30 noviembre 2006

Antología democrática
-
Santiago Carrillo Solares entrevistado por Mª Antonia Iglesias, explica su devoción por la Ley:
-
"Lo que está absolutamente claro es que un partido clandestino, como lo fue el nuestro tantos años, tiene que aceptar las leyes de la clandestinidad. Y las leyes de la clandestinidad significan que este partido es un pequeño Estado dentro del Estado, con sus leyes propias, y que algunas veces, para proteger al partido, tienes incluso que cometer injusticias, como dejar de lado o separar a las gentes que no sabes si están o no colaborando con la policía.
-
Yo eso lo he asumido, con todas las consecuencias. Incluso, en algún caso, yo he tenido que eliminar a alguna persona, eso es cierto; pero no he tenido nunca problemas de conciencia, era una cuestión de supervivencia, porque estaba en juego también la vida de muchos militantes, que muchos de ellos acabaron en la cárcel o ejecutados."

-
En la misma entrevista explica lo de Paracuellos:
-
"La única decisión que yo tomé, de acuerdo con el general Miaja, (…) fue, respecto a aquellos 2.000 militares que estaban en la cárcel de Madrid porque se habían sublevado en el cuartel de la Montaña, fue, ya digo, trasladarlos a Valencia. Porque nos dimos cuenta de que esa gente podía formar perfectamente un cuerpo de ejército, que eso era, en realidad, la Quinta Columna.
-
Yo entonces estaba desbordado organizando la resistencia de Madrid y puse aquella misión en manos de mis colaboradores, que tuvieron que organizar, con muchas dificultades, la seguridad de aquel traslado. La conclusión a la que llegamos el general Miaja y yo fue que la gente de la calle que vio aquel traslado, que era gente que ya había sufrido los ataques fascistas, se lanzó a por ellos, y la guardia que iba custodiándoles no les defendió. En Madrid, en aquellos momentos de caos, había grupos radicales, igual que había grupos fascistas que salían de noche a poner bombas.
-
Pienso que si alguna responsabilidad tuve yo en aquello fue la de no tener capacidad para controlar y castigar a los responsables. Pero… en fin, no se puede olvidar que había un frente de guerra en Madrid. Sin duda fue muy doloroso que muriera aquella gente así, pero también estaban muriendo niños, y mujeres, y viejos, y defensores de Madrid que eran chavales que ni siquiera habían hecho el servicio militar.
-
Es verdad que yo no pude defender a aquella gente con eficacia y llevarla a Valencia con seguridad. Fue una desgracia tremenda, pero en tiempos de guerra hubiera sido mucho peor que se hubieran unido al ejército que estaba atacando Madrid. Le puedo asegurar que si Franco hubiera tenido un grupo de presos de esas características, los hubiera fusilado sin más. La República, no. Nosotros hicimos lo que pudimos, pero la verdad es que no teníamos fuerzas con moral suficiente y ganas para defenderles. Y no lo hicimos, eso está claro. Pero, mire usted, en la Guerra Civil murió mucha gente inocente que no debería haber muerto y otra gente que ha muerto que no era tan inocente. Yo he soportado esta calumnia de Paracuellos como un peso más que hay que soportar en esta vida. No he encontrado forma de neutralizar esa calumnia, pero opté por tomar un camino: actuar en la política de este país. Quiero la paz entre los españoles, yo no soy un hombre que odiara físicamente a nadie. Creo que muchos lo han entendido así."
(EL PAÍS SEMANAL, 9 de enero de 2005)

27 noviembre 2006

RV: Mensaje para distribuir - Menuda pasada, da miedo

La verdad es que acojona:
-
El sábado a las 24:00 de la noche (sic) el gobierno popular se encontraba reunido y (sic) para redactar dos comunicados que debía firmar el Rey. En esos comunicados de convocaba (sic) el estado de excepción y se retrasaba el proceso electoral.
-
Había un plan A, que pretendía retrasar las elecciones hasta otoño, y un plan B que pretendía retrasarlas hasta dentro de dos meses. El informador, que se encontraba en la Junta Electoral Central, vivió de cerca todo el proceso: la presentación de los comunicados a la junta electoral central, segundo paso en este preocupante intento del gobierno tras la presentación de las denuncias a la JEC.
-
Posteriormente el ministro Acebes se desplazaba junto a otros miembros del gobierno al palacio de la Zarzuela para intentar conseguir la firma del Rey, requisito imprescindible para convocar (otro sic) este estado de excepción. Desde (sic) Zarzuela se negaba esa firma, por considerarlo fuentes anónimas de la casa real a nuestro informador, "un golpe de estado de facto". El tono de las notas era, según el informador, alarmante, y en él se mencionaba la creación de una situación nacional que incluía presencia no solo policial sino militar en las calles.
-
La denegación de la firma por parte de la casa real, así como las reiteradas negativas desde policía nacional para disolver con los antidisturbios las concentraciones pacíficas por todo el país, hicieron desistir de su intento al gobierno que anunciaba a la JEC la anulación de ese proceso hacia las 2,15 de la mañana, aludiendo (sic) además de esos motivos, alarmantes nuevas noticias.
-
A lo largo del día de hoy (domingo), hemos podido confirmar esta noticia mediante diversas fuentes autorizadas, que además nos hablaban de una reunión celebrada en Madrid entre diversos responsables de servicios informativos de distintos medios en los que, dentro de una gran polémica, se decidía no divulgar esta información en diarios, televisiones y radios al menos hasta una próxima reunión en la tarde de mañana lunes, una vez terminado el proceso electoral.

22 noviembre 2006

Monumento a la falsificación
En marzo de 1991, un estudiante de 4º de Historia, Serafín Ruiz Selfa, dio noticia de un hallazgo que iba a revolucionar la moderna antropología: la cueva rupestre de Zubialde, en las estribaciones del monte Gorbea, donde los cromañones alaveses dejaron constancia pictórica de su estilo de vida hace 120 siglos, poco más o menos. En la gruta se contabilizaron veinte figuras de animales entre las que destacaban dos rinocerontes lanudos y un mamuth, cabras, bóvidos, bisontes, trece improntas de manos, 36 dibujos simbólicos y seis manchas informes.

Alava tenía sus propias cuevas de Altamira. Si a éstas se les había calificado de “la capilla sixtina” del arte rupestre, las autoridades alavesas no quisieron quedarse atrás. El diputado de Hacienda de Alava y candidato del PNV a diputado general en las elecciones que iban a celebrarse un par de meses más tarde, Alberto Ansola, les llamó “santuario rupestre” en una rueda de prensa conjunta con el afortunado estudiante, que recibió una recompensa foral de doce millones y medio de pesetas. El diputado foral de Cultura, José Ramón Peciña, explicó la importancia que el asunto tenía para la imagen del territorio: “el nombre de Alava, con esta noticia, dará la vuelta al mundo.

Tres reconocidos antropólogos vascos, Jesús Altuna, Juan Mª Apellániz e Ignacio Barandiarán, avalaron la autenticidad del descubrimiento en un estudio preliminar. hasta que dos colegas suyos británicos, desde su casa de Londres y sin otros elementos de análisis que las fotos publicadas en los periódicos, llegaron a la conclusión de que se trataba de un fraude.

Una investigación más minuciosa en el lugar de los hechos arruinó unas magníficas posibilidades de haber encontrado ¡por fin! el origen de los vascos. A efectos prácticos no importa demasiado, si se da por descontado que Adán y Eva hablaban euskera en el Paraíso Terrenal, pero el hallazgo de pruebas científicas dota de una seriedad extraordinaria a cualquier argumentación. Diecisiete meses y 35 millones después de la gran noticia, el mismo equipo de expertos que había avalado inicialmente la autenticidad del descubrimiento, determinó que las pinturas eran falsas. El tiempo y el dinero fueron invertidos en el análisis científico del hallazgo, que resultó ser un fraude. Las pinturas eran recientes y en la piedra se encontraron muestras verdes de estropajo, utilizado por los autores para difuminar los colores. La anatomía de los animales estaba representada de manera impropia y la piedra no mostraba fisuras o desprendimientos que confirmaran el paso del tiempo.

