Piratas de edad incierta
Santiago González
Veintitrés días después del secuestro del atunero ‘Alakrana’ por piratas somalíes, el asunto está extraordinariamente embarullado, aunque no cabe descartar la posibilidad de que se complique aún más. Antecedentes: no es la primera vez que esto le pasa a un pesquero vasco. El precedente del ‘Playa de Bakio’ está en la memoria de todos y también su resolución: el pago de un rescate que fue negociado por agentes del CNI y permitió que los periodistas tituláramos ‘Final feliz’ donde habríamos debido escribir ‘suspiro de alivio’. Evidentemente, la negociación y el pago de una cantidad incierta de dinero que pudo rondar el millón de dólares, pero que el Gobierno no quiso concretar, fue el ‘happy end’ que esperaban los secuestrados y sus familias.
La vida moderna es un fenómeno complejo y las cosas rara vez son lo que parecen al primer vistazo. Ahí tenemos a la justicia española en fascinante debate sobre la edad de uno de los secuestradores de un barco que no quiso faenar dentro de las aguas protegidas. La prueba dental dice que el increíble joven de la edad cambiante tiene más de 18, luego es culpable. Sostiene, sin embargo, el juez Pedraz que existe una probabilidad muy alta, seguridad plena, lo que se dice plena, no hay sobre este extremo, razón que lleva al juez a ratificarse en la idea de que es menor y devolverlo al juzgado de menores. Siempre será preferible una impresión certera que una probabilidad no total, aunque sea alta”. ¿Acaso no tienen las pruebas de ADN un margen minúsculo de error? y, ¿qué es, al fin y al cabo, la mayoría de edad? La frontera ficticia de una fecha, una hoja volandera del calendario. La verdadera edad es la del corazón, ¿Cómo se siente Abdu Willy, adolescente o maduro? Ayudaría mucho que el piratilla dijera, por ejemplo, que es virgen. Sería un criterio atendible.
Alguna polémica ha habido sobre el hecho de que reclamen protección del Ejército español los vascos independentistas. Irrelevante, salvo que los partidos españoles se tomen tan en serio las fantasías independentistas del nacionalismo vasco que estén de acuerdo en considerarles no españoles.
Fue notable la metedura de pata de la consejera del ramo, Pilar Unzalu, al acusar a los alcaldes convocantes de la manifestación de “utilizar el dolor de las familias”. No está mal, en cambio, la decisión del Ministerio de Defensa de permitir que los barcos pesqueros lleven fusiles de asalto para protegerse de los piratas. Es lo normal cuando se tiene un Gobierno y un Ejército pacifistas, que hay que dotar de armas de guerra a los pescadores.
La paz y la libertad dialogada es lo que tienen. Montesquieu explicó en ‘Grandeza y decadencia de los romanos” acerca de la paz, que no se puede comprar, porque quien la vende está después en mejor posición para venderla de nuevo. Es el eterno problema de negociar con los terroristas y especies afines, ya sea la paz o el rescate de un secuestrado: que después tienen más recursos morales o económicos para volver a las andadas. Cabe preguntarse si alguno de los lanzagranadas de los secuestradores del ‘Alakrana’ pudo ser comprado con el rescate del ‘Playa de Bakio’. La única edad cierta para los secuestrados y sus familias es la de su cautiverio: veintitrés días.
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