02 enero 2009

Una bomba en EITB

Santiago GonzálezJustificar a ambos lados

El objetivo del coche-bomba que sacudió Bilbao a las 11:04 del día de Nochevieja era EITB, la Radiotelevisión pública vasca, aunque el mismo edificio alberga varios medios de comunicación: ‘El Mundo’, el diario ‘Deia’, ‘Antena-3 TV’ y ‘Onda Cero’. También allí se encuentra la sede de la Hacienda Foral, que es, al igual que EITB, otro símbolo del autogobierno. Como la ‘Ertzaintza’.

El lehendakari reaccionó con una expresión de fastidio: “una y otra vez ETA tiene la costumbre de amargar las Navidades”, a la vez que pedía a la sociedad vasca “una respuesta contundente, pero serena. No podemos permitir que ETA nos amargue las navidades”.

El lehendakari debería considerar que los vascos han delegado en él la tarea de dar esa respuesta a los terroristas. Es aplicar la Ley, toda la Ley y nada más que la Ley. Por debajo de esta consideración elemental, llama la atención la banalidad sentimental de la expresión ‘amargar las Navidades’. No sé qué puede hacer para que no le amarguen, pero su negativa a cambiar el discurso de Nochevieja, para que ETA no le cambiara la agenda, no es realista. Él mismo tuvo que cambiarla para acudir a mediodía al escenario del atentado.

Los nacionalistas deberían revisar sus experiencias con ETA. Luis Alberto Aramberri, director de Comunicación de Petronor, era en 1983 director de la recién creada Televisión vasca (ETB). Aquel verano declaró a El País: “ETA sabe que ésta es su televisión” y lo argumentaba a partir del trato preferente que los miembros de la banda daban a sus demandas informativas, tanto en las cárceles como en el País vasco francés.

En 1978, el entonces diputado del PNV, Marcos Vizcaya, explicaba a los estudiantes de Económicas de la UPV, entre los que se encontraba Ibarretxe, que en cuanto se creara la Ertzaintza, a ETA le quedaban dos meses de vida. Hoy la Policía Autonómica es una de los objetivos prioritarios de la banda, aunque no se dé una relación de reciprocidad estricta. La última operación antiterrorista digna de tal nombre contra un comando etarra, el ‘Vizcaya’, se produjo hace varios años. Un total de 15 agentes de la Ertzaintza han sido asesinados por ETA.

Colaborar lealmente con las Haciendas vascas no exime a los empresarios de pagar la extorsión que los terroristas bautizaron como ‘impuesto revolucionario’, como tampoco les libra de ello su condición de nacionalistas. Hace ya 32 años y nueve meses que ETA secuestró y asesinó al gerente de Sigma, Ángel Berazadi, afiliado al PNV.

Los medios de comunicación no son “la esencia de la democracia”, como dijo Zapatero el miércoles, con esa tendencia tan suya a dejarse llevar por el sustantivo categórico. Hasta la fecha ha atribuido la condición de ‘esencia de la democracia’ a: la participación (11-1-2003), la igualdad (13-5-2003), la aceptabilidad de la derrota, © Felipe González, (22-7-2003) nuestros derechos y libertades irrenunciables (10-3-2005), la Constitución (16-7-2005) y la cintura (23-5-2006). Los medios independientes no son la esencia, pero su existencia es consustancial a la sociedad de libertades. Los nacionalistas no deberían equivocarse, como el sindicato ELA al convocar para hoy una concentración en el lugar de autos bajo un eslogan excluyente: 'Langileak eta abertzaleak garelako. Ez gaude ados'. (Porque somos trabajadores y abertzales. No estamos de acuerdo). Nos amargaron las navidades anteriores en las Casas del Pueblo y los Palacios de Justicia. Los terroristas no son ‘trabajadores y abertzales’, sino totalitarios y abertzales, y los miembros de ELA deberían estar en contra en tanto que ciudadanos y demócratas.


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