09 febrero 2008

Homenaje a Joxeba Pagaza

Intervención de Maite Pagazaurtundua


Estamos aquí los amigos y la familia de Joxeba.

Me toca hacer balance de cinco años sin Joxeba. Este balance tiene algo de ajuste de cuentas. Es inevitable, si queremos desprendernos del dolor del pasado y plantar cara al futuro con esperanza y con una especie de orden lógico. Eso nos enseñó Pilar desde pequeños y yo cumplo, una vez más, este rito ante los problemas difíciles y ante las situaciones realmente importantes en la vida. Hablo hoy en nombre de mi familia. La amá escribía hace unos días en un papel que me enseñó que se siente más débil y yo tengo la obligación moral de transmitiros nuestra visión de estos años.

Hace cinco años estalló la rabia en el salón de plenos del Ayuntamiento de Andoain, por la tarde mientras Joxeba agonizaba a pocos kilómetros de aquí, porque el instinto democrático os decía que era injusto y absurdo que los cómplices de los asesinos de Joxeba gobernasen el Ayuntamiento donde os habíais ido encontrando, en medio de la desolación. En realidad, acertábais en el fondo, la ilegalización de Batasuna y de EHAK y de ANV serán claves para la derrota de ETA. Serán la pieza clave, pero todavía hay que hacer frente al miedo que generan en la población.

La gente en Andoain vota, y muchos votan socialista, pero tienen miedo a los asesinos y sus cómplices. Disimulan, porque los etarras han matado en este mismo pueblo las suficientes veces como para que no se les olvide y porque los etarras y todo su entorno siguen amenazando para que la gente no deje de sentir miedo. Por eso tienen tanto mérito Joxan y Estanis, y Toñi y Vela y cada uno de los concejales de los Partidos Socialista y Popular en Andoain, y en el País Vasco y Navarra. Y los concejales nacionalistas de Ondárroa y otros lugares donde el control social de ETA ha crecido en medio de la impunidad ambiental. Y por eso tiene tanto mérito la gente que nos protege y los intelectuales que dan la cara y los periodistas que lo cuentan. Y los jueces. Perdonad si olvido algún colectivo, creo que entendéis la idea general.

Joxeba creía que había que derrotar la estrategia autoritaria y matona de Batasuna y ETA. Que no hay otra manera, porque la tolerancia con los intolerantes hace crecer a los intolerantes.

Hace cinco años vetamos la entrada en el tanatorio a los nacionalistas que cerraron el Pacto de Lizarra. Estábamos indignados y considerábamos que habían dado alas a los terroristas y a su mundo infantil y fanático de la identidad excluyente y del poder despótico. El Lehendakari, hasta entonces y desde entonces, no ha dejado de enredarse en las ensoñaciones que pueden llevar al País Vasco hacia una sociedad fallida.

Supimos de muchas personas que se lamentaban por el sufrimiento del pobre Lehendakari a causa de nuestro comportamiento, en lugar de enfrentarse a la realidad de que el liderazgo institucional viene fallando estrepitosamente desde 1998. Cuando mataron a Fernando Buesa y Jorge Díez también dijeron ¡Pobre Lehendakari! y se manifestaron contra los asesinados. Cada vez que el Lehendakari deslegitima a las instituciones del Estado de forma irresponsable dicen ¡Pobre Lehendakari!.

Con respecto a la tregua de 2006, cocinada desde 2002, nos parece que Arnaldo Otegi imaginó que engañaría al Estado español en torno a las páginas finales de un libro del Presidente del Partido Socialista de Euskadi. Había, desde luego, una diferencia con respecto al Pacto de Lizarra. Otegi había descubierto el pago a plazos. Los de Batasuna estaban dispuestos a negociar para que el Estado fuera pagando a plazos la soberanía y la territorialidad. La vía estaba, por tanto, abocada al fracaso por mucho que la mayoría política vasca estuviera dispuesta a abrir la mano para acatar parte del modelo social nacionalista en un nuevo Estatuto o en un modelo confederal. La carta oculta era, sin embargo, la excarcelación progresiva de presos, el pago más severo que se reservaban los negociadores. Por eso nunca se nombraba y por eso resultaba estratégico el mundo de las víctimas.

