “por las buenas o por las malas”. Rubalcaba debería garantizar el derecho de los trabajadores a hacer huelga o trabajar, según su voluntad. Si no sabe cómo, puede preguntarle a su colega vasco, Rodolfo Ares, que a las dos semanas de jurar el cargo aguantó una huelga general declarada por ELA y LAB. ETB transmitió unas imágenes muy pedagógicas: un piquete informativo en la planta baja del Corte Inglés de Bilbao. Detrás, dos ertzainas que oyeron a los piqueteros informar a los dependientes sobre la huelga e invitarles a sumarse a ella. A continuación les acompañaron hasta la calle. No es difícil, pero no sé si Rubalcaba tendrá mucho interés en limitar la acción de los piquetes en una huelga contra la política económica de Esperanza Aguirre. 

20 septiembre 2010

COMENTARIOS LIBERALES

José Antonio Labordeta

F. Jiménez Losantos
 
Publicado el Lunes, 20 de septiembre de 2010
Hay personas que ocupan un lugar definitivo en tu vida, aunque de eso sólo te das cuenta más tarde. José Antonio Labordeta lo ocupa en la mía de forma definitiva, maravillosa, irrevocable; y ahora que dicen que se ha muerto ha tomado posesión de él de la forma más natural, como cuando llegaba a la casa de mi pueblo y se sentaba a comer jamón, para espanto de mi abuela, porque entre Gonzalo Tena, Fernando Sarrais y él, en una tarde, dejaron a uno para caldo, o sea, en el hueso; y temía su vuelta.
"Desde que murió el mío, fue casi un segundo padre, aunque esto es lo que en la vida tardas en comprender"
En 1995 me pidió el prólogo para su libro Tierra sin mary al escribirlo me di cuenta de hasta qué punto los cinco años junto a él, de los 15 a los 20, serán siempre una luz en cada túnel. Acababa de cumplir los 15 cuando lo conocí como jefe de Estudios en el Colegio San Pablo y luego como profesor de Historia del Arte, el mejor que he tenido. Desde que con 16 años murió el mío, fue casi un segundo padre, aunque esto es lo que en la vida tardas en comprender. Labordeta y Sanchís Sinisterra ocuparon ese lugar paterno, esencial en el hacerse de la adolescencia, que brinda seguridad y distancia, autoridad y amparo. ¿Cómo agradecer el respirar?
Con Pepe estudié muchísimo: marxismo, psicoanálisis, semiótica, teatro, Kafka, los clásicos españoles... Con Labordeta leí una barbaridad: Rulfo, Cortázar, García Márquez, Donoso, Borges, Fuentes, Proust, Joyce, y, con su hermano Miguel al fondo, poesía, siempre poesía... Míos fueron sus libros: primero, en el Instituto y en su casa de Teruel, donde la maravillosa Juana nos daba café con leche y galletas, porque en el colegio, a saber. Luego, en la de Zaragoza, Camino de las Torres, con biblioteca y cafetería abiertas siempre, como el propio José Antonio, generoso hasta lo indecible.
Este pasado julio comenté en esRadio su último libro -guardo dedicado Las sonatas, el primero- titulado, muy en su estilo, Regular, gracias a Dios. Ahí, con la ayuda de su hija Angela, la novelista de Rapitán, aparece, tropezando con el cáncer, el Labordeta inmejorable. Y recuerda la última obra de teatro en la que me dirigió, En alta mar, de Mrozeck: "Tres náufragos en una balsa perdida juegan a la democracia. Al final, se meriendan al más pequeño, al más pobre, que en esa ocasión interpretaba Jiménez Losantos, con una inocencia que todavía me conmueve".
A mí me conmueve aquello y esto, toda esta vida del morir. José Antonio, conmigo vas, mi corazón te lleva.