El sábado manifestapena
Santiago González
Tengo para mí que a veces no sabemos valorar los acontecimientos en su justa medida, ni los motivos que guían a nuestros dirigentes en su toma de decisiones. Un suponer, las razones que han llevado a Patxi López a secundar la manifestación convocada por el lehendakari Ibarretxe para el sábado, 13 de enero.
Recordarán ustedes,-y si no para eso estamos,-que Gesto por la Paz estaba preparando la convocatoria de una manifestación contra el atentado de la T-4, para la que se encontraba en tratos con el PNV y el PSE. El lema de marcha iba a ser “Por la paz y contra ETA” y se trataba de incorporar a ella al PP. Pero el lehendakari la cogió al vuelo, se apropió de la convocatoria y la fecha, cambió el lema por otro inspirado en las órdenes mendicantes, “Por la paz y el diálogo”, y la hizo pública.
Josu Jon Imaz trató de disuadirlo, pero en vano, y en esto llegó Patxi López y dijo que no estaba de acuerdo con el lema ni con las formas, pero que se sumaba a la manifestación porque no quería «contribuir a la división entre partidos democráticos y mucho menos a la fractura social, como ocurrió tras el asesinato de Fernando Buesa».
Los críticos a machamartillo, que los hay, argumentarán que una manifestación constituye expresión de una voluntad colectiva que se resume en el lema de la pancarta. Si uno participa de los valores que congregan la marcha, acude y si no, no. Si no está de acuerdo con las maneras, ni le gusta el lema, ¿por qué va?
Puede que le guste el recorrido. O el horario. A mí mismo me dice mi médico que me conviene hacer más ejercicio, andar más. También es verdad que el recuerdo que tiene Patxi López de lo que pasó tras el asesinato de Buesa no tiene una correspondencia estricta con los hechos. Leyendo su declaración parece que la culpa de la división entre los partidos democráticos y la fractura social de entonces fuese de los socialistas. Eso para que digan que ya no se practica la autocrítica en la casa común de la izquierda y el nacionalismo.
En ocasiones, como la presente, en demasía. Porque los hechos no ocurrieron como los recuerda este agnus Dei qui tollit peccata mundi. No hubo una convocatoria del lehendakari que el resto de los partidos se negara a asumir. Lo que pasó fue que llegamos al asesinato de Fernando Buesa con el lehendakari sostenido por un pacto de legislatura con Euskal Herritarrok, el grupo parlamentario de Josu Ternera, y que aquel pacto había resistido la ruptura de la tregua y el asesinato del teniente coronel Blanco.
También pasó que el día del funeral, Ibarretxe se escubulló por la sacristía de la iglesia y que el sábado siguiente, 26 de febrero de 2000, se hizo una manifestación en la que los asistentes del PNV se adueñaron de la cabecera y transformaron la caminata en demostración de apoyo a su dirigente al grito de “Ari, ari, ari, Ibarretxe lehendakari”. Y pasó que al terminar el recorrido, Juan Josué Ibarretxe se marchó con los suyos, sin esperar la llegada de la viuda, los hijos y los compañeros del asesinado dirigente socialista, que aún no habían concluido la marcha.
Batasuna ha anunciado que tal vez se presente en la manifestación del sábado, lo que ha llevado a los socialistas vascos a anunciar que si tal cosa sucediera, se replantearían su adhesión a la misma. Los socialistas deberían considerar que los batasunos tienen más razones que ellos para acudir. Un lema como “Por la paz y el diálogo” es bastante acorde con los propósitos de ETA y Batasuna: no dejarnos en paz hasta que el diálogo transcurra por donde ellos quieran. Por otra parte, han sido los socialistas los que han calificado a Otegi de “hombre de paz”, etiqueta que jamás le han aplicado al presidente de “la derecha extrema”. Al más discapacitado de los votantes vascos, intelectualmente hablando, se le ocurren varios lemas que harían imposible la presencia de Batasuna en la manifestación del sábado.
Por último, hay que anotar en el haber de López que su modus operandi está inspirado en el del líder máximo. Recuerden que en agosto de 2004, los etarras encarcelados Francisco Mujica Garmendia (Pakito), Iñaki Bilbao (Iñaki de Lemona), Iñaki Arakama Mendia (Makario), Karlos Almorza (Pedrito de Andoain ), Kepa Solana y Koldo Aparicio enviaron una carta a la dirección de ETA en la que expresaban su moral de derrota y su propuesta de abandonar la actividad terrorista, en la creencia de que ningún Gobierno central estaría dispuesto a negociar con ellos. Tres meses después, Otegi hizo la propuesta de Anoeta y a los dos meses recibía una respuesta positiva de Zapatero, asegurando que los ciudadanos, por su trayectoria pública, saben hasta qué punto él es "capaz de hacer los esfuerzos por la paz que quieren los vascos y todos los españoles."
Pakito y sus camaradas entraron en fase de melancolía y empezaron a preguntarse cómo habían podido ser tan gilipollas como para haberse creído que el Pacto antiterrorista iba en serio y se volvieron atrás. Demasiado tarde. ETA, que ya había hecho creer al presidente del Gobierno que estaba dispuesta a abandonar las armas, los expulsó por precursores. Fue una gran victoria política de Zapatero sobre ETA. Sobre la parte de la banda que quería rendirse, sí, pero menos da una piedra.
De manera análoga, Patxi López, en vez de apoyar a Josu Jon Imaz, la gran esperanza blanca, contra Ibarretxe, ha preferido reforzar al lehendakari apoyando su manifestación.
La primera vez que el PNV llamó a sus bases a manifestarse contra ETA fue tras el asesinato de tres militares en octubre de 1978. La Ejecutiva del partido guía elaboró una nota en la que llamaba al pueblo vasco a manifestarse y expresar “pública y colectivamente su rechazo absoluto al terrorismo”. Esta fue, según confesión propia, la primera vez que el presidente del EBB, Josu Jon Imaz, se sumó a una manifestación. Lo contó en un artículo en el que retaba a Patxo Unzueta, Jon Juaristi y Mikel Azurmendi a explicar qué hacían ellos mientras él y su partido se manifestaban contra ETA el 25 de octubre de 1978. Simultáneamente, el Partido Nacionalista Vasco exigió al Gobierno de Suárez y a UCD que no participsen en la manifestación. Anasagasti explicó en una entrevista su malestar por el hecho de que
“el asunto de la manifestación se haya presentado como una manifestación contra el terrorismo (…) Parecía que nos dirigiéramos directamente contra ETA y no es eso. La gente que se quiere aprovechar de esta manifestación para ir contra ETA se ha confundido de manifestación”. (Egin, 14 de octubre de 1978)
¿Contra quien irá la manifestación?, se preguntarían inquietos los lectores de la entrevista. Arzalluz lo explicaba pocos días después en Tafalla, durante su intervención en un mitin:
“la manifestación no es contra ETA, porque siempre ha habido gente que se ha levantado en armas contra la opresión. Madrid sólo entiende un lenguaje: el de la fuerza. La manifestación es para pararle los pies a Madrid”.
Patxi López debería animarse a la vista de estos precedentes: Ese lema “Por la paz y el diálogo” es, en realidad, para pararle los pies al PP, que es el único partido que no quiere la paz ni el diálogo. Está claro, ¿no?
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