16 enero 2007


Fernando Buesa


Pie de foto.-Flores en el escaño vacío de Fernando Buesa, entre los de Nicolás Redondo y Jesús Eguiguren.
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…es necesario evitar errores, errores en la política a seguir para combatir el fenómeno terrorista. Es un error bajar la guardia, no prevenir, no estar alerta o sembrar expectativas excesivas mientras ETA no cese definitivamente en su actividad como organización armada. Convertir la tregua en el objetivo es un error de este tipo, porque no es la tregua, sino el cese definitivo de la violencia lo que debemos perseguir.
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Durante los meses pasados de tregua, ETA no estaba de vacaciones, sino operativa, en tareas de aprovisionamiento, como eufemísticamente dijo en su comunicado, de preparación, en definitiva, para volver a matar si así le convenía o decidía, como efectivamente hizo. Por eso, mientras no desaparezca definitivamente, los medios que otorga el Estado de Derecho a los Gobiernos deben seguir siendo activos y tener el respaldo de los partidos democráticos.
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Es otro error no considerar que la paz es una cuestión que nos concierne a todos, y en consecuencia, pretender que una estrategia acordada exclusivamente entre nacionalistas llevará al desistimiento de ETA, o que la exclusiva intervención del Gobierno de España, sin acordar las medidas a tomar con los demás partidos del arco parlamentario, traerá la solución.

(Fernando Buesa al lehendakari, en el Parlamento vasco, 25 días antes de ser asesinado.)


Sr. Presidente, señorías:

Hoy (…) se cumple justamente un año desde que tratamos por primera vez este asunto de la violencia callejera en el Parlamento vasco en esta legislatura.
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Entonces (…) los grupos parlamentarios nacionalistas se limitaron a promover una resolución que sólo ellos respaldaron en la que se hacía una apuesta a favor de un proceso de paz que habría de realizarse en ausencia de todas las expresiones de violencia. Si aquélla era su apuesta, señores nacionalistas, la han perdido claramente: entonces ETA estaba en tregua y hoy no lo está, hoy ya ha vuelto a asesinar, y sigue en el intento de cometer nuevos crímenes terroristas. Entonces, como ahora, se había desatado una escalada de violencia callejera, entonces como acompañamiento siniestro de la tregua y de su política y hoy como refuerzo de la vuelta a la actividad terrorista de ETA.
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Esta es la situación. La hemos abordado también en otra ocasión, el 5 de noviembre de 1999. Entonces los socialistas les propusimos de nuevo en el debate de la Cámara este asunto para plantearles una reflexión sobre la ineficacia de su política, señores nacionalistas, para erradicar comportamientos violentos.
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Habían suscrito el 18 de mayo anterior, el lehendakari y los grupos parlamentarios que apoyaban al Gobierno, un acuerdo de legislatura que establecía una posición política que incluso se presentó como un activo para la paz, aquella de la apuesta inequívoca por las vías exclusivamente políticas y democráticas y la desaparición plena de todas las acciones y manifestaciones de violencia. Hoy ese acuerdo está en suspenso y eso es bien expresivo de la insuficiencia de su política para atajar estas manifestaciones.
(…)
Y la pregunta es hoy bien clara: ¿Han mejorado las cosas?¿Han conseguido ustedes que haya menos violencia en las calles?¿Han logrado que quienes políticamente no nos identificamos para nada con el nacionalismo tengamos más tranquilidad, más seguridad y más libertad? En absoluto. No han logrado ustedes nada de todo eso.
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Y son ustedes quienes gobiernan, son ustedes quienes gobiernan en Euskadi y quienes tienen la obligación y la responsabilidad de que estas situaciones de violencia sean perseguidas y desaparezcan.
(…)
El lehendakari y su Gobierno nos han defraudado. Ninguna voluntad había, tras las amables palabras del lehendakari, de enmendar errores para combatir eficazmente la violencia callejera. La minoría parlamentaria que le apoya en este parlamento tampoco tiene ninguna voluntad de enfrentarse de un modo exigente con los grupos violentos.
(…)
Estamos hartos de que ustedes se dediquen a darle vueltas al diccionario y a retorcer el sentido de las palabras para ver si encuentran una expresión feliz que sea asumible por Euskal Herritarrok a la hora de plantear sus resoluciones parlamentarias. ¡Dejen de mirar tanto y con tantos paños calientes a su suspendido socio parlamentario, y vuelquen su atención en las ciudadanas y ciudadanos de este país que sufren los ataques y carecen de seguridad y libertad! Ellos son los que tienen derecho a exigirles que paren, con todos los medios legítimos de que dispone el gobierno, esos ataques, y ustedes son los que forman el Gobierno democrático de este país.
(…)
Señorías, de estas cosas hemos venido a hablar esta mañana, sobre estas cuestiones hemos venido a exigir responsabilidades y actuaciones del Gobierno: sobre cómo se protegen los derechos y las libertades de la gente que no piensa como los nacionalistas. Hemos venido también a pedir un pronunciamiento del Parlamento. Y la respuesta que ustedes nos dan, la que ofrece su enmienda, señores del P.N.V. y de E.A., se lo digo con toda la amargura y el lamento, es una simple tomadura de pelo en la que uno no puede ni entrar.
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Gracias.
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(Última intervención parlamentaria de Fernando Buesa, el 18 de febrero de 2000. Al día siguiente, sábado 19, el portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento Vasco acudió a la manifestación convocada por ¡Basta Ya! en San Sebastián. Faltaban tres días para su asesinato.)

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