Sin embargo, siempre ha resultado evidente que no manda Batasuna en ETA, sino al revés. Y es claro que para alcanzar la reinserción es preciso el arrepentimiento, puesto que todo lo demás es fraude de ley, tal como analizó Tomás y Valiente antes de su asesinato. Esto en adelante lo deberían estimar nuestros legítimos líderes políticos y algunos de nuestros grandes poderes mediáticos. Nos merecemos un final del terrorismo sin fraude de ley, porque una idea progresista de los derechos humanos nos exige algo distinto a esos sitios con leyes de puntos final o de esos lugares donde se han cruzado las venganzas y los terrorismos. Creemos en los derechos humanos y debemos ser coherentes en pleno siglo XXI.

Para nosotros ha sido doloroso ver la invasión de la opinión pública española de parecida propaganda a la que sufríamos ya en la opinión pública vasca. De hecho, nos abrió todas las heridas. Nos dolía y además nos sentíamos asfixiados también fuera de Euskadi y era como una pesadilla, como el mundo al revés. Hace menos de dos años Pilar Ruiz y Titi creyeron morir cuando Patxi López se reunió con Arnaldo Otegi en un hotel de San Sebastián, a pocos metros de su propia casa. Mientras De Juana acaparaba protagonismo público, Pilar Ruiz y Titi lloraron ante la puerta del Hospital en el que estaba internado, el mismo hospital donde murió Joxeba. Cuando una persona, más papista que el papa, amenazó a Pilar con que nos dejarían solos y nos harían el vacío si no aceptábamos la paz que iban a traer ellos, sufrió de una forma brutal.

Joxeba, desde luego, no se jugó la vida para que además vejasen a su madre y a su familia.

Hemos sufrido dolor innecesario por las decisiones de gente que creía que tenían que intentar terminar con ETA y que la oportunidad existía fuera de la estrategia antiterrorista que se pactó en el año 2000. Con todo respeto a quienes toman las grandes decisiones, cuando uno se juega la vida, en democracia, por la democracia, se tiene derecho a saber cuál es la estrategia de fondo y si se desea cambiar de estrategia y pasar de la derrota de los fanáticos a la conciliación sin vencedores ni vencidos, lo coherente es defenderla a las claras, para que cada cual sepa a qué atenerse y decida seguir jugándosela o no. Joxeba no tuvo la oportunidad de realizar esta evaluación. Queremos pasar página, por tanto, en adelante, es algo que deberían tomar en consideración los grandes líderes y algunos de los grandes grupos de comunicación. En una política progresista, en el mundo occidental, si creemos en el avance de los derechos humanos, los que se juegan la vida no son piezas lelas con las que jugar como en el Antiguo Régimen. Somos ciudadanos que nos comprometemos voluntariamente a defender la democracia en una estrategia sin dobleces. La que sea, pero con transparencia.

Lo que Joxeba hizo fue arriesgarse conscientemente contra la obligatoriedad de ser nacionalista, contra la conciencia de esclavos que tanta gente ha interiorizado en la sociedad vasca, peleando por la derrota de ETA, sin legitimaciones históricas del fanatismo. La teoría de un conflicto histórico entre el Estado y Euskadi para justificar la impunidad e irresponsabilidad de los delitos del terrorismo significaría la derrota perpetua para las víctimas. Nos parece inaceptable, porque además de inmoral entronizaría políticamente el nacionalismo obligatorio, o sea, liquidaría la pluralidad y la libertad.

Joxeba creía en la derrota de ETA. Creía en la ilegalización de Batasuna. Creía que cuando el Estado es consciente de su poder, durante el tiempo suficiente, sin oportunismos electorales, sin angelismos, aplicando la ley y sólo la ley, en suma, con estrategia histórica se puede derrotar a ETA.

He hablado en nombre de mi familia, ahora quiero hacerlo en mi nombre.

