07 agosto 2006

Hoy, en El Correo


Txekpoint Txarli

Santiago González

Charlie es el término que el alfabeto internacional emplea al deletrear para la “C”; “charlie” llamaban al vietcong los soldados norteamericanos durante la guerra del Vietnam; “Checkpoint Charlie” era el paso fronterizo más famoso entre los dos Berlines; Charlie Brown es el amigo neurótico de Snoopy, inolvidables criaturas ambos de Charles Schulz. Y tenemos a este Txarli Prieto, un dirigente socialista alavés y fronterizo que hoy ocupa el cargo que un día tuvo Fernando Buesa. Está a medio camino entre Oriente y Occidente; entre Charlie Brown, el Vietcong y el nacionalismo vasco, que le presta algunas mañas y pone la grafía a su hipocorístico. Txekpoint Txarli superaba este fin de semana a aquel Rubalkaba, que interpeló en la cámara vasca al PSE y al PP, mirando a los escaños, irremisiblemente vacíos, de Buesa y Ordóñez: “mientras ustedes no hacían nada otros nos estábamos jugando el bigote”.

Prieto daba un paso más y acusaba el viernes a las víctimas y a los cómplices de los verdugos de querer “dinamitar” el proceso. Joder con la metáfora. Cuando se le escapan cosas así, tan fronterizas entre la vileza y la simple gilipollez, ¿no le vendrán a la cabeza las imágenes de Buesa y su escolta tras la explosión?

Apenas dos días después insistía nuestro héroe, este representante ejemplar de la España, plural, diversa y laica, al apreciar que el obispo de Vitoria usa “el lenguaje del PP” y que “debería aceptar los planteamientos de su propia jerarquía, favorable a explorar esta esperanza”. Como nuestro Txarli es un demócrata, considera que el obispo “tiene todo el derecho a hacerlo, porque si tiene un pensamiento próximo al PP, lógicamente tendrá que decir cosas similares a las que dice el PP”.

¿Y cuál es ese lenguaje y ese pensamiento tan próximos al PP? Pues estas palabras de Asurmendi: “Muchos se hacen una pregunta angustiosa: ¿a qué precio vamos a tener la paz? Detrás existe el convencimiento de que, a cualquier precio, no es un bien deseable.” Uno aprecia que son unas palabras muy bien dichas, las diga el obispo, el monaguillo o el súrsum corda; Agamenón o su porquero; el PP o el PSE cuando las decía.

Porque también se expresaba así el partido de Txarli hasta hace nada. Lo dice la resolución del 17 de mayo de 2005. El anterior presidente del PSE en Alava, Mario Onaindía creía también en eso: “Si me matan, no quiero que digan en mi epitafio que moría por la paz, sino que luché por la libertad.” El mismísimo presidente del Gobierno glosó estas palabras el Congreso el 1 de febrero de 2005, durante la tramitación del Plan Ibarretxe. ¿Era Mario Onaindía del PP?¿Lo era Zapatero? El primer tomo de sus memorias llevaba por título “El precio de la libertad” Él nunca creyó que por la paz hubiera que pagar nada. Txekpoint Txarli, por lo visto, sí. La seño De la Vega le hará copiar cien veces: “la paz no tiene precio político”.

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