23 febrero 2011


Chaves se explica
Santiago González
El vicepresidente tercero del Gobierno se está revelando como un personaje clave en estos tiempos, en los que la tragedia queda aliviada, y aun podríamos decir que redimida, por la farsa. Ayer, el PP pidió su cabeza en el Senado y yo espero de todo corazón que el Gobierno esté en su mejor tradición respecto a las peticiones del PP: hacer oídos de mercader.
Un columnista no puede imaginarse la vida sin Manolo Chaves. Este ángel fieramente humano de la Junta, un híbrido de don Tancredo y Buster Keaton, ya había dado muestras de su talento cuando el caso de la empresa Matsa. La Junta por él presidida dio con su voto una subvención de diez millones a la citada compañía cuya apoderada era Paula Chaves, en abierta vulneración del artículo 7.1 de la Ley de Incompatibilidades 3/2005 de 8 de abril, aprobada por un Gobierno suyo.
¿Está mal? Sí, pero sólo si concurren las circunstancias siguientes: que Chaves fuera presidente de la Junta de Andalucía en la fecha de la subvención; que fuera al mismo tiempo el padre de Paula Chaves; ésta fuese apoderada de Matsa, gestionara con poder de la empresa ante la Junta presidida por su padre una subvención y la Junta se la diera. Dirán que se cumplen todos los supuestos, pero valga como atenuante el hecho de que este mundo es un pañuelo.
No dio respuesta Chaves a este asunto y no había razón para esperar una explicación a lo de los EREs, cuando ayer comparecía en el Senado a la sagrada hora de la siesta, las cuatro en todos los relojes, las cuatro en sombra de la tarde, por decirlo en plan lorquiano. Nuestro héroe, voz firme y gesto impávido, señaló a los verdaderos culpables del escándalo que se extiende por Andalucía como mancha de aceite (de Jaén): el PP. Si te engaño una vez, la culpa es mía; si lo consigo dos veces, la culpa es tuya; si tres, la culpa es del PP.
Chaves explicó que la responsabilidad es de Arenas y Zaplana, en tanto que ministros de Trabajo, y de Zoido, delegado del Gobierno del PP en Andalucía y actual candidato a la alcaldía de Sevilla. Los expedientes de regulación de empleo son competencia exclusiva de la Junta y que el Ministerio se limita a ratificar. Como es obvio, la Junta de Andalucía sólo ha estado presidida por socialistas desde sus orígenes: Escuredo, Pepote Rodríguez de la Borbolla, Chaves y Griñán. Luego estaba el argumento empleado por la popular Sánchez Camacho en los pasillos contra una acusación que roza el ridículo: acusar a los Gobiernos del PP de aprobar ayudas fraudulentas para militantes del PSOE que se cayeron de las listas electorales. Claro que Chaves, o quizá Pajín, aún podrían sacarle algo más de punta al argumento, si se esforzaran un poquito: Eso demuestra que los del PP, además de corruptos, son tontos. Los nuestros no incurrirían en un error tan básico.
Tal vez el PP no esté libre de culpa. Si conocían nuestra naturaleza, ¿por qué nos dejaron solos tantos años? Manolo Chaves, como Groucho, nunca pertenecería a un club que fuera capaz de elegirle como presidente. A partir de ahí se explica casi todo, incluida su falta de respeto a la capacidad intelectual de sus votantes.

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