Sin embargo, la detección de la superchería no debía de ser tan difícil. El profesor de la Universidad de Southampton, Peter Ucko y Jill Cook, del Departamento de Prehistoria y Época Romana del British Museum, pudieron en tela de juicio la autenticidad del hallazgo desde un primer momento y sin moverse de sus casas. Una fotografía publicada en los periódicos ingleses despertó su escepticismo. Para pronunciarse en público les bastaron una serie de fotos y unas declaraciones de Serafín Ruiz. Los expertos británicos denunciaron la presencia de elementos extraños, desconocidos en otras pinturas rupestres, perspectivas insólitas en la representación de algunos animales y la mera representación de otros a los que se suponía extinguidos para la época a la que se atribuían las pinturas de Zubialde. El laboratorio de imagen de la Ertzaintza investigó las fotografías que el descubridor de la cueva había presentado al denunciar el hallazgo y descubrió que las diapositivas habían sido retocadas burdamente con rotulador.

A los arqueólogos vascos les pareció una frivolidad el pronunciamiento de los ingleses sobre tan escasas bases documentales diecisiete meses antes de que ellos llegaran a las mismas conclusiones. El diputado general de Álava prefirió mantenerse alejado de la polémica desde el descubrimiento del fraude: “normalmente no me suelo meter en este tipo de asuntos, porque lo habitual es no declarar en facetas (sic) de otros departamentos”. El descubridor fue condenado a devolver los 12,5 millones de pesetas a la Diputación y a pagar otros cinco en concepto de intereses y costas del juicio.

Se perdió la posibilidad de contar con un Santimamiñe alavés, pero se ganó a cambió una reputación en el campo de la investigación prehistórica y un respeto como arqueólogos. Se podría argumentar que para ojo clínico el de sus colegas ingleses, pero Altuna defendía el rigor metodológico como marca de fábrica de los investigadores vascos: “el análisis sólo debe ser científico”.

Es verdad que el análisis científico debería de ir acompañado, y aun precedido, de la lógica. Algo había de sospechoso en el hecho de que fuera precisamente un estudiante de Historia el que descubrió una cueva llena de pinturas prehistóricas. Cada profesión tiene su aquel y la tradición ha venido asignando con insistente machaconería a los pastores las misiones de descubrir cavernas y de ser testigos idóneos para las apariciones virginales. A nadie se le ocurre que la Virgen se le pueda aparecer a un Papa o a un arzobispo y aunque eventualmente se haya revelado a un viajante de comercio y a una dama de la buena sociedad marbellí, ninguno de los dos casos resiste la comparación con Lourdes y Fátima por citar dos ejemplos de apariciones clásicas.

Sin embargo, asuntos como éste no pueden arredrar a un pueblo con tanto apego a sus raíces, cuando se está predestinado colectivamente al triunfo. No hay un santuario rupestre alavés, pero a cambio, la gruta del Gorbea ha permitido realizar el estudio más importante que se jamás se hubiera hecho en el ámbito de las pinturas rupestres, según el presidente de la Asociación Internacional de Arte Rupestre Jean Clottes, que elevó a la categoria de monumento a la falsificación la reproducción de la cueva alavesa de Zubialde: “aunque sean falsas, son un monumento digno de ser conservado”.

Por otra parte, la cueva de Zubialde vino a poner en cuestión los límites del arte, una vez más, antes de tiempo. Pocos años después, las cuevas de Altamira, amenazadas por la masiva afluencia de visitantes, cerraban su verja al público y abrían en su lugar la ‘neocueva’, una fiel reproducción de las originales, una falsificación que sigue atrayendo a mucha gente. La autenticidad es un detalle irrelevante en un mundo en el que se han generalizado los parques temáticos. Lo malo del estudiante Serafín Ruiz y de los cándidos gestores de la Diputación alavesa es que se adelantaron en ocho o diez años a su tiempo. ¿Alguien reprocha a los parques jurásicos de La Rioja o Carranza que sus dinosaurios son de cartón piedra?
(Santiago González. 'Palabra de vasco'. Ed. Espasa, 2004)

18 noviembre 2006

Liberty Valance en la Comunidad Autónoma Vasca
-
José Luis Castrillón

Siempre me he interrogado sobre el por qué de que el cine clásico me afectase tanto, sobre la razón por la cual me causaba tan hondas emoción, tan gratificante satisfacción, tanto desasosiego y tanto sano desconcierto al que debía de enfrentarme . La respuesta es que en él está casi todo. Es un instrumento perfecto para analizarte a ti mismo con sinceridad, para saber entender las sociedades en las que vivimos, para comprender nuestros enfrentamientos, y nuestros vínculos más profundos.

Ahí tenemos por ejemplo El hombre que mató a Liberty Valance. Cojánla de sus videotecas y si no la tienen procúrensela y véanla. Es uno de los mejores relatos que nunca se han filmado. Y es uno de los mejores textos para reflexionar sobre lo que sucede en el País Vasco (me niego, como verán a decir conflicto). Fíjense: Allí está el terrorista que disfruta derramando sangre ajena y que tiene a la población amedrentada en una serie de actos que van desde el atraco, el intento de asesinato hasta la pura kale borroka que practica con sus secuaces cuando entran en el pueblo a tiros, quemando establecimientos y periódicos. Bueno cosas comunes a muchas películas del oeste. Pero hay más, mucho más.

Hay un sheriff cobarde y temeroso, al que le da de lado la ley, al que su miedo y la poca confianza en esa ley que está obligado a representar le impiden tomar cualquier medida contra Valance, ¿No les recuerda algo a la Ertzaintza? Ese cuerpo policial que casi siempre está donde no tiene que estar. Tenemos también en la película un periodista valiente que no se calla, cuyo amor por la libertad de expresión es tan grande que por él es capaz de arriesgar su propia vida, de esos por aquí también hay alguno. Existen, por supuesto, aquellos que creen que el país es suyo y que si no ordenan directamente las acciones de Valance, al menos siempre se aprovechan de ellas, al menos no se arropan siempre detrás de las banderas ¿o sí? Existen unos inmigrantes (los Jorgensen) que están satisfechos de ser reconocidos como miembros de la comunidad y de poder votar libremente. Frente a los intentos de Valance de que las elecciones sean manipuladas por el miedo, ellos a pesar de su fuerte acento extranjero acuden a votar orgullosos, son ciudadanos iguales a todos.

Y, por supuesto existe también una solución. Recordemos que a Valance le abate una bala, pero lo que en realidad sufre es un fuego cruzado. Por un lado la ley que valientemente da la cara frente a él en la figura de Jason Stoddard (James Stewart), alguien que quiere que en ese territorio dominado por el miedo reine el imperio de la ley, un abogado y político honrado. Sé que hay pocos pero son como oro contra el terror. Pero su acto sería estúpido, suicida si por otro lado no estuviera la violencia necesaria para abatir a Valance. La violencia que hace que la ley se sostenga en pie, oculto y casi proscrito, sin reconocimiento alguno por parte de los que luego disfrutan de la libertad de un país sin miedo Tom Doniphon (John Wayne) es quién siempre está allí para frenar los actos de los violentos y para abatir finalmente a Valance. ¿No les recuerda algo a esos Cuerpos de Seguridad del Estado obligados a ocultarse tras su pasamontañas, intentando pasar desapercibidos para sus propios vecinos, nunca reconocidos?

El final de Valance solo puede ser ese, y creo que en esa forma. ¿Quién se sentaría a negociar con él? Lo único que tiene que ofrecer es el dejar de seguir matando y sus demandas serían, como él, absolutamente locas. Su final solo puede ser el que alguien neutral, investido de un cierto poder de análisis de la situación le de la vuelta en el suelo y diga como dice el médico: Muerto.

