16 enero 2010

Sólo para nuestros ojos
Santiago González

Alguna vez tengo escrito que las encuestas son el equivalente democrático del espejito al que consultaba todas las noches la madrastra de Blancanieves. Como la susodicha no era de convicciones democráticas muy arraigadas, a la primera respuesta insatisfactoria rompió el espejo en mil pedazos, pero ésta no es una actitud que se pueda permitir un gobernante moderno que depende del voto popular para seguir siéndolo.

La publicación del euskobarómetro en vísperas de las pasadas navidades fue una racha de viento helado que se filtró por las rendijas de Ajuria Enea y dejó los ánimos contritos, tanto más cuanto que el cierzo traía la algazara con que celebraban los nacionalistas la primera encuesta del equipo que dirige Llera a la que han otorgado una credibilidad total.

Por eso podría parecer llamativo que Patxi López haya reunido a sus altos cargos en la sede de Presidencia para exponer sus proyectos de Gobierno para los próximos tiempos. Los consejeros, viceconsejeros y directores de su Ejecutivo son el público mejor informado sobre el particular. Son ellos quienes los han diseñado y se van a encargar –se están encargando ya -de materializarlos. La mayor parte de los actos que llenan las agendas políticas están programados con la misma finalidad que los mítines de los fines de semana, unos minutos de televisión y radio, unas páginas en los periódicos. Sólo para nuestros ojos. La prisa no permitía esperar al fin de las vacaciones parlamentarias.

Tiene razón el lehendakari cuando observa que la sociedad vasca es hoy mucho más tranquila que hace un año y también al apreciar que el cambio no es un remiendo de una legislatura. Efectivamente, van a hacer falta al menos dos más, en las que deben tener muy presente, que si aún no han conseguido extender su proyecto de Gobierno, el PNV sí ha acreditado sus capacidades como partido de la oposición.

La sociedad vasca se va a acostumbrar a vivir sin sobresaltos, digan lo que digan las encuestas. Lo que hace falta es que los socialistas definan con claridad dos pequeños detalles: objetivos y política de alianzas, fines y medios.

El cambio sería imposible con el PNV como socio preferente. No es imaginable que los jelkides admitieran formar parte de un Gobierno encabezado por López, cuando ellos tienen cinco escaños más, pero aun salvando la mayor, un Gobierno PSE-PNV no sería de cambio. Éste sólo es posible con ese socio que les aporta el 34,2% de su base parlamentaria, pero al que sobrellevan de manera un tanto vergonzante. Durante su discurso, López no se refirió al PP ni una sola vez.

Los populares han aceptado apoyar gratis et amore un ejecutivo monocolor de Patxi López, pero no es una solución para mucho tiempo. Algún día querrán explicar a su público la representatividad de los votos que les piden. Mientras, la falta de percepción por los ciudadanos del acuerdo de Gobierno hoy vigente se corresponde con la falta de claridad y convicción de los gobernantes al respecto. Una centralidad que se apoya en el PP, sin excluir la posibilidad de hacerlo en el PNV es un ‘utopos’ en sentido estricto, un ‘nowhere land’ a medio plazo. O, como escribió Saint-John Perse: “un lugar flagrante y nulo/ como el osario de las estaciones”.

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