28 enero 2009

Answers in the wind

Santiago González

La televisión es el escenario privilegiado para el exhibicionismo sentimental. Se ha criticado mucho al presidente por elegir este medio para hablar sobre la crisis, en lugar de comparecer en el Congreso de los Diputados. Pero díganme: ¿por qué no comparecer directamente, sin intermediarios, ante el pueblo llano? Donde esté un buen talk show que se quite una sesión de control al Gobierno. Los líderes más populares están en ello; algunos tienen su propio programa, como el ‘Aló, presidente’, de Hugo Chávez. Vayamos, si no, al pueblo propiamente dicho, y preguntemos a Belén Esteban qué prefiere, si el programa de Jaime Cantizano o comparecer en la Comisión de Interior del Congreso. Vox populi, vox Dei, no diré más.

El decorado reproducía el hemiciclo, pero sin atril para el orador. Por eso los interpelantes hablaban desde su escaño catódico y el presidente les respondía, deambulando frente a aquella quintaesencia de todas las Españas como un maestro de la escuela peripatética. Tengo una pregunta para usted. En rigor, debería ser tengo una respuesta, que es lo que debían de buscar los asistentes, pero el nacimiento del ‘presi’ inauguró la década prodigiosa y sabe, como todos, por Bob Dylan, que “the answer, my friend, is blowing in the wind”.

Fue un espectáculo excelente. El público cumplió e hizo trastabillar en ocasiones al compareciente, aunque el moderador impedía que se cebaran. Al fin y al cabo habían ido a preguntar, no a debatir con el invitado. “Virginia es la ejecutiva de cuentas”, explicaba Lorenzo Milá al presidente y a los telespectadores, sin que estos últimos supiéramos previamente que había ‘una’ ejecutiva de cuentas y estuviera justificado el artículo determinado.

Fue un recital de guitarra y armónica. El primer presidente no gubernamental de nuestra democracia negó haber prometido pleno empleo, estableciendo la diferencia entre ‘promesa’ y ‘objetivo’. El presi no miente; sólo tiene una relación tangencial con la verdad. Por eso no estuvo fino al enredarse en disquisiciones conceptuales. Con lo fácil que le hubiera sido decir: “No fue una promesa; sólo un motivo para creer”. Otro gran momento, el del traductor que le afeó la venta de armas a Israel, sí tuvo una respuesta a su altura. Cuando el airado pacifista le interrumpió para preguntar a cuántos civiles palestinos se había matado con armas españolas, replicó sin parpadear: “Estoy convencido (de) que nuestros componentes o el armamento que hemos vendido a Israel no se han utilizado para eso.”

Aquí se vino arriba, aunque hubo otro momento cumbre, el de la joven con síndrome de Down que le llevó un currículum para pedirle un puesto de trabajo. Lo tendrá y lo veremos en los telediarios. Por eso, el programa no habrá sido en vano. La joven Izaskun Buelta encontrará un empleo en la Administración en días próximos, como en su día lo obtuvo la discapacitada Araceli. Lástima que se le haya adelantado el PP cuyo grupo parlamentario tiene contratado a Javier Dorronsoro, otro joven down, pero más vale tarde. Las dos horas del ‘Tengo una pregunta para usted’ no habrán sido de balde. Laus Deo.


No hay comentarios: