30 enero 2010

Pierre Menard, autor del Quijote


Cuenta Jorge Luis Borges en ‘Ficciones’ un caso extraordinario que pudiera, quizá, ser un antecedente literario de los dones de nuestra heroína, el de ‘Pierre Menard, autor del Quijote’. Menard, desconocido escritor francés, dejó una obra corta, llena de trabajos menores que el relato de Borges enumera concienzudamente hasta el penúltimo: “una lista manuscrita de versos que deben su eficacia a la puntuación”. Pero el último, ah, el último es un trabajo titánico, sublime y conmovedor: se trata de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte de Don Quijte y de un fragmento del capítulo 22. Borges explica la magnitud de la obra:

“Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, Primera parte, noveno capítulo):

“La verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir”.



Redactada en el siglo XVII, redactada por el “ingenio lego” de Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe:

“La verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir”.


La historia, madre de la verdad, la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la verdad, sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales, -ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de los por venir-son descaradamente pragmáticas.”



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