16 noviembre 2006

Nacionalistas orwellianos (sigue)

La generación de socialistas que gobierna, con asombrosa aquiescencia de quienes los precedieron, ha aprendido también del nacionalismo a saltarse algunas convenciones democráticas sobre las responsabilidades del Gobierno. La vicelehendakari Zenarruzabeitia parece creer que la tarea de aprobar los presupuestos en el Parlamento le compete a la oposición.
-
En todos los países democráticos, las cuentas anuales constituyen la ley más importante que el Ejecutivo envía cada año a la cámara legislativa. Si no consigue su aprobación, el presidente plantea al Parlamento una cuestión de confianza o disuelve y convoca elecciones anticipadas. En Euskadi, no. Los años que Ibarretxe ha dispuesto de cuentas aprobadas son menores que los años en que ha debido prorrogar las del anterior o apañarse con un extravagante artefacto legal que le quiso aprobar EH con la técnica del ‘patchwork’. Incluyendo también entre los aprobados las artimañas procedimentales de Atutxa y los dos que lo fueron por errores de la oposición. Cada año en que fueron rechazados, la vicepresidenta afeó su conducta a los radicales y a los constitucionalistas (“los ilegalizadores y los ilegalizados”) por votar juntos. Incapaz de negociar, este año sólo ofrece contratos de adhesión a un PSE que votará a favor para pagarle al PNV su apoyo a los presupuestos generales del Estado en las Cortes.
-
El Gobierno sigue la misma pauta respecto a las políticas de Estado que requerirían el acuerdo del partido que gobierna con el principal partido de la oposición, el que puede llegar a gobernar. No contento con cambiar radicalmente todas las políticas en marcha a su llegada al poder, Zapatero pretende que es un deber de la oposición apoyar al Gobierno incondicionalmente. Felipe González intervino en mala hora, dados los precedentes, para añadir: “incluso cuando se equivoca”.
-
Es un exceso. La lealtad de la oposición nunca puede consistir en el aplauso incondicional a los errores del Gobierno. Los grandes temas de Estado requieren el acuerdo entre ambos, pero eso exige encontrar un diagnóstico común y estar de acuerdo en los procedimientos. La mayor responsabilidad en la búsqueda de ese acuerdo es, evidentemente, del Ejecutivo. Y éste debería ser el procedimiento, no sólo en el proceso de negociaciones con ETA, sino en la Educación, la Política Exterior, la Inmigración y algunos asuntos más.
-
Finalmente, Rodríguez Zapatero también parece haber heredado de los nacionalistas su histórica prevención hacia los jueces. El presidente del Gobierno parece contaminado con esa vieja querencia nacionalista por el Antiguo Régimen, que les lleva a relativizar la separación de poderes. No de otra manera se puede interpretar la reciente expresión del presidente: “Las últimas sentencias judiciales dificultan el proceso de paz”. Los nacionalistas de uno y otro signo siempre han querido tener ‘sus propios jueces’ y consideran que las sentencias deben tener en cuenta el contexto.
-
Lo que se quiere decir con esto es que los jueces deben hacer el trabajo del Gobierno o ayudarle en ello, en vez de ejercer su tarea con independencia. Si el Gobierno quiere unas sentencias que ‘favorezcan’ el proceso de paz, tiene en su mano la mayoría del poder legislativo. Que derogue la ley de Partidos e introduzca las modificaciones legales que considere pertinentes.
-
Mientras tanto, puede hacer uso de su facultad de indulto si le parece que De Juana Chaos debe salir en libertad. Pero en ningún caso debe querer hacer de la Justicia uno de sus instrumentos, ni hacer que module en función de sus intereses o de la coyuntura. En eso consiste la democracia, el respeto a la Justicia y el ejercicio de su responsabilidad.

14 noviembre 2006


TRIBUNA: MÁXIMO CAJAL
Una propuesta ética
MÁXIMO CAJAL
EL PAÍS - Opinión - 14-11-2006

-->
En presencia de los primeros ministros de Turquía y de España, el Grupo de Alto Nivel para la Alianza de Civilizaciones entregó ayer al secretario general de la ONU el documento de recomendaciones que ha elaborado conforme al mandato recibido a finales de 2005. Sobre esta base, Kofi Annan presentará antes de finalizar el año su Plan de Acción a la comunidad internacional. Culmina así la fase de configuración de la propuesta y se abre, en 2007, la de su puesta en práctica. Será entonces cuando todos estaremos llamados a coadyuvar a esta tarea. Y, en la parte que nos toca a los españoles, a hacerlo para empezar en nuestra propia casa.

No basta, sin embargo, que estén emplazados a la cita los Estados miembros de las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales. Es la sociedad civil, la ciudadanía, la que tiene que movilizarse, participando activamente en la empresa común y exigiendo a sus respectivos gobiernos tanto el desarrollo y la ejecución de las medidas concretas del plan cuanto, sobre todo, la observancia de los principios que lo inspiran.

Esta iniciativa inédita se caracteriza por su triple condición de proyecto eminentemente político, que se distingue por ello de otros de contenido cultural o interconfesional; por su vocación global, como global es la amenaza del extremismo que trata de combatir, y por el objetivo de seguridad que persigue para la preservación de la paz y de la estabilidad internacionales. Es este conjunto de rasgos propios, unido a su propósito fundacional de hacer de ella un instrumento operativo en manos del secretario general de la ONU, lo que le proporciona un valor añadido y un perfil propio. Pero siendo todo esto, la Alianza de Civilizaciones es algo más.

Se trata, en primer término, de un llamamiento al rearme moral de la comunidad internacional contra el fatalismo del diagnóstico huntingtoniano que presupone dar ya por irremediable la fractura entre las civilizaciones y las culturas; entre las que representan a los mundos musulmán y cristiano secularizado, a Occidente y al Islam. Se trata asimismo de una convocatoria mundial contra la claudicación y el abatimiento en el combate contra el extremismo y contra su manifestación más radical, el terrorismo. Nada es inevitable si estamos resueltos a afrontarlo mediante el recurso a las necesarias medidas policiales. Pero éstas serán insuficientes si no extirpamos simultáneamente sus raíces más profundas. Por eso el nuestro es un combate por otros medios, basado en un concepto blando de la seguridad, ya que el origen del mal que pretendemos atajar está en las mentes y en los corazones.

Pero esta Alianza tiene ante todo una dimensión ética cuyo alcance a nadie debe escapar. Porque está presidida por un puñado de consideraciones morales que son las que deberán imponerse ante el escenario que comienza a asomar en el horizonte del siglo XXI. El del mundo multipolar que ya se vislumbra. El de una nueva relación de fuerzas que llevará aparejado el paulatino debilitamiento de la por ahora incontestada hegemonía unipolar. A esta mutación se suma el impulso de un creciente clamor universal por la moralización del clima internacional imperante. Será en ese nuevo concierto de naciones donde una Europa ampliada también a Turquía tendrá que asumir el protagonismo que le corresponde -a menos que renuncie a esta responsabilidad histórica- en tanto que una de las potencias mundiales, y hacerlo en términos políticos, económicos y militares pero también, y sobre todo, morales.

Estamos asistiendo en la actualidad a un serio deterioro de los derechos humanos, de esos valores que siempre se predican de las democracias occidentales pero cuya aplicación se está viendo desmentida demasiadas veces por los hechos. Denunció hace ya meses este daño el arzobispo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz, en una intervención lapidaria en el Grupo de Alto Nivel del que forma parte: lo que él calificó de "relajación del hábeas corpus", aquella conquista memorable del mundo anglosajón. "An horrible déjà-vu", añadió, recordando el pasado régimen de apartheid en su país.

