06 enero 2010


Viridianos


Santiago González

Qué error, qué inmenso error el cometido por Olof Palme en 1975, cuando paseó por las calles de Estocolmo con una hucha postulando para la oposición española antifranquista. Imagínense al que fue primer ministro sueco diciendo que Franco había cometido errores, pero que era mejor llevarle a la democracia por la persuasión y el buen rollo. O, por decirlo con las palabras de Moratinos sobre Cuba: "El aislamiento, el bloqueo (sic) y el embargo no llevan a nada. No han dado ningún resultado en 50 años".

En la socialdemocracia también hay grados. Palme era un poco modelo Heidi, es verdad, pero nosotros hemos tenido peor suerte: nos han ido a tocar los viridianos. “No es una buena noticia”, ha dicho Moratinos sobre la expulsión de Yáñez de Cuba, quizá para dar pistas a los más voluntariosos de los suyos. “Pienso que los cubanos se han equivocado con esta expulsión”. ¿Quiere decir el ministro que otras expulsiones de diputados españoles y la del periodista Luis Herrero fueron un acierto? Sería prematuro decirlo, pero no parece que se trate de un error. La dictadura lo expulsó adrede. Tampoco una torpeza, como ha dicho el eurodiputado. Sí lo habría sido expulsar a un diputado francés o alemán, porque eso les habría pasado factura. Pero, ¿qué torpeza es la que te sale gratis? Moratinos ya ha dejado claro que no va a cejar -¿pillan?-en su empeño de cambiar la posición común de los 27 y que si la UE no les secunda, ellos van a seguir con su política bilateral con Cuba.

¿Fue Yáñez a La Habana con la intención de hacerse expulsar y amargar el comienzo de la Presidencia europea a Zapatero? El expulsado de hoy dijo en su día que lo de Herrero fue una provocación del propio periodista, pero no nos recreemos más de lo necesario en el asunto.

La cuestión es que hoy nos gobierna Viridiana, aquella angelical criatura de Buñuel, que al salir del convento y hacerse cargo de la hacienda de su tío tras el suicidio de éste, recoge a todos los pobres de la comarca para llevarlos por el camino del bien. Los pobres, tal como han establecido Buñuel y Ettore Scola salen a veces brutos, sucios y malos, y en cuanto Viridiana les deja solos una tarde organizan una orgía en la que aquella santa estuvo a punto de ser violada por volver antes de tiempo. Estos han recogido a los Castro, Chávez, Correa, Morales y hasta al violador Ortega, para que no falte un detalle. Pilar Bardem podría hacer de Lola Gaos para inmortalizarles en foto de familia, con la composición de ‘La última cena’ de Leonardo.

Dirán ustedes que cómo se puede comparar a la gentil Silvia Pinal con Moratinos. Han pasado 48 años desde el rodaje y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, escribió Neruda. También dirán que había una diferencia sustancial: Aquella misma noche de la cena, la Viridiana de Buñuel clausuró el refugio a los mendigos, mientras los nuestros se disponen a poner la otra mejilla al más golfo de nuestros sopistas. ¿Y qué pasará cuando nos abofeteen la segunda? Pues volverán a poner la primera y así sucesivamente. No hay chulo que pueda abofetear indefinidamente unos lustrosos y bien predispuestos mofletes socialdemócratas. La experiencia demuestra que las manos más curtidas se cansan antes de dar que las mejillas de recibir.

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