29 octubre 2010


Testigo de la defensa
Santiago González
Menos mal que habíamos entrado en la era de la comunicación. La eclosión de portavoces con opiniones diversas sobre la distancia exacta que Batasuna debe guardar con respecto a ETA no había sido una experiencia muy estimulante. Así que llegó Rubalcaba y mandó a parar. Habíamos llegado a una contención de la marejada en términos razonables: las declaraciones de Jáuregui sobre la imposibilidad de verificar la seriedad de las intenciones de ETA antes de las municipales eran necesarias en medio de las rebajas. Ayer mismo intervino el portavoz del Gobierno propiamente dicho, para rechazar la negociación y afirmarse en la vía de la derrota seguida en los últimos tres años.

Mano de santo. Todas las voces de los días anteriores se han callado, Blanco, un suponer. Benegas ha declarado que ya no hablará más del asunto y el consejero Ares ha reclamado sensatez de manera ecuménica, aunque debería haberla pedido por medio de una circular interna. Y en éstas va Eguiguren y se destapa como testigo de la defensa en el juicio contra Arnaldo Otegi el próximo día 11.

En ‘Testigo de cargo’, una enamorada Marlene Dietrich se ofrece al fiscal para declarar contra su cónyuge, Tyrone Power, procesado por asesinato, con el fin de que el abogado de éste, Charles Laughton, destroce su testimonio por perjurio y consiga la deseada absolución de su marido. El testigo de cargo convertido en el mejor testigo posible de la defensa, la vida está llena de estas pequeñas paradojas.

Tal vez estemos juzgando mal a Jesús Eguiguren y su papel en este despropósito sea el inverso de Marlene Dietrich. Convencido de que las triquiñuelas de Batasuna pueden darle resultado ante los tribunales, se ha ofrecido a Goirizelaia, pensando que lo único que tal vez no pueda superar Arnaldo Otegi sea su testimonio como testigo de la defensa.

Eguiguren, colaborador de la Justicia, según su partido, tiene una papeleta el 11 de noviembre, la de prestar un testimonio equilibrado, pongo por ejemplo, no mostrar más capacidad para el recuerdo ante las preguntas de Jone Goirizelaia que ante las de la acusación, pongamos por caso.

Tal vez no han calculado nunca el efecto galvanizante que producen en la moral de la banda terrorista y allegados. Cuando se ponen a hacer cábalas nerviosas dan la impresión de que Eguiguren tiene más urgencia que Arnaldo en que éste salga de la cárcel y que la legalización de Batasuna para que pueda ocupar los Ayuntamientos a los que no pudo llegar ANV, no es un problema que deba preocupar tanto a Batasuna como al Gobierno y al partido que lo sostiene.

Cosas de Jesús, dicen. ¿Conseguirá Eguiguren sacar a Arnaldo de la cárcel y llevar a los ayuntamientos vascos a los concejales de Batasuna? ¿Acertará el astuto Rubalcaba a frenar su perseverancia? “No revele a nadie el secreto del final de ‘Testigo de cargo’”, dice una voz en off sobre los créditos finales de la película de Wilder. En el asunto que nos ocupa da lo mismo. Sea cual sea el desenlace, habrá algún socialista que acertó en esta semana. Están en todas las posiciones al mismo tiempo. Nadie, salvo el PNV, había alcanzado tal virtuosismo en el ejercicio de la ubicuidad.

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