Para ser viable, entre las muchas asechanzas que lo esperan, es preciso que el nuevo orden mundial esté sujeto a unos principios rectores que hoy están en entredicho. Son, en particular, el multilateralismo eficaz bajo la égida de unas Naciones Unidas decididamente respaldadas por todos sus miembros en su papel de actor decisivo en la escena mundial; el acatamiento, sin fisuras ni atajos leguleyos, de la legalidad internacional, y la primacía de un valor superior que todo lo resume, la dignidad humana. ¿Podemos renunciar a este empeño por considerarlo una utopía irrealizable?

Es precisamente en esta coyuntura crepuscular cuando irrumpe la Alianza de Civilizaciones. Ello no debe sorprender. Porque estos principios ya estaban presentes en el origen de la propuesta y son los que regirán sus pasos en el futuro. Son los mismos parámetros que, desde la primera hora, inspiraron la visión política de quien la lanzó hace ahora poco más de dos años. Fue ante la Asamblea General de las Naciones Unidas donde el presidente del Gobierno evocó estas prescripciones de moralidad pública a escala universal: el apoyo resuelto a la organización multilateral por excelencia; el respeto del derecho internacional, la observancia irrestricta de los derechos humanos, la democracia y la cultura de paz. La cultura de paz que promueve la moderación, el diálogo y el aprecio de la diversidad y que rechaza el odio y la intolerancia, el extremismo en una palabra.

Tampoco fue producto de la improvisación semejante catálogo de premisas éticas. Respondía a una línea de pensamiento coherente; a una postura ideológica consistente a lo largo del tiempo, tanto en la oposición como en el poder. Para desentrañar el origen de este armazón doctrinal basta mirar atrás y remontarse, medio año antes, a la presentación que hizo Rodríguez Zapatero del programa electoral del partido socialista, y a su discurso de investidura el 15 de abril de 2004. En estos dos pronunciamientos estaban presentes los mismos postulados que aparecerían más adelante en su intervención del 24 de septiembre en Nueva York. Los reiteró con ocasión de la clausura del Encuentro sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad organizado por el Club de Madrid a comienzos de marzo de 2005 y, de nuevo, en la Cumbre de la Liga de los Estados Árabes celebrada dos semanas después en Argel. Ha vuelto sobre ellos recientemente. En la VI Cumbre ASEM reunida en Helsinki en septiembre pasado: "Aceleremos las decisiones que nos llevarán a un mundo justo y más seguro; fortalezcamos las Naciones Unidas, el multilateralismo y la legalidad internacional; cumplamos también los Objetivos del Milenio para la erradicación de la pobreza y la miseria; y construyamos juntos una verdadera Alianza de Civilizaciones".

Es la ideología, ciertamente. Lo que marca la diferencia. La que está en las antípodas de aquel otro pensamiento que fue tomando cuerpo en la política exterior española a lo largo de los ocho años anteriores. Se resumía éste en el unilateralismo, en un atlantismo exacerbado, en los desastres de la guerra y en un mal disimulado desprecio por las Naciones Unidas herencia del pensamiento neoconservador, fuente de la que con tanta fruición sigue bebiendo alguno entre nosotros.

Máximo Cajal es embajador de España.

13 noviembre 2006


El futuro de Euskadi Entrevista al presidente del Gobierno

ENTREVISTA: José Luis Rodríguez Zapatero Presidente del Gobierno (Resumen)

"La democracia debe a las víctimas un pacto de memoria y apoyo"

JAVIER MORENO / JESÚS CEBERIO / LUIS R. AIZPEOLEA
EL PAÍS - España - 26-03-2006


"Otegi ha venido manteniendo un discurso a favor de la esperanza de paz, y es fundamental que la izquierda 'abertzale' participe"
"Tres conclusiones decisivas: trabajar con discreción, crear vínculos mínimos de confianza y no pretender resolverlo todo en una etapa"
"Para llegar a la fase decisiva tiene que producirse el concurso de todas las fuerzas políticas, especialmente del PP"
"Hay que combinar los principios de justicia y reinserción. Hay una buena vía en el Pacto por las Libertades"

Pregunta. ¿Qué hace de esta declaración de alto el fuego de ETA algo distinto de las treguas anteriores y concretamente de la de 1998?
Respuesta. Hay tres elementos. El primero, que es la primera vez que ETA hace un alto el fuego permanente, con el significado que ese término tiene, con la evocación manifiesta de lo que fuera la declaración del IRA en 1994. El segundo es la propia explicación del alto el fuego permanente, de la voluntad de abrir un proceso democrático. El lenguaje y los contenidos son inéditos en las expresiones de la banda terrorista. En tercer lugar, que es fruto de un proceso de tres años sin víctimas mortales, y, seguramente, de una reflexión profunda de todo lo que podemos llamar izquierda abertzale.

P. Se echa de menos alguna renuncia expresa a otras formas de violencia, como la extorsión económica, el recurso al vandalismo callejero, la kale borroka...
R. Es evidente que para el Gobierno son elementos sustanciales de la verificación de esa voluntad de abandono definitivo de la violencia. En la tregua de 1998 había una excepción expresa a lo que llamaban tareas de "abastecimiento". Ahora no está esa excepción expresa, hay una especie de silencio que desde luego el Gobierno tiene que comprobar que, en efecto, incluye cualquier tipo de actuación de las que ha venido haciendo habitualmente ETA.

P. ¿Se pueden descartar accidentes en este proceso?
R. No. Hemos manifestado que el proceso será largo, duro y difícil. Como todo el mundo puede comprender, estamos hablando de 40 años de violencia, de muchas personas implicadas en la violencia, y aunque mi deseo es que no haya ningún accidente, nadie puede descartarlo.
P. ¿Qué recomendaría a los empresarios, comerciantes y profesionales que han estado sometidos durante muchos años a la extorsión económica? ¿Qué deben hacer si vuelven a recibir una amenaza de esta naturaleza?

P. ¿Qué sintió cuando recibió el primer mensaje de la organización terrorista diciendo que estaba dispuesta a abrir una nueva vía?
R. Pues lo que he expresado en muchas ocasiones. Que el fin de la violencia era el destino de ETA, y que eso exigía dar pasos determinantes. En más de un acto público en Euskadi dije que una vez que se ponga fin a la violencia, la democracia, todas las democracias, sabe dar pasos para cerrar problemas, incluso de la envergadura histórica que éste ha tenido.

P. ¿Recuerda qué sintió personalmente el día que leyó el primer mensaje de ETA en agosto de 2004?

R. Esos mensajes habían sido muy frecuentes, tanto en la etapa de Felipe González como en la de Aznar. He comprobado luego en conversaciones con dirigentes del PP que misivas de una u otra naturaleza eran frecuentes. Por tanto, tuve un 50% de escepticismo y un 50% de análisis serio de lo que podía representar.
...

P. Hay un momento preciso en el que usted cree que esto va en serio. ¿Podría situarlo?

R. Esto en parte corresponde a mi responsabilidad como presidente del Gobierno y a mi obligación de mantener reserva de la información de la que he dispuesto. Y creo que todo el mundo lo puede entender perfectamente. Ni siquiera es conveniente que diga en qué momento tuve la convicción de que podíamos estar en el principio del fin. Pero es verdad que todos los elementos que se han ido produciendo, especialmente desde el principio de 2005, han ido abonando esa idea, y creo haber tenido bastante prudencia para tener un alto grado de probabilidad de que podríamos estar en el principio del fin. Pero la parte más decisiva es lo que puede ser un diálogo entre el Gobierno y ETA. Digo que será la más decisiva porque en ella necesariamente tiene que haber el concurso de todas las fuerzas políticas y, muy especialmente, del Partido Popular. La historia demuestra en situaciones parecidas que llegar hasta el 70% o el 80% del objetivo es mucho más fácil que el tramo final. Por tanto, tenemos buenas condiciones para que sea el principio del fin, pero todavía nos falta un recorrido que exige gran inteligencia política, gran cautela. Y, claro, como presidente del Gobierno, también cuanto más apoyo tenga el Gobierno, pues mejor.
...
P. En el caso de Irlanda hubo una ruptura violenta de la primera tregua con dos asesinatos en Londres. Se interrumpieron las conversaciones durante meses hasta que el IRA volvió a declarar otra tregua. ¿Cómo se reconstruyó el proceso después de una ruptura tan abrupta?

