Una muleta nueva
Santiago González
La vida es un eterno retorno, una cansina vuelta a liturgias transitadas y sabidas, por más que en cada vuelta finjamos sorprendernos extraordinariamente como si todo fuera nuevo. Se sabía , por ejemplo, antes de las elecciones municipales de mayo de 2007 que la ilegalizada Batasuna tenía varias marcas registradas en el Ministerio del Interior, dormidas como las notas en las cuerdas del arpa de Bécquer, “esperando la mano de nieve/ que sepa arrancarlas”. La estrategia consistía en usar un señuelo o, por usar la terminología profesional de los carteristas, ‘una muleta’. La muleta del ‘pickpocket’, el instrumento con que se distrae la atención del respetable mientras se le levanta la cartera, es un periódico. A la muleta propiamente dicha le llaman los taurinos ‘el engaño’.
Dos meses antes de las últimas elecciones municipales, una miembro de la Mesa Nacional de Batasuna, Marije Fullaondo, acudió a registrar un partido político nuevo, Abertzale Sozialista Batasuna, con luz y periódicos. Mientras, sus camaradas activaban Acción Nacionalista Vasca, una antigua escisión del PNV bajo control batasuno desde 1978, año en que ANV constituyó HB junto a otros tres partidos nacionalistas radicales.
Habían pasado tres meses desde el atentado de la T-4, pero el presidente no había renunciado del todo a su ‘proceso de paz’, recuerden la cantidad de argumentos que ministros y ministras emplearon a favor de ANV: que era un partido nacido antes de la República, que sus estatutos de 1977 condenaban la violencia, etc. Ahí están sus 42 alcaldes y sus posiciones explícitas sobre el asunto.
Todo indica que se está repitiendo la estrategia. Mientras el pasado día 12 se presentaba con solemnidad la muleta ‘Democracia 3 millones’, carne de prohibición a muy corto plazo, Batasuna trataba de preparar las listas de Askatasuna, un partido legalizado en 1998 con el que se presentaron a competir con Euskal Herritarrok, marca legal abertzale es las autonómicas de 2001. Obtuvo unos resultados modestos: 663 votos frente a los 143.139 de EH, pero quedaron acreditados.
¿Van a volver a colarla el 1 de marzo? Es más dudoso. La cuestión es que ahora no lo aconseja la jugada, por decirlo con palabras de Bermejo y el soplo benéfico y legalizador del Estado se ha transformado en la actitud más enérgica del Ministerio del Interior. No parece que en esta ocasión vayamos a contemplar caprichos como el sorteo de la legalidad por pueblos, al igual que se hizo con ANV en 2007. Tal como contaba este periódico el miércoles, el 60% de los nombres que integraron las listas de Askatasuna a los comicios de 2001 formaron después las candidaturas de ANV en 2007.
Ahora, tanto el engaño como ‘la buena’ van a enfrentarse a un mayor celo policial y judicial y los esfuerzos producen cansancio en los materiales. No va a ser fácil encontrar a estas alturas 75 candidatos limpios. ¿Hubo alguna vez 11.000 vírgenes? se preguntaba Jardiel Poncela. Eran más vírgenes, pero la población de Euskadi tampoco es la del mundo y aunque el Gobierno sea el mismo, a estos efectos parece otro distinto.
Dos meses antes de las últimas elecciones municipales, una miembro de la Mesa Nacional de Batasuna, Marije Fullaondo, acudió a registrar un partido político nuevo, Abertzale Sozialista Batasuna, con luz y periódicos. Mientras, sus camaradas activaban Acción Nacionalista Vasca, una antigua escisión del PNV bajo control batasuno desde 1978, año en que ANV constituyó HB junto a otros tres partidos nacionalistas radicales.
Habían pasado tres meses desde el atentado de la T-4, pero el presidente no había renunciado del todo a su ‘proceso de paz’, recuerden la cantidad de argumentos que ministros y ministras emplearon a favor de ANV: que era un partido nacido antes de la República, que sus estatutos de 1977 condenaban la violencia, etc. Ahí están sus 42 alcaldes y sus posiciones explícitas sobre el asunto.
Todo indica que se está repitiendo la estrategia. Mientras el pasado día 12 se presentaba con solemnidad la muleta ‘Democracia 3 millones’, carne de prohibición a muy corto plazo, Batasuna trataba de preparar las listas de Askatasuna, un partido legalizado en 1998 con el que se presentaron a competir con Euskal Herritarrok, marca legal abertzale es las autonómicas de 2001. Obtuvo unos resultados modestos: 663 votos frente a los 143.139 de EH, pero quedaron acreditados.
¿Van a volver a colarla el 1 de marzo? Es más dudoso. La cuestión es que ahora no lo aconseja la jugada, por decirlo con palabras de Bermejo y el soplo benéfico y legalizador del Estado se ha transformado en la actitud más enérgica del Ministerio del Interior. No parece que en esta ocasión vayamos a contemplar caprichos como el sorteo de la legalidad por pueblos, al igual que se hizo con ANV en 2007. Tal como contaba este periódico el miércoles, el 60% de los nombres que integraron las listas de Askatasuna a los comicios de 2001 formaron después las candidaturas de ANV en 2007.
Ahora, tanto el engaño como ‘la buena’ van a enfrentarse a un mayor celo policial y judicial y los esfuerzos producen cansancio en los materiales. No va a ser fácil encontrar a estas alturas 75 candidatos limpios. ¿Hubo alguna vez 11.000 vírgenes? se preguntaba Jardiel Poncela. Eran más vírgenes, pero la población de Euskadi tampoco es la del mundo y aunque el Gobierno sea el mismo, a estos efectos parece otro distinto.
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