24 mayo 2008



Perder frente a Nadie

Santiago González

Contra todo pronóstico, la única candidatura al rectorado de la Universidad del País Vasco ha sido derrotada por el ‘no’. Es éste un asunto notable, porque el rector Juan Ignacio Pérez comparecía en solitario a unas elecciones plebiscitarias, un referéndum sobre su gestión durante los pasados cuatro años. Así las cosas, su reelección se presentaba como un asunto de mero trámite. Apenas había precedentes de referendos perdidos en el mundo por el candidato que se plebiscitaba en ellos, si exceptuamos el que convocó el general De Gaulle en abril de 1969, para tratar de superar los ecos de aquel mes de Mayo francés, y, mutatis mutandis, que ya es mutar, el que perdió Pinochet en octubre de 1988.

El rector Pérez Iglesias era un candidato frente a nadie, después de haberse visto frente a otras cinco candidaturas en las elecciones anteriores. Días de mucho, vísperas de nada, ya lo dice el compendio del saber vulgar que es el refranero. Él sólo temía a la abstención y así lo decía en las entrevistas: “existe el riesgo de una alta abstención por estar conforme con la marcha de las cosas.” No creía que hubiera grandes objeciones a su gestión, sólo la tentación de quedarse en casa por parte de quienes, inclinados a votar que sí, dieran su victoria por cosa hecha. Respecto a la gestión en sí, habría división de opiniones: “habrá quien opine que no hemos avanzado lo suficiente en ofertas en euskera, habrá quien opine todo lo contrario”.

Todo candidato solitario tiene tendencia a considerarse vencedor irremediable, porque apela al instinto de conservación del colectivo. Es lo que decía un viejo chiste de Ramón en ‘Hermano Lobo’ allá cuando el franquismo: un jerifalte de lo Único se dirigía a las masas con una disyuntiva inapelable: “O nosotros o el caos”. Bien es verdad que la masa respondía con voz unánime: “¡el caos, el caos!”

El rector Pérez no contaba con una fiable herramienta de análisis sobre lo que pensaba la comunidad universitaria por él regida. La abstención fue mínima en los sectores profesionales de la Universidad: 82,06% de participación entre los doctores y el 71,23% entre el personal de Administración y Servicios. En los alumnos, en cambio, la abstención reclamada por Ikasle Abertzaleak en protesta contra el proceso de Bolonia, fue avasalladora, apabullante: un 97%. En el cómputo total, el candidato único obtuvo un 45,4% de votos de apoyo, frente a un 54,6% de votos de rechazo.

Perder unas elecciones es siempre un trago amargo, pero perderlas frente a Nadie debe de ser un trago doble, especialmente cuando se ha hecho una gestión con aspectos positivos, como una buena relación con el poder político, que le ha permitido disponer de un presupuesto mucho más generoso que el que tuvo su predecesor, la necesaria remodelación del campus de Vizcaya y la puesta en marcha de las nuevas titulaciones. ¿Cuáles son entonces las sombras de su mandato?

La plataforma por el ‘no’ integrada por un grupo de catedráticos cercanos a CCOO, señaló tres, que afectan a las señas de identidad grabadas en el propio nombre de la institución: Univers(al)idad y Autonomía. La complicidad con el Gobierno vasco y la generosidad presupuestaria de éste no han salido gratis. A cambio, el Departamento de Educación se ha quedado con el control de la investigación de la Universidad. Item más, el Ejecutivo ha montado sus propias estructuras y chiringuitos de investigación al margen de la Universidad.

También le ha sido reprochado el menoscabo de la autonomía universitaria al alinearse con el Gobierno vasco en el decreto sobre complementos de retribución salarial para el profesorado, que ha levantado ronchas entre la mayor parte del mismo.

Por último, es muy probable, que tal como dice el rector Pérez, unos opinen que se ha ido demasiado lento en la euskaldunización y otros que demasiado rápido, pero ni la división de opiniones se ha producido al 50%, ni el proceso puede ser considerado razonable. A la presión que se ha sometido al PAS hay que añadir el hecho muy relevante de que durante su mandato, prácticamente todas las plazas de profesores convocadas han sido bilingües. Parece evidente que al elegir el profesorado únicamente entre el subconjunto euskaldun de los titulados, se está renunciando voluntariamente a la excelencia, al tiempo que se aboga por una Universidad endogámica, lo que no deja de ser un portentoso oxímoron.

La derrota del magnífico rector Pérez Iglesias frente a un don Nadie es una metáfora, un aviso a navegantes. O toma nota quien debe o no será el rector Pérez el único candidato derrotado por su propio programa en los meses venideros.

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