R. Porque hubo siempre un hilo de comunicación más allá de lo que podría ser un accidente, en este caso tan grave como lo que ocurrió. Ésa es la reflexión que nos han trasladado. Siempre se mantuvo un hilo de comunicación y de mínima confianza.
...
P. Arnaldo Otegi ha sido uno de los portavoces de la izquierda abertzale en ese proceso. Dentro de unos días va a comparecer ante un juez que podría eventualmente decretar su ingreso en prisión. ¿Sería esto un accidente?

R. No cabe duda de que Otegi ha venido manteniendo un discurso a favor de la esperanza de la paz, y es fundamental que la izquierda abertzale participe en el proceso de la paz.
...
P. El PP ya ha anticipado que no se sentará con Batasuna...

R. Antes he dicho que no creo que lo de las mesas sea el mejor concepto para lo que tenemos por delante. El PP es verdad que mantiene unas posiciones muy determinadas en Euskadi, pero creo que dependerá también de cómo evolucionen las cosas...

12 noviembre 2006

Resolución aprobada el 17 de mayo de 2005 en el Congreso
de los Diputados sobre la lucha contra el terrorismo


«Desde hace varias décadas hemos sufrido el terrorismo de ETA. Durante todosestos años hemos sostenido un combate duro y difícil. Hoy, la fortaleza del Estado de Derecho es mayor que nunca, y, consecuentemente, aunque ETA puede seguir atentando, es mayor que nunca su debilidad.
En el proceso histórico de lucha contra el terrorismo en España ha habido una determinación absoluta para defender la vida y la libertad, para honrar a las víctimas y para acabar con la violencia definitivamente. En ese ya largo camino, los avances producidos se han debido esencialmente a la firmeza democrática de la sociedad y a la acción sostenida de tres factores básicos de la lucha antiterrorista: la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, la cooperación internacional y la unidad y los acuerdos de las fuerzas democráticas, que siempre incluyeron una serie de principios que losgrupos políticos presentes en el Congreso de los Diputados, en el 'Debate del Estado de la Nación' de mayo de 2005, queremos manifestar:
.
1. Reiteramos que la violencia terrorista, es decir, el asesinato, las agresiones, la extorsión económica, la amenaza y cualesquiera otras formas de intimidación y chantaje, como métodos de una pretendida acción política, son moralmente inaceptables y absolutamente incompatibles con la democracia.
Nuestro rechazo firme a la violencia terrorista responde a nuestras convicciones democráticas, a nuestra fe en la razón y en la palabra, en la vida y en la libertad y se basa en la profunda y radical falta de legitimidad de quien intenta, mediando la violencia, imponer cualquier idea u objetivo a la voluntad del pueblo, a la soberanía de los ciudadanos.

2. Expresamos nuestra convicción de que el Estado de Derecho ha demostrado su fortaleza y superioridad frente al terrorismo. A ETA sólo le queda un destino: disolverse y deponer las armas. Esta es la exigencia de la ciudadanía vasca y ésta es también la actitud de la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso de los Diputados. Por eso, y convencidos como estamos de que la política puede y debe contribuir al fin de la violencia, reafirmamos que, si se producen las condiciones adecuadas para un finaldialogado de la violencia, fundamentadas en una clara voluntad para poner fin a la misma y en actitudes inequívocas que puedan conducir a esa convicción, apoyamos procesos de diálogo entre los poderes competentes del Estado y quienes decidan abandonar la violencia, respetando en todo momento el principio democrático irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse únicamente a través de los representantes legítimos de la voluntad popular. La violencia no tiene precio político y la democracia española nunca aceptará el chantaje de la violencia.
.
3. Manifestamos nuestra plena determinación por trabajar juntos en la finalización definitiva de la violencia terrorista. Creemos que a la fortaleza del Estado de Derecho en la lucha contra el terrorismo hay que añadir una condición imprescindible: la unidad democrática de los partidos políticos y que eso significa la eliminación de la confrontación partidaria en la política antiterrorista. Por ello queremos formalizar solemnemente nuestra voluntad de eliminar del ámbito de la legítima confrontaciónpolítica o electoral entre los partidos las políticas para acabar con el terrorismo.
.
4. Expresamos nuestra solidaridad con las Víctimas del Terrorismo. Ellas son la memoria, el recuerdo, la constatación presente y continua del sufrimiento, de la brutal injusticia que ha provocado el terrorismo de ETA. Sabemos que la democracia nunca podrá devolverles lo que han perdido, pero estamos dispuestos a que reciban el reconocimiento y la atención de la sociedad española. La Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo ha sido una expresión unánime y cualificada de reconocimiento moral y material. Pero nuestras obligaciones no han terminado. Debemos esforzarnos por preservar su memoria, por establecer un sistema de atención cotidiana y permanente. Su colaboración con la sociedad española en la batalla contra elterrorismo sigue siendo necesaria, ya que nadie mejor que las víctimas para defender los valores de convivencia y respeto mutuo que quieren destruir aquéllos que les han infligido tal sufrimiento.

5. Seguiremos apoyando al conjunto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado: Guardia Civil, Policía Nacional y la Ertzaintza, porque de su capacidad y eficacia depende la erradicación de la violencia, tal y como se está comprobando estos últimos años en la progresiva desarticulación operativa de la banda terrorista. La acción policial erradica el terrorismo, previene los atentados, persigue a los autores y protege los principios que conforman la convivencia democrática, especialmente el derecho a la vida.
.
6. Expresamos nuestra convicción de que la colaboración internacional, particularmente en el seno de la Unión Europea, entre los Gobiernos y los distintos poderes judiciales es indispensable para la erradicación de la violencia, a fin de prevenir la comisión de nuevos atentados y evitar la impunidad de quienes los cometen.

7. Una vez más queremos destacar la extraordinaria sensatez y moderación con que la sociedad ha reaccionado ante las agresiones terroristas, dando un ejemplo de talento y generosidad que han resultado vitales para el triunfo de la democracia sobre la barbarie terrorista. Llamamos a todos los ciudadanos para que, individualmente y a través de las asociaciones y agrupaciones de la sociedad civil en que se integran, asuman sus responsabilidades y trabajen por la desaparición de las actitudes fanáticas, intolerantes y violentas y por la consolidación de la libertad.
El transcurso del tiempo ha demostrado la vigencia de estos principios. Hoy, constatada la creciente debilidad del terrorismo, gracias a la tenacidad de quienes durante años lo hemos combatido, hacemos un llamamiento para fortalecer la unidad de las fuerzas políticas en torno a tales principios y acciones, que han demostrado su eficacia».

08 noviembre 2006

TRIBUNA: SUSO DE TORO


El turco, el danés y los suecos


SUSO DE TORO EL PAÍS - Opinión - 08-11-2006

Hay gente a la que les disgustan los fallos del premio Nobel, en realidad creo que les carga el premio Nobel en sí. Y realmente es bien discutible en sí mismo ese tribunal que pontifica e instituye obras, nombres y valores en el planeta se quiera o no. Pero a algunos nos gusta toda esa teatralidad casi ingenua y antigua, ya nadie se atreve hoy a hacer cosas tan bonitas, con un rey y su palacio y todo. Al fondo la leyenda de una fortuna mítica nacida de la remota dinamita que nos lleva a imaginar las minas, de oro naturalmente. La ceremonia de los Nobel casi tiene la hermosura onírica de los cuentos de hadas, solamente por eso está bien que existan pero, además, quizá no esté mal que alguien instituya referencias y premie la excelencia, aunque sean discutibles sus fallos. Absolutamente discutibles cuando premian a un señor llamado Kissinger, por ejemplo.

