12 marzo 2011


No way out
Santiago González
El lehendakari ha calificado de “muy importante” el comunicado de ‘Sortu’. Basa su optimismo en el rechazo de los planes para atentar contra él. No se ha preguntado por qué no rechazaron los asesinatos que sí perpetraron. También le parece importante que el nuevo partido haya dicho: “la paz no tiene precio político”. Con esta frase nos metió Zapatero en la negociación de 2006. Patxi López debería completarla: “pero la política puede ayudar a traer la paz”. Diálogos para la paz. Mafalda y su amigo Felipe salían de clase recitando frases de su primer día de escuela: “mi mamá me mima”, “mi mamá me ama”. “Lo bueno de venir a la escuela”, razonaba después, “es que ya podemos mantener conversaciones de cierto nivel literario”.
Ah, la sensibilidad para las metáforas. Lástima  que afecte al lehendakari, ahora que el presidente parece haberse curado de aquellos excesos con expresiones impecables: “Tienen que saber que con ETA viva tendrán dificultades”, y que el portavoz en funciones, Ramón Jáuregui, sostenga la misma actitud: “la democracia tiene derecho a dudar” y “la única vía segura (para Sortu) es el fin de ETA”.
 “Muy importante” fue la detención el otro día del comando Otazua, y la sexta caída de la cúpula de ETA, la noche del jueves pasado.  Estos son los hechos que nos acercan a la paz, no las palabras de un comunicado de Sortu. “Yo sólo creo en la guerra psicológica”, decía con una maza enorme el legionario Monosabius en una historia de Asterix.
Los hechos son más convincentes que las palabras, muy especialmente desde que hace seis años dijo Zapatero que éstas han de estar al servicio de la política y no al revés. Y si si así de relativistas están las huestes democráticas, ¿cómo es posible que Patxi López considere tan importante un comunicado de Sortu?¿Porque sus palabras las avala Batasuna?

El razonamiento sigue el camino de la virtud de las aporías clásicas, otra de las cuales lleva a algunos socialistas, incluido el lehendakari, a considerar que la negociación de 2006 fue un triunfo democrático y una derrota para ETA. Si esto fue así, ¿por qué no repetirla ya mismo para debilitar al terrorismo un poco más?

Ayer, el portavoz de la izquierda abertzale, Txelui Moreno, se expresó con el lenguaje de siempre. Él, uno de avalistas de Sortu, que reservó el salón del hotel Tres Reyes de Pamplona para la presentación del invento en noviembre, no quiso suscribir ayer el rechazo de sus patrocinados a los planes contra el lehendakari. Todo son filtraciones  y él no se cree nada: ni que tuvieran 200 kilos de explosivos y armas, ni que fueran a atentar contra López. Él sólo opina sobre hechos objetivos, a saber: denuncias de torturas y una posible violación.  ¿‘hecho objetivo’ y ‘posible violación’ son expresiones compatibles? Y, sobre todo: si la izquierda abertzale a la que representa el Moreno de esta copla no pertenece a Sortu, como él mismo, y se ha quedado a esta orilla del Jordán, ¿dónde está su interés para el objetivo de la paz? Todo esto, ¿no era el producto de una reflexión colectiva de la IA y una voluntad mayoritaria de la misma? Lehendakari, se ha metido usted en una calle sin salida, que eso es la aporía en términos de razonamiento. No way out.

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