Tal vez Joxeba se equivocaba. Tal vez se equivocaba Mario Onaindia. Tal vez se equivoca Joseba Arregui. Tal vez la familia de Joxeba nos equivocamos. Pero supongamos que no nos equivocábamos y que no nos equivocamos.

En tal caso, lo que sucedería es que nuestro planteamiento incomoda, porque es poco diplomático en una sociedad autosatisfecha y con grandes dosis de insensibilidad como la vasca. A la sociedad vasca se le ha liderado en la falta de compromiso y en la pasividad cotidiana frente a la cultura del fanatismo identitario y del matonismo social. Creo, como Joseba Arregui, que la vía del victimismo, de la hiperideologización y del autodeterminismo que impulsa el PNV es un camino estéril para una sociedad plural como la vasca, que se sostiene gracias a la existencia del Estado español que nos protege de la amenaza autoritaria de los terroristas. Sin el Estado español, los fanáticos de Batasuna buscarían el poder despótico y populista y sería la ruina económica para la sociedad vasca. Creo que es imposible la vía de intentar la cuadratura del círculo que supone el pacto entre el dogmatismo soberanista y la aceptación de la pluralidad vasca que se ha intentado para la tregua de 2006. No podemos perder el tiempo en eso que nos aleja de un discurso alternativo que nos ayude a todos a salir adelante. Creo que las condiciones actuales no son las de las guerras carlistas del diecinueve y por tanto las soluciones no pueden ser decimonónicas, ni tampoco de los lugares con venganzas cruzadas y sin respeto general a los derechos humanos. Puesto que nos han dicho que confiemos en la justicia durante décadas, las soluciones deben ser dignas del progreso de la humanidad en el siglo XXI y en el mundo occidental.

Os hablo sin resentimiento. Por estrategia histórica me gustaría que dentro de cinco años el PNV esté con nosotros en esta plaza. Ojalá que fuera antes.

Por estrategia histórica deseo con todas mis fuerzas que los grandes partidos lleguen lealmente a un diagnóstico común y a una estrategia conjunta para terminar con ETA. Ojalá que sea pronto.

Me gustaría que dentro de cinco años algunos de los que trataron a Joxeba y no están aquí hoy se reúnan con nosotros en esta plaza y puedan mirar y abrazar sin incomodidad a la viuda de Joxeba y a sus hijos, Alain y Ander. Y a Pilar. Espero que sea antes de cinco años. Mucho antes.

Son cinco años sin Joxeba. Creo que habría estado orgulloso de cómo nos hemos protegido en la familia los unos a los otros cada día. Le hemos echado de menos cada uno de esos cientos de días. Hemos tenido que aprender a superar la tristeza en mil actos cotidianos. Hemos tenido que aprender a sonreír. Nos esforzamos, pero cuando miro a Titi y a Iñaki, veo la ausencia de Joxeba en sus ojos. Cuando me mira la amá, sé que abrazaría el aire buscando a su hijo. Alain y Ander han crecido con valores humanos y cariño y son buena gente. Joxeba estaría orgulloso.

Os lo tenía que contar. Os debía este balance. Joxeba también estaría orgulloso de sus amigos, por eso diré lo que ya sabéis que habría dicho Joxeba. Las palabras que nos lo devuelve a todos un poco:

¡Viva la libertad!

Andoain, 8 de febrero de 2008

1 comentario:

martina dijo...

Es obvio que España nos protege de los irracionales. Los nacionalistas,eufemísticamente llamados moderados lo saben mejor que nadie si no son políticamente nulos, que tal vez lo sean , si no es por el enorme beneficio que han sacado de la violencia que indirecta y subrepticiamente no han condenado y contra la cual no han actuado como debieran. Esa verdad que nadie se atreve a enfrentar destruye cualquier solución real. La de la defensa de los derechos humanos infinítamente superior a la defensa de cualquier patria que en ningún momento tiene ningún derecho a interponerse en una sociedad democrática occidental a la cual hoy por hoy no pertenece el país vasco.