Pero los premios de literatura suelen ser los que más discusión dan. A mí particularmente sus fallos me parecen razonables casi siempre y aunque se hayan olvidado de obras literarias imprescindibles, también veo que nos han llamado la atención sobre otras que nos serían desconocidas. Y, además, cada tres o cuatro años nos sorprenden, que es cuando más vidilla dan. Por otro lado, nunca se puede premiar a todo el mundo que lo merece, ni siquiera castigar pues bien decía el danés (me encanta esto de "el danés") que si se le diese a todo el mundo lo que le corresponde nadie quedaría sin llevarse sus buenos correazos.

Pero dejemos al danés y volvamos a los suecos que este año han premiado a un escritor turco y, nuevamente, ronda la discusión de si se premia a un autor, a un país o a una propuesta ideológica. Esa discusión sólo nos recuerda lo evidente, que la creación literaria no se puede encerrar pues es dinámica por paradójica, nace de lo más personal, particular, pero tiene una naturaleza universal que trasciende fronteras de lenguas, Estados y saberes especializados. Y, al tiempo, siendo un mundo autónomo abarca toda la experiencia tanto individual como colectiva, inevitablemente este arte tan íntimo y subjetivo es enormemente social, política. Y eso no puede evitarse, aunque no esté en las intenciones conscientes del escritor.

El escritor premiado, Orhan Pamuk, ha sido presentado en casi toda la prensa como "escritor turco". Es a discutir que el nombre "escritor" merezca un adjetivo, "turco" en este caso. Pues el gentilicio lo expenden los Estados en sus documentos de identidad mientras que la literatura, a través de las traducciones, llega a personas de distintos lugares, épocas, lenguas y se puede decir que el verdadero país de un escritor lo forman aquellas personas que leen su obra, sean de donde sean y hablen y lean lo que lean.

En cierto modo es así, alguien escribe en soledad para alguien que lee en soledad. Pero también es cierto que existe un lazo esencial entre un escritor y la comunidad que lo forma y de donde sale. Pues, a diferencia de artistas como un pintor o un escultor el escritor no es dueño de la materia prima con la que trabaja, las palabras. Las palabras no las puede comprar en tienda alguna, sino que las toma prestadas de una lengua, la que sea, y al no ser suyas las palabras es como si sembrase en un campo ajeno. Nunca será completamente dueño de su trabajo que, en cambio, incrementará el valor del campo trabajado. Para el escritor es un lazo trágico, que marca su destino unido a la suerte de una lengua.

Frecuentemente, aunque no siempre, el escritor entiende que su comunidad es una comunidad nacional y de lengua. Pero hay ocasiones, en que la comunidad de referencia es la de una lengua que abarca países y otras veces es la de un Estado con varias lenguas pero que forma una comunidad ciudadana. Y, aunque el escritor olvide este aspecto de su situación, es la comunidad quien se lo recuerda. Bien acusándolo de dar una imagen injusta o negativa de la comunidad o bien celebrando su éxito artístico como un éxito colectivo propio. El premio a Pamuk es el caso más frecuente, la comunidad le critica la imagen que ofrece de ella al mundo y, al tiempo, todos entienden que el premio es un premio no tanto a un autor cuanto a una literatura o un país. El escritor vive verdaderamente en peligro de descuartizamiento entre esos dos mundos, el viaje interior radical y la dialéctica con una colectividad. Qué difícil es ser escritor y no estar loco. De hecho, es imposible.

Y ahí está el señor Pamuk hablando ora como artista individual ora como portavoz de una Turquía que él argumenta, aunque nosotros no sepamos bien si existe. ¿Y si estuviese luchando hacia fuera porque aceptemos la existencia de una Turquía que realmente no existe y, al tiempo, luchando hacia dentro porque su país acepte ser esa Turquía casi europea deseada por él? El escritor lucha contra el caos, añora la armonía que no existe ni ha existido ni existirá. Suele querer recordarle a su comunidad lo que fue porque desea que se realice una comunidad ideal que porta en su imaginación. Uno tiene la impresión de que es el caso de este autor que, como todos sus semejantes, está condenado a saberse distinto dentro de su comunidad y al tiempo atado a ella por un lazo dramático.

Nos parece que no va a existir esa Turquía soñada. Los escritores y soñadores en general siempre creen, sienten, que hubo un momento en que todo estuvo a punto de ser de otra manera, una manera mejor ("¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita?"). Pero la mayor parte de la gente no siente lo mismo, de hecho, ni siquiera mira hacia atrás. Aunque a efectos literarios eso no importa; al contrario, es de ahí, de esa nostalgia equivocada y de ese dolor que nos causa este presente de donde saca el escritor su caudal.

De la Turquía existente salió un escritor que sueña otra Turquía, y hace su trabajo: creó otro país, otro mundo, otra historia y lucha para imponerla a la realidad. La literatura es eso, un esfuerzo absurdo por inútil pero necesario. Fracasa en lo colectivo y público, triunfa en lo individual e íntimo. Por más que confíe en el poder de las palabras, su realidad imaginada no es, al cabo, más que palabras, palabras, palabras. Como le diría el danés a este turco que han premiado los suecos.

Suso de Toro es escritor.

07 noviembre 2006



ZP Y NAVARRA EN
LA CADENA SER
(18 de abril de 2006)
-

Carles Francino.- Y en todo este proceso que se abre a partir del alto el fuego permanente que anuncia ETA, ¿Se puede prever algún cambio de status jurídico-político de Navarra?
-
José Luis Rodríguez Zapatero.-Ni la violencia, como hemos dicho, puede condicionar la política, ni la ausencia de violencia tampoco puede condicionar la política. Ahora tenemos sólo un objetivo que es el final de ETA y a partir de ahí, la política y la democracia, afortunadamente, cobrarán más fuerza y más vida en Euskadi. Quienes van a recibir y a notar mayor bienestar serán, no sólo personal sino también democrático, van a ser los que han tenido más dificultades, más limitaciones para ejercer la libertad, para hacer de la palabra el único instrumento de defensa de las ideas; van a ser quienes han estado amenazados, quienes han estado con temor, quienes han tenido muy complicado hacer vida política y participar políticamente. Esos partidos van a ser los que más van a ampliar el campo de sus posibilidades políticas.
-
Por tanto, la política va a seguir, sólo hay dos elementos que marcan el camino de la política, que por cierto marca el camino de cualquier reto que tengamos por delante en un país democrático: la legalidad y la democracia, y si me apura, conociendo la historia de Euskadi, el presente de Euskadi y sobre todo pensando en el futuro de Euskadi, además de la legalidad, la defensa de cada proyecto político en el marco de la legalidad que siempre acaba en democracia con una decisión que los ciudadanos renuevan periódicamente, la democracia será la pauta y en este caso una democracia plena si se acaba la violencia.
-
Además de eso, desde mi punto de vista, Euskadi necesita renovar un gran consenso político sobre lo que tiene para construir, de manera unida entre la gran mayoría de las fuerzas políticas, por delante. Son tres retos de gran dimensión, pero si conseguimos el primero, el fin de la violencia con voluntad positiva y con paciencia democrática, confiando en la democracia y en el Estado de derecho, habremos abierto la puerta para los otros dos grandes retos: la refundación de la convivencia social que nos garantizará a medio plazo nunca más la violencia en Euskadi, nunca más ninguna idea se puede defender con la violencia, y también, la refundación de un consenso político sobre la Euskadi del futuro en una España abierta, moderna y que permite todas las identidades, que da una gran libertad a lo que representa ser vasco, a la historia de Euskadi y, por supuesto, grandes posibilidades a su futuro.

