13 noviembre 2010

Más metáforas, es la paz



Santiago González
Habría que proponer a ‘El Follonero’ para un premio Ondas de la paz o algo parecido. El reportero de La Sexta ha sido el único que ha construido dos piezas de autor con otras tantas entrevistas realizadas a los protagonistas  de este tiempo: Arnaldo Otegi (15-6-2009) y Jesús Eguiguren (8-11-2010). Hasta aquí llegó la banalidad del tiempo en que vivimos. Habíamos visto a una ministra de Igualdad dejarse llevar por él hasta una tienda de lencería y ayudar al showman a escoger unas bragas para una amiga, y mostrar a la cámara la pantalla de su móvil con el número de Rubalcaba (20 de enero de 2009).

La política no es una cosa seria, de acuerdo, pero alguien tendría que haberle explicado que “este asunto humano,/ con nombres, apellidos y lamentos”, no debe sustanciarse en programas de varietés. ¿Cómo no extrañarnos de que se trate un asunto tan grave como el terrorismo, 858 asesinatos solo en el haber de ETA, en formato tan liviano? Llegados a este punto podría parecer normal que la presidenta de la AVT y la esposa de Jesús Eguiguren se enzarzasen en una gresca muy poco edificante en la sala de la Audiencia en la que el testigo favorable a Otegi acababa de declarar lo poco que le permitió el juez. “Cuando nos maten, no vengáis a llorar”, dijo una víctima potencial del terrorismo a una que lo era de verdad, desde que el 11 de marzo de 2004 perdió a su hija en los trenes de Atocha. “A nosotros ya nos habéis matado”, replicó ésta. Duelo de metáforas.

Angeles Pedraza acusaba al presidente del PSE de ser “cómplice de los batasunos”. El ministro del Interior, que en días como estos polemiza con todo lo que se mueve, replicó que se está “linchando” a Jesús Eguiguren, más metáforas. Evidentemente, el socialista no es cómplice, solo testigo de la defensa, y no está siendo linchado, sino que es objeto de crítica política. ¿Deberían inhibirse las críticas a un político porque “es un hombre bueno”, como dice el lehendakari?

Evidentemente, no. A la vista de las consecuencias, los primeros críticos deberían ser sus compañeros de partido. ¿Cómo puede Zapatero exhortar a la prudencia general, si no se la impone a sus propios cuadros?¿Cómo puede pretender Rubalcaba que su política antiterrorista sea comprendida, si el personal recibe estos contramensajes?

Al final de la entrevista, Eguiguren hace una defensa de su presidente por su implicación en la negociación de 2006: “estuvo a punto de perder las elecciones… Le dijeron con la bomba aquella que se había equivocado…” Es que se había equivocado, como él mismo; ahí está la hemeroteca de aquel 29 de diciembre. Así lo admitió Zapatero en el Congreso. Ahora parece que Eguiguren quiera recuperar la razón que no le asistió en el anterior ‘proceso’ y se dispone a empedrar de nuevo el camino del fracaso, a tratar de empujar los hechos con palabras imprecisas. Y han alterado el relato: fue ETA la que se equivocó. Su debilidad actual viene de entonces. Si tal creyeran, nuestro hombre debería volver a sentarse frente a Josu Ternera. Un par de procesos más y están perdidos, aunque el resultado para el equilibrio emocional de Eguiguren podría ser fatal. Qué gran película habría hecho con estos materiales la Cavani.

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