23 abril 2010

Dos medidas

Santiago González

El ministro de Fomento ha justificado el nombramiento de Ramón Moreda como presidente de Comfersa, una filial de Renfe. “Es inocente”, ha dicho. “En grado de presunción”, tendría que haber añadido. No fue juzgado ni condenado porque el delito prescribió. Es la misma inocencia que la de aquel Rosendo Naseiro, imputado por el juez Manglano con escuchas ilegales. Era un presunto inocente, pero Aznar le obligó a dejar el cargo de tesorero en 1993. El 25 de marzo de aquel año, en el sumario de Filesa, el juez Marino Barbero imputó a Moreda un delito electoral presuntamente cometido en las elecciones generales y europeas de 1989, en las que fue administrador general del PSOE.

Nos falta una moral universal, un rasero ético. Lo dijo muy bien el miércoles la vicepresidenta De la Vega al exigir al PP que respete a los jueces no sólo cuando abren los cajones ajenos, sino también cuando investigan en sus fondos de armario.” Al juez Garzón que instruyó Gürtel, y al juez Barbero cuya instrucción de Filesa lo convirtió en la bestia negra del PSOE en general y la de Rodríguez Ibarra en particular. Por cierto, aquí tiene el ex fiscal Jiménez Villarejo espejo en el que mirarse: pocos meses después de que él entrara en la carrera, Barbero tomaba posesión de su cátedra en la Universidad de Murcia, en 1963. Se negó a jurar los Principios del Movimiento y aquel curso impartió su lección inaugural contra la pena de muerte. Fue el año en que se fusiló a Grimau, el último muerto de la guerra civil. Para hacer esto cuando Franco hacía falta más coraje que para llamar franquista al Tribunal Supremo en el aquelarre de la Complutense.

Tiene razón la viceprimera al exigir al PP que respete a los jueces, mientras ella ampara lo de Villarejo en la libertad de expresión. También acierta al señalar al PP el cajón del caso Gürtel, pero si parte de la presunción de culpabilidad para los otros, no debería invocar la de inocencia para los suyos, ni olvidar su propio fondo de armario: En 2008, Moreda fue elegido para la Ejecutiva, como vocal de la Comisión de Ética y Garantías. Está bien. Como ya se ha dicho en este rincón, Josep Mª Sala, que sí fue condenado por Filesa, fue admitido en la Casa Común del PSC y elegido responsable de Formación en las dos últimas Ejecutivas, en 2004 y 2008. En 2005, el alcalde de Carboneras, Cristóbal Fernández, fue condenado a seis meses de inhabilitación por un delito electoral, pena a la que se acumuló otra de quince meses de multa por injurias al tribunal que lo condenó, sin saber que a los jueces hay que respetarlos. En diciembre de 2006 el Gobierno de Zapatero lo indultó a tiempo para las elecciones de mayo de 2007 y ser el alcalde actual de Carboneras.

También es lógico. El maestro Billy Wilder había planteado la cuestión en los títulos finales de ‘Primera plana’, al repasar el destino de los principales personajes de la película. Al llegar al tramposo y amoral director del ‘Chicago Examiner’ que interpretaba el gran Walter Matthau, decía: “Walter Burns está retirado y a veces imparte conferencias sobre la ética del periodismo en la Universidad de Chicago”.

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