09 marzo 2009

El factor Ibarretxe

Santiago González

Las palabras de Urkullu traslucen la sensación de la derrota a través de unos resultados electorales muy notables. El partido-guía de los vascos (y las vascas, claro) fue la fuerza más votada y mejoró sus resultados de 2005, al tiempo que laminaba a EA hasta dejarla reducida a anécdota 22 años después de la escisión que dio lugar a su nacimiento. Era una constante histórica: la expresión de las dos almas del nacionalismo daba lugar a una ruptura que tiempo después se zanjaba con la vuelta de los díscolos a la casa del padre.

La entrevista de Esther Esteban lo retrata como lo que es: un hombre con bastante sentido común, aunque la sensatez de alguno de sus juicios quede lastrada por el subjetivismo. Su anuncio de que López no puede ser lehendakari con el apoyo del PP y querer acuerdos políticos posteriores con el PNV es de una lógica incontestable. Soplar y sorber. Seguramente el PP pensará lo mismo, salvo que tenga la autoestima bajo mínimos. Recuerda, no sin acritud, que Patxi prometió evitar la compañía del PP: “no es ético haber tomado el pelo a sus electores. Los socialistas los han engañado de manera descarada y sin escrúpulos”. Lástima que no pueda proponerse como ejemplo: ¿qué decir del partido que ahora propone elevar el listón ético en la política antiterrorista? ¿Y dice usted que Ibarretxe va a subir como lehendakari el nivel que tan bajo ha mantenido durante sus años de Gobierno?

Ibarretxe es el único factor en que Urkullu no repara. No le vendría mal hacer memoria sobre la época en la que su partido era el centro absoluto de la política vasca. En los últimos tiempos de Ardanza como lehendakari, el PNV mantuvo acuerdos con todo el espectro vasco: gobernó con los socialistas en Lakua mientras apoyaba al PP en el Congreso. Cuando el PSE rompió el acuerdo, lo cambió por EA, pero siguió junto a Odón Elorza en el Ayuntamiento de San Sebastián, se entendía con Herri Batasuna en varios Ayuntamientos, con el Partido Popular en el de Bilbao y con Unidad Alavesa en el de Vitoria. No hay quien dé más.

Ardanza puso la bandera española en Ajuria Enea y ahora el candidato socialista se retrata sólo con la ikurriña. O, tempora!, o mores! El encorajinado Arzalluz, que ahora se queja de "la chulería de los socialistas" y tacha de "farsa" la suma PSE-PP, explicaba así en ‘Deia’ la versatilidad de su partido a mediados de los 80: “No tenemos reparos en ir con la izquierda o con la derecha. Así fue la generación anterior y así somos la actual, salvo algunos acomplejados, generalmente los de cartera más gruesa, que van de progres por la vida. Aguirre, Leizaola y su generación comenzaron la República aliados con la derecha tradicionalista-fuerista-integrista-carlista. Y la terminaron encabezando un gobierno de concentración con socialistas, comunistas, anarquistas y republicanos, luchando con quienes venían con cruz y escapularios y con la bendición de los obispos.”

Ibarretxe, sus planes y Lizarra, he aquí el problema. Tal como van las cosas, parece que Urkullu y su partido van a tener tiempo en la oposición para incorporar este factor a sus análisis.


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