28 julio 2006

La Guerra Civil terminó en 1939

(Carta abierta a José Luis Rodríguez Zapatero)

1 de marzo de 2004

Estimado José Luis:

Leyendo el reportaje que sobre tí se hace en "El Pais Semanal" encuentro una breve referencia a Miguel Castaño, mi abuelo, fusilado por las tropas nacionales, el 21 de noviembre de 1936. Dices que tu primer acto político fué acudir junto a otros compañeros socialistas al cementerio a llevar una rosa a su tumba. Como sabes, mi abuelo además de ser el alcalde de León en el momento de empezar la guerra, era también periodista y propietario de un periódico llamado "La Democracia" ; con su muerte, llegaron a la familia de mi padre -diecinueve años tan sólo- la desolación y la pena, y como pasa tantas veces, también los apuros económicos. El periódico fué confiscado, y en sus talleres empezó a imprimirse la prensa del movimiento. Ya en democracia, con tu partido en el poder, se privatizaron todos los periódicos del régimen, y mi padre y sus hermanos, aunque lo intentaron, no consiguieron ver reconocidos sus derechos y nunca percibieron indemnización alguna; sin embargo, hasta donde yo sé, no hicieron de ésto causa alguna, y más o menos lo dejaron estar. Los seis hijos de mi abuelo, cada uno a su manera, hicieron su vida y procuraron ser felices, siempre marcados -¿podría ser de otro modo?- por la falta de su padre, por la injusticia de su muerte y por el espanto de una guerra entre hermanos. Mi padre, que ya no vive, me contó sólo una vez cómo habían sido las horas previas al fusilamiento de su padre; un horror en el que no puedo pensar sin que se me salten las lágrimas de pura compasión por todos ellos; a consecuencia de aquel horror e irracionalidad vividos, a mi padre le quedó un miedo atroz a que nos pasara algo a nosotros, a la gente que quería. Y 45 años despues, la noche del 23-F, me hablaba como si volviera a vivir una pesadilla. Y me decía que no saliera de casa, que tuviera mucho cuidado. El miedo al enfrentamiento estaba ahí, le acompañó toda su vida. En mi familia el nombre del abuelo, Miguel, lo llevan en este momento cinco personas, cuatro nietos y un bisnieto, este último mi sobrino mayor, de 22 años. Todos ellos saben por qué se llaman así y todos ellos están orgullosos de su nombre. ¿El porqué de esta carta? para pedirte, de nieta a nieto de perdedores -cosa que nosotros no somos- que ayudes, desde esa privilegiada posición que ahora tienes, a desterrar de una vez por todas la idea del enfrentamiento, diciéndoles a los españoles que vivimos en en una democracia, que ésto no se parece en nada a una dictadura y que hay libertad para todos (excepto, sí, en el País Vasco) y que el franquismo hace mucho que desapareció. Y que la guerra civil terminó en 1939 con muchos más perdedores de los que al principio se pensó. Y que no permitas desde tu partido que alguien hable de dramas, que se hagan referencias amenazantes al 36, que se siembre dudas entre la gente más joven sobre si vivimos o no en una democracia. Que les animes a ejercer su libertad sin rencor y a valorar lo que tienen, y que tengan mucho, mucho respeto a las reglas que todos nos dimos en libertad. Y luego, y sólo después de ello, dale al PP toda la "caña" que quieras, y por supuesto pídeles su voto. Al fin y al cabo es tu obligación. Sólo cabe esa actitud en políticos responsables, y espero que tú lo seas. Se lo debes a la memoria de tu abuelo. Y del mío.

Cordialmente,

Mª Isabel Castaño Glez.-Coto 1/3/2004

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