04 noviembre 2006

Modelos para armar(la)
-
Joseba Azkarraga, consejero de Justicia del Gobierno Vasco (habló) sobre las islas Åland, el nuevo modelo que propone para inspirar el futuro soberanista del País Vasco. Azkarraga ensalza una autonomía “que les permite disponer de bandera propia, gobierno, parlamento, fiscalidad, sellos y correo postal”.

Azkarraga tiene claro su modelo para nuestras relaciones en el futuro: “queremos mantener con España las mismas relaciones que con Madagascar”.

La lista de modelos es interminable. Nos hemos inspirado en irlandeses, palestinos, estonios, letonios, lituanos, checos y eslovacos, quebequeses, alemanes del Este, georgianos, nuevos caledonios, chechenos y alandeses.

Hubo una época, a principios de los 90 en que Georgia tuvo mucha fuerza como modelo. No la Georgia de “Lo que el viento se llevó”, por más que el título de la novela de Margaret Michell cuadraría a la perfección a las añoranzas melancólicas del nacionalismo vasco, sino a la ex república soviética. Los georgianos eran los vascos de la URSS, su idioma y el euskera tienen parecidas raíces y fruto de tan dichosas coincidencias, tres de sus más importantes ciudades están hermanadas con las capitales de la Comunidad Autónoma: Tiflis con Bilbao, Kutaisi con Vitoria y Batumi con San Sebastián. El hecho de que entonces fueran tres ciudades pacíficas y que después acabaran siendo escenario de un conflicto bélico no debe ser premonitorio. El alcalde de Tiflis participó en la Korrika[1] durante su estancia en el País Vasco. También hubo hermanamiento de Bilbao con la ciudad nicaragüense de Juigalpa a instancias de la izquierda municipal en las épocas del esplendor sandinista.

La izquierda abertzale también mostró querencias albanesas, aunque no sin contradicciones. Mientras Txema Montero, candidato de Herri Batasuna a Estrasburgo en el 97, explicaba que sus modelos eran “Albania, por su conciencia nacional y la República Democrática alemana por su alto grado de desarrollo”, Iñaki Esnaola matizaba que “no es nuestra intención convertir Euskadi en una Albania en el golfo de Vizcaya; nuestras miras se dirigen más bien a alcanzar el modelo sueco”.

¿Son las islas Åland un ejemplo en que inspirar el estatus de libre asociación, “un ejemplo de respeto hacia la libertad de un pueblo”, por decirlo con palabras de Azkarraga? Francamente, no parece. En las 6.554 islas de este archipiélago viven 25.000 habitantes que no quieren ser finlandeses, pero en modo alguno aspiran a la independencia. Ni siquiera quieren ser autónomos. Ellos quieren ser suecos, volver al útero de la madre patria del que fueron arrancados tras la guerra de 1808-1809.

La posición ålandesa parece harto razonable y no sólo por emparentar con la propuesta de Esnaola. A la luz del pensamiento Ibarretxe “los vascos y las vascas serán lo que quieran ser” el lehendakari debería de saber que si fueran preguntados al respecto sus conciudadanos, descubriría que a la inmensa mayoría le pasa lo mismo que a los ålandeses. También quieren ser suecos. En la sutil analogía de Arzalluz, entre ser sueco y ser zulú, es que no hay color, con perdón por las limitaciones descriptivas de la frase hecha.

No sé cómo sobrellevarían los nacionalistas vascos los plazos que se dan los ålandeses para llenar de contenido su estatuto. Por ejemplo, la radio y la televisión pública de Åland comenzaron a funcionar en 1996, setenta y cinco años después de haber aprobado su Estatuto de Autonomía, aunque como dice Azkarraga, tienen sellos de correos y eso sólo les costó veinte años. Lo que no dice el consejero es que en su modelo, el presidente de la República de Finlandia tiene derecho de veto sobre las leyes del parlamento alandés.

Sobre este ejemplo de respeto hacia la voluntad de un pueblo, el diccionario enciclopédico Larousse dice:

“Las islas fueron reivindicadas en 1920 por Suecia, que argumentaba que la población, en su mayoría de origen sueco, deseaba separarse de Finlandia y pidió al Consejo de la Sociedad de Naciones, de reciente creación, la organización de un plebiscito. El Consejo desestimó las razones suecas, aduciendo que la disposición del territorio nacional era una competencia discrecional del estado, por lo que nada obligaba a Finlandia a aceptar un desmembramiento de su territorio. Esta decisión ha sido considerada como la primera aplicación y una de las más claras, de la teoría de la competencia ilimitada o exclusiva del estado sobre su territorio.”

Pese a lo que diga el Larousse, hay un aspecto en que las islas Åland sí constituyen un referente para la propuesta de Ibarretxe. El de Puerto Rico era demasiado tropical, sureño y, lo que es peor, hispano. Es más adecuado el modelo sueco; se adapta más a la idiosincrasia. Hay en la comunidad que pastorea el lehendakari una predisposición natural, como un don colectivo; nadie en el mundo tiene tanta habilidad como el vasco medio para hacerse el sueco.
-
Hoy, con la razón que nos asiste por la acumulación de argumentos, estamos en condiciones de denunciar como falsos algunos de los estereotipos que se han venido manejando durante décadas a propósito de este pueblo. No es cierto, por ejemplo, que la sociedad vasca tenga tendencia al ensimismamiento, a estar las veinticuatro horas del día pendiente de su propio ombligo, como frecuentemente se le reprocha desde fuera.

Nada más falso. No debe de haber ningún país en el mundo con tanta dependencia exterior a la hora de escoger el propio modelo para la paz, el diálogo, la autodeterminación. Cada vez que en alguna parte del mundo nace un país nuevo, aunque sea en circunstancias tan poco deseables como en las repúblicas bálticas o los Balcanes, cada vez que se negocia en alguna parte del mundo sobre algún conflicto, cada vez que alguien pronuncia la palabra “autodeterminación”, en Euskadi se empieza a soñar que somos georgianos, bosnios, lituanos, nuevos caledonios o chechenos, palestinos, quebequeses, checos y eslovacos, alemanes del este o irlandeses. Poco importa que el concepto de la autodeterminación, en los dos últimos modelos citados, se pusiera sobre la mesa con el fin de unir las dos Alemanias separadas o que nuestros inspiradores del Ulster propusieran como sujeto de la autodeterminación de Irlanda del Norte a toda la República de Irlanda.
-
El 30 de octubre del 95 se celebró en Quebec un referéndum al que asistieron en calidad de observadores Joseba Egibar y Juan María Ollora y en el que se sometió a la consideración de los votantes la siguiente pregunta: “¿Aceptaría usted que Québec llegue a ser soberano tras haber ofrecido formalmente a Canadá una nueva asociación económica y política, en el marco del Proyecto de ley sobre el Futuro de Québec y del acuerdo firmado el 12 de junio de 1995?” La propuesta segregadora fue derrotada por estrechísimo margen, 49,44% frente a un 50,56% de respuestas negativas.
-
El periodista José Luis Barbería, que publicó en 2003 un documentado y excelente trabajo de investigación sobre Québec en las páginas de El País, contaba en él que el catedrático de Relaciones Exteriores en la Universidad de Laval, Louis Balthazar, ha visitado Euskadi en más de una ocasión, invitado por la Universidad del País Vasco. Lo que el profesor canadiense recordaba mejor de una de sus visitas fue la entrevista que mantuvo con “el lehendakari Ibarretxe y el ministro de Exteriores” y que ambos “estaban entusiasmados con los resultados de nuestro referendo y querían saberlo todo, conocer todos los detalles del proceso” Lo primero que llama la atención es la súbita aparición de un “ministro de Exteriores” en el Gobierno Vasco. Es de suponer que sus anfitriones presentaron con esta denominación al comisionado para las relaciones exteriores, que depende del secretario general de acción exterior de Relaciones Exteriores, un cargo político de cuarto nivel en el organigrama del Gobierno Vasco.
-
El futuro, en opinión de Ibarretxe, es quebequés, un modelo de autodeterminación concebido como una prueba de sucesivos ensayos para superar la barrera y acceder a la independencia. En el último referéndum no pudo ser por poco, qué lástima, pero volveremos a intentarlo más pronto que tarde, han dicho los independentistas de Quebec y esa es, precisamente, la estrategia que nos conviene, que no es tanto la independencia como la autodeterminación, la posibilidad de pedir una consulta cada cuatro o cinco años, hasta que las dos décimas caigan a favor de la separación y entonces el pueblo autodeterminado habrá dejado clara de una vez y para siempre cual es su voluntad irrenunciable. E irreversible, claro. En el modelo, la pérdida del referéndum fue la antesala de la pérdida de las elecciones y el gobierno para los soberanistas canadienses, pero esta parte de la historia se excluye de la analogía.
-
O sea, que apartado el espejo en que contemplábamos con insuperable deleite nuestra propia imagen, nos asomamos continuamente al mirador para vernos en las aventuras autodeterministas de los otros, para sentirnos ex-yugoeslavos gracias a la mediación de Jimmy Carter, irlandeses con la visita de Albert Reynolds o palestinos cuando recibamos al próximo noruego.
-
Es una verdadera lástima que entre tanta analogía no hayamos establecido ninguna con Resende, una localidad brasileña cercana a Río de Janeiro. Allí se va a ubicar la planta automovilística que José Ignacio López Arriortua quiso implantar en Amorebieta en los años noventa, cuando era vicepresidente de General Motors, y un poco después, cuando se pasó con armas y bagajes (las malas lenguas dijeron que también con algunos planos,) a Volkswagen. Todavía debe de haber algunos próceres locales que llevan en su muñeca derecha un reloj publicitario de Opel, (modelo Calibra) regalado por López de Arriortua con la petición de llevarlo a contramano hasta que la GM volviera a recuperar el nivel de beneficios y pudiera hacer la planta de Amorebieta.

¿Qué quieren decir las palabras? Pues lo que ustedes quieran. Ese plan que leyó el lehendakari el Parlamento vasco el 27 de septiembre de 2002 y volvió a leer el 26 de septiembre de 2003 y que en el año comprendido entre ambas fechas ha explicado de tantas maneras distintas, es, en su opinión, “un proyecto de convivencia amable con España”. Eso, traducido al inglés por su partido, quiere decir ‘Goodbye, Spain’.

El partido-guía no podía permitir que su socio de Gobierno hubiera encontrado un modelo exterior para el soberanismo en las islas Åland. Ellos habían propuesto en su día el modelo irlandés, que gozó de justo predicamento en todos los ámbitos nacionalistas durante un cierto tiempo, pero la cuarta vez que el gobierno de Londres suspendió la autonomía irlandesa debieron de pensar que quizá no era procedente insistir en el invento, que rara vez es una buena operación política sugerir ideas al adversario.

Había que buscar otro modelo y al tener noticia de aquella efímera y vaga propuesta de compartir soberanía respecto al Peñón, vieron la luz: Gibraltar es el modelo. Y allá se fue Joseba Egibar al frente de una cuadrilla de parlamentarios con dos objetivos claros: no ser recibido por el gobernador Peter Caruana y hacerse una foto institucional a la entrada de un bar.

¿Mejoraba Gibraltar el modelo propuesto el mes anterior por Eusko Alkartasuna? Sin lugar a dudas. Las islas Åland no era tan apropiado, con sus 26.000 habitantes y sus seis millones de pájaros. Por muy autocrítico y pesimista que uno sea, está obligado a llegar a la conclusión de que en Euskal Herria no hay tanto pájaro.

En cambio, Gibraltar con sus 28.683 habitantes, su colonia de monos y sus 70.000 empresas constituye un ejemplo que se adecua muy bien a la legendaria capacidad de iniciativa de los empresarios vascos. Cada soldado de Napoleón llevaba en su mochila el bastón de mariscal y cada gibraltareño, con sus 2,44 empresas de media es un presidente de holding en potencia. El único pero que puede ponérsele al modelo desde el punto de vista de la organización social es saber donde caben los obreros en un modelo tan cuajado de empresarios, qué hermosura. En cambio, tiene la enorme ventaja de proporcionar un eslogan pintiparado para su proyecto de convivencia en el terreno cultural: “leña al mono (de Gibraltar) hasta que aprenda euskera”.

La expedición de Joseba Egibar a Gibraltar y el moderado éxito diplomático de su gestión, tiene precedentes familiares. Su abuelo, Pablo Egibar, fue alcalde de Andoain, presidente del Gipuzku Buru Batzar y miembro del EBB del PNV en tiempos de la República. Formó parte de la delegación nacionalista que acompañó a José Antonio Agirre, Landaburu y Manuel Irujo a Roma, en tanto que partido confesional, para expresar al Papa Pío XI su posición en defensa las libertades y a favor la República, en contra del alzamiento franquista. Como hizo tantos años después Peter Caruana con su nieto, el secretario de Estado Pacelli, el futuro Pío XII, que no era amante de las fantasías, ni un antifascista furibundo, no recibió a la delegación nacionalista de Pablo Egibar, que se hizo una foto en la plaza de San Pedro, junto a un guardia suizo, y se volvió a casa, tal como hizo su nieto casi setenta años más tarde.

En 1994, tras la victoria de Mandela en las elecciones, Gerry Adams proponía a los negros sudafricanos como espejos en los que debían mirarse los pueblos vasco e irlandés. Mientras tanto, en Sudáfrica, el líder del Partido de la Libertad Inthaka reclamaba para los zulúes una solución autonómica como la vasca.

Cuánto desencuentro: un batasunero irlandés (eso sí, mejor vestido) enseña a los vascos mirar hacia Sudáfrica, mientras allí, los zulúes se miran en los vascos sin percibir que estos, en realidad, a quien se parecen de verdad es a los suecos.

¿Es Sudáfrica el ejemplo más conveniente? Si acudimos a los veneros doctrinales habría que concluir que no. Al término de la guerra de los boers, Sabino Arana propuso a la dirección de su partido enviar un telegrama al primer ministro británico, Lord Salisbury para felicitarle por el triunfo del ejército colonial:

“Representación Partido Nacionalista Vasco felicita Majestad Británica por terminación guerra sudafricana, deseando que aquellos pueblos hallen ventajas bajo suave yugo Gran Bretaña y esperando que soberanía inglesa sea para ellos antes protección que dominio como para otros igualmente afortunados. Arana y Goiri.”

(Palabra de vasco. Santiago González. Editorial Espasa, 2004)

01 noviembre 2006


George Orwell: 'Notas sobre el nacionalismo'


-
En el pensamiento nacionalista hay hechos que son verdaderos y falsos al mismo tiempo, que se conocen y que se desconocen. Un hecho sobre el que se tiene conocimiento puede ser tan insoportable que se arrincona sin que se le permita ser procesado lógicamente. O también puede ser objeto de cálculo sin que llegue a admitirse como un hecho.
--
Al nacionalista le obsesiona la creencia de que el pasado puede ser alterado. Malgasta parte de su tiempo en un mundo de fantasía en el que los hechos ocurren tal como deberían haber ocurrido […] e intenta trasplantar los hechos desde ese mundo a los libros de historia cuanto antes. Sucesos sobre los que se piensa que no deberían haber sucedido se silencian y en última instancia se niegan […]. Se alienta la indiferencia ante la verdad objetiva, separando un mundo de otro, haciendo así más difícil el poder descubrir lo que está pasando actualmente[...]. Cuando se alberga un odio o una lealtad nacionalista, algunos hechos son inadmisibles aunque se sepa que son ciertos.
-
Y eso que el hombre no llegó a conocer a Artur Mas. Tampoco a Montilla, ni a Carod, ni a Saura.
-
Él, seguramente, votaría 'Ciutadans'.