05 julio 2008




Josu Jon vuelve y se marcha

Santiago González

Josu Jon Imaz ha vuelto para quedarse. También podríamos decir, con idéntica propiedad, que Josu Jon se ha marchado para no volver, todo depende del punto de vista. Ha vuelto de su estancia en Estados Unidos tras el curso que acaba de terminar, pero la primera noticia después de su vuelta ha sido su nombramiento como presidente de Petronor, lo que equivale a todas luces a que se ha marchado definitivamente de la vida política. Se ha marchado del corazón a los asuntos, por decirlo con la exacta metáfora de Miguel Hernández.

Josu Jon Imaz fue elegido presidente del Euskadi Buru Batzar el 18 de enero de 2004. Próximo a concluir su mandato, el 12 de septiembre de 2007 anunció su intención de no presentarse a la reelección para no reproducir la división que cuatro años antes “se produjo en una transición de liderazgos compleja (que) puede debilitar de forma importante a EAJ-PNV”, según explicó en una carta abierta. Era la confesión de una derrota política que su proyecto moderado había sufrido frente al presidente del GBB, Joseba Egibar.

Durante el Alderdi Eguna, el Día del Partido que se celebró el día 30 del mismo mes, Imaz escenificó su abandono con sendos abrazos al lehendakari Ibarretxe y a su oponente político guipuzcoano. Los ‘Alderdis’ de 2003 y 2007 han hecho del mes de septiembre el equivalente en el PNV a los idus de marzo en la antigua Roma. Como los tiempos son mucho más civilizados, los abrazos cumplen ahora el papel de la daga en el apuñalamiento político del líder. En el primero, Ibarretxe abrazó a un sorprendido Arzalluz, tras decirle: “Xabier, te queremos”, con una expresión de afecto que dejó perplejo al antiguo burukide, ante un pueblo que aplaudió a rabiar el apuñalamiento simbólico del César.

Los abrazos del mismo Ibarretxe y de Egibar a Josu Jon, tuvieron, cuatro años más tarde, el mismo efecto y el dimisionario burukide aceptó la oferta para impartir un curso como profesor invitado en la Kennedy School de la Universidad de Harvard, un lugar en el que la mayoría de sus oponentes en su partido y fuera de él no habrían sido admitidos ni como alumnos.

La presidencia de Petronor es un cargo muy goloso y cabe decir que el currículum profesional del recién nombrado es muy aparente para desempeñarlo, tanto por su formación como por su experiencia: doctor en Ciencias Químicas y consejero de Industria del Gobierno vasco. Es una gran empresa, el sueño profesional para alguien de su formación académica, como Iberdrola o Sener para los ingenieros.

También cabe añadir que la empresa que preside desde ayer está participada en un 86% por Repsol cuyo capital es íntegramente privado. Solamente el 14% de sus acciones son de la BBK. No se trata pues, de una empresa pública controlada por el Gobierno vasco. Es muy probable, por otra parte, que si así fuera hubiese tenido menos posibilidades dado el creciente desencuentro que se ha venido produciendo entre sus posiciones políticas y las que mantienen el lehendakari Ibarretxe y Xabier Arzalluz. Al conocer la noticia, el anciano exburukide fue bastante explícito: “no tiene experiencia” para presidir Petronor y “es un mal ejemplo para la juventud de Euskadi”. Sostiene quien fue su antecesor al frente del EBB que la decisión de Repsol sobre su nombramiento demuestra que Josu Jon Imaz “realmente ha cautivado a España”. Esto debería ser un piropo en Euskadi, habida cuenta de que aproximadamente el 70% de lo que fabricamos tiene como destino el mercado español, pero el corazón del nacionalismo tiene a veces pálpitos que la razón es incapaz de comprender. Nunca se había visto como una virtud de un agente comercial la capacidad de insultar a sus clientes.

Es verdad, pese a todo, que ser nacionalista es un aval mejor que no serlo para triunfar profesionalmente en Euskadi y aun en España. “Ser rico es mejor que ser pobre, aunque sólo sea por razones financieras”, tal como explicó el gran Woody Allen en uno de sus monólogos con razón irrefutable. También lo es que difícilmente habría sido elegido Imaz si su nombramiento no contara con la aquiescencia del Partido Socialista. Puede tratarse de una simpatía sobrevenida, si recordamos que el PSE debilitó la posición política del nuevo presidente de Petronor al facilitar la elección de un hombre de Egibar para presidir la Diputación de Álava hace ahora un año, váyase lo uno por lo otro.

Josu Jon Imaz ha vuelto y se ha marchado al mismo tiempo. La vida política pierde a un hombre honesto y razonable y da un paso más en la selección negativa que la caracteriza desde hace algunos años.


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